—Tenéis que venir a verme a Chicago —les dijo Meredith, cuando la acompañaban al coche.

—Me encantaría, Meredith. Muchas gracias —repuso Taeyeon, con lágrimas en los ojos. Le dio un abrazo a la anciana y la besó en la mejilla.

—Y cuídame a esta cabeza hueca, ¿quieres? —añadió Meredith, señalando a Tiffany.

Su nieta puso los ojos en blanco y Taeyeon se rio y se enjugó los ojos.

Elliott hizo un puchero y estiró los brazos hacia Meredith.

—Adiós, princesita mía.

—Ayós, abuela —contestó Elliott—. ¿Velves?

Meredith le dio una palmadita en la barbilla.

—Tú intenta impedírmelo.

Entonces atrajo a Tiffany contra su pecho y esta la abrazó con fuerza.

—Venga, abuela, si te veré cuando vuelva a Chicago...

—Trae a las chicas —le ordenó, y le dio un cachecito en la mejilla—. Pórtate bien hasta entonces.

Tiffany cogió a Elliott en brazos y despidió a su abuela con la mano, mientras el enorme coche maniobraba en el camino de entrada.

—¡No mates a nadie! —le gritó Tiffany.

Taeyeon le dio un palmetazo en el hombro y le cogió a Elliott.

—Será mejor que nosotras también vayamos saliendo. Tengo cita con el médico dentro de una hora —miró a Tiffany a los ojos —. Gracias por llevarme y por quedarte con Elliott.

—Nos lo pasaremos bien —aseguró Tiffany.

Tras esperar pacientemente a que Taeyeon se preparara, recorrieron el corto trayecto en coche hasta la clínica y Tiffany aparcó justo delante de la consulta del médico.

—Elliott, pórtate bien con Tiffany —advirtió Taeyeon a su hija, dándole un beso en la rubia cabecita. Entonces se dirigió a la otra mujer—: Tiffany, pórtate bien con Elliott —añadió con una risilla.

—Qué graciosa —replicó Tiffany.

No pudo evitar sonreír cuando a Taeyeon le chispearon los ojos ónice y le costó Dios y ayuda apartar la mirada, hasta que notó que le tiraban de los pantalones cortos.

—Vamos, Phany —protestó Elliott, tirando con más fuerza.

Taeyeon se rio.

—Será mejor que os marchéis. Supongo que no tardaré más de media hora o así.

—Te esperaremos aquí —le dijo Tiffany.

—Id con cuidado —pidió Taeyeon, sin poder ocultar la preocupación.

—¿Qué quieres que pase? —le preguntó Tiffany, dejándose arrastrar por Elliott calle abajo.

Taeyeon esperó sentada en la consulta mientras el viejo médico rellenaba su historial.

—Parece que todo va bien, aunque debería haber ganado un poco más de peso. ¿Cómo va todo lo demás? Su marido...

—No estoy casada, doctor —respondió Taeyeon.

El anciano consultó el historial de nuevo.

—Ya veo. Disculpe por hacer suposiciones, en estos tiempos, ya no se sabe. Bueno, lo está haciendo todo muy bien, siga así. ¿Su...? —volvió a dudar, y se puso colorado delante de Taeyeon—. ¿Vive usted sola?

Fue el turno de sonrojarse de Taeyeon.

—No... Por el momento vivo con una amiga. A lo mejor la conoce, se llama Tiffany Hwang.

El doctor levantó una ceja, así que a Taeyeon no le quedó ninguna duda de que el doctor Martin conocía a Tiffany.

—Me está ayudando muchísimo —prosiguió Taeyeon. Sonrió al evocar la cena quemada de la víspera y lo mucho que la ayudaba con Elliott—. Más de lo que cree —completó en tono ausente.

Recordó la noche que habían pasado las tres juntas en la cama y Taeyeon había leído para ellas. También se acordó de cómo la había mirado Tiffany. Era como si aquellos ojos marrones la atravesaran. O puede que eso fuera lo que ella deseaba. Dejó escapar un hondo suspiro de satisfacción y entonces se dio cuenta de que el doctor Martin la estaba mirando. Este sonrió y ella carraspeó.

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