Capitulo VIII

Tras el telon de pino

Taeyeon estaba ante el espejo, alisándose la falda a la altura de las caderas. Odiaba los trajes sastre y la incomodidad de embutirse en la prisión de las medias, la falda, la chaqueta y los condenados zapatos de tacón.

Sin embargo, no pudo evitar sonreír. Estaba guapa. Hara apenas podría reconocerla. Intentó mover los dedos de los pies: odiaba aquellas estrechuras. Unas horas antes había tenido un arrebato de rebeldía, y pensó si llevar pantalones y que murmurasen lo que quisieran; sin embargo, si su madre no iba a estar allí para verla no merecía la pena, de modo que había acabado por enfundarse el bien planchado traje, medias incluidas, e incluso se había maquillado un poco.

—Si esto hubiese sucedido un par de meses atrás, me habrían visto con el pelo cortado al —murmuró para sí.

De joven había sido muy rubia, pero con los años su tono había oscurecido bastante. Recordaba bien la primera vez que se lo rapó. ¡Menudo show! Había comenzado a hacer deporte, y la larga cabellera era un estorbo. Le pidió a su madre que la llevase a la peluquería para cortarlo, pero ella se negó en redondo, murmurando algo sobre la posibilidad de hacerse animadora. De modo que Taeyeon convenció a Tiffany para que se lo cortase. Cuando la señora Hwang vio aquel desastre intentó remediarlo en lo posible, mientras proclamaba que la señora Kim la despellejaría si se enteraba. Al final resultó que fue Taeyeon a quien acabó despellejando.

Ahora llevaba el pelo más largo, cortado a capas. Lo cepilló hacia atrás y se miró en el espejo. ¿Y ahora qué? ¿Iría a ver a su madre? Taeyeon compuso una mueca de fastidio: la idea no la tentaba ni lo más mínimo.

El espejo le mostró su portátil, que descansaba sobre la cama. Ni siquiera lo había abierto. Estaba segura de que Hara le habría escrito varios correos electrónicos para recordarle la fecha de entrega. Le había pedido que no la llamase excepto en caso de urgencia, y hasta entonces su agente había cumplido su palabra. Esa noche pensaba echar un vistazo a su correo, y tal vez incluso trabajaría un poco. Todavía no había decidido cuánto tiempo iba a quedarse, aunque el señor Lee Minho le había pedido que esperase una semana para poder ocuparse de lo del testamento, como él decía. Otra cosa más que tampoco la tentaba en absoluto. No deseaba enfrentarse a su tío Heechul por algo así.

Volvió a la realidad al escuchar una discreta llamada en la puerta de su cuarto. Fue hacia ella y la abrió: Amanda, recién duchada y envuelta en su albornoz, se quedó inmóvil, mirándola con los ojos muy abiertos.

—¿Qué ocurre?

—Vaya, vaya: estás preciosa, Taeyeon.

Ella se ruborizó ligeramente, pero consiguió encogerse de hombros con desenvoltura mientras contestaba:

—Gracias.

—Minho quería asegurarse de que supieses que puedes ir hasta allí con nosotros. Y también sentarte a nuestro lado en la iglesia, por supuesto. Estoy segura de que tu tío Heechul y su familia se adueñarán de los primeros bancos.

—Bueno, es el único hermano de mi padre.

—Nadie nos ha llamado, por cierto. Tal vez ni saben que estás en el pueblo.

Taeyeon alzó la cabeza.

—Pues están a punto de saberlo. He decidido ir primero al hospital, para acabar con esto de una vez —añadió con un nuevo encogimiento de hombros.

—¿Estás segura?

—Sí. No te preocupes —añadió con una sonrisa—, tan sólo quiero que sepa que he venido.

—¿Y también que asistirás al funeral y ella no?

—Sí, algo así.

Taeyeon fue hacia su maletín y metió en él el móvil y la cartera.

—Dudo que me quede mucho tiempo —añadió mientras cerraba de golpe el maletín y recogía las llaves.

Al contemplar de reojo su imagen en el espejo pensó que, más que a un funeral, parecía que iba a una reunión de negocios.

—Llama si necesitas algo, o si hay problemas, ¿de acuerdo?

—No habrá ningún problema, Amanda. Sé cómo tratarla. Nos vemos en la iglesia.

A pesar de aquellas valientes palabras, Taeyeon notó que la aprensión la iba dominando conforme se acercaba al pequeño hospital. Cuando era adolescente había intentado enfrentarse a su madre en numerosas ocasiones, y en la mayoría de ellas había perdido. Su padre había sido incapaz de intervenir, incluso entonces. Los deseos de su madre solían ser ley. Pues bien, aquello se había acabado: Taeyeon se había hecho a sí misma, y no le debía a su madre absolutamente nada. De hecho, no debía nada a ninguno de los dos.

—Entonces, ¿para qué has venido? —se preguntó en voz alta.

No supo qué responderse. En todos aquellos años se había autoconvencido de que no tenía padres, ni familia. Nunca pensó volver a verlos. En realidad no quería volver a verlos. Y lo había cumplido; no los necesitaba para nada. Y sin embargo, cuando recibió aquella llamada telefónica apenas dudó antes de aceptar volver a Pine Springs. Tal vez, como le había dicho a Hara, necesitaba finiquitarlo todo. Tal vez después pudiese continuar con su vida, comprometerse en una relación seria, en lugar de conformarse con los ligues de una noche que parecían dominar su presente.

El hospital bullía en aquella mañana de sábado, según pudo ver al estacionar su vehículo. Una mujer con un niño pequeño la precedió en la entrada, y tuvo que esperar mientras solicitaba información en el mostrador de recepción. Se quedó un poco atrás mientras observaba detenidamente el vestíbulo del hospital. Sólo entonces reparó en el letrero, que proclamaba las grandes riquezas que poseía su padre: «Sala de Maternidad Kim».

—¿Puedo ayudarla en algo?

Taeyeon se volvió hacia el mostrador y asintió.

—La habitación de Madeline Kim, por favor.

La enfermera echó un rápido vistazo al ordenador y sonrió.

—En el piso de arriba, habitación dos diecinueve.

—Gracias.

Taeyeon se encaminó resueltamente hacia el ascensor. Sólo tuvo que esperar unos segundos antes de que sonase una nota musical y se abriesen las puertas. Una vez dentro, respiró hondo para calmar los nervios. Se preguntaba qué aspecto tendría su madre, tendida en una cama de hospital. La recordaba siempre vestida y maquillada como para ir al club de campo o a la iglesia, nunca de modo informal. Sin duda, el hecho de estar allí encerrada tenía que ser un tormento para ella.

Al llegar al pasillo miró a su alrededor, fijándose en el número de la habitación más cercana. Giró a la derecha y sólo tuvo que pasar tres puertas más hasta localizar la habitación de su madre. La puerta estaba entreabierta. Se quedó un momento escuchando el sonido de la televisión con gesto ausente, antes de llamar suavemente con los nudillos. Inclinó la cabeza a un lado, intentando atisbar el interior. Entonces una apagada voz la invitó a entrar.

—Allá vamos —susurró.

Entró en la estancia, apoyándose despreocupadamente contra la puerta mientras miraba a su madre a los ojos. En seguida obtuvo la reacción que esperaba: se oyó un quejido ahogado, y el mando a distancia que su madre tenía en la mano cayó al suelo.

—Hola, madre —dijo Taeyeon con gran calma—. Tienes buen aspecto.

—¡Tú! —consiguió contestar ésta—, ¿qué demonios estás haciendo aquí?

Taeyeon  se separó de la pared, acercándose lentamente al lecho. La mujer a la que más había temido en toda su vida yacía indefensa, inmovilizada por un yeso que le cubría todo el tronco. Sin embargo, del cuello para arriba estaba exactamente igual que la mujer que ella recordaba: el cabello oscuro perfectamente peinado, un maquillaje minuciosamente aplicado... quién diría que llevaba cuatro días allí.

—He venido al entierro de mi padre, está claro. Tu esposo.

Taeyeon se inclinó para recoger el mando a distancia, y a continuación lo dejó sobre el lecho, fuera del alcance de su madre.

—Es una pena que no puedas asistir —continuó—. Estoy segura de que eso te parte el corazón.

—No tienes nada que hacer aquí. Hace ya mucho tiempo que dejaste de ser nuestra hija.

—Ah, sí —contestó Taeyeon, cruzándose tranquilamente de brazos—. Creo que fue el día que me echaste del pueblo.

—Tú te lo buscaste. Podrías haber elegido otra cosa.

—¿Otra cosa? ¡Ah, es cierto, Kyle Brandom! Ese habría sido un magnífico matrimonio, siendo ambos homouales. ¿De verdad esperabas tener nietos?

—¡Sal de mi habitación!

—¿Es eso lo único que tienes que decir? Me decepcionas, madre, con lo despiadada que solías ser.

—Estoy segura de que Lee Minho está detrás de esto, y lo primero que pienso hacer es despedirlo como abogado de la familia. No tenía el menor derecho a ponerse en contacto contigo.

—Ah, ¿sí? Es un buen hombre. La verdad es que me alojo en su casa. Amanda y él han sido unos anfitriones encantadores.

—¡Debería haberlo sabido! ¿Qué es lo que quieres? ¿Has venido a reclamar la fortuna de tu padre? Pues estás muy equivocada, jovencita. Tu padre te despreciaba, a ti y a tu ertido estilo de vida. No obtendrás ni un centavo de su dinero. Se ha reído de ti.

Taeyeon sonrió.

—En realidad creo que es de ti de quien se ha reído, madre. Pero no, no he vuelto por el dinero. Tengo ya mucho, gracias. Y eso se lo debo a ustedes. Puede que hayas oído hablar de mi primera novela, No hay lugar para la familia.

Al ver que los ojos de su madre se abrían como platos, Taeyeon asintió:

—Sí, debería darte las gracias. La madre de esa historia era una copia exacta de ti. Creo que te retrataron bien en la película. Una pena que tuviese una muerte tan trágica.

—¡Sal de mi habitación, antes de que llame a seguridad!

—¿Servicio de seguridad? ¿Tienen de eso en Pine Springs?

—¡Fuiste la desgracia de la familia, y tienes el descaro de aparecer en su funeral, como si todavía formases parte de ella! ¿Cómo te atreves? ¿Es que no piensas en lo que andarán diciendo por ahí?

Taeyeon se echó a reír.

—Vaya, ese ha sido siempre tu problema, madre, tan preocupada por lo que la gente piense de ti, o sobre todos nosotros, cuando de hecho a la mayoría le importa un pimiento nuestra pequeña familia.

—Tu padre era el dueño de esta ciudad. Era el alcalde, y daba empleo a la mitad del condado, así que por supuesto que debemos dar ejemplo a las gentes de aquí.

—¿Ejemplo? ¿Así que echaste de casa a tu única hija para dar ejemplo, al ver que el hermano Garner no podía «curarla»?

—Eres la semilla del diablo, y me niego a seguir hablando contigo ni un segundo más — dijo, y tendió la mano para apretar un botón varias veces—. Y daré instrucciones para que no vuelvan a dejarte entrar en este hospital nunca más.

—No te molestes, no pienso volver. Sólo quería pasar por aquí para que supieses que he venido. Estoy segura de que el tío Heechul te sustituirá perfectamente tras el funeral.

En ese momento entró una enfermera a toda prisa, pasando junto a Taeyeon al dirigirse hacia el lecho.

—¿Qué puedo hacer por usted, señora Kim?

—Lo que puede hacer es acompañar a esta... esta persona fuera de mi habitación.

—No necesito que me acompañen, madre, yo misma encontraré el camino. Siempre lo he hecho.

Acto seguido Taeyeon dio media vuelta y salió resueltamente del cuarto, preguntándose por qué se le habría ocurrido ir allí. ¿Qué era lo que había pretendido? ¿Acaso creía que su madre habría cambiado después de todos aquellos años?

Para cuando volvió a subir al automóvil, estaba temblando. Asió con fuerza el volante, intentando calmar sus nervios. ¿De qué le había servido? De nada. Su madre seguía siendo la misma mujer insensible de siempre. Una parte de Taeyeon esperaba que su madre hubiera cambiado, que se alegrara de verla después de tantos años. Pero no.

—¡Pues estupendo, por mí estupendo! —murmuró, mientras giraba la llave de contacto al tiempo que aceleraba.

Los neumáticos rechinaron sobre el asfalto. Echó un vistazo por el retrovisor y sonrió con suficiencia.

—¡Qué infantil eres, Taeyeon!

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Comments

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Karen-14213
#1
Chapter 35: Fue so cute!!!
Thiabel2128
#2
Chapter 35: awwwwwwww :3
LlamaAmerica #3
Encantada con tu histora! :)
gaby_tomala
#4
..por favorrrr ... epilogoo sii??
tiffany0108 #5
Chapter 35: Me encanto el fic, disfrute de cada capitulo
LectoraLemon #6
Chapter 35: Estuvo muy buena esta historia :).. pase toda la madrugada leyendo este hermoso fic .... Gracias <3
gaby_tomala
#7
x favorrrrrrrrrr!!! epilogooooo :)
geral53 #8
Chapter 35: Epilogo :c por fi(?)
mamurayamaken #9
Chapter 35: ........really?
no puedo creerlo
todavía lo intento procesar
loveable11 #10
Chapter 35: ....tan corto el final ?? epilogo ¡¡ ¡¡:3