Jadyn PDV 

Eran más de las cuatro de la mañana cuando llegué al Edificio Park, despedí a los chicos en el rellano de Yuri y subí a mi piso.

Al entrar en el vestíbulo, esperé encontrar la oscuridad propia de aquellas horas. Todo el mundo dormía y sin embargo Taeyeon miraba por los ventanales sentada en el pequeño rincón que había frente a la terraza principal. La única luz que le alumbraba procedía de una lámpara que había en la mesita.

Me acerqué a ella silenciosa.

—Debo suponer que no has conseguido nada, ¿no es así? —Taeyeon me extendió la mano a modo de saludo mucho antes de que yo apareciera en su campo de visión.

Pestañeé lentamente y capturé su mano acercándome al sillón que había a su lado.

—Lo das por hecho —suspiré notando el cansancio en cuanto me senté.

—No estarías aquí de lo contrario —admitió manteniendo mi mirada.

—¿Y tú? —pregunté, aunque ya sabía la respuesta.

—Nada —resopló cansada—. Daehyun no quiere hablar. Ni siquiera Haneul sabe dónde está su hija y tampoco parece que le importe —añadió nostálgica.

A Taeyeon no le gustaba sentirse tan imposibilitada. Ella conseguía cualquier objetivo sin apenas moverse, pero nadie sabía dónde estaba Jessica, excepto Daehyun y Donghae. Y ellos no parecían querer hacerle partícipe de ese plan en concreto.

Tal vez porque sabían que Jessica era su niña mimada.

—He revisado todas las propiedades que los Jung y los Lee tienen en Seúl y alrededores. También mandé unos guardias a Busan, donde vive la hermana de Haneul —explicó pellizcándose el puente de la nariz—. Incluso he llamado a Sunny para saber si está en Jeju con ella.

—Joder… —dije entre dientes—, ¿adónde demonios se la habrán llevado?

La indignación me estaba atrapando y ni siquiera me di cuenta de cómo Taeyeon se inclinaba hacia mí y colocaba una mano en mi antebrazo. Sus dedos estaban fríos y mi piel demasiado caliente.

—La encontraremos, Jadyn. He mandado a uno de mis hombres de confianza de la comisaria para que siga a Donghae —dijo, torciendo el gesto.

Ella era la comisaria de la sucursal de Trevi y una de los inspectores más influyentes del cuerpo que dominaba mi padre. El departamento de policía de Seúl seguía estando bajo jurisdicción Park. Así que, eso debía beneficiarnos, ¿no?

—¿Y cuándo sabremos que Donghae está en la ciudad? —pregunté.

—Vivo en la mansión Jung, ¿recuerdas? —Frunciendo el ceño. Estaba fingiendo que mi pregunta le había molestado—. Que Daehyun no me diga donde está Jessica no significa que no sepa de los demás movimientos.

—Ten mucho cuidado, Taeyeon. Si los Jung se enteran de que estás infiltrada en su familia, tendrás problemas. Y no quiero que estés en peligro.

—Nadie sospecha nada —sonrió—, sé hacer muy bien mi trabajo.

Y tanto que sabía.

—Eso no hace falta que lo jures —murmuré, cansada. Me apoyé en el sillón y recordé que había mencionado a su esposa—. Entonces, ¿Sunny está en Jeju? ¿Y qué hace allí?

Taeyeon no pudo evitar poner los ojos en blanco; su puñetera esposa le creaba dolor de cabeza.

—Velar a su querida Hyomin. Ha preferido marcharse de Seúl porque todos los lugares le recuerdan a ella —comentó fingiendo aflicción—. Dice que se asfixia en la mansión.

Sonreí amargamente recordando como Jessica disparaba a su prima en el aeródromo.

—Y pensar que Jessica es su hermana…

El rostro de Taeyeon palideció. Sus ojos titubearon demasiado y cometió el error de tragar saliva. Enseguida se recompuso, pero yo ya había percibido el gesto y me preguntaba qué era lo que le había desconcertado.

—Sí, son increíblemente diferentes —añadió antes de que yo pudiera preguntar—. Pero es mejor así. De ese modo, no tengo que estar fingiendo que la amo. Y también tengo más espacio en la cama.

Sonreímos, escrutándonos con la mirada. Taeyeon me ocultaba algo y supo que le estaba analizando.

—¿Alguna pretendiente? —repuse con la mirada fija en sus ojos onyx.

—Sabes que no soy de esas —negó.

Todo se vio interrumpido por la vibración de mi móvil. Rápidamente me lancé al bolsillo del pantalón y lo cogí. Un número desconocido parpadeaba en la pantalla.

—¿Sí? —respondí violentamente.

—¿Jadyn Park? —preguntó una voz ronca y grave.

Mi cabeza comenzó a especular creando el perfil de ese hombre:<