… la furia de Volcáner se volvió inestable, su magma, sobrepasó su cuerpo, dando rayo rojo a través de Plasmer, salvando el día una vez más.

-Bien hecho Laura…-le susurro a la historieta entre mis dedos.

Son las 6:57am, en tres minutos más la alarma va a sonar, me indicará que tengo que levantarme, asearme, desayunar y partir al centro de conocimiento conocido como establecimiento escolar, o sea un puto colegio, ese mi colegio…¡argh! ¡Qué desagrado! Con la actitud de mi mamá todo se ha vuelto más molesto, ni siquiera cuando me dirijo al colegio me siento lejos de sus prejuicios, antes me parecía fácil ir y venir desde ese lugar hasta mi casa, si tan sólo la tienda de comics no estuviera en medio de trayecto, no sería problema alguno, ¡o más bien! Si la chica que atiende el Comikstore no me gustara tanto no sería problema, no entiendo estas ganas obsesivas de verla, o porqué últimamente me he vuelto tan sensible, sospecho que es esa clase de sentimiento llamado amor, y es el único que puede destruir mi yo racional y lógico.

-¡Arriba! –me animo dando un salto de la cama, es hora de seguir adelante.

Me baño, me seco, me visto y ordeno mis cosas con el mismo desanimo de siempre ¡¡¿por qué mamá me haces esto?!!

-iré a dar los exámenes de ingreso, llegaré un poco tarde –dice Shindong mientras tomamos desayuno.

-Suerte hijo, confío en ti- responde mi mamá, y pienso a mis adentros ¡¿y por qué a mí nunca me dice eso?! Si bien hemos tenido nuestros problemillas madre-hija no es algo como para odiarme ‘o sí?

-me voy –me levanto indignada, agarro con violencia mi mochila que se encontraba sobre el sofá.

-Adiós hija –responde pero ignoro cada sonido que sale de su boca.

Empecé a correr, casi, bueno, caminar rápido… quiero alejarme de mi casa lo antes posible, detesto sentirme apresada, no soy alguien que sale mucho ni necesita la calle para sentirse bien, pero de tan sólo saber que tengo la mitad de mi libertar encarcelada por las palabras de mi mamá me sacan de quicio.

Llegué al colegio, me senté en el mismo puesto de todas las mañanas, saqué la edición número dos de Volcáner, y me pongo a leerla como toda la semana, está bien, me avergonzaba de leer comics en el colegio por temor a que me viera hacerlo por muy tonto que pareciese, pero estos días me digo, avergonzarse de los comics es como avergonzarse de Tae, y eso es exactamente la mitad de lo que siente mi madre, y no voy a permitirle que me pegue sus estúpidos sentimientos.

Por primera vez en todo el año escolar, y podría decir que quizás todos los años escolares, no puse atención  la clase de Biología, clase que adoro mucho más que todo en la existencia, tal vez menos que mi obsesión por Taeyeon.

Puedo jurar saber de memoria cada viñeta de este comic, no he dejado de leerlo porque internamente me hace sentir a Súper A cerca de mí, cada vez que recuerdo esa tarde, me duele pensar que prácticamente estuve empujándola de mi casa, por culpa de mi mamá claro, pero es molesto, veo que no sólo ahora me crea ansiedad,

es ese deseo de querer besarla, que tan ¡extraño! Me ha parecido, es sólo ese placer que me recorre el cuerpo al verla, ese que me daña el ser racional y lógico, haciéndome olvidar incluso cómo se multiplica.

-Chicos –llama el profesor al frente- el consejo de profesores tiene una reunión extraordinaria –en cualquier situación la palabra “extraordinario” me hubiera resonado a sinónimo de improviso, informal o repentino, pero justamente después de leer comics me suena a “Súper genial” –entonces saldrán más temprano-concluyó.

¡¿Eh?! Temprano, miro la hora en mi reloj de pulsera, 11:23am ¿qué tan temprano?

-¿Qué tan temprano? –pregunta un chico de mi salón, diría el nombre, pero no lo recuerdo ¿tanta mala memoria para los nombres?

-once y media –dice el profesor.

¡En siete minutos! Espero que no sea una broma, guardo disimuladamente todas mis cosillas lo más rápido posible.

¡Y genial! Tengo exactamente 4 horas libres, y con libres me refiero, hacer lo que quiero, y con hacer lo que quiero me refiero a ir a ver a Taeyeon, y con ir a ver a Taeyeon, me refiero, a quererla a ella.

Con el ánimo de un perro sin correa, me dispuse a caminar por las calles luego de hoy, un hermoso viernes de sol, genial ahora hay sol y ayer casi lluvia, como decía,  me dirijo al Comikstore.

-Espera…-me susurro, no tengo nada que hacer ahí, disimulando mis verdaderos deseos claro, no tengo nada que comprar…¡¡argh!!

¡Me frustro! Pero…al menos podría pedirle disculpas o algo, no creo que sea muy agradable ir a la casa de alguien y tener que echarlo por su aspecto… dios mi mamá es tan burra, Tae es tan preciosa y aunque no la conozco bien sus expresiones son tan encantadoras, incluso parece tan agradable, ¿y si es drogadicta? ¡Argh! estoy pensando como mi madre, pero… bueno los chicos con su aspecto siempre son así, aunque la semana pasada Tae afueras de mi casa dijo, que tenía que ir a la universidad ¿qué estudiará?

¿Han tenido esa sensación en el estómago de estar haciendo algo prohibido? ¡¿por qué todo lo bueno está prohibido?!  Es como esa risita tonta que te sale de los labios cuando haces una maldad, aunque si lo pienso ahora es bastante ridículo, estoy a meses de ser mayor de edad y mi madre me castiga por juntarme con una chica, una chica de pelo rosa…con tatuajes, piercings, bueno… y que me gusta, bien, lo admito ¡ese aspecto no suena nada bien! ¿Pero qué tiene de malo?

Me encuentro a unas dos cuadras del Comikstore, ¡¿y si no está de turno aún?! Eso sería muy mala suerte para mí, y no me costaría imaginar a mi madre haciendo una travesura para cambiarle el turno… bien, totalmente mi ser racional y lógico, gracias a Tae, se fue al carajo.

Este es el momento donde me vuelvo rara creo… estoy en la esquina de la calle dónde está ubicada la tienda de comics, y bien, estoy feliz de ver a Tae parada a fuera del Comikstore, desde aquí la puedo ver fácilmente, la cosa es ¿Quién es ese tipo al frente de ella?

Pienso que es suficientemente incómodo comunicarme con ella como par ahora más encima, ir hablarle e interrumpir una conversación, entonces prefiero, quedarme aquí y esperar que terminen de hablar.

No soy una genial de lo social, me cuesta intuir qué clase de reacciones tendrían las personas en tal situación, pero por lo que veo Taeyeon y el chico a su lado, están discutiendo.

Veo a Tae tan hermosa como siempre, ¿está llorando? El chico a su lado se parece un poco a ella en la forma de vestir, y por lo que veo también tiene tatuajes ya que esa camiseta sin mangas lo deja ver ¡¡¿quién carajos es él?!! … están discutiendo ya es evidente, pero estoy muy lejos como para oír lo que dicen.

Mi pecho está algo contraído, mi subconsciente sabe que no es alguien que llamaría un “amigo” pero me resigno a creerlo, espera…ya lo creo.

El chico a su frente la abraza y pues…creo que está intentando besarla, jajaja Taeyeon le corrió la cara, no puedo evitar reírme, pero si agudizo un poco la vista Tae no se ve bien ¿le habrá hecho daño? Tengo impotentes ganas de ir y saber todo lo que pasa, sólo escucho los movimientos de los autos al pasar por la avenida que está detrás de mí.

Luego de unos segundos, Tae cedió a su beso, se está besando con el chico, creo que mi cuerpo se volvió algo inestable y tengo una enorme picazón dentro del pecho, pero no es momento de mí irracional ¡¿acaso no lo pensé?! Jamás pensé que una chica tan bella como Tae no tendría pretendientes, si pudo enamorarme a mí, un monstruo que odia todo a su alrededor…¿có-cómo no enamoraría a otro?... ella, es alguien especial y seguro que otra persona se dio cuenta de eso y…yo… yo ¡¿por qué tengo que ponerme a llorar?!

-¿qué me está pasando?...-me susurró en un molesto sollozo.

Me apoye sobre la pared dándole la espalda a la escena que acabo de presenciar, me giré un poco para mirar como si estuviese espiando, el chico sacó el casco sobre la moto estacionada al frente del Comikstore, subiéndose a ella, alejándose de Tae.

Antes de dignarme o tomar el valor necesario para siquiera reaccionar a un paso, observé a Taeyeon, dio un suspiro de dolor mirando al cielo y con pasos rápidos entro a la tienda ¿estará bien?

Al parecer mis deseos de entrar al Comikstore siempre serán aplastados por el enorme temor que tengo antes de entrar a él, con pasos que saqué de no sé dónde, me acerqué a la tienda de comics, sabiendo que en sus adentros está la razón por la cual estaría aquí.

Entré lento, quizás hasta el borde de siquiera hacer sonar la campanillas, quizás hasta un ladrón hubiese hecho más ruido que yo, miré la tienda como si estuviera en casa, la última vez que estuve aquí fue hace tan sólo una semana, pero me pareció una eternidad.

Por primera vez la gente, o mejor dicho niñatos que estaban dentro no me importó, de unos doce hasta quince años, eran dos o tres no sé, no estoy preocupada de ello, además que sólo leen las revistas y comentan frikeadas.

Me asomo hasta el enorme mesón donde Tae atiende, pero no estaba aquí, miro las puertas que conforman supuestamente la zona dónde el empleador hará quizás qué cosa, espero unos segundos impacientes, hasta que una desganada Tae se apareció.

Dio un suspiro de susto al verme apoyada sobre el mesón mirando hacia todos lados.

-no deberías estar aquí –me dice rápido, quitándose el agua del rostro con las mangas de su jersey, con una voz rápida de temor.

-¿por qué? –le pregunto asustada, posiblemente ella me odia por haberla echado de mi casa.

-¿Tu mamá sabe que estás aquí? –se extraña.

-ahh… no –le niego como si en algún momento hubiese querido decirle que sí.

Su rostro se entristeció un poco, pero al instante me regaló una de sus adorables sonrisas soslayadas.

-Si ella te ve conmigo tendrás problemas –me repite, como recordándolo todo.

-lo sé, yo…quería…-empiezo a titubear, veo los rastros de lágrimas en sus ojos, y confirmo que hace unos minutos lo había hecho, quizás con ese chico.

-¿Estás bien? –Me pregunta- no era mi intención que tuvieras problemas –sus ojos se ven arrepentidos ¡¡pero qué joda!! Si su visita a pesar de todo, fue adorable.

-No, digo si estoy bien gracias, yo quería pedirte disculpas por lo que pasó en mi casa –comienzo con mi yo lógico y racional otra vez.

-¿Qué no fui yo la que dio el problema? –se extraña, como echándose la culpa, mi corazón palpita loco.

-no –me río un poco- mi mamá es una tonta, ella es muy anticuada y siempre anda con sus estereotipos de todas las personas –ella al escuchar eso, esboza una sonrisa de alivio.

-bueno, sé que soy algo extravagante y demás, no cualquiera tiene el cabello tintado de rosa –dice tironeando un poco algunos mechones que caen sobre su hombro.

-¿Estás bien? –le pregunto yo ahora, sus ojos tienen un poco de rojo y rastros de humedad triste, ahora aparte de todas la sensaciones que nombre, siento preocupación.

-Si…-responde con una voz quebrada- bueno, algo…-mira la mesa tratando de ahogar sus pensamientos.

-Tenía ganas de estar aquí -¡qué! Sinceridad no es el momento, pero no me arrepiento de haberlo dicho.

-y yo de que estuvieras aquí –dice sonriendo dentro de ese aspecto pusilánime- ¿no fuiste al colegio hoy? –pregunta analizándome, ya que llevo el uniforme.

-Si fui, sólo que salimos temprano.

-Ahh, es por eso que has venido a verme ¿verdad? –vuelve a esas miraditas picaronas ¡¡Súper puta!!

-si ¿y? –respondo a la defensiva, joder de seguro vo