Era como esa sensación cuando alguien te dice “Escucha esta canción, es linda” y cuando la escuchas como que sientes que es una indirecta y dices “¡Me la quería dedicar!” pero bueno, no me refiero directamente a una canción, sino más bien a un libro, un maltratado y buen libro escrito a mano, dedicado en cada palabra a una persona supuestamente especial, ese mismo que me había robado sin querer de la biblioteca y Tae me había convencido de conocer. Tan sólo me falta leer un poco más de un tercio y veré como el querido príncipe que ha salvado a la princesa de sus propios miedos, se hace infinito.

Ahora no debería pensar eso en lo absoluto, ayer me pasé todo el día leyendo el libro entre estudiar para el último examen de matemáticas que definía un buen porcentaje de mi calificación final, ¡¡¿Pero ¡¿quién podría concentrarse si el día anterior se la pasó con Tae?!! ¡En! En eso…  Me dije ¡ya! Ya obtuviste lo que querías maldita Fanny ertida así que hoy te dedicarás cien por ciento a estudiar, pero de ese cien yo diría que fue un cincuenta en leer el libro y el otro cincuenta, no, más bien cuarenta y nueve por ciento en recordar cada gota de Taeyeon en mi boca ¡pero qué sabor tan embriagador! Así que en resumidas cuentas el día de ayer que debía tomármelo para estudiar, estudié en un uno por ciento.

Por fin me había vuelto un pedazo de alma al cuerpo cuando mi papá me regaló un teléfono, extrañamente a escondidas de Leo, quizás dos modelos más moderno del que tenía, ya me decía yo ¡pero qué genial! Cuando recordé que no quería estar con Tae por un día, bueno si quería, pero no debía ya que necesitaba estudiar, he de admitir que mis estudios se fueron a la nada cuando Tae apareció en mi vida… Como decía, entre leer el libro del príncipe Alexander robado, recordar a Tae en posiciones tan dulces y ertidas, hablar con ella por teléfono durante horas y fingir que estaba estudiando para el examen que ahora, justamente ahora estoy rindiendo, no pude hacer nada productivo en lo absoluto.

Y es ahora cuando sostengo con fuerza el portaminas en mi mano derecha, mientras mi mano izquierda sostiene mi cabeza con pereza sobre el banco, los minutos corren sin parar y voy a la mitad de un maldito examen donde no estudie nada, no es que desconozca los procedimientos adecuados para responder, pero me cuesta mucho más el no haber practicado los tipos de problemas, veo los ejercicios y por primera vez me suenan a chino, es chistoso porque tengo descendencia japonés, ehh me estoy distrayendo. El silencio del salón es impresionante y lo único audible a mis oídos son mis pensamientos sobre todo, menos como responder el siguiente ítem.

Con nerviosismo me volteo a mirar a mis compañeros, todos sumisos haciendo sonar el lápiz respondiendo el examen, ¡¿cómo es posible?! Yo que soy amante de las matemáticas y las ciencias, además de ser hija de un profesor de esta mismísima asignatura ¿me sienta así de urgida?

-Hm –escucho un pequeño quejido de risa, volteándome al costado, mirando el reojo de Danitza que disfruta claramente mis gestos de preocupación.

¡Es una muy perra y envidiosa! Esos feos mechones rubios que le caen sobre la frente me molestan, sé que sabe que no estoy concentrada ¿Cuál es su afición por ser mejor que yo en las notas?

-Hwang, su examen está en la mesa –dice el profesor haciéndome espabilar ¡mierda!

Debería dejar de recordar príncipes mata dragones, Taeyeon desnudas y que en tres días será la convención donde tendré que hacer el ridículo en ese traje tan apretadísimo que trae Volcáner… ¿Cómo fue que me convenció? Si realmente no recuerdo haberle dicho que si ¡Argh! Taeyeon es tan ella.

-Veinte minutos chicos -¡No! Me falta la mitad por responder.

¡Ya! Concentración, empiezo a ver los ejercicios más detenidamente, me enredo porque no puedo quitarme a Tae de la mente ¡Argh! veamos…

-Psss ¿qué te pasa Hwang? –susurra burlesca Seo a mi costado obligándome a mirarla de reojo como si quisiera matarla ¡ah espera! Si quiero matarla.

La ignoré, y miré al profesor que había captado el llamado de atención que Seo me hizo. Yo soy de esas personas que odian mentir pero de verdad, la detesto, y si no me ayuda quedándose callada yo haré algo peor, ¡haa! No seré rencorosa, ya Fanny concéntrate en el examen.

-Pss Hwang –dice burlesca mirándome ¡es tan obvia!

La miro directamente sin disimulo alguno, haciendo mímicas con mis labios “Hija-de-puta”

-¿Eh? –Se extraña y vuelvo a decirle eso sin pronunciar la palabra- ¡Oye! –se enoja llamando la atención al entenderme ¡Touché!

-¡Profesor! –levanto mi brazo lo más alto posible volteando mi vista a él- ¡Seo me está pidiendo las respuestas del examen! –Lo pronuncio tan rápido que fue casi entendible.

-¡hey! No es cierto –se queja mirándole.

-Hace rato estás susurrándole a tu compañera, trae tu examen –le pide enojado ¡¡¡oh sí!!!

-¡Pero si es mentira! –me mira con una indignación terrible.

-No mientas –actúo- hace rato me estás molestado –bueno eso es tan cierto.

-Tu examen –insiste el profesor.

-Perra –me dice enojada.

-¡Oiga! Váyase afuera –Seo bufa molesta dejando el examen sobre el escritorio del profesor- y usted guarde silencio –me pide el profesor.

Es tan increíble esta sensación que tengo en los labios de querer reírme ¡bien! Digamos que el examen está comenzando a mejorar.

Luego de intentar hacer los tres ejercicios que me quedaban podría jurar que los dos primeros me habían quedado bien, el último pues… me quede sin tiempo, si tan sólo Tae no hubiese estado volando en mi mente con ese olor tan rico que desprende de todo su cuerpo hubiese tenido tiempo suficiente hasta para transcribir la biblia.

-¡Hwang! Mentirosa –a la salida del colegio me topo con la presidentita que me está empujando.

-No te conviene tocarme –me volteo irónica dirigiéndole una pesada mirada, los chicos que ahí estaban en la salida nos quedaron mirando.

-¿Crees que vas a ganarme porque me haces perder un examen? –se acerca.

-Que no te acerques, de verdad no querrás que pelee contigo –me río, a Baek y Juniel no les fue muy bien que digamos ¡argh! es que ya me siento boxeadora.

-Quizás si quiero pelirroja barata -¿Barata? Escuché un “uuhhh” de la multitud ¡bien! Quiere que le pegue pues le pegó…

-¡Rojita! –escucho a mis espaldas parándome el brazo izquierdo que deseoso se abalanzaría sobre el horrible rostro de la presidenta puta.

-Te salvaste perra –le susurro con desgano volteándome feliz para ver a Tae quien estaba saludándome con su mano apoyada en el barandal fuera del establecimiento.

-Cobarde –escucho a mis espaldas con una risita a Seo, ya que no le tomé atención sólo se fue.

Por suerte la gente que estaba expectante a los posibles golpes estaba ya lejos de mí, así que me fui corriendo a sentir entre mis brazos la razón de todas las sonrisas de mi rostro.

-¿Cómo estás Tae? –le abrazo del cuello con fuerza sintiendo en mi nariz las puntitas del cabello negrito.

-Bien Rojita –me besa la mejilla- te extrañe.

-Y yo a ti –me dejo llevar por su hombro recostando mi rostro en él- ¿Qué haces aquí? -Le cuestiono con una risita, es la primera vez que está aquí o mejor dicho ¿me vino a buscar?

-Salí temprano de trabajar –me responde feliz- Así que pensé venir a buscarte.

¡¡Pero es que más hermosa no puede ser!!

-¡¿Hey qué miran?! –grito a mi alrededor al ver esa panda de buitres con los ojos pegados en mi, mi, mi Tae.

-No te enojes –Taeyepn se ríe abrazándome ¡Tsk! Claro, pero cuando yo quedo mirando a Sunny ahí ella puede enojarse.

-No estoy enojada –le niego estando enojada.

-Sí lo estás y es lindo- ¡Que no estoy enojada!

-No, y punto –me voy.

-¡Hey! –se ríe adelantándose a mí- ¡¿pero por qué te enojas conmigo?! -¿qué le da tanta risa?

-¡Qué no estoy enojada!

-Eres mi enojona –me abraza.

-¡Eres una tonta! – la empujo.

-¿pero qué hice? –vuelve abrazarme.

-Es tu culpa.

-¿por qué? -¡Que deje de reírse!

-Por ser tan linda –la miro de reojo- así no te miraría nadie.

-Si no fuese linda tu tampoco me mirarías –lo analiza sin dejar de quitar su vista.

-¡Claro que sí! –La empujo, bueno si bien me llamo la atención por eso en la convención yo… yo ¡Argh!- ¡Te odio!

-¡pero! –se ríe- Rojita no te enojes –me abraza por la espalda para detenerme.

-No estoy enojada y tampoco celosa.

-Yo nunca dije que estabas celosa –me sopla la mejilla.

-Eres una maldita –bien, está bien me ganó otra vez con su encanto.

-Nop –me besa el cuello- soy tu maldita.

-No seas cursi –la empujo debido a su beso ¡Qué se cree para besarme así en público!

-Pero es lo que querías escuchar ¿no? –Me toma la mano- Déjame ayudarte –me pide la mochila.

¡Ah! ¡Cómo la detesto cuando es tan linda porque la amo tanto!

-Pensaba ir a pasear un rato contigo ¿me dejas? –pone esa cara de súplica como si yo pudiese resistirme.

-¿A dónde vamos?

-Al centro comercial –me abraza- ¿Tienes hambre?

-¿Me estás diciendo hambrienta? –finjo enojo.

-¡Pero argh! eres tan complicada –aun así sigue riéndose, amo su risa.

-Me fascinaría –le beso la mejilla ya que no soy de besarla en los labios públicamente, por petición de mi madre y por gusto propio, lo hayo tan argh no sé molesto besarla en la calle ya que no faltan los maleducados que se quedan mirando, podría decir bueno que es porque ambas somos chicas pero esa mirada de lujuria que ponen me molesta.

Comenzamos a caminar, la mano de Taeyeon chocaba constantemente con la mía, me daban muchas ganas de tomársela y poder apretarla tanto que el calor de ambas se hiciera uno, pero tengo que admitir que esa sensación que ref