Capítulo 14

Vientos Celestiales (Adaptación TaeNy)
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Capítulo 14

—Quédate —rogó Elliott, agarrada del pantalón de Tiffany.

Taeyeon tuvo que reprimir las lágrimas al mirar a su hija cuando Tiffany dejó el maletín y la cogió en brazos.

—Pitufa, es como la otra vez. Volveré antes de que te des cuenta. No llores, por favor —susurró, y le dio un beso en la mejilla —. Tienes que cuidar de mamá mientras yo no esté, ¿vale?

—Vale —murmuró Elliott—. Velves, ¿verdad?

—Sí, pitufa. Volveré. Te lo prometo. Ahora termínate el desayuno.

—Ayós, Phany —se despidió la pequeña, y le dio un beso en la mejilla.

Tiffany y Taeyeon fueron al coche la una al lado de la otra, en silencio.

—Te quiere mucho, Tiffany —le dijo Taeyeon al llegar al vehículo.

Tiffany se volvió hacia ella, sonriente.

—Y yo también quiero al pequeño hobbit. Pero desearía que no se lo tomara tan a pecho cuando me voy.

—Creo que de alguna manera se acuerda de Jessica. Siempre le prometía que volvería a casa, pero se retrasaba. Elliott se quedaba esperándola en la ventana hasta que tenía que llevármela a la cama. No sé por qué lo hacía Jessica —reflexionó Taeyeon en voz alta. Bajó la mirada y removió la tierra con el pie—. A Meredith le preguntó lo mismo.

Tiffany la escuchó, apoyada en el coche.

—Voy a volver, Taeyeon.

Taeyeon levantó la mirada hacia ella.

—Eso espero, vives aquí.

Tiffany se echó a reír y meneó la cabeza.

—Volveré el viernes. Llámame a mí o a Marge si...

—Me conozco el procedimiento, mi General —la cortó Taeyeon, haciendo un saludo jocoso.

Volvió a producirse un silencio incómodo entre las dos, mientras Taeyeon se retorcía el pelo y se acariciaba la barriga en gesto ausente y Tiffany miraba hacia el lago, con el maletín en la mano.

—Bueno... pues... —empezaron las dos al unísono.

Se echaron a reír y Tiffany abrió la puerta del coche.

—Buen viaje —le deseó Taeyeon, y retrocedió.

—Gracias. Taeyeon... —la llamó Tiffany, al cerrar la puerta.

No tenía ni idea de lo que quería decir o si debía decir algo.

—Lo sé, Tiffany. Vete. Nos vemos el viernes.

Se quedó en la entrada hasta que el coche tomó el camino de tierra y Tiffany sacó la mano por la ventana para decir adiós. Taeyeon le sonrió y también agitó la mano.

Taeyeon gimió al agacharse para recoger los juguetes de Elliott, y al erguirse trató de estirar la espalda. Acababa de acostar a la niña, tras asegurarle por centésima vez que Tiffany volvería a casa al día siguiente. Lo cierto es que a Taeyeon empezaba a gustarle la idea tanto como a su hija; se preguntaba qué hacía Tiffany en Chicago cuando no estaba en el estudio y, por alguna razón, quería conocer a la hermosa chelista.

—¿Por qué? —se dijo—. ¿Qué cambiaría eso?

Dejó los juguetes en el sofá y se dirigió pesadamente a la cocina para poner agua a hervir.

—Seguro que Tiffany Hwang prefiere pasar el tiempo con ella que con una embarazada gorda.

Deambuló por la cocina hasta que el hervidor de agua pitó para indicarle que la infusión estaba lista y que por fin podía sentarse.

—La hecho de menos —murmuró Taeyeon, casi maravillada de que fuera así.

Pensar en Tiffany la hizo sonreír y se acercó a la ventana con su taza, para contemplar el lago. Estaba anocheciendo y las estrellas apenas despuntaban en el cielo del crepúsculo; pronto, la luna se elevaría por encima de los árboles. Aquellos bosques eran preciosos y se sentía segura y satisfecha, pero de repente la invadió una oleada de ansiedad. No sabía qué futuro le esperaba a su futuro bebé. Entonces el rostro de Tiffany le vino a la cabeza y sonrió de nuevo. El lago estaba silencioso y disfrutó contemplándolo mientras sorbía su manzanilla.

***

El jueves por la noche, Tiffany estaba junto al gran ventanal de su apartamento, con vistas al Lago Michigan. Había sido un día duro en el trabajo, porque nada sonaba bien, la música no funcionaba... o quizá era ella la que no funcionaba. Echó un vistazo circular a su coqueto apartamento y dejó escapar un suspiro: en Chicago ya no le quedaba nada.

Al preguntarse por qué, se dio cuenta de que la respuesta podía residir a seis horas de allí, en dirección norte. ¿Pero la respuesta a qué? El rostro de Taeyeon le inundaba los pensamientos cada vez más a menudo, y cuando evocó la alborozada carita de Elliott, se rio en alto.

—¿Qué coñ... diablos me pasa? —se preguntó, dando un sorbo de vino, sin apartar los ojos del lago.

El timbre de la puerta la devolvió a la realidad. Echó un vistazo al reloj sobre la repisa y gimió.

—Por favor, que no sea Suzette.

Fue a abrir la puerta y se quedó de piedra.

—¿Qué haces aquí? —preguntó, meneando la cabeza.

Meredith la acalló con un gesto displicente de la mano y entró en la casa sin más, algo falta de aliento.

—¿Has subido por las escaleras? —se extrañó Tiffany, ayudándola a llegar al sofá con una mano bajo su brazo.

Meredith se dejó caer en el sofá con un gruñido.

—No, pero tu apartamento está muy lejos del ascensor.

Tiffany tomó asiento en una silla, enfrente de su abuela.

—Me has dado un susto de muerte —se quedó—. Oye, ¿cómo sabías que estaría en casa... y sola?

—He hablado con Niles. Me ha dicho que estabas algo melancólica hoy, así que sabía que no estarías con la idiota con talento.

—No estaba melancólica. Y deja ya de llamarla así.

—Claro, tesoro. Se me ocurren muchos otros nombres. ¿Qué te parece...?

—Da igual. ¿Quieres beber algo? —ofreció Tiffany, si bien se levantó sin esperar respuesta.

—Preguntas cosas de lo más extrañas. Y hablando de cosas extrañas: ¿verdad que «melancolía» es una palabra muy rara? — comentó Meredith, quitándose los zapatos para estirar los dedos de los pies.

Tiffany volvió con la copa helada y se la dio a su abuela.

—Gracias, querida. Volveré a incluirte en mi testamento.

Tiffany sonrió y se sentó junto a la chimenea para observar las llamas.

—Te pareces mucho a tu madre. Siempre que algo la confundía, ponía la misma expresión pensativa.

—No estoy confundida —objetó Tiffany, levantando la mirada —. ¿Por qué iba a estar confundida?

—Taeyeon, Elliott —contestó su abuela. Y luego, en un susurro, añadió—. Enamorarte.

Tiffany se quedó con la boca abierta.

—Tú chocheas —espetó, y alargó la mano por su copa.

Meredith se rio y dio un trago.

—No estoy enamorada de Taeyeon, abuela.

—No, aún no.

—Abuela...

—Tiff...

Tiffany gimió y echó la cabeza hacia atrás, hasta apoyarla en la losa de la chimenea.

—Por favor, no veas más de lo que hay y te montes películas de amor. No hay nada entre Taeyeon y yo. Joder, el otro día prácticamente la llamé zorra buscafortunas irresponsable y egoísta.

—Pero te equivocabas —le recordó su abuela—. ¿Qué te llamó Taeyeon?

—Arrogante y pomposa.

—Ah, sí. Dio en el clavo, ¿verdad?

Tiffany no contestó, sino que inspiró hondo y luego expiró lentamente.

—Y de aquí a que esto acabe, os volveréis a sacar de quicio y diréis cosas que no sentís o haréis estupideces, pero os volveréis a pedir perdón. El caso es que al final, cariño, te darás cuenta de lo mucho que necesitas a Kim Taeyeon y a su familia.

Tiffany parpadeó varias veces, como si tratara de procesar lo que quería decir su abuela.

—No estoy enamorada de Taeyeon. Ella no está enamorada de mí. Solo la estoy ayudando hasta que nazca el bebé y ella pueda salir adelante. Estoy segura de que quiere recuperar su vida y volver a casa.

Meredith resopló y se comió una oliva.

—Sandeces.

Tiffany negó con la cabeza.

—Yo...

Volvió a sonar el timbre y Tiffany se levantó con un gruñido.

—Me pregunto quién será —musitó Meredith.

—Yo solo quería una noche tranquila.

—Pensando en Taeyeon.

Tiffany rugió y abrió la puerta.

—Adelante —dijo sin más, y se apartó para dejar pasar al recién llegado.

Era Niles, que entró sin hacerse de rogar y sonrió alegremente al ver a Meredith.

—¡Meredith! Qué alegría verte.

Tiffany le dirigió una mirada torva.

—Como si no supieras que estaba aquí.

—Ay, calla. Me bebería una copa de vino —anunció Niles, quitándose el abrigo. Luego tomó la mano que le ofrecía Meredith y se la besó.

—Brian es un cabrón con suerte —opinó esta.

Niles se rio y se sentó a su lado; aceptó la copa que le dio Tiffany y se acomodó sobre los mullidos cojines.

—¿Y de qué estábamos hablando? —se interesó Niles.

—Adivina —refunfuñó Tiffany, de vuelta junto al hogar.

—¿Ya la has convencido? —le preguntó Niles a Meredith.

Ella se encogió de hombros y volteó una oliva en la copa, de manera que Niles se volvió hacia Tiffany.

—¿No te ha convencido?

—No estoy enamorada de Kim Taeyeon.

—Claro que no... aún no.

—Eso mismo le he dicho yo —apuntó Meredith, y dejó la copa al borde de la mesa—. ¿Qué es esto? —preguntó, al ver los diversos panfletos—: «Qué hacer cuando llegue el momento».

Lo leyó por encima y luego se lo pasó a Niles, que lo estudió con atención.

—¿Qué? —se defendió Tiffany, cada vez más avergonzada—. Bueno, Taeyeon pasará aquí unos meses, tengo que saber qué hacer, ¿no?

Los dos asintieron sin despegar los ojos de la lectura.

—Esto no lo sabía —comentó Niles, señalando un párrafo.

Meredith lo leyó sobre su hombro.

—Bueno, querido, es que tú no eres una mujer embarazada.

Siguieron leyendo en silencio, hasta que Tiffany se puso de los nervios y se sentó en el sofá al lado de Niles. Sin dirigirle la mirada, le pasó un panfleto; Tiffany lo cogió y empezó a leer.

—Esto no lo sabía —murmuró.

Niles y Meredith intercambiaron una mirada, pero no abrieron la boca, y Tiffany supo que la aguardaba un buen dolor de cabeza.

***

A la mañana siguiente, antes de tomar rumbo al norte, Tiffany pasó por la Biblioteca de Chicago y dejó el coche en el aparcamiento. El silencio en el enorme edificio resultaba ensordecedor. Tiffany se dirigió al mostrador principal y sacó un papel del bolsillo; la jovencita de detrás del mostrador le sonrió.

—¿Puedo ayudarla?

Lo dijo tan bajito que Tiffany apenas la oyó. Carraspeó y le dio el papel.

—Buscaba este libro.

La mujer echó un vistazo al papel y luego miró a Tiffany.

—¿Para su esposa? —se interesó, con una sonrisa cómplice.

Tiffany notó que se ponía colorada.

—Eh, no, no. Es para una amiga, que está embarazada, y la estoy ayudando...

—¿Tuvo una charla con el doctor Martin y le sugirió este libro?

—¿De qué conoce al doctor Martin? —preguntó Tiffany, perpleja.

La mujer le enseñó el papel y fue cuando Tiffany se dio cuenta de que el médico había anotado la referencia del libro en una receta. Soltó una risita.

—Ya veo.

—Puedo ayudarla a encontrar el libro. Acompáñeme.

Tiffany siguió a la mujer escaleras arriba y luego recorrió con ella unos cuantos pasillos, hasta que la bibliotecaria se detuvo y buscó en una estantería.

—Aquí está —anunció, y le entregó el libro a Tiffany.

—Usted lo ha...

—Sí, lo he leído. Mi mujer y yo tuvimos un bebé hace dos años y a Gina le fue muy bien el libro —le contó la bibliotecaria—. La ayudó muchísimo, porque no tenía ni idea.

Tiffany soltó una carcajada.

—Creo que su mujer y yo estamos en el mismo barco.

—¿Tiene usted carnet de la biblioteca?

Tiffany hizo una mueca y negó con la cabeza; la bibliotecaria le tendió la mano.

—Me llamo Dorie. Necesitaré algún tipo de identificación.

Tiffany le estrechó la mano y sacó la cartera. Al cabo de un rato, Tiffany estaba ojeando el libro mientras Dorie introducía sus datos en el ordenador.

—Esto... ¿cómo...? Quiero decir, si no le importa...

Dorie la miró por encima de las gafas.

—No me importa en absoluto, puede preguntarme lo que quiera.

Mucho más tranquila, Tiffany se apoyó en el mostrador.

—¿Usted tuvo cambios de humor y antojos?

—Oh, Dios, sí. Hubo un punto en que creí que Gina iba a dejarme. ¿Y antojos? Tuve una época loca por la comida china y las patatas fritas.

—Bueno, eso no es tan raro —opinó Tiffany.

Dorie dejó de teclear.

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Comments

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Eli_17 #1
Hermosa historia, la adoré! Gracias por compartirla.
_MAX_KWON_JUNG_
#2
Chapter 24: Asi como tu me he devorado como tu esta historia en un par de horas ha sido genial me he reido mucho sigue adelante espero seguir leyendo muchas historias tuyas ahora tienes un fan mas
sone009_ #3
Chapter 24: Linda historia, Elliott es un amor!
StarbuckInBubblewrap
#4
Chapter 24: Que linda historia, me gusto
Niberian
#5
Chapter 24: A decir verdad se me ha hecho muy corta. La historia es preciosa y no he podido enamorarme más de Elliott, la niña le da muchísimo a la historia. Pero me hubiese gustado que hubiese ido un pelín más lento, que.ahondasen un poquito as en los sentimientos que tenían la una por la otra, porque yo las veo locamente enamoradas sin que haya pasado realmente nada entre ellas. Por lo demás preciosa
Saeko11
#6
Chapter 24: Gracias por compartir esta historia tan linda!!! :)
LlamaAmerica #7
Chapter 24: Haaaaaay pero esta hermosa historia me encanto mucho espere tanto y valió la pena gracias!!!!
roguecr #8
Chapter 23: Hasta q se le hizo a Fanny, que historia tan hermosa, gracias x compartirla.
TaeNy1926
#9
Chapter 23: Jajajajaja.. este capítulo tuvo de todo.. gracias por tan magnifica historia..
LlamaAmerica #10
Chapter 23: JAJAJAJAJAJA si me dio risa lo de la leche JAJAJAJAJA haaaaaay como amo esta historia *-*