Capitulo XXIV

Tras el telon de pino

Se que esperan fuego. Pero hoy no es El episodio. Mañana actualizare ya que este es corto. Tengan todo muy buenas noches o dias!


Taeyeon aguardó pacientemente en el estudio de Minho, contemplando con gesto ausente las fotografías colocadas hasta en el menor hueco posible. Al parecer, Minho estaba muy orgulloso de sus nietos. Dio media vuelta, fue hacia el sofá de cuero y se sentó. Había llamado a primera hora, prometiendo ser breve, ya que MInho tenía reserva en el campo de golf para las once en punto. Amanda la condujo hasta el estudio de su marido, explicando que Minho acababa de salir de la ducha.

Apoyó la cabeza sobre el frío cuero pensando en Tiffany, preguntándose qué cosas le rondarían por la cabeza esa mañana. No habían podido disponer ni de un segundo a solas para hablar. Taeyeon se había ido a su cuarto, cerrando la puerta tras ella, mientras que Tiffany y Lee Ann discutían apasionadamente sobre qué libro leer antes de irse a dormir. Y esa mañana, cuando por fin Taeyeon se había atrevido a salir de su dormitorio, ambas estaban en el sofá, viendo dibujos animados. Tiffany la había mirado a los ojos y le había dicho que el café ya estaba hecho. Taeyeon se llevó su taza a la mesa y encendió el portátil, pues tenía que responder a varios correos electrónicos e informar a Hara. De vez en cuando observaba a Tiffany. Incluso cuando no estaba mirándola, era consciente de que los ojos de Tiffany estaban fijos en ella.

No iban a disponer de tiempo para hablar a solas, ni siquiera por la noche. Amie pensaba dejarles a Denny al mediodía, y tendrían que cuidar a ambos niños hasta el día siguiente por la tarde. Y tal vez era mejor así. ¿Qué le diría, si estuviesen a solas? ¿Qué preguntas le haría Tiffany? No, así era mejor. Taeyeon no estaba preparada para mantener una charla tan íntima y franca con Tiffany.

Cuando la puerta se abrió, alzó la vista y sonrió al ver a Lee Minho con su atuendo de golf, bombachos incluidos.

—Muy mono.

El bajó la vista y se observó a sí mismo.

—¿Es demasiado?

—No, muy elegante.

—Gracias. Amanda dice que estoy muy y —dijo, yendo hacia su escritorio y ofreciéndole con un gesto uno de los asientos destinados a las visitas—. Siento haberte hecho esperar.

—No pasa nada. Sólo quería repasar un par de cosas, Minho —explicó Taeyeon mientras se sentaba, cruzando desenfadadamente las piernas—. Lo primero es que seguramente me iré la semana próxima.

—¿Tan pronto?

Taeyeon asintió.

—Tengo fechas de entrega... y otras obligaciones allá. Creí que sólo iba a estar fuera unos días, y ya casi son dos semanas. Greg dice que recibiste una llamada del abogado de Madeline —añadió mirándolo fijamente.

Minho asintió.

—Sí.

—¿No pensabas decírmelo?

—No es nada —contestó él, haciendo un gesto con la mano—. La verdad es que no quería molestarte con eso.

—No es ninguna molestia. Prefiero estar advertida de esas cosas, Minho; así no me asaltarán por la espalda más tarde.

—Por supuesto —dijo él, asintiendo de nuevo—. Tu padre era igual en eso, pero yo intentaba no abrumarte demasiado. Además, no hay de qué preocuparse. Tu madre ha presentado una demanda ante el juzgado del distrito para bloquear tus derechos sobre Industrias Kim.

—¿Y no hay de qué preocuparse? MInho, tanto tú como yo sabemos que yo no firmé ni a sabiendas ni voluntariamente esa declaración jurada.

—Sí, pero eso sólo lo sabemos nosotros dos. Y el juez Crawford dictaminará a nuestro favor.

Taeyeon se inclinó hacia delante.

—¿Cómo puedes estar seguro?

Minho sonrió.

—Hank Crawford y tu padre tenían una relación muy antigua, Taeyeon.

Taeyeon abrió los ojos de par en par.

—¿Mi padre compró a un juez?

—No te sorprendas tanto. Tu padre era muy poderoso. La mayoría de los políticos locales estaban a su entera disposición, por no mencionar a varios de Austin. Dependían de las contribuciones de tu padre para sus campañas. A cambio votaban a su favor, tanto si era para permitir más talas en los bosques del estado como para establecer impuestos más bajos para su empresa, o cualquier cosa por el estilo.

—¡Pero mi padre ha muerto!

—Era un hombre de negocios muy astuto y brillante. Ya hace mucho que el juez Crawford sabe de tu existencia y de tu relación con Industrias Kim. Tu padre se aseguró de ello. Todos lo saben, y también que, si dan un paso en falso, las ayudas se acaban. Saben perfectamente que yo me ocuparía de eso.

Taeyeon se puso en pie y comenzó a pasear de un lado a otro.

—¡Dios santo, Minho, esto es como la mafia o algo así!

MInho se echó a reír.

—Puedo asegurarte que tu padre no ha ordenado nunca matar a nadie. Es una cuestión de dinero, Taeyeon. El dinero proporciona poder, y tu padre tenía mucho poder.

—Así que mi madre me está demandando, y el caso será visto por un juez de distrito que dictaminará a nuestro favor. ¿Y qué pasará después? ¿Puede apelar?

Minho asintió.

—Claro. Pero no servirá de nada.

—Entonces irá a un tribunal de apelación. ¿Estás diciéndome que, incluso entonces, ese tribunal dictaminará a nuestro favor?

—Puede salir de este estado e ir a un tribunal de apelación, Taeyeon, y aun así seguirán dictaminando a nuestro favor.

—Entonces, ¿no debo preocuparme?

—Si existiese algún motivo de preocupación te lo diría.

—Está bien, confío en ti.

Taeyeon pasó los dedos por el cuero del sillón de las visitas, preguntándose cómo abordar el tema de Greg. Tal vez lo mejor sería hacerlo directamente.

—Minho, no le ocultes nada a Greg, ¿vale?

—¿Qué quieres decir?

—Quiero decir que ahora es él quien está a cargo de la empresa, simplemente. Mantenlo informado, Minho. Especialmente cuando yo me haya ido. No quiero que haya secretos.

—Está bien, por supuesto —contestó Minho, asintiendo.

Taeyeon apoyó ambas manos sobre el escritorio y se inclinó hacia delante.

—Sé que crees que no es más que un loco de la informática y que no debería haberlo nombrado presidente. Pero confío en él, Minho. No es alguien que sólo piense en sí mismo. Piensa en mis intereses, y en los de la empresa. Y ¿sabes por qué? Porque se preocupa sinceramente por esta empresa, Minho, y si nos descuidamos estará allí siete días a la semana, intentando hacerlo todo lo mejor posible.

—Ha recibido un muy sustancioso aumento de sueldo, Taeyeon. No creas que la señora Scott no se lo ha hecho saber a todos. Seguro que los demás estarán bastante sorprendidos por esa subida.

—¿Y crees que Greg no es consciente de que todos lo saben ya? Por eso estoy segura de que estará allí siete días a la semana, tratando de ganarse ese sueldo.

Minho asintió.

—Buena jugada. Así que él trabajará más y mejor que todos los demás, y éstos acabarán por respetarlo y confiar en él. ¡Y dices que no tienes ni idea de cómo llevar un negocio! Buena jugada.

—Gracias. Pero no dudo que Greg haría lo mismo si le hubiese ofrecido tan sólo la mitad. Bueno —añadió, tomando asiento de nuevo—, ¿hay algo que deba saber sobre el banco, o esa parte funcionará bien por su cuenta?

—Eso está garantizado. Tu padre le dio plenos poderes al señor Spencer.

—¿Y es de fiar?

—Completamente. Tu padre lo compensó generosamente, igual que hizo conmigo, de modo que no había otra alternativa que ser de fiar. Dejó aviso de que el señor Wells, el actual director, querría reunirse contigo. No es más que una formalidad, estoy seguro.

—Esta vez no, Minho. Tal como acabo de decirte, me marcho la semana que viene. No sé cuándo podré regresar, pero, si algo sucede, sabes dónde localizarme. Ahora también tengo una cuenta de correo electrónico en la empresa. Me gustaría que me mantengas al corriente de todo, Minho.

—Naturalmente.

Taeyeon asintió y se puso de pie.

—En fin, supongo que todo está ya bajo control. No quiero que pierdas la hora que has reservado en el campo de golf.

—Gracias. Hace un día maravilloso para jugar al golf. Dicen que la semana próxima lloverá casi todos los días.

—Entonces te dejaré marchar ya.

—Una cosa más, Taeyeon. No hemos hablado de finanzas.

—¿Finanzas?

—Las cuentas personales de tu padre, que estaban a nombre de la empresa. Tenemos que traspasártelas. ¿Dispones de un censor jurado de cuentas? Tal vez pueda recomendarte yo alguno.

—Tengo ya uno, sí.

—Estupendo. Diles que me llamen.

Taeyeon quedó un momento en silencio.

—¿No deberíamos esperar a que el juez dicte sentencia, para estar seguros?

Minho negó con un gesto.

—No ha ordenado ninguna suspensión cautelar, ni lo hará. Somos libres de hacer operaciones, como si fueses ya la propietaria reconocida. No hay de qué preocuparse, Taeyeon.

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
Karen-14213
#1
Chapter 35: Fue so cute!!!
Thiabel2128
#2
Chapter 35: awwwwwwww :3
LlamaAmerica #3
Encantada con tu histora! :)
gaby_tomala
#4
..por favorrrr ... epilogoo sii??
tiffany0108 #5
Chapter 35: Me encanto el fic, disfrute de cada capitulo
LectoraLemon #6
Chapter 35: Estuvo muy buena esta historia :).. pase toda la madrugada leyendo este hermoso fic .... Gracias <3
gaby_tomala
#7
x favorrrrrrrrrr!!! epilogooooo :)
geral53 #8
Chapter 35: Epilogo :c por fi(?)
mamurayamaken #9
Chapter 35: ........really?
no puedo creerlo
todavía lo intento procesar
loveable11 #10
Chapter 35: ....tan corto el final ?? epilogo ¡¡ ¡¡:3