Capítulo 21

Vientos Celestiales (Adaptación TaeNy)
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Capítulo 21

 Había llegado el momento. El grito ahogado de dolor que le arrancó la segunda contracción llegó a los tres minutos de la anterior y Taeyeon alargó la mano hacia Tiffany, que se despertó de inmediato.

—¿Ya? —exclamó Tiffany, echando un vistazo al reloj de la mesilla de noche.

Si las miradas mataran, Tiffany habría caído fulminada al instante.

—No creo que al bebé le importe la hora que sea —siseó, con los dientes apretados.

—¿Cada cuánto son? —quiso saber Tiffany, al tiempo que se vestía a toda velocidad. Al ponerse los tejanos se tropezó y se fue de bruces al suelo—. ¡Joder!

Taeyeon puso los ojos en blanco.

—Tiffany, lo último que necesito ahora es tener que llevarte a urgencias.

Dejó escapar un suspiro cuando el dolor de la contracción disminuyó. Tiffany se levantó y se subió la cremallera de los tejanos antes de encender la luz. Entonces cogió el teléfono y llamó a Niles.

—Niles... ya viene. Sí, ahora. Vale... llama a mi abuela. —Colgó el teléfono sin más—. Niles y Brian estarán aquí en diez minutos. Ayer estuvimos planeando la ruta que debían seguir.

Taeyeon intentó burlarse de los preparativos de Tiffany, pero la siguiente contracción transformó su sonrisa en una mueca de dolor.

Tiffany corrió a su lado y se arrodilló junto a ella.

—Vale, voy a llamar a la doctora Haines.

Marcó el número.

—Doctora Haines... Sí... Es la hora... Tres minutos... Sí, sí. De acuerdo —dijo, y respiró hondo, como al parecer le había recomendado.

Taeyeon gritó.

—Salimos en cinco minutos —informó Tiffany a la doctora.

—¡Tiffany! —gimió Taeyeon, estirando la mano.

Tiffany se agachó a su lado de nuevo y le cogió la mano.

—Muy bien, vamos a vestirte.

—Cariño, está bien. Solo pásame las zapatillas.

—¿Zapatillas? ¿Dónde?

Tiffany se puso muy nerviosa y empezó a buscarlas frenéticamente por debajo de la cama. Mientras, Taeyeon se incorporó con mucho esfuerzo y, justo cuando lograba sentarse al borde de la cama, Tiffany salió de mirar debajo y le dio un cabezazo en la mejilla.

—Joder, cariño, ¡lo siento mucho! —gruñó Tiffany, frotándose la cabeza.

Taeyeon se llevó la mano a la mejilla.

—No pasa nada, Tiffany, cálmate antes de que te desmayes —le recomendó Taeyeon, pese al dolor de las contracciones—. Tiffany, ay Dios.

—¿Qué pasa? —preguntó Tiffany, histérica.

La súbita cascada de fluido que le resbaló entre las piernas a Taeyeon la dejó estupefacta.

—Por los clavos de Cristo, ¿qué...?

—Creo que he roto aguas, cielo.

—¿Tus aguas? —chilló Tiffany—. ¿Dónde cojones está Niles?

Taeyeon alargó la mano y Tiffany se apresuró a agarrársela otra vez, con los ojos desorbitados y cara de preocupación.

—Cariño, respira hondo.

Tiffany inspiró unas cuantas veces hasta rozar la hiperventilación y se tambaleó un instante cuando la sangre volvió a subirle a la cabeza.

—Ahora, cielo, me encanta tu cuerpo, pero quizá deberías ponerte una camisa.

Tiffany se miró, semidesnuda, y torció el gesto antes de agarrar un jersey, metérselo por la cabeza y, finalmente, calzarse los zapatos. En ese momento llamaron a la puerta. —No te muevas —le dijo a Taeyeon.

Corrió a abrirles la puerta a Niles y a Brian.

—Muy bien, vosotros dos se quedan con Elliott —anunció Tiffany, le quitó las llaves a Niles y volvió con Taeyeon como alma que lleva el diablo.

—¡Hola! —le gritó Niles a la atribulada mujer.

Brian se rio y se quitó el abrigo.

—Les llamaré cuando puedan traer a Elliott —les dijo Tiffany por encima del hombro mientras ayudaba a Taeyeon a salir.

—¿Han llamado a Meredith? —preguntó Taeyeon, mientras se ponía el abrigo y apretaba la mandíbula contra el dolor.

—Sí, no te preocupes. Viene enseguida, y luego iremos todos al hospital —la tranquilizó Niles, y le dio un beso en la mejilla—. Buena suerte, Taeyeon. No con el bebé, sino con esta —señaló a Tiffany, que estaba de los nervios.

Taeyeon se rio.

—Diganle a Elliott que la queremos. Tráemela luego, Niles — pidió Taeyeon, mientras Tiffany la hacía salir, con ternura, pero con firmeza.

—Tiffany, por favor, que no nos multen. Estoy bien, tenemos mucho tiempo —pidió Taeyeon, con el rostro desencajado.

La mujer que amaba condujo como una loca por las oscuras calles de Chicago. Ante la entrada de urgencias, frenó derrapando, y cuando fue a salir del coche, se olvidó de que llevaba puesto el cinturón de seguridad. La marca del tirón que le dejó en el cuello le duraría varios días. Por el momento se limitó a gruñir de dolor y a manosear el enganche traidor para liberarse, pero sin éxito.

—¡Por amor de Dios! —rugió, furiosa.

A punto estuvo de arrancar el cinturón entero de la puerta del coche.

—Tiffany, cariño, por favor —le suplicó Taeyeon entre contracciones.

—Estoy bien —graznó Tiffany, estirando el cuello.

Corrió al interior del hospital y se hizo con una silla de ruedas, con la que intentó estúpidamente pasar por las puertas giratorias y se quedó encallada. Buscó a Taeyeon con la mirada, oyó sus gritos amortiguados desde el coche y retrocedió con la silla.

—¡Estúpidas puertas de mierda! —gritó, y se dirigió a la puerta automática.

En cuanto se abrió, se plantó delante de Taeyeon en un abrir y cerrar de ojos para ayudarla a sentarse. Enseguida la metió en el hospital en la silla de ruedas, a través de las puertas automáticas.

—Tiffany, cariño, frena —pidió Taeyeon, aquejada de una nueva contracción.

Tiffany llevó la silla y a su ocupante ante el puesto de enfermeras. La más mayor sonrió a Taeyeon.

—¿El bebé ya llega? —se interesó. Entonces se fijó en la marca enrojecida que Tiffany tenía en el cuello—. ¿Qué ha pasado?

Taeyeon agitó una mano para descartar la cuestión.

—Hemos tenido una experiencia cercana a la muerte al salir del coche.

Tiffany puso los ojos en blanco mientras la enfermera se echaba a reír y les pasaba los formularios que debían completar.

—¿Es que nadie va a preocuparse de lo que toca? —gimió Tiffany.

—Es peor que un hombre —comentó la enfermera, con un guiño hacia Taeyeon.

Le dejó un bolígrafo a Tiffany y esta rellenó los papeles en menos que canta un gallo.

—La doctora Haines ha llamado: está de camino. Vamos a prepararla. Venga, mami —la animó la enfermera.

Tiffany se quedó quieta, hasta que Taeyeon levantó la mirada y le cogió la mano.

—Tiffany, cariño, te habla a ti.

—Oh —pestañeó Tiffany—. Oh —repitió, como si acabara de entender la teoría de la relatividad. Así que las siguió por el pasillo.

Dos horas después, Taeyeon estaba en la camilla ginecológica con estribos, sudando profusamente. Cada contracción le arrancaba un chillido. Tiffany le sostenía la mano y le secaba el sudor de la frente. 

—No pasa nada, mi vida.

—¿Y tú qué coño vas a saber? ¡El próximo lo tienes tú!

Horrorizada, Tiffany abrió desmesuradamente los ojos e hizo una mueca cuando Taeyeon le estrujó la mano. No tenía ni idea de que aquella mujer tuviera tanta fuerza, pero lo cierto es que casi cayó de rodillas. Justo en ese momento entró la doctora Haines, con una sonrisa en los labios.

—Vaya, buenos días. ¿Cómo está la mamá?

—Estoy bien... —Tiffany calló cuando Taeyeon la fulminó con la mirada—. Ah.

La doctora se rio y procedió a examinar a Taeyeon.

—Muy bien, estás dilatando perfectamente, Taeyeon —le dijo, y le tomó la presión.

Tiffany fue la que se dio cuenta de que fruncía el ceño, ya que Taeyeon estaba demasiado ocupada con las contracciones.

—Muy bien, Taeyeon. Tienes la presión un poco baja, pequeña. La iremos controlando, ¿vale? —le dijo con un guiño.

Impotente, Tiffany solo pudo ser testigo de los quejidos de Taeyeon, que intentaba no gritar con cada contracción.

—Lo estás haciendo muy bien, Taeyeon. Ahora respiraciones cortas y puja...

Taeyeon obedeció y dejó escapar un grito al pujar. Tiffany le apretó la mano y le ofreció palabras de aliento.

—Puja, cariño —la animó.

Taeyeon asintió y volvió a pujar. La doctora Haines levantó la mirada para vigilar la presión sanguínea, pero de repente Taeyeon se desplomó sobre la almohada, blanca como el papel.

—Muy bien, nos la llevamos a quirófano.

Tiffany se quedó donde estaba, sin saber cómo reaccionar.

—¿Cómo?

—Tiffany, le está bajando mucho la tensión. Solo es para asegurarnos de que todo vaya bien. Espera fuera. Iré a buscarte luego.

—¿Pero está...? —croó Tiffany.

Taeyeon gemía y le agarraba la mano con todas sus fuerza

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Comments

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Eli_17 #1
Hermosa historia, la adoré! Gracias por compartirla.
_MAX_KWON_JUNG_
#2
Chapter 24: Asi como tu me he devorado como tu esta historia en un par de horas ha sido genial me he reido mucho sigue adelante espero seguir leyendo muchas historias tuyas ahora tienes un fan mas
sone009_ #3
Chapter 24: Linda historia, Elliott es un amor!
StarbuckInBubblewrap
#4
Chapter 24: Que linda historia, me gusto
Niberian
#5
Chapter 24: A decir verdad se me ha hecho muy corta. La historia es preciosa y no he podido enamorarme más de Elliott, la niña le da muchísimo a la historia. Pero me hubiese gustado que hubiese ido un pelín más lento, que.ahondasen un poquito as en los sentimientos que tenían la una por la otra, porque yo las veo locamente enamoradas sin que haya pasado realmente nada entre ellas. Por lo demás preciosa
Saeko11
#6
Chapter 24: Gracias por compartir esta historia tan linda!!! :)
LlamaAmerica #7
Chapter 24: Haaaaaay pero esta hermosa historia me encanto mucho espere tanto y valió la pena gracias!!!!
roguecr #8
Chapter 23: Hasta q se le hizo a Fanny, que historia tan hermosa, gracias x compartirla.
TaeNy1926
#9
Chapter 23: Jajajajaja.. este capítulo tuvo de todo.. gracias por tan magnifica historia..
LlamaAmerica #10
Chapter 23: JAJAJAJAJAJA si me dio risa lo de la leche JAJAJAJAJA haaaaaay como amo esta historia *-*