Capitulo XXII

#1 Mirame y Dispara
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Jessica PDV

Si pensaba que Donghae no cumpliría su palabra, estaba totalmente equivocada. Iba por el segundo día de mi condena y era una tortura china. Apenas podía hablar con Jadyn; apenas podía estar con mis amigos.

Dejaba que pasaran lo días esperando a… ¿qué? ¿Qué esperaba? Estaba claro que no me levantarían aquel castigo y Taeyeon no podía estar protegiéndome todo el tiempo porque tenía una comisaría que llevar y estaba hasta arriba de trabajo. Aun así, ella era la única en casa que seguía apoyándome.

Aquella noche me costó conciliar el sueño. Ni siquiera era la una de la madrugada, cuando ya me preparaba para pasar una larga noche en vela. Respiré hondo, me arropé y cerré los ojos intentando dormir. Pero en lugar de eso me vino a la mente un pensamiento: era jueves y se acercaba un terrorífico fin de semana.

El sábado se inauguraba la galería de arte de mi hermana. Eso suponía una mañana de compras con mi madre y las arpías de sus amigas, y una sesión de belleza de más de cuatro horas. El domingo iríamos a misa (por petición de mi madre, que quería limpiar su conciencia la muy hipócrita) y después iríamos a Busan, el pueblo donde vivía mi aburrida tía (hermana de mi madre) y su torpe (aunque forrado) marido. Ellos eran los padres de Hyomin, la amante de mi hermana.

Vamos, un fin de semana tan exasperante que me entraban picores. De repente, el sonido de mi móvil me sobresaltó de tal manera que casi me caigo de la cama. Lo cogí como pude y vi en la pantalla un número que no conocía. Tal vez era Hyuna, queriendo al fin hablar conmigo.

—¿Sí? —pregunté.

—La noche es fresca, pero agradable. Cielos despejados e insomnio preocupante. 

La voz de Jadyn sonó jocosa y excitada. Contuve un pequeño grito de alegría y de nervios, y sonreí llevándome la mano al pecho para mantener el corazón en su sitio. Corría el riesgo de sufrir un infarto.

—¿Cómo sabes que tengo insomnio?

—Bueno, solo has tardado tres segundos en contestar.

—¿Cómo has conseguido mi número de teléfono?

—Nicole.

Tendría que haberlo imaginado.

—¿Cómo va el castigo? —Entonces se puso más serio.

Suspiré. Les había contado que no podía salir porque mis padres me habían castigado por enfrentarme a ellos. Jadyn sabía que mentía; en realidad, todo el grupo se dio cuenta de que mentía, a excepción de Key y Jonghyun que parecían estar abducidos.

—Lo sobrellevo.

—Mentirosa.

—Está bien… Estoy hecha una mierda, pero a ti qué más te da.

Entrecerré los ojos, nerviosa, a la espera de su réplica.

—Me importa, ¿sabes? Lo estoy pasando mal. —Sabía que estaba exagerando. Comenzaba a conocer la voz que ponía cuando su intención era bromear—. ¿A quién voy a molestar ahora?

—Imbécil.

—¿Sí? Pues, adiós.

Colgó dejándome con la boca abierta. Solté un sonrisilla nerviosa, no podía creer que me hubiera colgado por llamarle imbécil. Ya debía de estar acostumbranda, no dejaba de decírselo.

Tragué saliva y me atusé el cabello antes de que volviera a sonar el móvil. Era el mismo número.

Lo cogí dispuesta a insultarle y a colgarle antes de que pudiera replicar. Pero no tuve oportunidad de hablar.

—¿Te escaparías?

—¿Qué?

¡Escaparme con ella! Vaya, sí que le había dado fuerte, y ni siquiera nos habíamos besado, es más, solo llevábamos un par de días hablando como personas civilizadas. 

—¿Te vendrías conmigo ahora mismo?

—¿Primero me cuelgas y ahora me pides que me escape contigo?

—Solo ha sido una broma. —Soltó una carcajada, pero también lo noté algo nerviosa—. Estarás de vuelta antes de que despierten, lo prometo.

No hacía falta que me convenciera, había aceptado desde el primer momento.

—Está bien, ¿dónde vamos?

—Eso no te lo voy a decir. Tendrás que confiar en mí.

Miré a mi alrededor, me levanté de la cama y cogí unos vaqueros mientras hacía equilibrios con el teléfono entre mi hombro y mi mejilla.

—De acuerdo, ¿dónde quedamos?

—Estoy en tu casa, en la puerta de atrás. Tienes cinco minutos como máximo para que puedas escapar sin que te vea el guardia

 Le colgué y comencé a vestirme. Ni siquiera me dio tiempo a ponerme nerviosa porque Jadyn hubiera venido hasta mi casa para estar conmigo. Solo quería reunirme con ella lo antes posible.     

 

 

Jadyn PDV 

Se acercó a la valla y apoyó un pie en ella antes de impulsarse y comenzar a trepar. Llevaba unos vaqueros ceñidos, una camiseta y una chaqueta blanca que le cubría el cuello. La cogí de la cintura y la ayudé a saltar. Aunque no necesitaba mi ayuda, era muy ágil.

Corrimos hacia el Bugatti y nos agachamos hasta que los guardias pasaron de largo. No podía arrancar, nos descubrirían.

Jessica sonrió agitada y me contagió. Le tapé la boca para que no sonara su risa, ella me mordió.

—Serás…

Ahora era ella quien me tapaba la boca. Volvió a sonreír con el pelo en la cara; estaba guapísima. 

Los guardias se marcharon y arranqué el coche saliendo de allí a toda prisa. 

Todavía no podía creer que estuviera allí con ella, en mi coche. Había ido hasta su casa y la había ayudado a escapar. Nunca había hecho algo parecido; estaba emocionada.

¿Adónde íbamos? La quería llevar a un lugar que nadie conocía. Era mi escondite, mi refugio, pero, sin saber por qué, necesitaba compartirlo con ella.

Me ur

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