Los parpados me pesan a la hora que la alarma suena, el cansancio puede más conmigo que las ganas de sacar el brazo de las cobijas para apagarlo, trato de ignorarlo, de hacerme a la idea de qué de algún modo se detendrá en cualquier momento si lo ignoro, pero no es un objeto inteligente y mucho menos un lector de pensamientos. La insistencia del sonido y la vibración en el mueble me colman, de un solo tirón me pongo recta y doy un manotazo al incansable aparato, cae al piso pero poco me importa en este momento si se ha roto, tan solo quiero volver al mundo de los sueños.

Vuelvo a dejar caer mi cuerpo al colchón, escondiéndome entre las finas sábanas, el olor del suavizante se impregna en mi nariz.

Sonrió.

Este olor me hace recordarla y también me hace recordar cuanto la extraño.

—Stephanie... —en verdad que la extraño, se ha ido de viaje de negocios y no me había dado cuenta de lo mucho que dependo de ella hasta que se marchó—. Stephanie... —¿Tanto me he acostumbrado a ella? Al parecer es así, ella me ha dado todo en este corto tiempo a su lado que no había notado, en lo absoluto, que me he encariñado con ella—. Cielos. ¡Tiffany!

Me sobresalto en el colchón, el corazón me va a mil latidos por segundos y no es hasta que mis ojos enfocan bien que me calmo. Me quedo como una tonta observándola, ella en cambio me observa inmaculada desde su altura al costado de mi cama, su ropa no se ve para nada cómoda, pero es la ideal para un trabajo de oficina.

Ella simplemente se ve impresionante, pero también sus facciones denotan cansancio.

—¿Solo piensas observarme así de detallada o me saludaras al fin?

Taeyeon se burla de mí, se mantiene a mi costado con los brazos cruzados y una ceja alzada en diversión, mientras yo sigo acostada observándola como si fuera un holograma.

—Vamos, arriba —dice con una corta sonrisa en los labios.

—Taeyeon —susurro con voz impregnada por el sueño, me avergüenzo pero eso parece no importarle a ella—. B-buenos... días.

Aparto la mirada de ella cuando me siento en la cama, la extrañaba... pero ahora teniéndola en mi habitación me siento tan inhibida que no sé cómo actuar.

El costado de mi cama se hunde por su peso, sus delicadas manos viajan a mi mentón y con delicadeza lo eleva para verme a los ojos. Se ve tan hermosa a pesar de su cansancio.

¡¿Pero qué rayos estoy pensando?!

Aunque no he de negar que ella es muy bonita.

Su aroma se impregnó en mi nariz como lo había hecho el olor de las sábanas, me gustaba su perfume mesclado con su olor natural. Me detengo al inste, mis pensamientos comienzan a asustarme.

—Me gusta que me observes —parpadeé en su dirección, muda—. Pero me perturba imaginar que es lo que pasa por esta linda cabecita cuando tus ojos se alteran.

¿Acaso ella detalla cada una de mis reacciones?

La observo directamente a los ojos, a esos ojos intensos que me gustan.

¿Es un delito sentirme así de extraña? ¿El corazón se me saldrá en cualquier momento de tanto alboroto? ¿Será una indigestión y por eso mi estómago se siente raro?

Sacudo de mi cabeza todas las preguntas—: ¿Cómo fue tu viaje?

Ella sonríe, al parecer le gusta que me preocupe por ella o al menos me da esa impresión.

—Los vuelos estuvieron tranquilos, sin turbulencia —me tomó una de las manos. Por un momento quise apartar mi mano bruscamente, pero sus ojos me dieron tranquilidad—. Los negocios fueron tal cual lo esperábamos, las propuestas estuvieron bien y los inversionistas estaban satisfechos. Así es que eso es lo mejor para la empresa —sus ojos brillaron.

Sonreí, pero de un momento a otro sus ojos se alejan de los míos. Mi ceño se frunce y me pregunto qué es lo que la perturba.

Esto se siente tan irónico, hace unas semanas atrás aún no me sentía tan cómoda mirando a las personas, pero con ella muchas cosas han cambiado, para empezar... su tacto. Había jurado que nunca más permitiría que alguien me tocara, no porque no quisiera, sino porque me daba miedo, miedo a que me lastimaran pero ella no lo ha hecho, sin embargo una pequeña gota de miedo sigue en el fondo y eso me perturba.

—Mi padre me ha presentado a alguien —dijo de golpe.

En realidad no estaba preparada para escuchar algo así, ella me miró fijamente, con esos hermosos ojos llenos de preocupación, pero ¿yo que siento? Sinceramente no sé qué es lo que siento, solo siento un remolino de emociones, sobre todo confusión por no comprender el repentino dolor en mi pecho.

—Él espera que me case para traspasar sus negocios a mis manos —sus ojos seguían angustiados y yo no sé lo que sentía en realidad—. Soy la hermana de en medio de tres, mis hermanos aún no están listos para tomar las riendas que se requieren tomar en estos negocios —apretó mis manos entre las suyas con suavidad—. Voy a salir con esa persona —dijo al tiempo que soltó mis manos. Sentí un vacío y un extraño tirón en mis entrañas al imaginarla con alguien, eso no me gustaba—. Solo será para dejarlo tranquilo —concluyó.

Me quedé sentada en la cama con las manos anhelando su calor, me preguntaba cómo era posible sentirme así con ella, esta no era la manera en cómo me sentía con Nathaniel.

—Vístete, saldremos a desayunar.

La miré en la puerta de mi habitación y la encontré mirándome fijamente con una sonrisa tierna en los labios, sin embargo esa sonrisa no era como las que siempre he visto en ella.

Cuando mi habitación se quedó en absoluto silencio mi cabeza comenzó a girar, me siento tan rara que me desconozco. ¿Cómo es posible que pueda sentirme así? Ni siquiera yo misma lo entiendo, no me comprendo en lo absoluto, solo sé que estas emociones comienzan a aterrarme, se siente tan distinto a los sentimientos que tengo por Nathaniel.

Nathaniel. ¿Qué será de ti?

Hace días había dejado de pensar en él y también había dejado de recordarlo, pero ahora... el saber que Taeyeon saldrá con alguien ha quitado el parche que había puesto con mucho trabajo en su recuerdo, la herida no sanada comienza a sangrar por su recuerdo, solo él es el causante de mis males, de mis temores más profundos y de esta sensación de no querer sentirme amada por nadie, pero el hecho de pensarme amada por Taeyeon...

Pero ¡¿qué rayos pienso?! Esto no está bien, simplemente no lo está, solo soy su buena obra a la humanidad, solo eso y es imposible sentir algo más que no sea un gran cariño a la persona que me ha ayudado tanto.

Camino a su lado con la mirada hacia el piso, la puedo sentir tensa y todo el camino desde que salimos del departamento hasta este punto no hemos hablado nada más, ni siquiera hubo palabras cuando la encontré en la sala para poder salir.

—Muy buenos días, sean bienvenidas.

Parpadeé, ni siquiera noté cuando entramos a este lugar.

La mujer delante de nosotras mostró una sonrisa radiante cuando cruzó mirada con Taeyeon, pero ella ni siquiera la miraba a los ojos.

—Buenos días, Susan —respondió Taeyeon con amabilidad.

No hubo más intercambios se palabras, solo un movimiento de cabeza para seguir a la mesera hasta una de las mesas. Observé todo a mí alrededor cuando me sentí segura en lo más alejado del restaurante y así podía evitar las miradas no deseadas y también me evitaba la ansiedad.

—¿Qué ordenaran? —Preguntó la mujer teñida de rubio.

—Tráenos la orden del día por favor —pidió Taeyeon por las dos y con un asentimiento Susan se alejó de nuestra mesa.

Me moví inquieta en mi silla, el silencio nos había absorbido y todo comenzaba a provocarme ansiedad, mis ojos miraron mi entorno como toda una paranoica que soy, buscando desesperadamente algún indicio de que alguien nos esté vigilando o si es posible encontrarme con los ojos penetrantes de Nathaniel.

Mi