Jadyn PDV

Tenaz y penetrante, el silencio gobernó entre Yuri y yo. Daba igual lo cerca que estuviéramos dentro de aquel coche o las miradas que, de vez en cuando, nos enviábamos. Ambas estábamos muy lejos la una de la otra en aquel momento.

Apagó el Maserati de su padre en el garaje del Edificio, apoyó la cabeza en el volante y suspiró con pesadez. Seguía pálida, más cansada que nunca y se movía como si cada movimiento fuera un puto suplicio.

Quise tocarla, pero me arrepentí al ver que su cuerpo se sacudía. Prefirió la distancia, y mi presencia le angustiaba demasiado. Así que la dejaría a solas. Salí del coche arrastrando las piernas y notando un intermitente dolor en las costillas. El efecto de los analgésicos menguaba. Necesitaba… descansar…

Un instante antes de entrar al ascensor, miré de reojo a mi prima y descubrí que ella ya lo estaba haciendo de antes. Había mortificación en sus pupilas y una extraña desesperación que supe no podría describirme con palabras; solo podía sentirla y ahogarse en ella como lo estaba haciendo.

Me mordí el labio, consternada, y agaché la cabeza. Habíamos barajado mil soluciones, pero ninguna era buena. Excepto una… y no fue del agrado de nadie. Sería muy duro afrontar lo que se venía en encima, todos lo supimos. Pero lo que nadie imaginó fue que supondría una tortura para mí ver a Yuri de aquel modo. Si hubiera podido le habría arrancado esa angustia y me la habría metido en el pecho a puñetazos. Daba igual que yo estuviera colapsada; si Yuri sufría, ese sentimiento se multiplicaba en mí.

Un miedo fugaz me sobrevino cuando sonó mi móvil. No me hacía falta mirar la pantalla para saber quién era.

—Taeyeon… —suspiré—… Dime lo que sea, pero dímelo rápido.

Yuri salió como una exhalación del coche y se acercó a mí.

—Lo sabe, Jadyn. —Taeyeon habló timorata, y yo apreté el teléfono hasta hacerlo crujir entre mis dedos.

Lo primero que pensé cuando me enteré de la verdad es que quería ser yo quien se la contara a Jessica. No habría solucionado mucho porque le habría provocado la misma perturbación, pero tendría la certeza de que se lo habría explicado con tacto y tranquilidad. Hubiera ido tanteando sus reacciones, y, una vez enterada, habríamos tenido la oportunidad de asimilarlo juntas.

Dios mío… ¿qué estaría pensando?, ¿qué estaría sintiendo?

Que difícil era mantener la calma…

—¿Cómo… está? —susurré, entrecortada.

—Ella me ha preguntado lo mismo —reconoció.

—Eso no responde a mi pregunta, Taeyeon. —Solo escuché su aliento durante unos segundos.

—No…está… bien…—Respiró demasiado entre palabra y palabra. Era un claro signo de aflicción en ella.

—¿Quién se lo ha contado?

—No lo sé. Pero por su estado, no tuvo que ser agradable —se quejó.

—¡Mierda! —Exclamé con un susurro—. Tuvo que ser Haneul, estoy segura. —

Porque ella era la más cruel, ruin y ersa—. Tengo que hablar con Jessica, tengo que verla, Taeyeon. Por favor…

Yuri colocó una mano en mi espalda sabiendo que no me tranquilizaría, pero que me gustaría saber que estaba tras de mí.

—Jadyn…

—Sabes bien que la casa de Onew no tiene la misma seguridad que la mansión— interrumpí exigente—, y que podría colarme en cuestión de minutos.

Taeyeon resopló al otro lado de la línea. Estaba indecisa, necesitaba tiempo para aclarar sus ideas y organizarse, pero yo no era capaz de permitirle ese tiempo. Me volvía loca pensar en ella. Necesitaba tenerla delante y decirle que todo saldría bien, que encontraríamos una solución y que lucharía hasta el final por encontrar el modo de estar a su lado.

—Me necesita —susurré suplicante.

—También necesita tiempo.

—Lo tendrá, pero déjame verla.

—No se trata de lo que yo decida…

—¡No puedo quedarme aquí sabiendo que está pasando por esto ella sola, Taeyeon! —grité con un extraño sollozo.

La caricia de Yuri se hizo más fuerte. Se colocó frente a mí y me miró fijamente, instándome a que mantuviera la calma. Taeyeon no tenía la culpa…

—Lo siento —balbucí—. Esto es…

—Lo sé, Jadyn —medió Taeyeon, comprensiva. Y cogió aire hondamente—. Haré lo que pueda para que os veáis, pero, mientras tanto, mantente al margen. Quiero que sigas mis instrucciones, ¿me has entendido?

—Que espere tus instrucciones —repetí frotándome la frente.

—No te estoy prohibiendo ver a Jessica, Jadyn. Lo que te pido es tiempo para arreglar un encuentro que no os perjudique.

Please Subscribe to read the full chapter