Capítulo 25
Tú no eres el único © |ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ|Él tomó mis manos entre la suyas sin importar el lugar en el que nos encontrábamos.
—¿Qué haces? —Disimuladamente miré en todas direcciones.
—¿No es obvio? —Sus ojos cayeron a nuestras manos y su sonrisa creció—. Te tomo de las manos —esto me ponía cada vez más nerviosa.
—Kyunnie...
Alzó sus ojos hasta los míos y resignadamente soltó mis manos.
—He estado buscando profesionales para papá, incluso he ido a la clínica donde esta él para hablar con el médico a cargo —asentí—. Él sigue diciéndome que no me conoce y... —sus ojos perdieron brillo al instante—. Me hiere que no me reconozca...
—Kyung... —alargué mi mano para tomar la suya.
—Tranquila —me sonrió pero no es una de las sonrisas que tanto me gustan ver en él—. Hay avances o al menos eso es lo que me han dicho...
Fruncí el ceño.
—¿Él no?...
—Sí. Él ha mencionado mucho a tía Ji —mamá...—. Lo extraño es que en ninguna ocasión pregunta por Stephanie, solo pregunta por tía Ji, su Ji Young.
Sentí el tacto de su mano sobre la mía y no le negué esta vez el calor de ella.
—¿No ha dicho que le sucedió?
Kyung Il negó y sonrío.
Me dieron el alta hace apenas unas horas y fue él quien se ofreció a llevarme a casa, pero antes de regresar al departamento había cosas que debíamos aclarar y sobre todo él tenía que ponerme al día con respecto a papá.
No me había parado a pensar en que papá no me había llamado por mi nombre en la primera visita y es ahora que me sorprende que él me haya llamado como a mamá, ¿por qué hacerlo?
—Derek me ha dado unos días libres —salí de mis divagaciones—. Se dio cuenta de que he estado saliéndome del trabajo constantemente y me citó en su oficina para poner en claro la situación —hizo una mueca—. Le tuve que hablar de tu caso.
No agregó algo más, pero sí que me dejó con los miedos a flor de piel.
Paranoicamente comencé a mirar de reojo por el lugar, no quiero encontrarme a Nathaniel a unas horas de haber salido del hospital.
—Él...
—Oye, tranquila —se levantó de su silla y se sentó a mi lado, pasando uno de sus brazos por mis hombros para envolverme en un abrazo necesitado—. Él está de nuestro lado —se le oía seguro, pero para mí eso no tenía ninguna convicción.
Nos quedamos en esa posición mientras guardábamos silencio, al parecer ninguno de los dos tenía algo que decir o quizás sí, yo tenía mucho que decir... pero no sé cómo expresarme.
—¿Has pensando en la propuesta de aquel día?
Sacudí la cabeza.
—No creo que...
—Por favor piénsalo princesa —alzó mi rostro hasta que sus ojos encontraron con los míos—. No cierres la puerta antes de siquiera dar un paso para entrar —él estaba siendo demasiado tierno este día—. Solo... por favor no dudes en aceptar si las cosas empeoran.
Tragué secamente.
Tanto él como yo sabemos que con la aparición de Nathaniel y el haber encontrado a papá trae serias consecuencias y en especial por Nathaniel, Kyung Il quiere protegerme de todo daño. Por otra parte no he pensado en lo que él ha propuesto y sé que sería la mejor de las decisiones que puedo tomar para salvarla a ella y dejarla fuera del abuso de Nathaniel.
—¿Y si él te hace daño?
Una sonrisa atravesó sus labios, acarició mi mejilla delicadamente con uno de sus dedos.
—El único daño que ese idiota puede ocasionarme es lastimándote —un calor repentino golpeó en mi pecho—. No me importa salir herido si puedo protegerte.
Mis ojos escuecen.
—Kyung...
Volvió a sonreírme—: Dicen que el amor vuelve idiota a cualquiera, a tal grado de incluso querer dar la vida por la persona amada —su voz sonó suave a mis oídos—. Y tú eres mi persona amada, Stephanie.
Un escalofrió recorrió mi piel, erizando cada vello de mi cuerpo. Escucharlo hablar de esta manera ablandó cada una de mis terminaciones nerviosas y no puedo evitar el loco palpitar de mi corazón con su confesión.
—Yo...
¿Yo?
No sé qué responderle, sin embargo mi estómago revolotea incesantemente. Parpadeé un par de veces para contener el escozor de las lágrimas, no puedo aceptar esto pero mi corazón parece llevarle la contraria a mi cordura.
—No es necesario que digas algo —su mirada cambio a una de decepción—. Solo quería que lo supieras.
Lo seguí en silencio, aún con la conversación de antes dando vueltas en mi cabeza y es que por más que quiera alejarla de mi mente no puedo, él es parte importante de mi vida, es la personas en quien más confió, es... mi hermano.
Detuvo sus pasos y yo también lo hice.
—Esté es el lugar —señaló con la barbilla al frente de nosotros—. He investigado lo mayormente posible y es confiable —aseguró.
Dejé de mirarlo a él para observar a detalle el lugar, a simple vista este lugar intimida.
—¿Y aquí ay
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