Capítulo 26
Tú no eres el único © |ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ|Tragué la amargura de mi boca. Él sonreía de aquella manera macabra, sus ojos oscuros destellaban en orgullo propio y yo solo quería salir corriendo.
—Mucho gusto, Stephanie... —su ronca voz acarició cada una de las letras de mi nombre, mi cuerpo se sacudió con el recuerdo de aquel detalle.
Seguí sin moverme, helada y a la espera de que algo malo sucediera. Su enorme mano se extendió delante de mí y yo empecé a retroceder.
—¡No me toques! —Grité fuertemente antes de siquiera sentir su tacto—. ¡Aléjate de mí!
Mis pies cobraron vida propia para arrastrarme lejos de ahí, lejos del tumulto de personas que murmuraban a nuestro alrededor, lejos de los gritos incesantes de Taeyeon para detenerme, lejos de todos.
Me derrumbé a los pies de su puerta, abracé mi cuerpo con mis brazos mientras esperaba que él abriera y lloré desconsolada el dolor que incendiaba mi pecho, ahogadamente solté un sollozo entre mis brazos y deseé con todas mis fuerzas tener algún poder de invisibilidad para desaparecer.
No escuché cuando la puerta se abrió, tampoco cuando él trató de llamarme, pero sí sentí sus reconfortantes brazos a mi alrededor. Mis brazos se enredaron alrededor de él y lloré desconsolada contra su ancho pecho, sus suaves caricias no parecían darme la paz que necesitaba urgentemente, sus palabras no minimizaban en nada el terror que recorría mi cuerpo.
—Entremos —quiso alejarse de mí, pero me aferré con fuerza a su camisa empapada por mis lágrimas—. Tiffany... —susurró.
Negué con la cabeza y restregué mi rostro en su camisa, me alzó entre sus brazos cuando se puso en pie y camino conmigo hasta el interior de su pequeño hogar.
—¿Qué sucede? —Pedía una y otra vez, sin embargo no encontraba mi voz para responderle—. Por Dios, háblame que me está matando no saber que te ha destrozado.
Con ojos nublados por las lágrimas lo observé, su preocupación salía por cada uno de sus poros. Temblorosamente acaricié su mejilla rasposa y deseé con toda mi alma que él pudiera salvarme de esta agonía.
Kyung Il pasó una de sus manos por mi rostro mojado y trató de limpiar mis lágrimas, sacudí la cabeza y me lancé contra su pecho para seguir derramando este dolor agonizante que parecía no querer dejarme tranquila. Él volvió a acariciar mi espalda en un vago intento de calmar mi llanto, susurró en mi oído palabras que difícilmente lograba entender y me abrazo fuertemente.
Desperté con la sensación de un mal sabor de boca y de golpe todo estalló en mi cabeza. Nathaniel, Taeyeon, su hermano, su familia.
Contuve las ganas de gritar por el ardor en mi pecho. Ella es su hija, ella lo sabía y no hizo nada para alejarme de su lado, ella me engañó de la misma manera que lo hizo él y como una tonta caí en su trampa.
Los ojos me ardieron y un nudo se atoró en mi garganta con el recuerdo.
Taeyeon es tan vil y cruel como es Nathaniel.
—¿Estás mejor? —Alcé el rostro para encontrar a Kyung Il apoyado en el marco de la puerta. Negué con la cabeza—. ¿Me dirás que sucedió?
Quiero decirle, quiero informarlo de todo y quiero irme lejos de aquí.
—Taeyeon es hija de Nathaniel —un sonido parecido a un objeto romperse
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