Capítulo 15
Tú no eres el único © |ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ|Desperté con un dulce calor recorriendo mi cuerpo, sonreí al reconocer el calor de Taeyeon —quien estaba detrás de mí—, aferrada a mi cintura mientras su respiración estable impacta contra mi cabello. No quise moverme, me sentía tan cómoda entre sus brazos, que quería permanecer el mayor tiempo posible entre ellos.
Lamentablemente el mundo real necesita de ella.
Brincó del susto cuando la alarma le sonó, quise reírme cuando miró desorientada en toda la habitación, como buscando el causante de su repentino despertar pero no me reí, me encanta verla despertar todas las mañanas, cada una de ellas es un espectáculo nuevo de ver.
—Diablos —farfulló dejándose caer nuevamente en la cama—. Odio cuando suena repentinamente y estoy tan cómoda dormida —dijo con voz mimada, pasó nuevamente uno de sus brazos por mi cintura y me acercó a ella—. Buenos días princesa —besó mi mejilla y cerró los ojos.
—No te duermas, debes ir a trabajar.
Gruñó suavemente sobre mi oído.
—No quiero ir —replicó como una niña.
Acaricié su cabello como últimamente lo he estado haciendo cuando tenemos este conflicto.
Ha pasado una semana desde el incidente con Orlando, desde entonces no he sabido absolutamente nada sobre la cafetería y mucho menos sobre Solar y Stuart, los extraño, hoy tendré que ir a darme una vuelta por ahí.
Pero antes debo convencer a Taeyeon de ir a trabajar.
—Vamos, te preparare el desayuno.
Una sonrisa creció en sus labios y besó delicadamente los míos.
—¿Y si mejor te desayuno a ti? —Preguntó moviendo las cejas de arriba abajo.
El calor subió hasta mis mejillas y por su repentina carcajada, sé que me he puesto roja de la vergüenza.
La empujé por el hombro y salí de la cama.
—Noooo —se quejó nuevamente—. No quiero ir.
Se cubrió con la sábana hasta la cabeza.
—Entonces llamaré a tu hermana para que te saque de ahí —ataqué.
La sábana salió volando hasta caer suavemente al piso.
Me reí.
—¿Dijiste desayuno? Ah, sí... me parece perfecto —caminó hasta besar mi frente y perderse en el baño.
Negué divertida y salí a la sala.
—Buenos días —saludó Sarah, la señora de la limpieza.
—Buenos días para ti también, Sarah —le sonreí.
—¿Durmió bien?
Reflexioné su pregunta.
Anoche me sentía de maravilla con Taeyeon abrazándome a todas horas desde que llegó del trabajo, habíamos ido a cenar fuera y me había hecho sonreír a todo momento, debo confesar que desde hace una semana no he vuelto a pensar en mi pasado, ni siquiera he vuelto a pensar en la sensación extraña que araña mi estómago al descubrir que Orlando y Nathaniel son muy parecidos.
«Pero ahora lo estas pensado».
Sacudí la cabeza, es mejor no hurgar en eso.
—Fue bastante agradable —respondí con una sonrisa.
Sarah me sonrió y volvió a su trabajo.
—Señora... —me detuve apenas la escuché.
Se sentía raro el cómo me llama y me trata.
Al parecer no es ningún secreto o novedad que Taeyeon tenga una mujer en su departamento paseándose por él como si fuera suyo también.
El estómago se me retorció.
¿Qué pensará realmente Sarah de mí?
—¿Qué sucede?
—Me gustaría pedirle la semana libre —se miraba nerviosa.
Simplemente me quedé de pie ahí, observándola con sorpresa por su petición.
Abrí la boca en busca de palabras adecuadas, pero es que no era yo quien debía darle el permiso, es Taeyeon quien paga su salario, es ella quien es dueña de este lugar y es ella quien manda.
—¿No vas a responderle a Sarah, amor?
El vello se me erizó.
Taeyeon había llegado a mi lado, rápidamente el olor a champú y jabón llegó hasta mi nariz.
Sentí sus brazos serpentear en mi cintura y pronto sentí la humedad contra mi espalda, ella solo se había puesto una bata de baño y las gotas caían de su cabello mojado, besó mi mejilla y con una enorme sonrisa en el rostro dijo:
—Buenos días, Sarah.
—Buenos días, niña.
Sarah le sonrió dulcemente, pero yo aún seguía procesando la situación.
—¿Por qué no nos preparas un delicioso desayuno? La señora y yo hablaremos tu petición —le guiñó el ojo y me apretó más entre sus brazos.
—¿Café?
—Por supuesto y jugo de naranja, por favor.
—Las llamaré cuando el desayuno esté listo.
—Perfecto.
Sarah nos sonrió antes de dirigir sus pasos a la cocina.
Nos quedamos en silencio, Taeyeon inhaló profundamente en mi cuello y lo besó.
—¿Por qué Sarah me llama así?
Estaba curiosa y quería saber el por qué.
—¿No está claro? —No respondí, ella me apretó nuevamente entre sus brazos—. Eres la señora de la casa —respondió con sencillez antes de alejar sus brazos de mi cintura—. Iré a cambiarme para ir al trabajo, confió en que ya tienes la respuesta para Sarah —besó mi frente y se fue a la habitación.
Hyoyeon se sentó delante de mí en la sala, una sonrisa cómplice se extendió por sus delineados labios y se inclinó hacia delante.
—Te veo más reluciente que la última vez que estuve aquí.
Desvié la mirada apenada.
Mis manos se entrelazaron entre sí y mis dedos fueron estrujados por el nerviosismo de sentir sus penetrantes ojos fijos en mí.
Llegó justo cuando Taeyeon salía del departamento, Hyoyeon estaba por presionar el timbre cuando ambas se descubrieron cara a cara, Taeyeon se había detenido en la entrada y la miraba con extrañeza, como si fuera un bicho raro y Hyoyeon también la miró sorprendida de que ella fuera precisamente quien abriera justo en el momento que llamaría.
Luego las dos estallaron en una carcajada que fue mitigada por el llamado constante del celular de Taeyeon, como todas las mañanas el trabajo la llamaba.
—Aquí tiene su café Srta. Hyoyeon —Sarah sostuvo delante de Hyoyeon la taza hasta que esta la tomó entre sus manos.
—Muchas gracias Sarah —dio un sorbo a su bebida y añadió con una sonrisa radiante—. Delicioso como siempre.
Sarah pareció brillar por el cumplido y sonrió ampliamente.
—¿Se le ofrece algo a la señora? —Se dirigió a mí con una sonrisa amable.
—E-estoy bien... gracias.
Hyoyeon parecía haber descubierto algo grandioso.
Sarah se fue y nos dejó a solas nuevamente, podía sentir la tensión en el aire, más bien, podía sentir mis nervios salir de cada uno de mis poros hacia el aire que nos rodea, pero Hyoyeon no parece darse cuenta de ello.
—Esa Taeyeon tiene todo bien planeado —susurró.
Fruncí el ceño y la miré fijamente.
Ella sonrió dulcemente antes de beber de su taza de café, pareció recordar algo importante y miró su reloj de muñeca con una mueca de sorpresa.
—Casi olvido a que he venido. Cariño, ve a vestirte, tenemos una cita hoy —me guiñó el ojo y el miedo fantasmal comenzó a flotar suavemente desde la oscuridad—. Venga, sabes que no te orillaría a algo que no estás preparada —dijo muy seria—. Además, Taeyeon me colgaría apenas se enterará que he sacado una cita para ti con alguien —hizo una mueca de susto—. Esta cita es diferente, a
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