Capítulo 14
Tú no eres el único © |ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ|Taeyeon cerró los ojos cuando pasé el algodón con alcohol por su herida.
—¿Qué pasó con tu vuelo? —Pregunté.
—Se canceló —respondió apenas quité el algodón de sus labios—. Mal clima o algo así —se encogió de hombros y tomó mis manos. Me miró profundamente—. ¿Estás bien?
Bajé la mirada a nuestras manos, la verdad era que lo estaba ahora pero hace una hora atrás, no. Orlando me había dado tanto miedo que creí por esos minutos eternos que el que estaba delante de mí no era él, si no Nathaniel.
Cierro los ojos, impotente por este miedo recorriendo cada centímetro de mi cuerpo. Había olvidado la sensación de ser acorralada como una víctima, la mirada asesina en sus ojos, el rose de sus ásperos dedos. Había sentido a Nathaniel y no a Orlando. Eso es lo más aterrador.
¿Me estoy volviendo loca?
—Deberías dejar de trabajar ahí.
La miré con los ojos bien abiertos. ¿Por qué dejar de trabajar ahí? Me gusta estar ahí, me gusta platicar con Stuart, me gusta ser amiga de Solar, me gusta sentirme parte de algo por primera vez en mi vida.
—¿Por qué? —Alcancé a decir en voz baja.
Taeyeon tenía el ceño fruncido y la mandíbula apretada. Sí, sabía la respuesta, pero no quería abandonar el lugar donde me adoptaron tal como soy.
—No quiero que estés cerca de ese cretino —farfulló.
—Pero...
—¿Qué hubiera pasado si no llego? —Aprieta los parpados con fuerza y suelta mis manos—. No quiero ni imaginármelo, porque te aseguro que en estos momentos no estaríamos hablando tranquilamente —frunzo el ceño sin entender—. Lo habría castrado con mis propias manos —asegura.
La piel se me pone de gallina con esas palabras, la miró perpleja, tratando de conocer a esta Taeyeon delante de mí.
—Tú no eres así —susurro.
Ella parece ablandarse nuevamente.
—No lo soy, pero por ti haría cualquier cosa Stephanie, no lo dudes.
Su seguridad es sofocante.
Miro en otra dirección, no quiero ver en sus ojos lo que vi en los ojos de Nathaniel por mucho tiempo, es absurdo simplemente lo es. Aunque ella está en todo su derecho después de todo, debo entender porque me siento tan a la defensiva y a la vez tan dispuesta a conceder lo que ella me pida.
La miro, ella parece estar debatiéndose entre decirme algo o no, sus manos juguetean entre ellas y me doy cuenta de que esta es la primera vez que veo sus inseguridades, está siendo vulnerable frente a mí. Ella teme por mi seguridad, ella solo quiere protegerme, ella solo quiere tenerme a salvo de hombres como Nathaniel y Orlando.
—Hablaré con Stuart para que...
—Lo dejaré —la interrumpo, sus ojos alcanzan los míos y el destello de sorpresa que atraviesa su mirada me estremece.
—Si no quieres no es... necesario.
Me siento a su lado y ella me mira curiosa, beso su mejilla y me abrazo de su brazo, inhalo profundamente su aroma y dejo descansar mi cabeza en su hombro.
—Solo por un tiempo —susurro.
Taeyeon se queda en silencio, por un segundo pienso que no hablará más. La escucho suspirar mientras aleja su brazo de mis brazos y lo pasa por mis hombros para atraerme más a ella, inhala profundamente en mi cabello y la siento relajarse en cuestión de segundos.
—Entonces aceptaré esa condición —dice en voz baja sobre mi cabello.
Vago de un lado a otro dentro del departamento, Taeyeon ha sido llamada por su padre a último minuto y me ha dejado completamente sola. La idea es aterradora, debo confesar, sin embargo no puedo hacer nada para que mis miedos salgan de mi cuerpo así de fácil.
Limpio de extremo a extremo, lo cual es una locura total, no hay ni una pisca de polvo en los muebles y tampoco hay mucho que ordenar, la señora de la limpieza deja todo en su debido lugar, incluso deja brillante del piso de mármol pulido bajo mis pies y eso es de admirar.
—¡Estoy en casa!
El corazón me salta en el pecho cuando la escucho, no espero otra señal para salir corriendo hasta la entrada y abrazarla. Ella se queda quieta, apretándome entre sus brazos y puedo asegurar que está sonriendo.
—Si mis bienvenidas a casa van a ser así de ahora en adelante, tomaré muy en serio eso de ya no dejarte trabajar —susurra contra la piel desnuda de mi cuello.
Quise quejarme por ese comentario, pero en su lugar un leve gemido escapo de mis labios cuando besó mi cuello.
La escuché suspirar audiblemente, estremeciendo cada rincón de mi cuerpo, la sangre comenzaba a calentarse en mis venas y el calor parecía estar en su punto. Me alejé para verla a los ojos, unos ojos sombríos y deseosos, Taeyeon me deseaba, pero no soy lo suficientemente segura para dar el siguiente paso.
Sin embargo, ella no hizo otra cosa más.
Sonrió.
—Vamos a cenar. Hee Jung está ansiosa por volver a verte.
Mi cuerpo se tensó ante el nuevo panorama.
—¿T-tu... hermana? —Tartamudeé.
Taeyeon asintió—: Sí. Hoy me la encontré en la oficina —dijo mientras nos acomodábamos en el sofá—. En realidad, ella me encontró —río tontamente—. Estaba tan despistada cuando llegué con mi padre que no note su presencia —volvió a reír. El sonido de su risa manda destellos eléctricos a todo mi sistema, me gusta escuchar ese sonido—. Luego me golpeó en la cabeza porque no la saludé y bueno... hablamos un poco —me miró—. Quiere que salgamos esta noche a cenar, le dije que sí de inmediato, pero si no estás dispuesta puedo canc...
—Iremos —le sonrió.
Beso su mejilla y cuando me alejo nuevamente caigo en cuenta de mis acciones, me apena ser tan inconsciente de lo que hago cuando estoy con ella, pero Taeyeon parece feliz de que cada vez más me esté abriendo a ella.
Me mira intensamente, con esos hermosos ojos azul grisáceos que me encontré la primera vez que conectamos miradas.
Recuerdo la amabilidad con la me miraba, la compasión y la preocupación, esos mismos ojos transmitían calidez y un cariño que no debía estar en ellos, ahora —mirándola nuevamente y recordando esa primera vez— me doy cuenta que desde ese momento Taeyeon fue mi nuevo comienzo.
—Me gustaría saber qué es lo que piensas
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