Capítulo 2

Vientos Celestiales (Adaptación TaeNy)
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Capítulo 2
 
—Oh, Tiffany, Dios... qué cosas me haces —gimió Suzette.
Estaba desnuda, tumbada sobre los cojines frente a la enorme chimenea. Suspiró y contempló a Tiffany mientras le besaba el pecho y frotaba delicadamente su estilizado cuerpo contra ella.
—Dios mío, eres la mejor amante que he tenido nunca —susurró en un gemido gutural.
Tiffany levantó la cabeza y la miró con sus chispeantes y felinos ojos marrones. Ronroneó contra el pecho de Suzette, que respingó y la agarró del corto cabello entrecano.
—Me lo tomaré como un cumplido, ya que diría que has estado con la mitad de la orilla norte de Chicago —farfulló Tiffany.
Suzette rio y le tiró del pelo a su amante.
—Lo digo en serio. Eres asombrosa.
—Mi madre decía que si se hace algo, hay que hacerlo bien. Y, mi querida Suzette, tú te mereces que te hagan las cosas bien.
Tiffany gimió y le mordisqueó el pezón endurecido con cuidado. Entonces alcanzó la coctelera de Martini, vertió la bebida helada en una copa de pie alto y luego le pasó el frío metal por el lateral del pecho a Suzette, que arqueó la espalda.
—Tiffany —exclamó.
—¿Sí?
Tiffany le ofreció la copa de Martini y las dos dieron un sorbo silencioso. Entonces Tiffany cogió la oliva de la copa y se la colocó seductoramente en el ombligo a su amante. Suzette rio cuando Tiffany le dijo al oído:
—Luego nos ocuparemos de eso.
A continuación le demostró a la adorable Suzette todo lo asombrosa que podía ser.
 
Enredadas delante del fuego, las dos mujeres jadeaban pesadamente.
—¿Me he comido la oliva?
Suzette se rio.
—Sí, te has comido la oliva y todo lo que se te ha puesto por delante.
Tiffany levantó la cabeza y la miró con sus traviesos ojos marrones.
—Tenía hambre.
—Deberías volver al trabajo. Me temo que te he interrumpido —suspiró Suzette, pasándole las uñas por la espalda.
—Una interrupción deliciosa. Necesitaba un descanso. No podía pasarme ni un minuto más sentada al piano —aseguró, y le besó el hombro. En ese momento sonó el teléfono y Tiffany gruñó desde el fondo de la garganta—. Aish... —musitó, pero no se movió.
—Cógelo, podría ser tu productor —le recomendó Suzette, instándola cariñosamente a levantarse.
—Mierda.
Tiffany rodó para ponerse de espaldas y cogió el teléfono.
—Más vale que sea importante —ladró al auricular, con la vista fija en el techo.
—¿Tiffany? Soy Roger. Tienes que venir a Chicago. Tengo una carta certificada de un abogado de Albuquerque. ¿A quién conoces tú en Nuevo México?
Tiffany frunció el ceño al percibir la preocupación en su tono de voz, sin apartar la mirada de las largas vigas del techo.
—A nadie. Al menos que yo sepa.
Rio y observó a Suzette moverse entre sus piernas. Contuvo el aliento y le acarició el rubio cabello cuando Suzette se las separó y le besó la cara interior del muslo.
—Ro... Roger, estaré allí mañana por la mañana —concluyó, y soltó el teléfono con una exhalación.
 
—¿Quién era? —le preguntó Suzette al cabo de un rato, acurrucada en brazos de Tiffany, mientras esta contemplaba las llamas y le acariciaba el hombro distraídamente.
—Mi abogado, Roger. Alguien de... —se interrumpió, y compuso un gesto pensativo—. No me acuerdo de dónde me ha dicho. Bueno, que ha recibido una carta. Parecía preocupado.
Suzette hizo un puchero.
—¿Eso quiere decir que tenemos que marcharnos?
Tiffany soltó una carcajada.
—No hagas como si te molestase. Sé lo mucho que te gusta la naturaleza.
Suzette levantó la vista y sonrió perezosamente.
—Soy una chica de ciudad. Me encanta Chicago.
Tiffany se quitó de encima a Suzette de un empujón cariñoso, se levantó con un resoplido y le tendió la mano para ayudarla a levantarse.
—Te encanta gastar dinero —levantó a Suzette y la atrajo a sus brazos.
—No te pongas en plan campestre conmigo, Hwang. A ti también te pirran las luces de la ciudad. No eres capaz de pasar demasiado tiempo lejos de Chicago —alargó la mano y le acarició un seno a Tiffany—. Me gustaría pensar que tengo algo que ver en eso.
—Deberías —susurró Tiffany. Entonces rio y se apartó de su amante—. Tengo que organizarme, hemos de salir por la mañana.
Le dio un palmetazo en el trasero y se encaminó al dormitorio.
El trayecto de vuelta desde Wisconsin fue largo. Mejor dicho, largo para Tiffany, porque Suzette se pasó roncando todo el camino hasta llegar a Chicago. Aparcó en el garaje subterráneo del edificio de apartamentos de Suzette.
—Despierta, Bella Durmiente.
Suzette gimió y se desperezó.
—¿Ya hemos llegado?
—Sí, cariño. Gracias por hacerme compañía —replicó Tiffany, mientras se desabrochaba el cinturón de seguridad.
Suzette echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos.
—Vamos, Suzette. He quedado con Roger.
Bajó y sacó dos maletas del maletero. Cabeceando para sí, las llevó al ascensor.             —Anda que... dos maletas para tres días.
Adormilada, Suzette se reunió con Tiffany en el ascensor.
—Supongo que puedes subirte las maletas sola —le dijo Tiffany cuando se abrieron las puertas del ascensor. Besó a Suzette y le dio una palmadita en la mejilla—. Te veo en el ensayo. Estúdiate la partitura. Me gustaría escuchar un poco de sentimiento en esos acordes.
—No vayas de chulita, Tiff —contestó Suzette, al tiempo que cogía el equipaje y pulsaba el botón—. Me lo he pasado muy bien. Hasta luego.
Agitó la mano como despedida y le lanzó un beso antes de que se cerrara la puerta. Tiffany se quedó allí un momento, mirando la puerta del ascensor, y esbozó una sonrisa avergonzada.
—Yo también te quiero.
Meneó la cabeza y se marchó. Después de dejar a Suzette en su elegante torre de apartamentos, Tiffany condujo a través del tráfico del centro de Chicago, cosa que detestaba. En cuanto había ganado lo suficiente como compositora para cine y televisión, había dejado su apartamento de lujo y se había mudado a una cómoda cabaña de madera en la parte alta de Wisconsin, convertido en su amado estado de adopción. Su casa estaba junto a un pequeño lago y era como vivir en otro mundo en comparación con el bullicio de su ciudad natal.
Tiffany sonrió al recordar su infancia en la ciudad. Su madre estaba siempre alimentando su amor por la música y por el piano con sus ánimos constantes. Se rio abiertamente al evocar el día en que les había dicho a su madre y a su abuela que era lesbiana. Tenía diecinueve años y acababa de empezar la universidad con una beca de música...
 
Sentada al piano en su estudio, Tiffany se pasó los dedos por la larga melena pelirroja y se crujió los nudillos.
—Arrrgh —gritó su abuela—. No hagas eso. Eleanor, dile que no lo haga.
Tiffany oyó reírse a su madre y volvió a hacerlo. A veces era de lo más divertido sacar de quicio a su abuela. A continuación abrió la partitura y empezó a tocar. Se sentía viva al golpear las teclas negras y blancas con los dedos. Tocó la música que había escrito ella misma, con una sonrisa en la mirada. Mientras tocaba, levantó la vista y vio a su madre sonriéndole con los ojos marrones anegados en lágrimas.
Su abuela aspiró por la nariz ruidosamente y dio un sorbo de té.
—¿Cómo diantres vas a entrar en el Carnegie Hall si no tocas a los clásicos? —refunfuñó.
Tiffany sonrió sin dejar de tocar.
—¿Quieres que pare?
—No, ya que estás, acaba —contestó su abuela, que le guiñó el ojo a la madre de Tiffany.
Tiffany se detuvo y frunció el ceño.
—¿Qué pasa, Tiff? —se interesó Eleanor, acercándose al piano.
—No sé cómo acabarla —explicó Tiffany.
Las dos se miraron a los ojos. Su madre ladeó la cabeza y sonrió.
—Suena muy romántica.
—Supongo.
—¿Es para alguien en particular?
Tiffany se encogió de hombros.
—Puede.
Nada más oírlo, su abuela se les acercó en menos que canta un gallo.
—¿Quién? No me lo digas. El chico Gentry... ¿cómo se llama? —preguntó con vivo interés.
La madre de Tiffany no apartó los ojos de ella.
—No es él, ¿verdad, cariño?
Tiffany notó que se le llenaban los ojos de lágrimas como a su madre.
—No, mamá. No es el chico Gentry.
—¿Entonces quién? —la interrogó alegremente su abuela.
Tiffany sabía que soñaba con una gran boda en la catedral de San Patricio y pensó que iba a defraudarla terriblemente.
—No creo que queráis saberlo —afirmó Tiffany.
Rompió el contacto visual con su madre, agachó la mirada y la posó sobre las teclas, acariciándolas con cariño, pero Eleanor la cogió de la barbilla y le hizo mirarla a la cara. Sonreía, llena de curiosidad.
—Yo sí quiero.
—Bueno, y yo también —se apresuró a apuntar su abuela, que no quería quedarse al margen.
Tiffany tomó aire y miró de reojo la expresión expectante de su abuela antes de decir:
—Nancy Folberg.
Su madre pestañeó y, por un momento, se la vio perpleja, pero enseguida esbozó una sonrisa llena de curiosidad. Tragó saliva y titubeó, como si intentara procesar la información. Tiffany aguardó, con el corazón en un puño. Miró a su abuela, que parecía completamente fuera de onda.
—¿Nancy? —repitió—. Pero es una mujer. No entien...
—Madre, por favor —la silenció la madre de Tiffany, levantando una mano.
—Lo siento, mamá —aseguró Tiffany, que se sentía súbitamente muy avergonzada.
—Bueno, yo diría que...
—Madre —la advirtió Eleanor. Había tanto amor en sus ojos que Tiffany estuvo a punto de romper a llorar—. ¿Se trata de alguien especial? Conozco a Nancy. Es una chica encantadora.
—Oh, Dios mío —exclamó su abuela, y se dejó caer en la silla más cercana—. Eleanor Hwang, no me puedo creer que tu hija esté diciéndote esto y tú...
Ni Tiffany ni su madre le hicieron ningún caso.
—Sí que lo es, mamá —coincidió Tiffany—. No... no sé por qué ni cómo. Lo único que sé es que me hace sentir igual que dices que te hacía sentir papá.
Su madre asintió y su sonrisa se ensanchó.
—Entonces es especial y me alegro por ti, Tiff Hablaremos de todo esto luego. Ahora acaba su canción.
Tiffany frunció el ceño.
—No estoy segura de que sea para ella, sino para alguien... —empezó a decir, aunque no terminó la frase.
Eleanor se puso detrás de ella y le cogió la larga melena entre las manos para acariciársela. Tiffany cerró los ojos mientras su
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Comments

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Eli_17 #1
Hermosa historia, la adoré! Gracias por compartirla.
_MAX_KWON_JUNG_
#2
Chapter 24: Asi como tu me he devorado como tu esta historia en un par de horas ha sido genial me he reido mucho sigue adelante espero seguir leyendo muchas historias tuyas ahora tienes un fan mas
sone009_ #3
Chapter 24: Linda historia, Elliott es un amor!
StarbuckInBubblewrap
#4
Chapter 24: Que linda historia, me gusto
Niberian
#5
Chapter 24: A decir verdad se me ha hecho muy corta. La historia es preciosa y no he podido enamorarme más de Elliott, la niña le da muchísimo a la historia. Pero me hubiese gustado que hubiese ido un pelín más lento, que.ahondasen un poquito as en los sentimientos que tenían la una por la otra, porque yo las veo locamente enamoradas sin que haya pasado realmente nada entre ellas. Por lo demás preciosa
Saeko11
#6
Chapter 24: Gracias por compartir esta historia tan linda!!! :)
LlamaAmerica #7
Chapter 24: Haaaaaay pero esta hermosa historia me encanto mucho espere tanto y valió la pena gracias!!!!
roguecr #8
Chapter 23: Hasta q se le hizo a Fanny, que historia tan hermosa, gracias x compartirla.
TaeNy1926
#9
Chapter 23: Jajajajaja.. este capítulo tuvo de todo.. gracias por tan magnifica historia..
LlamaAmerica #10
Chapter 23: JAJAJAJAJAJA si me dio risa lo de la leche JAJAJAJAJA haaaaaay como amo esta historia *-*