Capitulo III

#1 Mirame y Dispara
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Jadyn PDV

Usher sonaba con la canción Trading Places mientras me acomodaba en el Bentley de Taeyeon. Ya sabía que Yuri, Hyoyeon y Key estaban a salvo en mi casa, y que mi padre esperaba a que llegara. Me aguardaba una buena bronca y, en realidad, con motivos. Era la cuarta vez que visitaba las celdas de la comisaría de Trevi en lo que iba de año. Y tan solo habían pasado ocho días desde Nochevieja.

—¿Sabes a quién has arrastrado contigo a la comisaría? —me preguntó Taeyeon aparentando seriedad, pero conteniendo una sonrisa.

Taeyeon sabía el motivo de mi detención y opinaba que debía haber sido más duro con Siwon.

—A una tía que estaba buenísima —recordé sus largas piernas—. En serio, Taeyeon, si la hubieses visto, hasta tú te hubieses quedado alucianda.

Soltó una carcajada.

—Ya veo. En realidad, sí, era muy guapa.

—¿Pudiste verla? —pregunté extrañada.

—La saqué de los separos, Jadyn.

—¿Cómo? —Ahora estaba todavía más perdida.

Detuvo el coche frente al garaje del edificio Park. Cogió un pequeño mando, lo sacó por la ventanilla y pulsó el botón. La puerta comenzó a elevarse y Taeyeon aprovechó para mirarme.

—Esa «tía» que estaba buenísima era Jessica Jung.

Si esperaba sorprenderme, lo consiguió. Le miré boquiabierta y con los ojos desencajados. Joder, si Daehyun se enterase de que su hija pequeña había estado en los separos por mi culpa, me mataría.

"Con la de coches que había en la Gangnam, y tuve que coger el taxi que llevaba a Jessica", pensé.

—¿Lo sabe Daehyun? —pregunté temerosa. —No, pero lo sabe Hyunki.

~~~~~~~~~~×~~~~~~~~~~

—¡Es increíble, Jadyn! Sabes que no puedes ir por ahí pegándote con el grupito de Siwon. No dejas de estar en boca de todos y eso nos traerá problemas — dijo mi padre, alterado pero intentando no gritar para no despertar a mi madre y a mis hermanos mayores—. Encima, has metido a Jessica Jung de por medio. ¿Sabes que hará la prensa si se entera? ¡Jesús!

Sentada en un sillón, observaba cómo mi padre caminaba de un lado a otro fumando sin parar.

—Lo siento, tío Hyunki. No volverá a ocurrir —dijo Yuri poniendo cara de no haber roto un plato en su vida.

—Tú a callar, ya te hemos calado —dijo su padre, mi tío Changmin—.Y vosotros… —Miró a Hyoyeon y a Key— ¿Le disteis duro? —Les guiñó un ojo.

Todos nos miramos algo confundidos, pero terminamos riendo.

Estuvimos cerca de una hora comentando la pelea. Incluso  Key la representó en el centro del salón. Lo que comenzó como una reprimenda, terminó como una reunión de colegas que se explican unos a otros sus batallitas.

Sin embargo, durante todo ese tiempo mi mente no estaba en aquel salón, sino en una chica de deslumbrantes ojos marrones.

Jessica PDV

El lunes a primera hora me reuní con Hyuna, Nicole y Jonghyun en la entrada de Seúl High. En esa preparatoria iba a cursar el último curso de enseñanza media antes de ir a la universidad. Me sorprendió que el edificio fuera tan grande. Incluso tenía aparcamiento.

Como bien planeó Taeyeon, mi padre no se había enterado de nada de lo que ocurrió el sábado, así que pude pasar el resto del fin de semana con Hyuna y sus amigos dando largos paseos por la ciudad y gastando dinero con la tarjeta. Por supuesto, fuimos caminando a todas partes. No podía arriesgarme a tener otro tropiezo. Estaba segura de que pasaría un tiempo hasta que volviera a coger un taxi.

Cuando se lo expliqué a mis amigos, se partieron de risa. No entendí por qué les hizo tanta gracia, la verdad. Entré en la secretaría. Por su decoración, parecía que estabas en la consulta de un médico de pago: sillones oscuros flanqueando una mesa de cristal con un bonito jarrón con flores rojas. No me extrañaría que esos colores estuvieran pensados para que combinaran con nuestros uniformes. La pared estaba llena de cuadros de alumnos ya graduados y artículos de periódico.

El Seúl High era la mejor institución educativa de Corea y sus becas eran muy sonadas. Había una lista de espera de casi dos años para poder entrar. Algunos, como mi padre, se la saltaban utilizando las influencias.

Contemplé mi imagen ataviada con el uniforme en un espejo que colgaba en la pared del fondo. La falda de pliegues roja con los típicos cuadrados en amarillo y negro dejaba al descubierto mis rodillas, algo que en mi antiguo uniforme era impensable. De hecho, aquel conjunto era totalmente diferente al del internado. Era atrevido, incluso y, y muy rojo. La camisa blanca se ceñía a la cintura, lo que ayudaba a marcar la figura. El polo rojo era algo más holgado y clásico, con el nombre y el escudo del instituto bordado en hilo dorado, como una imagen típica de la realeza. Aquel jersey era optativo llevarlo, pero a mi madre no le parecía bien que prescindiera de él (me lo quité en cuanto salí de casa). Lo más discreto, por así decirlo, era la corbata y las medias que ocultaban parte de mis rodillas y casi se unían a la falda. Y después estaban los zapatos, que llevaban algo de tacón siguiendo las normas imperantes. Por supuesto, yo me puse unos más altos.

Me acerqué al mostrador, donde una secretaria mordisqueaba un bolígrafo entre sorbo y sorbo de su café.

—Buenos días, soy Jessica Jung Sooyeon. La secretaria se levantó sonriente y se puso a rebuscar mi matrícula en los archivos ordenados alfabéticamente que había tras ella. Extrajo mi carpeta, la abrió y cogió un folio que no tardó en sellar y firmar.

—Bien, estás en Ciencias, ¿verdad? —dijo, mientras se quitaba el bolígrafo de su boca.

—Así es.

—Tu clase es cuarto D. Aquí tienes el horario. ¿Q

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