Capitulo XLI

#1 Mirame y Dispara
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Jessica PDV

Salí del lavabo y atravesé el pasillo cuando Sandara me lanzó al suelo con fuerza. En ese momento descubrí el auricular que llevaba en la oreja. Los Park debían de estar escuchando nuestra conversación y no quise que me oyeran lamentarme por el dolor. Pero lo cierto es que aquel simple y débil empujón había despertado las lesiones internas dejándome aturdida por un momento.

—Hyunki, tengo a Jessica. Deberías rendirte. Termina con esto de una vez. Hemos ganado —dijo contenta Sandara, cometiendo el fallo de darme la espalda.

"No habéis ganado. No dejaré que ganéis."

Le di una patada en la pierna antes de levantarme. Gracias a la abertura de mi vestido pude moverme con agilidad. No estaba acostumbrada a pelearme, y menos a hacerlo con una persona que parecía tener experiencia, pero no me di por vencida.

Sandara me dio un bofetón y yo arremetí dándole un puñetazo en el pecho. Se le escapó un gemido al toparse con una estatua y caer. Me lancé sobre ella aprovechando que estaba en el suelo y le di varios puñetazos en la cara. Aun así, pudo cogerme del pelo y estirar hasta que la solté.

Me levantó del suelo sin dejar mi larga melena y se acercó hasta la mesa que había en aquella sala. Cogió un abrecartas y me lo puso en el cuello.

—No hagas tonterías, ¿de acuerdo?

Caminamos hacia la cubierta. No opuse resistencia, esperando el menor descuido para contratacar.

El primer rostro que vi después de subir los escalones fue el de mi cuñada. Al parecer, ya estaba al tanto de todo y cuando me vio cerró los ojos con dolor. La situación se había complicado y ella lo sabía. Lo sabía muy bien.

Los invitados iban soltando grititos de sorpresa y se iban separando en grupos conforme Sandara pasaba entre ellos. No dejaba de presionar el abrecartas sobre mi cuello. 

—Daehyun, tenemos un problema —gritó Sandara, ante el rostro impasible de mi padre. 

Sin duda no me lamentaría de que él muriera en ese barco porque estaba claro que a él mi vida le importaba bien poco. Ni siquiera se inmutó, y mi madre… tampoco. Taeyeon mantuvo la compostura. Ser descubierta en medio de todos habría supuesto mi muerte y la suya.

—Quiero que todos salgáis del barco.

—¿Por qué? —preguntó Donghae desde el fondo de la cubierta.

Le habíamos interrumpido una conversación bastante caldeadita con una morena de metro ochenta.

—Los Park nos vigilan desde alguna parte del puerto y el vestido que llevo va cargado de nitroglicerina. Tienen intención de hacerlo explotar, pero dudo que lo hagan si tengo un seguro de vida como este —dijo, mirándome con desprecio.

La mayoría de invitados empezaron a correr despavoridos por el barco. Nos encontrábamos a bastantes metros del puerto, pero la gente no dudó en saltar por la borda. Perdí a Taeyeon de vista entre el tumulto.

En menos de unos segundos, se formó un caos apoteósico. Todo el mundo gritaba y corría de un lado al otro mientras yo seguía prisionera bajo los brazos de Jessica.

—¿Qué opinas ahora, Hyunki? Si haces estallar la bomba, Jessica morirá conmigo. Así que dile a tu hijita que la desconecte si no quiere recoger a su novia en trocitos.

—¡No! —grité, antes de darle un codazo en la nariz.

El abrecartas me hizo un rasguño en el cuello, pero cayó al suelo.

Y yo aproveché para salir corriendo en busca de Taeyeon mientras me limpiaba la sangre.     

 

Jadyn PDV

Me aferré a un cabo y empecé a trepar. Había tenido que nadar desde la bahía, pero ya estaba allí. Me sujeté a la barandilla y me impulsé hacia dentro de la cubierta de popa lo más silenciosamente que pude. Me pareció escuchar la voz de Sandara.  

Me agaché y empuñé mi arma. Miré a ambos lados y comencé a caminar agazapada hacia la cubierta principal. Me escondí tras una columna intentando descubrir dónde estaba Jessica, pero no pude ver nada.

De repente, alguien apareció detrás de mí y me cogió del cuello. Con agilidad, me escabullí de aquellos fuertes brazos. Le di un puñetazo y él me respondió de la misma forma. No dudé en disparar. El tiro se ahogó con el silenciador.

El cuerpo sin vida de aquel matón cayó sobre mí con los ojos aún abiertos. Lo arrastré hacia la barandilla y lo empujé al mar. El ruido tampoco trascendió, confundido con el caos que invadió de golpe el barco. La gente comenzaba a correr sin saber adónde ir. Gritaban atemorizados al descubrir que Sandara portaba una bomba.

Mis sentidos me alertaron de la presencia de alguien más a mi espalda. Me concentré y esperé a que estuvieran cerca. Entonces arremetí dándole a uno de ellos un fuerte golpe en el estómago. Vi a otro y le disparé en la cabeza. El primero se removió en el suelo queriendo escapar. Apreté el gatillo.

Sandara continuaba allí. Sujetaba a Jessica y la amenazaba con un objeto punzante en la garganta. 

¡Mierda! El peor de mis temores estaba delante de mí. Si delataba mi presencia no podría salvar a Jessica.

—¿Qué me dices, Jadyn? —preguntó mi padre esperando que yo decidiera.

—Dime cuántos minutos quedan —mascullé observando los ojos encolerizados de Jessica. Estaba a unos metros de ellas, pero pude ver el resplandor del marrón de sus ojos.

—Ocho minutos para la explosión.

—¡No! —clamó Jessica, propinando un codazo en la nariz a la castaña.

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