Capitulo XXXI

Tras el telon de pino

Tiffany se sintió decepcionada al ver que el automóvil de Taeyeon no estaba en la entrada cuando llegó a casa. Decepcionada, pero no necesariamente sorprendida. Seguramente, Taeyeon estaba intentando eludir la confrontación que daba por sentado que iba a producirse al regresar ella a casa. Tiffany no pensaba provocar ninguna confrontación, pero tenían que hablar, ella lo necesitaba urgentemente.

Se dio cuenta de que ya había superado la conmoción inicial que sintió al advertir que acababa de hacer el amor con Taeyeon. El día anterior, la noche anterior, lo había visto todo tan claro... Sin embargo, con la luz del día le entró el pánico. Y ahora... bueno, ahora había tenido todo el día para acostumbrarse a la idea, para aceptarlo. Además, lo que Taeyeon y ella habían hecho la noche anterior no había sido más que la expresión física de lo que sentían la una por la otra, de lo que habían sentido años atrás y que desde luego seguían sintiendo ahora, ya adultas.

Cuando Taeyeon la tocó, cuando le hizo el amor, Tiffany descubrió de pronto que todo lo que había sentido por ella tenía sentido, que encajaba, su total disposición para seguirla a todas partes, cuando era niña, por el puro placer de estar con ella; y más tarde, ya adolescente, sus enormes deseos de que Taeyeon la tocase. Ambas habían estado tan apegadas la una a la otra que para ellas era algo completamente natural tocarse mientras charlaban. Y ahora de adultas, esa necesidad de tocar y ser tocadas era más fuerte que nunca.

La noche anterior habían dejado de resistirse a esa urgencia. Ya no podían reprimirse más. Sin embargo, Tiffany no tenía ni la menor idea de lo que iba a suceder a continuación. Por eso deseó que Taeyeon estuviese en casa.

En lugar de eso se encontró una nota. Al parecer, Amie iba a preparar espaguetis para todos.

—Por favor, que no esté Josh —musitó.

Sin embargo, no tendría por qué haberse preocupado, el de Taeyeon era el único automóvil aparcado en la entrada. Tiffany dejó el suyo justo detrás y se apresuró a entrar para escapar de la llovizna que llevaba cayendo desde el mediodía. Las tormentas primaverales que habían anunciado se habían quedado más al norte. No se molestó en llamar al timbre: llamó un par de veces con los nudillos y entró.

—¡En la cocina! —gritó Amie.

Lee Ann y Denny estaban sentados a la mesa, coloreando. Lee Ann alzó la vista lo justo para dedicarle una breve sonrisa. Amie la recibió con una cuchara tendida hacia ella.

—Prueba.

Tiffany obedeció, antes de asentir.

—Muy rico. Necesita un poco más de albahaca.

Amie se echó a reír.

—¡Como si fuese a aceptar tus consejos sobre cocina!

Tapó la cacerola y la puso a fuego lento.

—¿Dónde están todos?

—Eché a los gemelos a dormir la siesta hace un par de horas.

Tiffany aguardó pacientemente.

—¿Lo dices por Taeyeon? —dijo Amie sonriendo. —Están jugando al ordenador. Greg le ha preparado unos gráficos o algo así —explicó, haciendo un gesto con la mano.

Taeyeon asomó la cabeza antes de que Tiffany hubiese tenido tiempo de ir a buscarlos.

—Amie, ¿tienes más té helado? —preguntó, interrumpiéndose al ver a Tiffany—. No te había oído entrar.

Tiffany se sumergió en las profundidades de sus ojos y tuvo que apoyarse en la encimera para no caerse. Todo lo que había sentido la noche anterior pareció golpearla de pronto.

—Hola.

Taeyeon le dedicó una titubeante sonrisa.

—Hola, ¿qué tal? ¿Todo bien?

Tiffany asintió.

—Sí, ahora todo está perfectamente.

—Estupendo.

—Lo siento.

—No pasa nada —contestó Taeyeon encogiéndose de hombros.

—Fue todo culpa mía.

—Deberíamos haberlo hablado —musitó Taeyeon.

Amie carraspeó audiblemente antes de intervenir

—¡Hola! —saludó, arrastrando las sílabas—. Está claro que me he perdido parte de la conversación, porque lo que oigo no tiene ningún sentido.

A continuación recogió el vaso que Taeyeon llevaba en la mano y añadió

—¿Dónde está mi marido?

—Está acabando unos organigramas que le he pedido —contestó, apartando la vista de Tiffany.

Amie le ofreció un vaso lleno de té.

—Bueno, esto tiene que acabar. Trabaja todo el día, y al llegar a casa se pone otra vez con el ordenador. ¡En estas dos semanas no ha hecho ni las malas!

Taeyeon soltó una carcajada.

—¿Y qué quiere decir eso en cristiano, Amie?

Amie llenó otro vaso y se lo ofreció a Tiffany.

—Quiere decir que tengo tareas para él en casa, y aquí el cerebrito no las ha hecho todavía.

—Bueno, ya tendrá tiempo de sobra cuando yo me haya ido.

Tiffany se dio la vuelta y clavó la vista en sus ojos.

—¿Te vas? —preguntó en voz baja.

Taeyeon asintió.

—¿Cuándo?

Su amiga miró un momento a Amie y después volvió a mirarla a ella.

—Tengo un vuelo desde Dallas mañana a las dos.

—Entiendo —dijo Tiffany, y carraspeó brevemente—. Y ¿cuándo lo has decidido?

Taeyeon dudó un momento antes de responder.

—Esta mañana.

Tiffany asintió y desvió la mirada.

—Entiendo —repitió.

Taeyeon miró a Amie y pudo ver la multitud de preguntas que pugnaban por salir de sus labios. Aquel no era el mejor momento para tener esa discusión con Tiffany, a pesar del dolor que expresaban sus ojos. Lo único que deseaba era ir hacia ella y abrazarla estrechamente.

—¡Eh, Taeyeon! ¡Ven a ver esto! —gritó Greg desde la parte de atrás de la casa.

Taeyeon se quedó quieta un momento, dedicó a Tiffany una última mirada y se escabulló en silencio.

—¿De qué demonios iba todo eso? —preguntó Amie en cuanto Taeyeon desapareció de la vista.

Tiffany se enderezó, pues no quería que Amie pudiese ver lo afectada que estaba. No podría explicar el motivo de sus lágrimas, de modo que se hizo la tonta.

—¿De qué iba qué?

—Me dio la sensación de estar escuchando sin querer una conversación privada, eso parecía. Aunque no sé de qué me sorprendo, ustedes dos siempre han vivido en su propio mundo —dijo Amie, al tiempo que quitaba la tapa de la cacerola que contenía la salsa para los espaguetis y la removía lentamente—. No sabía si decírtelo, pero la fábrica de rumores ha estado funcionando a pleno rendimiento.

—¿Qué quieres decir?

—Sobre Taeyeon y tú. Llevo todo el día oyendo cuchicheos.

—¿Qué dicen de Taeyeon y de mí?

—Oh, Tiffany, estoy segura de que tu ingenuidad no llega a tanto. Lleva dos semanas viviendo en tu casa. Aunque nadie lo menciona, todo el mundo recuerda el motivo de su marcha. Y, aunque no fuera así, es prácticamente una celebridad. Y lo suyo es de dominio público, como ellos dicen.

—¡Rene Wells, esa bruja! —musitó Tiffany entre dientes.

Al momento echó un rápido vistazo hacia Lee Ann. La pequeña estaría escuchando atentamente, sin duda.

—¿De qué hablas?

—Vino esta mañana por la tienda, buscando información sobre Taeyeon. Te juro que fue como si siguiésemos en el instituto.

Amie volvió a colocar la tapa y se acercó a ella.

—Tiffany, tú sabes que si hubiese algo entre Taeyeon y tú... no quiero decir que vaya a suceder, ni mucho menos... pero si lo hubiese, puedes contármelo, ¿sabes? No me iba a poner histérica ni nada de eso.

Tiffany soltó una risita nerviosa.

—¡Oh, Amie, por supuesto que no hay nada de eso, no seas tonta! Conozco a Taeyeon de toda la vida. Tan sólo somos amigas, y nunca habrá nada más que eso —declaró, y carraspeó un poco—. Y sí que te pondrías histérica.

Taeyeon se quedó inmóvil en el vestíbulo, notando cómo se le partía el corazón al escuchar las palabras de Tiffany. Y sin embargo, ¿qué esperaba? ¿Acaso creía que Tiffany iba a confesarle a su hermana que habían hecho el amor la noche anterior? ¿Pensaba que Tiffany estaba preparada para afrontar aquel cambio? Procuró recomponerse antes de entrar en la cocina. La mirada de Tiffany voló hacia ella.

—Olvidé mi té —murmuró.

— Taeyeon...

Taeyeon la miró fijamente a los ojos, reconociendo así que lo había oído todo. Le dedicó un breve gesto de asentimiento y se alejó de allí.

«¡Oh, Dios!» Tiffany cerró los ojos y se apartó de Amie, consciente de que el dolor que había visto reflejado en los ojos de Taeyeon era a causa de ella. ¡Menuda hipócrita estaba hecha! En privado, ante sí misma —o ante Taeyeon —, era capaz de admitir lo que sentía... lo que era. Pero ¿podía hacerlo ante Amie, ante cualquier miembro de su familia? ¿Podría proclamar a los cuatro vientos que Taeyeon y ella eran ahora... amantes?

«¡No, nunca!»

No podía. Amie nunca lo entendería, a pesar de lo que acababa de decirle. Su madre tampoco. Y no sólo eso   +¡tenía un negocio, por Dios santo! ¿Seguiría teniendo clientes después de que se supiera? ¡Claro que no! Lo más seguro era que huyesen en masa de su tienda, y ella se convertiría en el hazmerreír de Pine Springs.

—Tiffany, ¿ocurre algo?

Tiffany negó con un gesto y buscó a ciegas su vaso de té.

—Nada... me da rabia que Taeyeon se vaya tan pronto, eso es todo —murmuró.

Respiró hondo y por fin consiguió alzar la vista hacia Amie, esperando que su sonrisa pareciese sincera antes de añadir

—Voy a echarla de menos.

—Lo sé, pero al menos esta vez sabes que volverá.

Tiffany deseó poder estar segura de eso.

—Pero yo estoy ya harta de que acapare a Greg todo el tiempo. Bueno, ve a decirles que la cena está lista —dijo Amie, y se volvió a continuación hacia los niños—. Lee Ann, recoge los lápices de colores. Es hora de cenar.

Después asomó la cabeza por el pasillo.

—¡Tiffany, dile a Greg que se traiga a los gemelos! —gritó.

Tiffany asintió, a pesar de saber que tanto Greg como todo el vecindario la habían oído perfectamente. Encontró a Taeyeon inclinada por encima del hombro de Greg, frente al ordenador encajado en una esquina del dormitorio matrimonial. Ambos señalaban al monitor, y Tiffany aprovechó para permitir que sus ojos recorriesen de arriba abajo el cuerpo de Taeyeon. En el breve espacio de tiempo que tardó en hacerlo, los recuerdos de lo sucedido la noche anterior se agolparon en su mente, haciendo que la respiración se le entrecortase y su corazón comenzase a latir desbocadamente. Como siempre sucedía, Taeyeon percibió su presencia. Se incorporó lentamente, enderezando la espalda. Giró el rostro y la miró a los ojos. Tiffany pudo ver que la mirada de Taeyeon se apagaba, y se preguntó qué es lo que acababa de ver en su propio rostro.

«¿Deseo?» ¿Era posible que Taeyeon fuese capaz de adivinar lo que tenía en la mente en aquellos momentos?

—Greg, Amie quiere que vayas a por los gemelos —dijo en voz baja, sin despegar los ojos de Taeyeon.

—Sí, ya la he oído —contestó, aunque no dejó de teclear en su ordenador.

—Creo que quería decir ahora mismo. Está un poco gruñona.

—Ya he visto bastante, Greg —dijo Taeyeon —. Puedes enviarme el resto por correo electrónico.

—¿Estás segura?

—Claro que sí —contestó ella.

Tiffany se le acercó tan pronto como Greg las dejó a solas, sin dejar de mirarla a los ojos.

—Lo siento mucho —susurró.

—¿Por?

—Por lo de esta mañana, por lo que me has oído decirle a Amie —explicó.

Después cerró los ojos de golpe y añadió en un susurro.

—Y también siento que vuelvas a abandonarme.

—¡Oh, Tiffany, no te estoy abandonando! Estoy dejando... lo nuestro. Será mejor para ti que me vaya.

—No, Taeyeon. Te vas porque esta mañana me puse histérica y hui de ti. Te vas porque no he sido capaz de hablar contigo sobre ello. Y te vas también por lo que le dije a Amie.

Ambas se miraron fijamente a los ojos.

—Sí —admitió Taeyeon en voz baja—. Sí a todo.

—¡Dios, Taeyeon, no quiero que te vayas! ¡Se me rompe el corazón con sólo pensarlo!

Taeyeon le tomó la mano y la atrajo hacia sí, posándola sobre su seno izquierdo y presionándola con fuerza.

—También se rompe el mío.

—No te vayas —susurró Tiffany.

—Nunca olvidaré la noche pasada, Tiffany. No tienes ni idea de lo especial que ha sido.

—Sí que lo sé.

—Tú no estás preparada para este tipo de vida, Tiffany, sabes que no. Puede que nunca lo estés. Pero yo soy ya demasiado mayor, y he estado viviéndolo abiertamente durante demasiado tiempo. No puedo meterme en el armario y esconder esto, Tiffany.

—Tengo que pensar en mi familia, en mi negocio —explicó Tiffany, moviendo la cabeza de un lado a otro—. Nunca podría... declarar esto abiertamente, Taeyeon.

—Lo sé. Por eso me voy.

— Taeyeon, por favor, tal vez si me das algún tiempo...

—¡Chicas, a cenar! —Grito Amie.

Taeyeon apretó cariñosamente la mano de Tiffany.

—Hablaremos esta noche.

—¡Esta noche no quiero hablar, quiero volver a hacerte el amor! —susurró Tiffany.

Taeyeon cerró los ojos un momento.

—¡Dios, Tiffany, no tienes ni idea del efecto que me causan esas palabras!

Tiffany se acercó a ella.

—Sólo con pensar en que me toques, me flaquean las piernas, Taeyeon.

Sus miradas se clavaron la una en la otra, y sus labios estaban apenas a unos centímetros de distancia cuando Amie volvió a llamarlas a gritos.

—¡Maldita sea! —musitó Taeyeon.

Tiffany le apretó cariñosamente la mano.

—Vamos, preciosa.

Taeyeon sintió que volvía a rompérsele el corazón cuando Tiffany le soltó la mano. Sabía que esa noche volverían a hacer el amor. Y también que aun así se iría al día siguiente.

«¡Estoy enamorada de ella!»

La verdad no la conmocionó demasiado. Tuvo que admitir que siempre la había querido. Siempre. Ese era el motivo por el que, año tras año, nunca conseguía encontrar a alguien que apartase a Tiffany de su corazón, nunca conseguía encontrar a quien la sustituyera. «¡Y voy a volver a abandonarla!» Porque, esta vez, Tiffany estaba poniendo a su familia por encima de ella.

—¿Taeyeon?

Taeyeon asintió tristemente.

—Voy.

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Comments

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Karen-14213
#1
Chapter 35: Fue so cute!!!
Thiabel2128
#2
Chapter 35: awwwwwwww :3
LlamaAmerica #3
Encantada con tu histora! :)
gaby_tomala
#4
..por favorrrr ... epilogoo sii??
tiffany0108 #5
Chapter 35: Me encanto el fic, disfrute de cada capitulo
LectoraLemon #6
Chapter 35: Estuvo muy buena esta historia :).. pase toda la madrugada leyendo este hermoso fic .... Gracias <3
gaby_tomala
#7
x favorrrrrrrrrr!!! epilogooooo :)
geral53 #8
Chapter 35: Epilogo :c por fi(?)
mamurayamaken #9
Chapter 35: ........really?
no puedo creerlo
todavía lo intento procesar
loveable11 #10
Chapter 35: ....tan corto el final ?? epilogo ¡¡ ¡¡:3