Una sonrisa de oreja a oreja brillo en su rostro, estaba emocionada y yo no comprendía a que se debía su repentino entusiasmo, en realidad comprendía poco. En un instante estaba en la otra habitación atendiendo una de sus tantas llamadas de negocios y al siguiente estaba en nuestra habitación con una gran sonrisa.

—Tengo una sorpresa para ti —dijo antes de morderse el labio inferior.

Alcé una ceja dubitativa por su comportamiento poco usual, ella no solía comportarse de esta manera, pero me gustaba ver sus ojos resplandecer como el sol vivo cada día.

—¿Sorpresa?

Taeyeon asintió cual niña emocionada y saltó a la cama, haciéndome rebotar en el colchón.

—¡Sí! —Dio pequeños saltitos en la cama y se sentó—. En realidad —su semblante cambio drásticamente a uno angustiado, sus ojos perforaron los míos en cuestión de segundos—. No sé cómo lo vayas a tomar, pero... —alejó la mirada de mí—. Hyoyeon dijo que sería algo bueno para ti —arrugué la frente.

—¿Algo bueno para mí? —Me crucé de brazos.

Ella asintió lentamente en mi dirección aún sin mirarme.

—Hyoyeon dijo que no te diera detalles al respecto... solo —hizo una mueca de incomodidad—. Me pidió que investigara lo más que pudiera y te llevara.

Parecía que toda la emoción con la que había iniciado esta conversación desapareció por completo de su cuerpo y ahora la preocupación flotaba como nube densa sobre nosotras.

—¿Qué es? —Pregunté después de un largo silencio entre las dos.

Sus hermosos ojos azul grisáceos me estudiaron detenidamente, como tratando de averiguar a simple vista mis pensamientos, mis temores, mis inseguridades, mis preocupaciones y sobre todo, buscando alguna pisca que le dijera si no estaba de acuerdo con su sorpresa.

Sinceramente no sabría si estar de acuerdo con ella o no, han pasado bastantes años desde que me dieron una verdadera sorpresa, si es que se le puede llamar sorpresa al hecho de que un día papá llegará sonriente a casa y me dijera como si nada que tenía un hermano que claro, resultó ser tan maravilloso ante mis ojos que no pude contener —y mucho menos descifrar— mis sentimientos.

—Se supone es una sorpresa —su voz sonó tan suave, casi como una caricia delicada contra mi piel.

—De acuerdo —concedí y la sonrisa que apareció en su rostro no parecía ser la de siempre.

Salimos muy temprano de casa, afuera nos esperaba su chofer, que sin prisa alguna abrió la puerta para ambas. No sé cómo puede verse tan magnífica a tan temprana hora, yo estoy que bostezo a cada segundo desde que Taeyeon me despertó para ponerme ropa cómoda y salir.

—Deberías dormir un poco —acarició el dorso de mi mano—. El camino es muy largo y no has dormido lo bastante.

Apreté mis labios curiosa por saber hacia dónde nos dirigíamos. Ella parecía tan radiante y despierta, como si estuviera acostumbrada a dormirse hasta tarde y despertar tan temprano.

—¿Tú no dormirás también?

Sonrió tan grande y negó sin dejar esa hermosa sonrisa de lado.

—Tengo que hacer unas llamadas y dejar todo en orden con mi secretaria —asentí.

Ella es tan diferente a Nathaniel, él nunca me habría dicho a quién llamaría o qué es lo que haría, mucho menos me habría hablado de su trabajo o de las personas con las que se relaciona día a día.

—Ven, recuesta tu cabeza en mis piernas y estira las tuyas en el asiento —dudé un segundo de su pedido.

—¿No será incómodo y cansado para ti?

—En absoluto —acarició mi mejilla y besó mis labios—. Teniéndote cerca de mí el cansancio se esfuma —sentí mis mejillas calientes.

Palmeó sus muslos para que yo hiciera caso a sus palabras, mordí mi labio inferior y al final cedí. Inhalé profundamente su aroma y cerré mis ojos, sus caricias en mi cabello son un calmante para mí.

Abrí mis ojos lentamente, consciente de la voz que escuchaba era únicamente de Taeyeon al teléfono, me quedé mirándola mientras ella parecía absorta en la conversación. Sus labios se curvaban en una sonrisa genuina y sus cejas relajadas daban a su rostro un aspecto juvenil, sofisticado, refrescante.

El insistente hormiguea en mi estómago solo incrementa cuando sus ojos se cruzan con los míos y aquella sonrisa crece y brilla a su esplendor. No deja de atender su llamada cuando la mano que sostenía mi cintura ya se ha hecho camino a mi rostro, su tacto es suave y delicado, rosa con la yema de sus dedos el contorno de mi rostro, delinea mis cejas y mi nariz hasta llegar a mis labios, sus ojos no han dejado de mirarme ni un solo instante y cuando menos me doy cuenta.

Sus labios presionan los míos con ternura.

Cierro los ojos al instante, saboreo la suavidad de sus labios con los míos y me pierdo en la sensación de calidez que llena a mares mi cuerpo, paso mis brazos por su cuello para acercarla aún más a mí y no pienso en otra cosa que no sea en esta plenitud que siento en mi corazón.

Escucho risas mitigadas y ese pequeño ruido me hace alejar de ella, por un segundo mis ojos se quedaron clavados en sus labios y luego regresaron a ese perfecto azul grisáceo. Su pecho se eleva y baja rápidamente como el mío.

—¿Has dormido bien, preciosa?

No me había dado cuenta, pero estaba sentada en sus piernas.

—Yo... —interrumpió mi frase con un corto beso.

—Jackson, hablamos por la noche —dijo sin apartar sus ojos de los míos y antes de siquiera esperar una respuesta, cortó la llamada—. Mi hermano menor insiste en que debo presentarte ante la familia —envolvió uno de sus brazos por mi cintura y su mano libre acarició mi mejilla—. Hee Jung ha hablado tanto de ti, que todos están ansiosos por conocer a la chica que está poniendo mi mundo de cabeza.

Me sentí incomoda y traté de bajarme de su regazo, pero ella no me lo permitía.

—Señorita —me sobresalté con la voz de su chofer—. Estamos llegando a nuestro destino.

La sonrisa de Taeyeon creció aún más y me apretó entre sus brazos.

—Gracias Mat.

Volví a intentar sentarme en el asiento y esta vez me dejó bajar de sus piernas, enredé mis dedos en mi cabello y suspiré. El movimiento del coche se detuvo en tan solo segundos, la puerta del chofer se cerró y rápidamente estaba abriendo la puerta del lado de Taeyeon.

No había sido consciente en donde nos encontrábamos, me había distraído bastante con la sensación de sus labios con los míos y el hecho de que su familia quiere conocerme, que me había olvidado por completo de que Taeyeon me había sacado temprano para emprender camino a un lugar que no tengo la menor idea y ella llama como una sorpresa.

Bajé cuando ella tendió la mano al interior para que yo la tomara, el aire fresco chocó contra mi rostro, los rayos de sol brillaron con fuerza y calidez, el olor a césped recién podado impregnaba el aire. Miré su rostro sonriente, pero los ruidos familiares me hicieron apartar la mirada de mi ángel protector.

—Espero no te moleste que te haya traído aquí —la escuché decir.

Su chofer sostenía la puerta abierta para mí, me había quedado estática y él no podía cerrarla hasta que no saliera del ángulo de la puerta.

Tragué el nudo en mi garganta.

Estaba nuevamente en casa.

—Señorita, ¿desea que espere aquí? —Escuché a su chofer preguntar, pero ni siquiera su voz ha hecho que los nervios y el temor se trasmine por cada célula de mi cuerpo.

—Por favor, Mat.

—Entonces aquí estaré, señorita.

Volví a tragar saliva cuando Taeyeon me hizo dar pasos hacia el frente, mis ojos comenzaban a ponerse vidriosos y el aire asfixiante.

Los nervios crecieron cuando sentí miradas en nuestra dirección, conocía perfectamente la sensación, también conocía bastante bien a las personas de por aquí y por supuesto que no pasaría desapercibida la llegada de una desconocida millonaria.

—Vamos —tomó mi mano sudorosa y me haló con ella.

Torpemente le seguí el paso y aún cuando moría de miedo, estaba ansiosa por llegar.

Miré mi entorno, recordando como cientos de veces lo recorrí para llegar al único lugar en el que podía desmoronarme y quejarme de mi vida y ahí a un metro de distancia estaba la lápida de mi madre.

Las lágrimas se agolparon en mis ojos en un instante y automática