Capitulo XXXI

#1 Mirame y Dispara
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Gracias por sus comentarios me alegran el dia... ^~^

 

Jessica PDV

Me tumbé en mi cama y comencé a llorar desconsoladamente. Aún no podía creer lo que había visto y todo lo que había descubierto. Mi familia, su familia… ¡eran mafiosas! Todos estaban dentro, incluso Taeyeon. Ahora comprendía muchas cosas. No soportaba la idea de pensar que Jadyn había matado, que ella estaba metida hasta el cuello en todo esto. Ni siquiera se había esforzado en negarlo…, no podía negar la verdad.

Me había mentido, había estado mirándome a la cara sabiendo que yo era una moneda de cambio. Que era un negocio. Mi boda con Donghae no era más que un trueque de intereses. Un hermanamiento de familias para engrandecer los respectivos clanes.

Clanes. Mafia. ¿Por qué no se me ocurrió antes? Me abracé a la almohada. Si no lo vi antes fue porque no quise mirar. ¡Maldita necia!

Me levanté de golpe y corrí hacia el lavabo. Cerré la puerta y me metí vestida en la ducha para que el agua cubriese mis lágrimas. Aún tenía impregnado el olor de la sangre de Yunho, pero lo peor era que se mezclaba con el aroma de Jadyn.

Jadyn.

Comencé a restregarme con fuerza. Necesitaba borrar su huella de mi cuerpo. Quería olvidarle. Froté y froté hasta que rompí la tela. No dejé de llorar. ¿A quién quería engañar? Amaba a Jadyn.

Me acuclillé en la bañera, abrazándome a mis rodillas. Deseaba que el agua me arrastrara con ella. Quería desaparecer.

Entonces, el pequeño dispositivo que me había entregado Yunho se me cayó del pantalón. Lo contemplé durante unos segundos hasta que reaccioné y me lancé a por él. Salí de la bañera y comencé a secarlo deprisa. Debería habérselo dado a Jadyn, incluso a Taeyeon, pero se me había olvidado que lo tenía.

Me quedé observándolo hasta que sonaron unos golpes en la puerta. La voz de Minzy llegó desde detrás de la madera. 

—Señorita, ¿se encuentra bien? —preguntó temerosa.

Minzy tenía veintiséis años y trabajaba para mi familia desde hacía dos. Desde mi llegada, se había portado muy bien conmigo. Le abrí y me encontró empapada y desolada.

—¡Señorita!, pillará una pulmonía. —Se abalanzó a por una toalla y me la colocó alrededor del cuerpo mientras me llevaba a la cama.

—Qué más da.

Me apoyé en su hombro y volví a llorar. Solo que esta vez sentí cómo ella me abrazaba. No dijo nada, pero yo estaba segura de que conocía el motivo de mi llanto. Lo confirmé enseguida.

—No diga que estuvo en los laboratorios, por favor.

La miré con los ojos abiertos de par en par. Ella ya sabía lo que había ocurrido.

Acarició mi cabello mientras yo seguía observándola impactada.

—Le he dicho a su padre que estaba estudiando y que me había entregado estos papeles. —Me mostró la carpeta que el director me había dado. La había dejado a un lado nada más abalanzarme al lado de Taeyeon y no me había vuelto a acordar de ella—. Ya están firmados.

Cogí la carpeta sin dejar de mirar a Minzy, temblorosa. Las lágrimas me quemaban los ojos.

—¿Cómo la has conseguido? —balbucí.

—Taeyeon la encontró y vio su nombre en ella. Todos están muy nerviosos intentado descubrir a la persona a la que seguía Donghae, así que no puede decir nada. Luna ya les ha comentado que usted lleva toda la tarde encerrada en su habitación. Solo nosotras tres sabemos la verdad, y así debe seguir siendo, ¿comprendido? —explicó con ternura. Me estaba protegiendo. Yo no sabía todavía a qué me enfrentaba.

Aunque estaba aterrorizada, parecía que aún debía sentir más miedo del que ya tenía. Si no, ¿por qué me protegía tanto la asistenta?

—De acuerdo… —me obligué a contestar.

Tragué saliva mientras observaba a Minzy caminar hacia la puerta. Se dio la vuelta y volvió a contemplarme con cariño. Estaba sufriendo tanto como yo.

—Debería deshacerse de esa ropa. Si la ven, sabrán que es de Jade.

Minzy había descubierto también que había estado en el edificio Park y que la madre de Jadyn me había prestado su ropa. 

Asentí y enseguida me dirigí al ropero. Pronto tendría que bajar a cenar y debía prepararme para disimular si no quería que me descubrieran.

Salí de mi cuarto después de esconder bien el USB. Podría hacerme falta más adelante. De repente las palabras de Yunho al entregármelo se me agolparon en la cabeza. ¿

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