—Ejem... tengo que repetir que esto sigue siendo incómodo para mí —Kyunnie dijo.

Sonreí y me alejé de los brazos de Taeyeon.

—¿Has comido? —Le pregunté a ella.

—En realidad no. Papá me había invitado a comer con él y unos socios apenas aterrizó nuestro vuelo, pero decliné de la manera más educada y me vine directo aquí —me volvió a envolver en sus brazos—. ¿Me harás algo rico? —Su tono de voz se volvió mimado.

Besé su mejilla y le sonreí.

—Claro. ¿Por qué no vas a cambiarte y vuelves?

—Me daré un baño —me dijo.

—Yo digo que lo necesitas con urgencia, cuñadita —Kyung Il arrugó la nariz—. Hasta acá apesta —agitó la mano delante de su rostro y continúo haciendo gestos bastante graciosos.

—Phany, tu hermano me está diciendo que huelo mal —se quejó Taeyeon.

—Kyunnie deja a Taeyeon tranquila...

—Ahora la defiendes —se cruzó de brazos—. ¡Esto no es justo! Antes yo era al único que defendías... —me tensé.

—Supéralo, ahora ella es mía —Taeyeon me abrazó más fuerte a ella y besó mi mejilla.

Sonreí nerviosa y miré el desafío en la mirada de ambos.

«. . .»

Kyunnie no ha parado de llorar y me siento mal por verlo llorar. Papi y mami dicen que no pasa nada, pero no puedo evitar sentirme mal.

—Kyunnie —él me miro con los ojos rojos. Le sonreí y le tendí una de mis paletas—. Toma, Mami dice que esto nos hace felices.

Él me miró curioso y tomó la paleta.

—Gracias —lo escuché decir.

Sonreí ampliamente cuando él sonrió con sus mejillas empapadas de lágrimas.

—No llores más, Kyunnie —besé su mejilla—. Papi dice que no volverá a ocurrir lo mismo.

Lo habían golpeado y yo había corrido detrás de ese niño con una piedra que recogí en ese instante, papi me detuvo antes de que pudiera lanzar la piedra en la cabeza de ese niño que golpeó a Kyunnie.

—¿Si ocurre volverás a defenderme?

Asentí rápidamente—: ¡Sí!

Él despeinó mi cabello y volvió a sonreírme. Me gusta su sonrisa, es como la de papi y la sonrisa de papi es bonita.

«. . .»

Sonreí y miré a Kyung Il con su vista fija en mí, tantas cosas habían pasado en nuestra infancia, demasiados secretos que solamente él y yo conocemos a la perfección y un sentimiento que se ha apagado con los años.

—¿Alguna vez te preguntaste que habría pasado si yo hubiera vuelto en cada vacaciones? —Preguntó.

Traté de ignorar el sentimiento de anhelo, pero me fue imposible al plantearme la pregunta e imaginar un pasado donde él estuviera.

«¡Por dios! ¡Es tu hermano mayor!».

Se quejó mi conciencia.

Sacudí mi cabeza, alejando todos los pensamientos incoherentes que comenzaban a dibujarse. Él es pasado y el sentimiento debe permanecer apagado.

—¿Por qué haces esa pregunta tan de repente?

—Es solo qué...

Se vio interrumpido por el timbre, ambos nos lanzamos una mirada significativa y cargada de recuerdos. Negué en su dirección y me alejé de la cocina para atender la entrada.

Mi cabeza giraba en torno a la conversación anterior y los recuerdos flotaban como madera en el agua, el corazón latía al mismo ritmo que latió cuando estuvimos juntos, cuando descubrí el gran sentimiento insano que tenía por mi hermano mayor. Dolía, amarlo seguía doliendo.

Abrí la puerta con la esperanza de distraer mis pensamientos y sonreí al notar el ceño fruncido de Solar.

—Hola —saludé, pero ella parecía muy molesta.

—¿Dónde está el energúmeno de mi hermano mayor? —Fue lo primero que preguntó.

Señalé hacia la cocina y ella se precipitó en aquella dirección, cerré la puerta y para cuando volví a la cocina...

—¡Eres un cavernícola sin cerebro destruye relaciones! —Lo golpeaba con su bolso.

—¡Auch! Sun eso dueleee... —se quejó él.

—Te lo mereces por ser un cabeza hueca que no escucha a su hermana menor —volvió a golpearlo con fuerza mientras Kyunnie trataba de protegerse.

—Fany, ayúdame —abrí la boca para poder protestar, pero la cerré apenas Solar me dirigió una mirada retadora.

—¡No tienes vergüenza, engendro del demonio! —Mordí mi labio y cerré los ojos, odiaba ver cómo era golpeado.

Apreté los puños con fuerza, abrí los ojos y no lo soporte más.

—¡BASTA! —Grite sin medir el tono de mi voz. Los ojos de Solar se ampliaron sorprendidos, Kyunnie aún cubría su rostro y una pequeña sonrisa apareció en sus labios—. Por favor... —susurré apenada.

Solar frunció el ceño, fulminó con la mirada a Kyung Il y luego me miró atentamente, hizo un ademan de volver a golpearlo, pero no lo hizo, solo se cruzó de brazos y esperó una explicación por nuestra parte.

—¿Y bien? —Su pie rebotaba con impaciencia en la cerámica del piso.

Enredé mis dedos entre sí para evitar los nervios que los sacudía. ¿Qué puedo decir? Kyung Il no quiere decirle aún que somos hermanos y es obvio que Solar puede imaginar mil cosas.

—Yo... —traté de empezar, carraspeé y lancé pequeñas miradas de auxilio a Kyung Il.

—Stephanie piensa que sería divertido pasar la noche todos juntos... —dijo mientras sobaba el brazo que Solar volvió a golpear con fuerza—. Sun, deja de hacer eso. Duele —se quejó.

—Te lo mereces —volvió a golpearlo.

—Pero ya te dije que solo somos amigos.

—¿Amigos? A otro perro con ese hueso, Kyung —le dijo molesta—. Tiffany es una muy buena chica para que vengas con tus encantos a destruir una muy bonita relación —recriminó—. ¿No te da vergüenza? ¿Ni siquiera una chispa de culpabilidad? —Kyunnie bajó la mirada.

—No es lo que piensas —interviné—. Kyunnie no...

—¿Kyunnie? ¿Ahora tienen apodos de pareja? —Ahora lanzó una mirada mordaz en mi dirección—. Me decepcionas, Tiffany.

Sentí un golpe en el estómago, ella estaba siendo injusta al no escucharnos.

—Estas siendo cruel, Yong Sun —la seriedad en la voz de Kyung Il me estremeció, se paró al lado mío y tomó una de mis manos—. No digas palabras que más tarde lamentarás haber dicho —le advirtió—. Stephanie y yo no podemos ser algo más que amigos —miré su perfil, asombrada por la gran cantidad de esfuerzo que hizo para decir aquellas palabras, a él también le dolía el comentario—. Por favor, no la lastimes por tonterías.

Escuché la risa irónica salir de Solar, ella menos que nadie podía creer lo que Kyung I