Capitulo XXIII

Tras el telon de pino

Tiffany rompió a reír a carcajadas cuando Eric levantó a Taeyeon del suelo para alzarla en brazos. Taeyeon era baja y Eric era como una torre a su lado, de modo que no tuvo otra elección que agarrarse bien a él.

—¡Bájame, grandullón! —le dijo en tono de broma.

—¡De eso nada! ¡Hace veinte años que no te veo!

—Sólo son quince, y sigo siendo capaz de darte una patada en el trasero.

—¡Oh, sí, ya me lo imagino!

Sin embargo, volvió a dejarla en el suelo, abrazándola esta vez con algo más de delicadeza mientras le decía

—Estás estupenda.

—Gracias, Eric. ¡Caramba, cómo has crecido!

Eric flexionó ostentosamente los bíceps.

—¡Tengo que trabajar para ganarme la vida! —dijo, pero al momento su sonrisa se extinguió—. Siento lo de tu padre, Taeyeon.

Ella se encogió de hombros, sin saber qué decir.

—¿Va a venir Rhonda? —quiso saber Tiffany, quien explicó seguidamente a Taeyeon— Rhonda es su prometida.

—Vendrá enseguida.

—¿Prometida? ¿Primer intento, Eric?

—He estado trabajando mar adentro durante tanto tiempo que es difícil mantener una relación normal.

—¿Eso es un sí o un no? —replicó Taeyeon sonriendo de oreja a oreja.

Eric se ruborizó.

—Segundo intento. El primero no llegó a durar ni un año.

—No es que tome partido por ella, Eric, pero con veintitrés años y recién casada, que tu marido se te vaya cada dos por tres durante todo un mes no debe de hacer demasiada gracia.

—Sé que sigues siendo amiga suya, Tiffany, no tienes por qué darme explicaciones.

Tiffany se volvió hacia Taeyeon.

—A lo mejor la recuerdas: Linda Browning. Iba un curso por delante de nosotras en el colegio.

—El nombre me es familiar.

—Bueno, yo me voy. Me niego a quedarme aquí charlando sobre Linda. Por favor, no la menciones ante Rhonda. Ya sabes que no se soportan.

—¡Dios mío, pero si llevas doce años divorciado, Eric!

—Eso no tiene nada que ver, y tú lo sabes.

—¿Lo dices en serio? ¿Rhonda sigue enfadada por aquello?

—¿Por qué? —quiso saber Taeyeon.

—Hace unos años, durante el concurso de cocina de la feria del condado, Linda dejó caer accidentalmente la tarta de nueces pecaneras de Rhonda.

—¡¿Accidentalmente?! ¿Es eso lo que te contó? —exclamó Eric volviéndose hacia Taeyeon —. Rhonda y Linda eran las dos finalistas. ¿Cómo podía hacer caer la tarta accidentalmente? Lo hizo porque Rhonda y yo acabábamos de empezar a salir juntos, lo sé muy bien.

Taeyeon y Tiffany se miraron, divertidas.

—¡Fue así, y tú lo sabes, Tiffany!

—¡Vaya, aquí están los dos! —exclamó Amie—. Ni siquiera sabía que hubiesen llegado.

—Yo acabo de llegar —dijo Taeyeon—. Estaba poniéndome un poco al día con Eric.

—Pues no sé qué le habrás hecho hoy a mi marido, pero me ha enviado una docena de rosas al café, poco después del mediodía. La única vez que había hecho algo así hasta ahora fue cuando le dije que estaba embarazada de Lee Ann. Y ruego a Dios que no sea ese el caso —dijo Amie acercándose más a ella—, ya he tenido dos extras para compensar lo de Tiffany.

—¡Amie!

—¿Dónde está Rhonda? —preguntó esta, sin hacer el menor caso a la protesta de su hermana.

—Viene enseguida —contestó Eric.

—Sí, precisamente estaban contándome lo de Linda, Rhonda y el asunto de la tarta —dijo Taeyeon.

—¡Linda! —Susurró Amie entre dientes—. Te juro que tiene menos cerebro que un mosquito. ¿Sabías que sigue utilizando el apellido de Eric? ¡Si no estuvieron casados más que diez meses!

—Ya veo que a ti también te cae muy bien —se burló Taeyeon.

—¡Por favor! ¿Te imaginas que Eric estuviese todavía casado con ella? ¡Está gorda como una pelota!

—¡Amie!

—Es la pura verdad, Tiffany, no estoy diciendo ninguna mentira.

—Niñas, ¿qué es lo que andán murmurando?

Amie hizo una mueca exasperada.

—¡Dios santo! ¡Mamá es capaz de oírme hasta a dos condados de distancia! Vamos, Tiffany —dijo a continuación, tomando a su hermana del brazo—, ven a ayudarme con las hamburguesas.

Tiffany miró hacia Taeyeon y sonrió para disculparse.

—No te preocupes, estaré perfectamente.

—Venga, vamos a servirnos algo de beber —ofreció Eric.

El jardín trasero de Amie y Greg hervía de actividad. Además de los cuatro hijos de Amie, estaba también el hijo de Sammy y Tess, jugando al corre que te pillo tras Denny, y entre los cinco hacían tanto barullo que tenían fuera de sí al perro del vecino.

Eric se rio al ver la cara de espanto de Taeyeon.

—Uno acaba acostumbrándose.

—Ya lo supongo —contestó ella.

—¿A que es increíble lo que ha crecido Sammy?

—Sí, pero quince años es mucho tiempo. Todos cambiamos.

—Eso es cierto —dijo él, rebuscando entre el hielo hasta sacar dos cervezas—. ¿Esto te vale?

—¿Hay alguna sin alcohol?

—¿Cerveza sin? Jesús, Taeyeon, creí que te iba más la auténtica.

—Siento decepcionarte.

—Supongo que te habrán contado lo de Tiffany y Eddie Ray —dijo él, bajando la voz al tiempo que le ofrecía una botella.

—Sí, me lo contó Tiffany.

—¿Tiffany? Creí que sería Amie la que te pusiera al corriente. Tiffany nunca habla sobre eso.

Taeyeon se limitó a encogerse de hombros.

—De modo que era cierto, ¿eh?

—¿El qué?

—Lo tuyo, el motivo de que te marchases.

—¿Lo de que mi madre me echase de casa o lo de que sea lesbiana?

—Supongo que ambas cosas.

Taeyeon se enderezó orgullosamente.

—Sí, ambas son ciertas. ¿Algún problema? —preguntó enarcando las cejas.

—Bueno... no. Supongo que, si a Tiffany no le preocupa, entonces a mí tampoco.

—¿A Tiffany? ¿Qué quieres decir?

—En fin, te alojas en su casa. Ya sabes lo mucho que habla la gente en este pueblo.

—Eric, ¿estás haciendo de hermano mayor y cuidando de ella, o estás sinceramente preocupado por mí?

Su amigo soltó la carcajada.

—¡Oh, Taeyeon! Joder, sé lo íntimas que eran Tiffany y tú.

Acto seguido señaló al otro lado del patio embaldosado.

—Mi cuñado parece hecho polvo... Quién diría que jugar al ordenador todo el día lo estresase a uno hasta ese punto.

Era cierto que Greg parecía agotado. Al ver que Taeyeon lo miraba, le dedicó una cansada sonrisa.

—Perdona, Eric, pero necesito charlar un momento con Greg.

—Por supuesto, Taeyeon.

—Avísame cuando llegue tu prometida.

—No te preocupes.

** *

—Estás muy guapa esta noche.

—Pero Amie, ¡si voy en vaqueros! —contestó secamente Tiffany—. ¿Cuántos tomates quieres que corte en rebanadas?

—Los cuatro. Lo único que intentaba decir era que te quedan muy bien. Ojalá tuvieses unos cuantos hijos para que ancheases un poco, como yo.

—Dudo que la única razón sea por haber tenido hijos, Amie.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Trabajas en el café y te comes lo que mamá cocina. Vienes a casa y vuelves a cocinar. Y sé que no habrás olvidado que yo no podría cocinar ni aunque mi vida dependiese de ello.

Amie apuntó el cuchillo hacia ella.

—Nunca se es demasiado viejo para aprender. Y créeme, no pienso permitir que Lee Ann caiga en la misma trampa que tú. Ya tiene esa misma actitud de marimacho, convencida de que lo que necesita es estar por ahí todo el día, jugando a la pelota o a cualquier otra cosa.

—¿En la misma trampa que yo? Yo no era ningún marimacho, Amie.

Su hermana se echó a reír en respuesta.

—¡Claro que lo eras! Te pasabas más tiempo en la bici, persiguiendo a Taeyeon, que el que pasabas en casa, por no hablar de las veces que escalaste el viejo roble.

—Eso no me convierte en marimacho. Eso lo era Taeyeon.

—¡Vaya, y después hablamos de estereotipos!

—¡Amie!

—Es la verdad. Y no me malinterpretes, quiero a Taeyeon más que nadie. Pero haz memoria, Tiffany, siempre estaba practicando deporte con los chicos, peleándose con ellos y ganándoles, y nunca, nunca llevaba vestido.

—¿Adónde quieres llegar, Amie?

—Lo único que digo es que deberíamos habernos dado cuenta.

—Y si lo hubiesemos sabido, ¿qué habríamos hecho? —dijo Tiffany abriéndose de brazos—. ¿Alejarnos de ella? ¿Prohibirle que viniese a casa?

Amie bajó la voz.

—¿Te hace sentirte incómoda? Me refiero a que ustedes dos solían dormir juntas, incluso cuando ya estaban en el instituto.

Tiffany se quedó mirándola fijamente, incrédula.

—Amie, ¿qué sucede? ¿Estás preocupada por mí?

—No seas ridícula. Taeyeon sería incapaz de hacerte daño.

—Entonces déjalo ya.

Tiffany lavó el cogollo de lechuga, sorprendida ante la actitud de Amie Al parecer, a su hermana le preocupaba la posibilidad de que Taeyeon... intentase algo con ella. «¡Jesús!»

—Por cierto, tengo una sorpresita para ti.

—Ah, ¿sí?

De pronto, Tiffany giró rápidamente sobre los talones y exclamó

—¡Dios! No estarás embarazada, ¿no?

—¡Dios santo, no! ¡Me pegaría un tiro!

Amie miró por encima del hombro para asegurarse de que la sala estaba vacía antes de continuar

—Eric ha invitado a un amigo.

—Ah, qué bien —dijo Tiffany, volviendo a ocuparse de la lechuga.

—Un compañero de trabajo.

Tiffany se dio la vuelta lentamente.

—¿Y?

—Y es soltero, y además Eric dice que es guapo.

—¿Y?

—¡Tiffany, dame un respiro! ¡Al menos podrías fingir algo de emoción!

—¿Emoción, cuándo estás intentando colocarme a un tipo que trabaja mar adentro con Eric? ¡Vaya, qué relación tan interesante!

—Bueno, Eric dice que es un tipo estupendo. Piensa quedarse aquí todo el mes.

—¡¿Cómo?!

—Es de Mississippi, pero allí no tiene nada que lo ate, de modo que Eric lo ha invitado a quedarse en su casa este mes.

—¿Lo invitó Eric? ¿Sin que tú lo animases?

—Bueno... lleva meses mencionando al muchacho —dijo Amie encogiéndose de hombros —. Tal vez le haya dejado caer alguna indirecta de vez en cuando.

—Seguro que sí. Bueno, pues ya puedes olvidarte.

—Tiffany, ¿qué daño te haría salir con él?

—¿Y cuándo sería eso?

—Este fin de semana, o la semana próxima, o también podrían hacer planes para el fin de semana que viene.

Tiffany negó con un gesto.

—Tengo compañía.

—¡Oh, por favor! A Taeyeon no le importará hacerse a un lado si te traes a un chico a casa.

—A ella no, pero a mí sí. No se quedará mucho tiempo más, y no pienso sacrificar ni un minuto de ese tiempo.

—Espera a poder juzgarlo por ti misma. Seguro que te deja alucinada.

***

—¿Cómo ha ido todo? —quiso saber Taeyeon.

—La verdad es que mejor de lo que esperaba —contestó Greg sonriendo—. Ha ayudado mucho el que Peterson se vaya. Nunca creí que lo hiciera, Taeyeon.

—No. Y me parece que él tampoco creía que yo fuese a aceptar su renuncia.

—Tenías razón, David ha estado haciendo su trabajo en estos últimos años. No es ningún secreto.

—¿Hay otros casos parecidos?

—En la planta de cartón piedra, Cari Hybeck ha estado presionando cada vez más a Gene.

—¿Y te has ocupado de ello?

—Hoy he hablado con él de eso, sí.

Taeyeon sonrió.

—Muy bien.

—No he tenido que amenazarlo demasiado, después de lo sucedido con Peterson.

—Me porté como una bruja, lo sé.

—Estuviste magnífica.

Taeyeon le dedicó una amplia sonrisa.

—Amie ha recibido un ramo de flores.

—Sí, bueno, y yo un aumento de sueldo. Pero es demasiado, Taeyeon —añadió Greg bajando la voz—. Ni siquiera sé qué hacer con tanto dinero.

—No podemos permitir que el presidente gane menos que los encargados de planta, ¿no te parece?

Sus miradas se encontraron.

—No te decepcionaré.

—De eso no tengo la menor duda, Greg.

—Hoy hablé con Jesús Hernández.

—Ah, ¿sí?

—Lo he pasado al turno de día. Nunca he visto a nadie tan emocionado.

—¿Y su aumento de sueldo?

—¡Casi se mea de gusto!

—¿Y los que estaban como él? No tuve tiempo de comprobar todas las fichas.

—He ordenado a la señora Scott que las revise todas. Me pasé casi toda la tarde creándole una base de datos para que pudiese volcar en ella todos los registros y clasificarlos.

—Sé que todo esto ha sucedido muy rápido, pero tendremos que encontrar a alguien que te sustituya, ¿no?

—¿Sustituirme? ¿Con la intranet? No, no, no —contestó Greg, negando enérgicamente con la cabeza.

—Oh, lo olvidaba. Eres un loco de la informática, y la intranet es tu niña mimada.

—Bueno, seguramente no me vendría mal un ayudante, pero no estoy dispuesto a ceder el control de la intranet. Hay miles de cosas que se pueden hacer cuando uno la controla.

—De modo que hemos de buscar a alguien digno de confianza, como tú...

—Muchas gracias.

—Contrata a quien necesites, Greg. ¿Estuvo por allí Lee Minho, después de que yo me fuese?

—Un rato. Estuvimos dándole un repaso a todo. Tu padre nunca fue dado a compartir información con los demás. Les contaba tan sólo lo que creía que debían saber. Creo que ese es el motivo de que ninguna de las plantas se relacionase con las demás. Yo pienso que, si nos comportamos más como un equipo y todos se enteran de lo que hace el otro y de los beneficios que produce cada planta, podemos hacernos más competitivos. Pero antes de dar el paso, querría consultarlo contigo.

Taeyeon se echó a reír.

—Hazlo como quieras, Greg. Ya te dije que no tengo ni idea de cómo va este negocio.

—El señor Lee parecía pensar que me estoy excediendo.

—¿Y eso?

—Dijo que existe una frontera muy fina entre suficiente y demasiada información.

—Greg, ¿tienes idea de lo muchísimo que vale Industrias Kim?

El negó con un gesto.

—Pero puedo imaginármelo —completó.

—Y no es una sociedad anónima, sino un negocio privado. De modo que, si tienes a todos esos empleados ganando equis dólares y de pronto se enteran de los enormes beneficios que produce la empresa, ¿no crees que querrán una subida de sueldo?

—Pero ahora están percibiendo unos buenos salarios, que para esta zona son excepcionales.

—Pero si tú averiguases que la empresa estaba ganando millones de dólares cada año, ¿no querrías una mayor compensación?

—Entonces, el sueldo de Peterson no estaba llevando a la ruina a la empresa, que digamos...

—No era más que una gota en un cubo de agua. Sin embargo, Peterson era como una garrapata, aprovechándose de la compañía sin dar nada a cambio. Si echas un vistazo a los contratos de tableros de aglomerado de los dos últimos años, David Jiménez fue quien negoció la mayoría de ellos. Y creo que David es un buen ejemplo para fomentar el trabajo duro. Deja claro a los demás que, si hacen bien su trabajo, serán recompensados.

—Creí que no sabías nada de cómo llevar un negocio.

Taeyeon sonrió.

—Como ya le dije a Tiffany, estoy aprendiendo sobre la marcha.

—Tu padre estaría orgulloso, ¿sabes?

Taeyeon se encogió de hombros.

—Creo que simplemente me habría agradecido el que no se lo haya vendido todo a mi madre.

—Hablando de eso —dijo Greg bajando la voz—, el señor Lee recibió una llamada a media tarde, de uno de los gemelos Gentry. Por lo que pude entender, creo que tu madre está intentando que un juez bloquee tus derechos de propiedad sobre Industrias Kim. Sin embargo, a él no parecía preocuparle.

—¿Qué quieres decir con lo de que «pudiste entender»? ¿No te lo contó directamente?

—No. Estaba en su despacho cuando él atendió la llamada, y tan sólo pude oír sus respuestas.

—Greg, sé que esto es difícil para ti, pero en teoría tú eres el jefe del señor Lee. Él trabaja para Industrias Kim.

—Sí, pero esto tenía que ver contigo.

—Si tenía que ver conmigo, ¿por qué no me ha llamado para contármelo?

Tiffany espió a Taeyeon y Greg, totalmente absorbidos por su conversación, y se echó atrás, observándolos sin decir nada. Amie la había tenido ocupada durante casi una hora, pero debería haberse dado cuenta de que no tenía por qué preocuparse de que Taeyeon se sintiese sola. A juzgar por la expresión de sus rostros, estaban hablando de negocios, de modo que aprovechó aquella oportunidad de ver sin ser vista. Taeyeon llevaba ya más de una semana en el pueblo, y Tiffany aún no podía creerse que hubiese vuelto, ni tampoco que hubiesen reanudado su relación justo en el punto en el que la habían dejado. Taeyeon había cambiado mucho, y nada a la vez, y Tiffany se sentía hoy tan atraída por ella como lo había estado tantos años atrás.

De pronto, Taeyeon se volvió, localizando a Tiffany al momento. Eso la sorprendió, pero al punto se dio cuenta de que no había de qué sorprenderse: ambas habían sido siempre muy conscientes de la presencia de la otra. Casi daba miedo. Taeyeon sonrió y le hizo señas para que se acercase, de modo que obedeció.

—¿Estabas acechando por entre los matorrales? —se burló Taeyeon.

—No quería interrumpir —dijo Tiffany, casi ruborizándose—. Sabía que estaban hablando de negocios.

—Nada que no pudiese saberse, Tiffany —contestó su amiga encogiéndose de hombros.

—Bueno, ¿cómo fue todo? —preguntó Tiffany dirigiéndose a Greg.

—Sobreviví, y no presentaron renuncias en masa, así que supongo que nos las arreglaremos bien.

—¡Estupendo! Amie me ha dicho que esta noche apenas has dormido.

Esta vez fue Greg quien se sonrojó.

—Sí, estaba como un flan. Pero tendrías que haber visto a Taeyeon: fue llegar y hacerse con el control de la situación.

Taeyeon soltó una carcajada.

—¡Me comporté como una verdadera bruja! —le dijo a Tiffany.

—¿Y ese tal Peterson?

—Renunció, así que imagínate —contestó Taeyeon con una amplia sonrisa.

—¿Le obligaste a hacerlo?

—Tal vez un poquito.

—Veo que Amie me está haciendo señas desesperadamente —dijo Greg, disponiéndose a marcharse—. Será mejor que vaya a ver qué sucede.

Cuando quedaron a solas, Tiffany apretó cariñosamente la mano de Taeyeon.

—¿Lo hizo bien Greg?

—Sí. Va a ser un jefe estupendo, eso no me preocupa. Lo que más me inquieta es que Minho no confíe en él. Greg me ha dicho que pudo escuchar una conversación entre Minho y uno de los gemelos Gentry. Al parecer, Madeline está intentando conseguir una orden del juez para bloquear mis derechos sobre Industrias Kim. Minho no se molestó en contárselo a Greg, ni tampoco me telefoneó a mí.

—¿Puede hacer eso, bloquear tus derechos?

Taeyeon se encogió de hombros.

—No lo sé. Tal vez por eso Minho no ha querido contármelo.

—¿Te preocupa?

Taeyeon negó con un gesto.

—No sería un gran disgusto si lo perdiese. De todas formas, la empresa tendrá que continuar sin mí.

—¿Qué quieres decir?

—Mi padre trabajaba sesenta horas a la semana, a veces más —explicó Taeyeon mirándola a los ojos—. Yo tengo otro trabajo, que me ocupa mucho tiempo. No puedo dedicarle mucho tiempo y energías a esto, si quiero seguir escribiendo.

Tiffany bajó la cabeza.

—Siempre se me olvida que sólo estás aquí temporalmente.

Esta vez fue Taeyeon la que tendió la mano hacia ella y entrelazó los dedos con los suyos.

—Ocurra lo que ocurra, siempre estaremos en contacto, Tiffany. Te prometo que no volveré a desaparecer.

Amie fue hacia ellas antes de que Tiffany pudiese responder, acompañada de un apuesto joven.

—¡Oh, Dios! —murmuró Tiffany

—¿Qué ocurre?

Ambas se miraron a los ojos.

—Amie está intentando emparejarme.

Taeyeon examinó al hombre que se les acercaba: sí, era atractivo y de constitución fuerte. Al momento sintió un nudo en el estómago.

—Los dejaré solos, entonces —murmuró, disponiéndose a salir de allí.

Tiffany no le soltó la mano, y sus miradas volvieron a encontrarse.

—Quédate.

—Debería haber sabido que ustedes dos estarían escondidas en alguna parte —dijo Amie cuando estuvo cerca—. Quiero que conozcas a Josh, un amigo de Eric que está de visita en Pine Springs. Josh, esta es Taeyeon, una vieja amiga de la familia. Y esta hermosa mujer es mi hermana, Tiffany.

Tiffany y Taeyeon intercambiaron una mirada divertida. Tiffany tuvo que esforzarse para no gruñirle a su hermana  «¡¿Hermosa mujer?!» . Sin embargo, consiguió que prevaleciesen sus buenos modales y le ofreció educadamente la mano.

—Encantada de conocerte.

—Me alegro de conocerte por fin, Tiffany. Eric y Amie me han hablado mucho de ti.

Tiffany sonrió. «Así que Eric y Amie...» Se volvió hacia su hermana, echando chispas por los ojos.

—Sin embargo, yo no puedo decir lo mismo: es la primera vez que oigo hablar de ti.

—Querían darte una sorpresa —dijo Josh guiñándole un ojo.

Tiffany plantó una forzada sonrisa en el rostro.

—Ah, pues lo han conseguido.

—Taeyeon, ¿por qué no me ayudas con las hamburguesas? —dijo Amie, al tiempo que la tomaba del brazo para llevársela de allí.

—Creí que ya te había ayudado Tiffany.

—Sólo con los preliminares, falta la carne.

Taeyeon miró a Tiffany mientras se alejaba, y sus miradas se encontraron un segundo, antes de que Tiffany se volviese de nuevo hacia Josh.

—Bueno, ¿qué opinas? —preguntó Amie en voz baja.

—¿Sobre qué?

—¡Sobre Josh! ¿Qué iba a ser?

Taeyeon se encogió de hombros.

—No está mal.

—¿Que no está mal? ¡Es guapísimo!

Taeyeon volvió a encogerse de hombros.

—Supongo, si te gustan ese tipo de cosas.

Amie soltó la gran carcajada.

—¡Oh, Taeyeon, a veces olvido que a ti no te gustan ese tipo de cosas! Pero a Tiffany sí. Y hace siglos que no sale con nadie.

—Bueno, tal vez hagan buenas migas.

—Eso espero. Me da mucha rabia verla tan sola.

—¿No crees que seguiría estando sola? Ese chico trabaja con Eric.

—Ya sabes lo que quiero decir: me gustaría que tuviese a alguien. Es tan atractiva... Muchos hombres le han pedido una cita, pero ella siempre se niega.

—Ha tenido una experiencia muy mala, Amie, no puedes culparla por tener dudas.

Amie arrastró a Taeyeon hasta la cocina y le señaló el fregadero.

—Lávate las manos. Tenemos que hacer unas treinta hamburguesas —dijo Amie, sacando de la nevera un cuenco de carne picada que había sazonado previamente—. Ya sé lo cabrón que fue Eddie Ray con ella, pero eso no significa que todos los hombres sean así. Mira a Greg, por ejemplo. Es el hombre más gentil que he visto en mi vida. Nunca levanta la voz, es maravilloso con los niños... Ojalá ella pudiese encontrar a alguien así.

Taeyeon, tomando un puñado de carne picada en la mano, formó una pelota y la apretó suavemente entre las palmas.

—Sí, Greg es un gran tipo, pero para ti. Tal vez a Tiffany no le atraigan el mismo tipo de hombres que a ti te gustan.

—¿Me estás diciendo que le atraen gilipollas como Eddie Ray? Haz un agujero en medio — añadió, señalando la hamburguesa que Taeyeon acababa de hacer.

Taeyeon se quedó mirándola fijamente, atónita.

—¿Cómo?

Amie le mostró la suya, colocada sobre la palma, y acto seguido hundió el índice en el centro de la rodaja de carne picada.

—Haz un agujero.

Taeyeon siguió mirándola, incrédula.

—¿Lo dices en serio?

—Evita que se encoja.

—¡¿Qué?!

—Jesús, Taeyeon, pero si es muy sencillo: así no se encoge al cocinarla.

—¿Por el agujero?

—¡Claro!

Taeyeon soltó una carcajada.

—¿Así que ningún restaurante de este país se ha dado cuenta aún de este truquito?

—Muy graciosa. Pues puede que todavía no se les haya ocurrido.

—¿Qué tal si hacemos mitad con y mitad sin, y después medimos cuánto han menguado?

—¡Deja ya de dártelas de listilla y hazles un agujero de una puñetera vez!

***

Tiffany se quedó mirando fijamente a Josh mientras se esforzaba por encontrar un tema de conversación. Sin embargo, lo único que aparecía en su mente eran imágenes de sí misma dándole una soberana paliza a su hermana, de modo que sonrió educadamente, carraspeó y por fin señaló la vacía botella de cerveza de su acompañante.

—¿Quieres otra?

—Bueno, si tú pagas... —contestó él, y soltó una carcajada.

—Yo invito a esta ronda —dijo ella, reprimiendo a duras penas el gesto de desesperación mientras ambos se dirigían hacia las cubas de hielo—. ¿Qué edad tienes, Josh?

—Veintisiete, ¿y tú?

—Soy algo mayor —contestó ella secamente.

«¿Veintisiete?» Oh, sí, la paliza que pensaba dar a Amie la dejaría para el arrastre.

Taeyeon evitó acercarse a las cubas en las que se enfriaban varios tipos de cerveza y se decidió por un vaso de té helado. Estaba dulce y muy rico, tal y como recordaba que solía hacerlo la señora Hwang. El té dulce no era lo que se dice un producto considerado de primera necesidad en Monterrey. A continuación se refugió en las sombras, observando la actividad a su alrededor. Casi como en los viejos tiempos, sí. Pero seguía existiendo un lapso de quince años entre aquellos dos momentos. No dudaba que, si volvía a desaparecer de sus vidas, nadie lamentaría demasiado su ausencia. Bueno, excepto Tiffany: Taeyeon sabía que Tiffany no permitiría que volviese a escapársele de las manos. Sólo con pensar en ella los ojos de Taeyeon se pusieron a buscarla por todo el jardín, y la localizaron de inmediato. El lenguaje corporal de su amiga era prácticamente igual al que Taeyeon recordaba del instituto: muy erguida, distante, con los brazos cruzados en ademán protector. Taeyeon podía percibirlo ahora, esa distancia frente a su interlocutor, pero en aquella época tan sólo veía a Eddie Ray, lo cerca que estaba de ella. Su mente la llevó quince años atrás.

Taeyeon atisbo en la penumbra desde una esquina del graderío, pudiendo ver cómo Eddie Ray estrechaba a Tiffany entre sus brazos, acorralándola con firmeza contra las barras de metal. El corazón le dio un vuelco, y tuvo que hacer un esfuerzo para continuar escondida. Todos sus instintos le decían que corriese, que se abalanzase contra ellos y derribase a Eddie Ray por los suelos, alejándolo de Tiffany. Se le escapó un gemido de dolor cuando vio que Eddie Ray se inclinaba hacia su amiga y le robaba bruscamente un beso.

Se obligó a sí misma a dar media vuelta antes de que Tiffany volviese a pillarla. Ya se le estaban acabando las excusas para justificar por qué los seguía. Se marchó silenciosamente por entre las sombras, alejándose de Tiffany... de Tifffany y del chico que la estaba besando.

Taeyeon dejó escapar un suspiro cuando su visión volvió a hacerse nítida, admitiendo por fin que no era Eddie Ray quien acaparaba esa noche la atención de Tiffany. No, ese honor recaía en un atractivo joven llamado Josh. Cuando los contemplaba a ambos fijamente, los ojos de Tiffany se apartaron de Josh, se encontraron con los de su amiga y la encadenaron a ellos.

Tiffany contuvo la respiración cuando sus ojos se encontraron con los de Taeyeon. En un instante retrocedió quince años en el tiempo y recordó aquella misma mirada fascinada y herida... y el anhelo que reflejaban los ojos de su amiga.

En aquella época no lo había entendido, ni siquiera encontraba palabras para describirlo. Pero ahora, ahora que había crecido y ya entendía tantas cosas... ¡Oh, Dios! De repente comprendió el significado de aquella mirada con tal claridad, con tanta certeza, que su aliento se detuvo.

El anhelo que expresaban los ojos de Taeyeon era... ¡era por ella! Lo era entonces, y lo era también ahora.

«¡Oh, Dios mío!»

Tiffany se obligó a apartar la vista de Taeyeon, y tuvo que pestañear varias veces para intentar concentrarse en lo que Josh le estaba diciendo. Finalmente, desistió con un gesto. Daba igual.

—Disculpa —interrumpió alzando la mano—. Odio ser maleducada, pero... perdona.

A continuación dio media vuelta y avanzó con gesto decidido hacia Taeyeon, sin dejar de mirarla a los ojos.

Se detuvo a muy poca distancia y ambas se interrogaron con la mirada. Por fin, Taeyeon hizo un gesto con la cabeza hacia Josh.

—¿Te gusta?

Tiffany se encogió de hombros.

—Parece un buen tío.

—Estupendo —contestó Taeyeon, asintiendo.

—¿Estupendo?

—Es bastante guapo —comentó Taeyeon ladeando la cabeza.

Tiffany volvió a encogerse de hombros.

—¿Eso crees?

—Claro —dijo Taeyeon con una forzada sonrisa.

Tiffany bajó un momento la cabeza y, alzándola de nuevo, volvió a mirarla a los ojos.

—Cuando alcé la vista y vi cómo me mirabas recordé otras veces, en la época del instituto —dijo en voz baja—, cuando salía con Eddie Ray.

—Tiffany, yo... nunca...

—¡No!

Tiffany la agarró de ambos brazos para silenciarla, antes de continuar

—Dime, ¿estabas celosa de Eddie Ray? —preguntó en un susurro—. ¿Tenías celos cuando me besaba?

Taeyeon intentó apartar la vista, intentó apartar la vista, pero Tiffany la obligaba a mirarla a los ojos. ¿Qué podía decirle?

—¿Tenías celos, Taeyeon?

Taeyeon dejó escapar un hondo suspiro y cerró los ojos.

—Sí —susurró por fin.

Al momento, notó que las manos de Tiffany le aferraban con más fuerza los brazos.

—¡Pues yo estaba celosísima de Kyle!

—¡¿Qué?! —exclamó Taeyeon enarcando ambas cejas.

Antes de que Tiffany pudiese responder, Eric apareció con quien Taeyeon supuso que sería Rhonda, una mujer a la que Eric sacaba casi una cabeza, con el pelo muy cardado, que exhibió una radiante sonrisa al ver a Taeyeon.

—¡Ahora la recuerdo! —le dijo a Eric, al tiempo que tendía la mano hacia Taeyeon —. Soy Rhonda Jones; encantada de volver a verte.

—Hola, Rhonda, ¿nos conocemos?

—Iba dos cursos por detrás en el colegio. Supongo que no me recuerdas, claro, yo no hacía deporte. Fui la presidenta de Amas de Casa del Futuro durante tres años.

Taeyeon sonrió. Ah, sí, el club donde te enseñaban a ser una esposa como es debido. Al menos Eric no tendría que preocuparse por si tendría o no un hogar bien organizado.

—Lo siento, no recuerdo...

—No te disculpes, han pasado años y años —contestó, y se inclinó hacia ella a continuación—. ¿Qué opinas de Josh como pareja para nuestra Tiffany?

—Rhonda... —intentó intervenir Tiffany, pero Rhonda no la dejó.

—¡Es tan encantador, Tiffany...! ¡Dulce como la miel! ¡Si hasta las abejas abandonan el panal por seguirlo!

—Es un buen chico —convino Eric—. Se quedará conmigo todo el mes.

—Sí, lo sé —asintió Tiffany—, ya me ha informado Amie.

—Magnífico. Podemos juntarnos los cuatro una tarde e ir a los Jasper a ver alguna película —sugirió Rhonda.

—Y a cenar también —añadió Eric.

—Ya veremos —contestó Tiffany, y señaló a Taeyeon a continuación—. Como ya le dije a Amie, ahora mismo tengo compañía, y quiero pasar el mayor tiempo posible con Taeyeon.

—Estoy segura de que a Taeyeon no le importará, si es por una cita —dijo Eric.

Taeyeon estaba a punto de contestar cuando notó que Tiffany le apretaba el brazo.

—Tal vez a ella no le importe, pero a mí sí, Eric. Hace siglos que no estaba con ella. Y no tengo nada contra Josh, pero prefiero estar con Taeyeon.

Así pues ya estaba todo decidido, y Taeyeon no había podido ni abrir la boca. Sin embargo, pensó que debería ofrecerle al menos una noche libre a Tiffany, por si acaso deseaba de verdad tener una cita con el tal Josh. Sólo de pensarlo se le hacía un nudo en el estómago, pero planteó su ofrecimiento de todos modos.

—Yo... esto... si quieres salir una noche al cine ya me las arreglaré yo sola, Tiffany.

Tiffany volvió la cabeza hacia ella y la miró fijamente a los ojos, haciendo caso omiso a los demás. Ladeó ligeramente la cabeza y preguntó

—¿De verdad?

Taeyeon tragó saliva dificultosamente y se limitó a asentir.

Entonces Tiffany sonrió, y su mirada se hizo más dulce.

—Gracias, pero la verdad es que no me apetece ir al cine.

—Pues sólo a cenar —ofreció Rhonda.

—Chicos, por favor. Agradezco lo que intentán hacer, y sé que Amie está detrás de todo esto, pero ahora mismo no me interesa quedar, ni con Josh ni con ningún otro.

—¡De verdad, Tiffany, tienes que superar lo que ese cabrón te hizo! —exclamó Eric—. ¡No puedes pasarte así toda la vida!

—Lo sé, Eric, pero no tiene nada que ver con Eddie Ray, de verdad.

—¡Vaya, pero si están aquí! —exclamó Amie—. Me he encontrado al pobre Josh vagando de un lado a otro, solo. ¡Qué mala educación! —añadió dirigiéndose al grupo, aunque sus ojos estaban fijos en Tiffany.

Tiffany le dedicó una sonrisa de disculpa.

—Lo siento, Josh, me temo que te he dejado plantada.

—No pasa nada. Al final encontré la cerveza —contestó éste mostrando una lata—. ¿Te traigo una?

—No, gracias, creo que tomaré té con la cena. Hablando de eso —añadió Tiffany mirando a Amie—, ¿necesitas ayuda?

—No, Greg está colocando ya las hamburguesas sobre el asador, y todo lo demás está listo.

—¡Las famosas hamburguesas con agujero en medio! —rio Taeyeon.

Amie la señaló amenazadoramente con el dedo.

—Explícale tú lo de que encogen, TIffany.

Tiffany se echó también a reír.

—Amie ha hecho un estudio muy serio sobre el encogimiento de las hamburguesas, y ha llegado a la conclusión de que la carne que no tiene agujero en medio encoge más que la que sí lo tiene, ¡de modo que todas sus hamburguesas tienen agujero!

Josh frunció el ceño.

—No entiendo nada.

Amie le dio unas palmaditas en la mano.

—Ya te lo explicará Tiffany en la cena.

Tiffany y Taeyeon se miraron, pero al momento se vieron arrastradas en direcciones opuestas, ya que Amie se llevó a Josh y Tiffany consigo, mientras que Eric y Rhonda acompañaron a Taeyeon hacia el asador, donde Greg reinaba como un verdadero chef, con su delantal y todo.

El cocinero los saludó con la espátula.

—¿Te importa preguntarle a Amie qué hay de las salchichas? —dijo dirigiéndose a Rhonda —. Dijo que quería hacer también unos cuantos perritos calientes.

—Claro, Greg.

—Eric, ¿podrías traerme una cerveza?

—Ahora mismo. ¿Y tú, Taeyeon?

—Claro, una sin alcohol.

Una vez solos, Greg le dedicó una amplia sonrisa.

—He estado observando cómo hacían todos de casamenteros con Tiffany y Josh, cuando se ve que ella prefiere estar contigo.

Taeyeon deseó que las sombras disimulasen su rubor.

—Creo que, como hace tanto que no nos veíamos, Tiffany no quiere desperdiciar ni un minuto.

—No hago más que decirle a Amie que la deje en paz, pero creo que no descansará hasta verla casada de nuevo.

—Tiffany puede ser muy testaruda.

—Eso es cierto —dijo Greg con una carcajada.

Sin embargo, volvió a ponerse serio rápidamente.

—Su rostro ha estado tan apagado durante tantos años que ya casi ni nos dábamos cuenta. Pero en esta última semana, desde que has vuelto —añadió, mirando directamente a Taeyeon—, sus ojos vuelven a chispear. Amie parece creer que es porque ha conseguido hablar contigo sobre lo sucedido, y que tal vez por fin ha conseguido superar lo de Eddie Ray. Ella piensa que ahora tal vez vuelva a ser receptiva a la idea de salir con alguien.

Taeyeon se encogió de hombros.

—Tal vez sí.

Durante la cena, Taeyeon se encontró apretujada en una de las mesas plegables junto con Amie, Greg, Sammy, Tess, el señor y la señora Hwang y sus nietos. Intentó evitar que sus ojos se escabullesen una y otra vez hacia la otra mesa, donde Tiffany estaba sentada junto a Josh, pero aun así le fue imposible. Eric y Rhonda hablaban a la vez, incluyendo a Tiffany en la conversación, aunque ésta apartaba la vista de ellos bastante a menudo, para mirar fijamente a Taeyeon.

—Sabes que mañana te toca hacer de niñera, ¿no?

Taeyeon miró a Amie con gesto de incomprensión.

—¿Cómo? ¿De niñera? ¿Con tus hijos?

—Sólo con los dos mayores; mamá se queda con los gemelos.

Al ver la mirada de asombro de Taeyeon, Amie movió la cabeza de un lado a otro.

—¿No te lo dijo Tiffany?

—Decirme ¿qué?

—El tercer sábado de cada mes, Greg y yo vamos a Crockett. Tiene allí varios amigos de la universidad, y solemos pasar el fin de semana con ellos. Son las únicas oportunidades que tenemos para escapar. Llevamos haciéndolo así los dos últimos años.

—¿Una vez al mes? ¿Todos los meses?

—Nos lo hemos saltado un par de veces, pero no muy a menudo. Sin embargo, Greg me ha dicho que quizás esta sea la última vez por una temporada —concluyó Amie mirando a su esposo.

Taeyeon lo miró también.

—¿Y eso por qué?

—Seguramente irá a la planta casi todos los sábados, al menos hasta que se sienta familiarizado con todo aquello.

Taeyeon asintió. Sin duda, Greg iría también casi todos los domingos. En ese momento supo que, por sólido que fuese aquel matrimonio, aquel nombramiento se cobraría un fuerte peaje. Tendría que hablar con él más tarde, en privado.

—No exageres —fue todo lo que le dijo en ese momento.

—¡Quería cancelar lo de este fin de semana! —se quejó Amie.

—Todo seguirá allí el lunes, Greg —le dijo Taeyeon —. Mañana me reuniré con Minho, para aclarar unas cuantas cosas.

—¿De qué se trata? —quiso saber Amie.

—Nada, Amie, un rollo sobre la cadena de mando —aclaró Taeyeon.

—Basta de hablar del trabajo —dijo la señora Hwang—. Quiero saber algo sobre ese tal Josh. ¿Es de fiar?

—Por supuesto que sí, mamá. ¿O es que crees que le buscaría a alguien que no lo fuese?

—¿Tú? Creí que era cosa de Eric.

Amie soltó una carcajada.

—¡Eric no podría hacer de casamentero ni aunque le pusiesen una pistola en el pecho!

—Parece joven —comentó el señor Hwang.

—Es unos años más joven que Tiffany, pero ¿y qué? —dijo Amie inclinándose hacia él—. ¡Es guapo!

La señora Hwang movió la cabeza de un lado a otro.

—No estoy yo tan segura de que TIffany quiera que le busquen a nadie. De hecho, apuesto a que ahora mismo está deseando estar sentada aquí, con nosotros.

—Tiene miedo de salir con alguien, mamá, eso es todo. ¡Y eso que Eric ya ha amenazado a Josh con todos los males del infierno si la toca!

La mirada de Taeyeon volvió a cruzar el jardín hasta la otra mesa. Tiffany parecía perdida en sus pensamientos mientras los demás conversaban animadamente. Al poco rato, alzó la cabeza y sus ojos se encontraron con los de Taeyeon, quien se quedó sin aliento al ver lo que había en aquella mirada... o lo que había imaginado ver en ella. Sin embargo, los ojos de Tiffany la miraban francamente, y pudo ver en ellos comprensión, y una lucidez que la asustó un poco. Poco a poco fue dejando de escuchar las voces a su alrededor, y de pronto sintió miedo de regresar a casa con Tiffany aquella noche.

Sin embargo, al final descubrió que no tenía por qué preocuparse. Lee Ann rogó que la dejasen pasar la noche con la tía Tiffany, y ésta accedió. Taeyron se preguntó si Tiffany también tendría algo de miedo de pasar la noche con ella.

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Comments

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Karen-14213
#1
Chapter 35: Fue so cute!!!
Thiabel2128
#2
Chapter 35: awwwwwwww :3
LlamaAmerica #3
Encantada con tu histora! :)
gaby_tomala
#4
..por favorrrr ... epilogoo sii??
tiffany0108 #5
Chapter 35: Me encanto el fic, disfrute de cada capitulo
LectoraLemon #6
Chapter 35: Estuvo muy buena esta historia :).. pase toda la madrugada leyendo este hermoso fic .... Gracias <3
gaby_tomala
#7
x favorrrrrrrrrr!!! epilogooooo :)
geral53 #8
Chapter 35: Epilogo :c por fi(?)
mamurayamaken #9
Chapter 35: ........really?
no puedo creerlo
todavía lo intento procesar
loveable11 #10
Chapter 35: ....tan corto el final ?? epilogo ¡¡ ¡¡:3