Capitulo XII

#1 Mirame y Dispara
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Jadyn PDV

Nunca me había gustado ir a clase —aunque era una buena estudiante—, pero aquel día se me hizo más difícil que nunca.

El suave rostro de Jessica se estaba convirtiendo en mi tortura y sus miraditas furtivas a través de su flequillo, en una condena. Me observaba con disimulo esperando a que le hablara, a que dijera algo que le pudiera dar la opción de preguntarme por lo sucedido el sábado en la fiesta de Dongsun. Después de dejarla en el salón y desaparecer, no había vuelto a verla. Y, al parecer, nadie le había explicado nada.

Decidí esquivarla. En clase me mantuve distante, ni siquiera la miraba, al menos no cuando ella podía cazarme. Lo peor de todo es que esa distancia se reduciría a nada en cuanto llegara la hora del puñetero recreo. Teníamos que cumplir un castigo, así que durante media hora estaría sentado al lado de Jessica .     

 

Jessica PDV  

Jadyn volvió a desaparecer nada más sonar el timbre. Salió disparada y bajó las escaleras más aprisa que nunca; ni siquiera esperó a su prima.

Yuri me miró, tímida, como había estado haciendo toda la mañana… exactamente igual que Jadyn. Daba la sensación de que pretendían esquivarme. Apenas me habían dirigido la palabra y no me aguantaban la mirada más de un segundo. Era extraño, puesto que ellas siempre estaban participativas en todo, y Jadyn nunca había desperdiciado una oportunidad para hacerme la puñeta desde que llegué Seúl High. 

Aunque más extraño fue lo que había sucedido en la fiesta de Dongsun. El disparo, la conversación entre mi madre y mi abuela… el beso de Donghae.

"Ojalá no lo haya visto", pensé sin saber por qué me importaba, pero lo cierto es que no podía soportar la idea de que Jadyn me hubiera visto recibir un beso de Donghae.

Abrí la puerta de la biblioteca y la encontré sentada a la mesa. Estaba escribiendo en su cuaderno. ¡Dios!, era tan increíblemente guapa que no podía evitar mirarle embobada. No hubiese sido extraño que se me cayera la baba. Era tan perfecta a mis ojos que casi dolía mirarle.

Entré en la sala y la puerta chirrió al cerrarla. Jadyn ni siquiera levantó la vista del cuaderno. Continuaba actuando como si no existiera. ¿Acaso le había hecho algo?

Avancé hasta élla y solté los libros sobre la mesa. Si hubiese estado la bibliotecaria me habría lanzado una mirada asesina, pero estábamos solas. Era el momento perfecto para que me explicara por qué se comportaba de aquella manera.

No encontraba motivos para que estuviera así; es más, el sábado parecía estar bien. Me protegió hasta con cariño durante el altercado en el salón.

Respiré profundamente y tomé asiento mirándole de forma acusatoria. Pero no cambió nada, continuó sin mirar, aunque élla sabía que le observaba.     

 

Jadyn PDV  

El aroma de su perfume me envolvió. Apreté la mandíbula con furia mientras me volvía a recriminar que me gustara tanto.

Carraspeó y abrió su libro por la mitad, sin mostrar interés alguno por lo que leía. Yo era el centro de su atención en aquel momento y sabía que no iba a tardar en hablarme.

—¡Vaya! Es un regalo de los dioses que Jadyn Park esté tan callada esta mañana —dijo con sarcasmo.

Genial. Percibí en su voz que deseaba importunarme. No la miré, no entraría en su juego.

—¿No piensas hablar? ¿Ni siquiera un poco? —continuó. 

No pareció gustarle que la ignorara de aquella forma; me comporté como si fuera un fantasma al que no podía ver. Alargó sus manos con parsimonia y retiró mi libreta dejándola a un lado.

Lo consiguió. Levanté la vista lentamente mientras ella se recostaba en la silla y se llevaba el lápiz a la boca con la sensualidad que la caracterizaba. Cruzó las piernas con lentitud mostrándome parte de sus muslos. Volví a apretar la mandíbula, esta vez por motivos algo más vehementes.

—No creí que fuera tan difícil mirar a las personas cuando te hablan —sonrió—. Jadyn, vienes de una buena

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