Capitulo LVII
#2 TraicionJessica PDV
No me maldije por haberme quedado dormida hasta que me despertó un pánico exorbitante. Fue como si me hubiera estrellado contra el asfalto tras haberme lanzado desde la azotea de un rascacielos. Pero la sensación resultó mucho más difı́cil de encajar cuando supe que ya no estaba entre los brazos de Jadyn.
Con la frente impregnada en sudor, la boca seca y la visión trucada, me incorporé de golpe obviando que me marearı́a. Solo vi un débil fondo rojo que palpitaba al ritmo de los latidos de mi corazón y se mezclaba con la oscuridad de la sala de música. ¿Qué ocurrı́a? ¿Por qué aquella repentina reacción? No tenı́a lógica después de haber tocado las estrellas bajo el cuerpo de Jadyn.
Me zumbaron los oı́dos al tiempo en que descubrı́ que ella se habı́a encargado de taparme con el vestido para que pudiera dormir placentera. ¡Dormir! Era muy estúpido hacerlo en un momento como ese…
De pronto, todo lo que había pasado entre nosotras, me pareció una fantasía.
La busqué entre las sombras y el silencio. Que equivocada estuve al pensar que se habı́a marchado. Jadyn estaba allí, mirando por uno de los ventanales que había tras el sofá.
Mirarle borró todas las huellas del terror que me habı́a abordado mientras dormı́a. Me inundó de armonı́a, disipándose todo lo demás, incluso los cimientos de aquella casa. Aunque perduró algo… una extraña inquietud…
Me puse el vestido y me deleité con su figura cabizbaja mientras me acercaba a ella. Tan solo llevaba los pantalones colgándole de las caderas y su top deportivo. La poca piel a la vista de su espalda me pareció mármol bruñido veteado de sombras oscuras, y sus hombros mucho más fuertes y marcados. Noté las precipitadas ganas de volver hacer el amor con ella.
Sonreı́ para mis adentros al pensar en cómo serı́a si viviéramos allı́ juntas, como una pareja normal. Ella se levantarı́a en mitad de la noche porque no podrı́a dormir, y yo le seguirı́a a hurtadillas para hacerle compañía.
Jadyn se estremeció cuando rodeé su cintura y pegué mi pecho a su espalda. Me puse de puntillas y acerqué mis labios a su oído.
—Deberı́as estar tumbada en el sofá, conmigo —murmuré y ella soltó un pequeño ronquido de satisfacción antes de esconder el móvil en el bolsillo y acariciar mis manos—. ¿Qué estás haciendo? —pregunté extrañada.
—Miro la hora —resolló antes de darse la vuelta.
Bajó la cabeza y besó mi garganta con toda la intención de continuar bajando. Eché la cabeza hacia atrás para darle espacio mientras acariciaba su pecho y me perdı́a en el aroma de su piel. Jadyn olía como el océano, fresco y puro.
—¿Existe el tiempo? —exhalé, sintiendo un hormigueo en los labios cuando se acercó con los suyos—. Lo había olvidado. —Y me besó.
—¿Cómo logras que me sienta de esta forma cuando te toco?—gimió en mi boca.
—No lo sé —titubeé.
Jadyn se alejó un poco y me miró con una dulce sonrisa.
—Es la primera vez que te ruborizas —reconoció.
—Te equivocas. Es la primera vez que lo ves.
Apoyó su frente en la mía y suspiró.
—Prométeme que lo veré más veces —musitó jugueteando con mi labio inferior.
—Por supuesto.
Un instante después, me cogió en brazos y me transportó de nuevo al sofá. Tomó asiento, me acomodó en su regazo y dirigió su mano a mi tobillo. Fue
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