Capitulo VI

Tras el telon de pino

—Ya sabía yo que, si alguien te iba a recibir con los brazos abiertos, esos serían los Hwang —dijo Amanda—. Me alegro de que hayas ido a visitarlos. Son muy buena gente.

—Sí que lo son. Eran como mi segunda familia.

—¿Y has... has pensado en ir a ver a tu madre? —preguntó Amanda en tono inseguro.

—La verdad es que sí. Pensaba ir hoy, pero se me ha pasado el tiempo en un suspiro. Tal vez será mejor que espere hasta mañana, después del funeral.

—Estoy segura de que ya todo el pueblo sabe que estás aquí. De hecho me extraña no haber recibido ya una llamada telefónica.

—¿De ella?

—Sí. A pesar de todo, tu madre sigue siendo una mujer muy poderosa en este pueblo. Al faltar tu padre, todo el mundo da por sentado que ahora es ella la que está a cargo del aserradero. Tu padre era un hombre muy amable, pero tu madre... bueno, a ella se la ve como a una...

—¿Bruja?

—No pensaba utilizar un término tan fuerte, pero...

—Viví con ella durante casi dieciocho años, Amanda. La conozco perfectamente.

—En fin, yo creo que la gente querrá llevarse bien con ella, simplemente, de modo que no me sorprendería que haya tenido ya unas cuantas visitas para hacerle saber que has vuelto al pueblo; para advertirla, tal vez.

—¿Estás sugiriéndome que vaya hoy mismo a verla?

—Siempre hemos sido amigos de tus padres, pero sólo de cara a la galería, eso es todo. Si fuese a aconsejarte algo, sería que no vayas a verla, ni hoy ni nunca. Es una mujer muy rencorosa. No quiero ni imaginarme lo que acabaran diciéndose la una a la otra.

Taeyeon se echó a reír.

—Tengo treinta y tres años, y sé controlarme perfectamente. Ella tan sólo es mi madre de nombre. No siento nada por ella, excepto tal vez cierto odio lejano. No puede decirme nada que me haga más daño del que me causó hace quince años.

—No la subestimes.

—No le tengo miedo, Amanda. Ella no posee nada que yo desee.

—Está bien. Pero si quieres disfrutar de la velada con los Hwang, te recomendaría que no visites hoy a tu madre.

—En eso estoy de acuerdo —contestó Taeyeon con una sonrisa—. Así que me pasaré por allí mañana, después del funeral. ¿Qué te parece?

—Creo que es una buena idea. ¿Te imaginas cómo se sentirá en estos momentos, al tener que perderse la oportunidad de ser el centro de atención? Estoy segura de que estará mordiéndose las uñas, allí en el hospital, donde nadie puede ver su dolor.

—¿Te refieres al dolor físico o a sus sentimientos?

—Al físico. Aunque estoy segura de que habría montado un buen espectáculo en el funeral.

—¿Qué quieres decir?

—Bueno, no me gusta cotillear, Taeyeon. Poca gente lo sabe, pero el matrimonio de tus padres naufragó hace ya mucho tiempo. Cuando se mudaron aquí decidieron vivir cada uno en un ala de la casa. Hace años que no eran un matrimonio de verdad.

—¿Y dices que no se sabía? ¡Anda ya! ¿En este pueblo?

—Bueno, por supuesto que había rumores; ya se sabe que el servicio doméstico siempre cotillea. Pero no eran más que rumores.

Taeyeon movió la cabeza de un lado a otro. ¡Cuánta energía desperdiciada en tamaña estupidez! Se alegraba de haberse alejado de allí en aquel momento.

—Bueno, ya es suficiente. Ve a prepararte. Estoy segura de que estás deseando que llegue la noche. Tiffany y tú eran tan amigas... Estoy segura de que tienen muchísimas cosas que contarse.

—Sí, desde luego.

Taeyeon quedó un momento en silencio y por fin formuló la pregunta que llevaba todo el día dando vueltas en su cabeza:

—¿Y qué hay de su marido? Cuando estuve con ella se me olvidó preguntárselo.

—Ah, Tiffany está divorciada, hace ya años. Se casó con ese tal Eddie Ray, más o menos un año después de acabar el instituto, creo. Pero... bueno, no salió bien.

—¿A qué te refieres?

Amanda inclinó la cabeza.

—No me gusta nada comentar ese tipo de cosas, Taeyeon, pero, en fin, todos pudimos ver lo que estaba sucediendo.

—¿La pegaba? —aventuró Taeyeon.

Amanda asintió.

—Fue un horror. Al final incluso tuvieron que ingresarla en el hospital.

—¡Dios santo! —susurró Taeyeon.

—Estuvo en la cárcel un tiempo y después se fue del pueblo. Lo último que supimos de él fue que se metió en líos en Houston.

Taeyeon sintió que se le encogía el corazón. ¡El muy cabrón! Tiffany era la persona más amable y gentil del mundo. ¿A qué clase de bestia podría ocurrirse levantarle la mano?

—Es algo que ella ha dejado muy atrás. Por favor, no le digas que te lo conté.

—Por supuesto.

Sin embargo, cuando más tarde Taeyeon iba conduciendo en dirección al hogar de los Hwang, Taeyeon seguía preguntándose cómo reaccionaría al ver a Tiffany. Sus manos se clavaron en el volante al recordar la noche en que vio a Tiffany y a Eddie Ray besándose bajo las gradas. Debería haberse dado cuenta entonces. Eddie Ray la había empujado contra la barandilla, acorralándola. Pero Taeyeon estaba demasiado consumida por los celos para darse cuenta. Lo único que podía ver era que se estaban besando y acariciando. Pero eran las manos de él las que la sobaban; las de Tiffany estaban contra los hombros de su pareja, como si intentase apartarlo de sí.

—¡Maldita sea! ¡Debería haber hecho o dicho algo!

Pero entonces no eran más que unos adolescentes explorando su ualidad, y ella no habría podido ir sencillamente hasta allí y apartarlo de su amiga. Taeyeon movió tristemente la cabeza. Dos días atrás estaba en California, sin pensar ni por un momento en Pine Springs, y Tiffany no era más que un recuerdo del pasado.

Y allí estaba ahora, preguntándose por qué no había intervenido quince años atrás cuando su mejor amiga estaba besándose apasionadamente con su novio.

—Déjalo ya; eso es algo que no te incumbe —se dijo a sí misma.

Lo que iba a hacer era disfrutar de una agradable cena con sus viejos amigos, ponerse al corriente de las novedades e irse a casa después. De allí a unos días estaría de vuelta en California, y Pine Springs seguiría como siempre. Ella no podía hacer nada por cambiar las cosas.

Localizó sin problemas la casa de los Hwang. Estaba exactamente como ella recordaba, incluyendo la gran cantidad de automóviles estacionados en la entrada. El señor Hwang, era mecánico, y en la casa había siempre tres o cuatro coches en reparación. Con una familia de seis hijos, sin duda lo hacía para que todos pudiesen tener un medio de locomoción. Tal vez no era más que una excusa entonces, o quizás ahora hacía lo mismo con sus nietos.

El macizo de azaleas frente a la casa estaba cuajado de flores. Se detuvo un momento a admirarlas. Nunca había podido comprender cómo se las arreglaba la señora Hwang para trabajar todo el día en el café y encontrar tiempo para atender su jardín. Taeyeon recordaba perfectamente que allí siempre había algo en flor, fuese la época del año que fuese.

***

Tiffany estaba junto a la esquina de la casa, oculta en la sombra, viendo cómo Taeyeon contemplaba el jardín. Todavía no se hacía a la idea de que estuviese allí. Hacía ya mucho tiempo que había dejado de tener esperanzas de verla de nuevo. Y, sin embargo, allí estaba, tan entrañable como siempre. Aquellos quince años no la habían cambiado demasiado. Seguía siendo un poco más baja que ella, aunque no mucho. Sus rubios cabellos habían oscurecido un poco, y sus ojos parecían más profundos. Su aspecto era el de una pilluela, tal y como Tiffany la recordaba, y no el de la exitosa escritora que sabía que era ahora. Vio cómo se apartaba el flequillo de la frente, y sonrió al comprobar que dudaba antes de dirigirse al patio trasero.

Taeyeon se quedó escuchando las voces un momento y después siguió el cuidado sendero que llevaba al jardín y al patio trasero. La barbacoa ya humeaba, y los niños corrían de acá para allá, esquivando las velas que exhalaban aroma antimosquitos. Había sillas de jardín sobre el césped y también en el patio enlosado. Se quedó allí un momento, asimilando todo aquello. Lo había echado de menos, la intimidad de una familia, los amigos... Se oyó una estruendosa carcajada y reconoció a Sammy, el hermano pequeño de Tiffany, que ahora medía más de metro ochenta. Cuando ella se fue de allí no era más que un renacuajo.

—¿Asustada?

Taeyeon dio un respingo, sobresaltada. Tiffany estaba tras ella, llevando una fuente cubierta en la mano.

—Sólo miraba —contestó, inclinando la cabeza con curiosidad—. ¿Qué llevas ahí?

—Ensalada de patata.

—Ah.

—Me temo que mamá intenta invitarte a una comida de bienvenida. Dice que seguramente no habrás probado una barbacoa como es debido desde que te fuiste.

Taeyeon se adaptó al paso de Tiffany, colocándose a su lado.

—En eso tiene razón.

—¡Taeyeon, por fin! ¡Ven, ven! Sammy está que se muere de ganas de verte.

—Siempre ha estado muy enamorado de ti —susurró Tiffany.

Taeyeon enrojeció al verse frente a la nueva y crecida versión del muchachito que ella recordaba.

—¡Dios santo, Sammy, has crecido más de un metro!

Entonces fue él quien se puso rojo como un tomate.

—Hola, Taeyeon.

Ella se acercó para darle un fuerte abrazo.

—¡Me alegro mucho de volver a verte!

—Sí, bueno... tienes un aspecto estupendo —contestó él, ruborizándose de nuevo—. Mira, te presento a mi esposa. Acercó a una joven extremadamente tímida hacia sí y añadió:

—Esta es Tess.

Taeyeon le estrechó la mano educadamente.

—Encantada de conocerte.

—Gracias —susurró ella en respuesta.

  —No te extrañe su comportamiento, Taeyeon —le dijo Amie mientras se acercaba y la enlazaba por la cintura—. Ha oído todas esas historias horrorosas que circulan sobre ti, y seguramente está muerta de miedo.

—¡Amie!

—¡Eh, mamá, sólo era una broma! —se defendió ésta, y a continuación se volvió hacia Taeyeon para susurrarle—: Tess es muy callada.

—Bueno, con esta compañía no me extraña.

Amie se echó a reír.

—Mira a Sammy: ¿a que es increíble el estirón que ha pegado?

—Cierto, apenas lo reconozco. ¿Y qué hay de Eric y los demás?

—Eric trabaja en las plataformas. Está aquí un mes, y después se va otro mes. Y Bobby, ¿te acuerdas de Bobby? Está en Austin, de entrenador de rugby en un instituto de allí.

—Por supuesto que me acuerdo de Bobby. Era un pesado, incluso a los diez años.

—Sigue siéndolo. Becky fue la única de las chicas que se marchó del pueblo. Se casó con un chico que conoció en la universidad, y viven en Oklahoma City.

A continuación Amie tiró a Taeyeon del brazo.

—Ven aquí —le dijo, y la llevó hacia su padre y otro hombre que Taeyeon supuso que

sería Greg, su marido.

—Recordarás a papi, ¿no?

—¿Cómo está usted, señor Hwang?

—Estupendamente, Taeyeon, estupendamente. ¡Cuánto me alegro de volver a verte!

—Y este es Greg, mi marido.

Taeyeon le estrechó la mano. Greg no se parecía nada al jovencito que ella recordaba. Se había convertido en un hombre muy atractivo, con un cuidado bigotillo que se ladeó al sonreír.

—Encantada de volver a verte, Greg.

—Lo mismo digo, Taeyeon.

—Cuatro de los monstruitos que corretean por aquí son hijos míos, pero ya te los presentaré más tarde. Ahora sírvete algo de beber —dijo Amie señalando las jarras de té helado que reposaban sobre la mesita plegable—. Voy a ver si mamá necesita ayuda.

Taeyeon hundió un tazón de plástico en el cuenco de hielo y llenó su vaso.

—¿Quieres uno? —le dijo a Tiffany.

—Sí, por favor.

Le pasó el vaso y, tras probar un sorbo de la dulce infusión, cerró los ojos de pronto al verse invadida por los recuerdos que aquel sabor le traía.

—¿Te gusta?

Taeyeon sonrió.

—Mucho —dijo mirando hacia Amie—. Veo que Amie no ha cambiado en lo más mínimo. Sigue siendo tan marimandona como siempre.

—Sí. Debería ser ella la mayor de la familia, y no yo. Siempre se hace cargo de todo.

—Por lo que recuerdo, intentaba también controlarnos a nosotras dos. Lo que nos salvó fue que ella no sabía escalar aquel condenado árbol.

Tiffany se echó a reír, señalando el árbol del que hablaba Taeyeon.

—Ahí sigue.

Taeyeon la miró a los ojos.

—Guardo muy buenos recuerdos de ese árbol —susurró.

—También yo. ¿Recuerdas aquella vez que te llevaste un paquete de seis cervezas de la nevera de tus padres? —Preguntó Tiffany—. Las subimos al árbol y nos pasamos la tarde intentando bebérnoslas.

Taeyeon asintió.

—¡Creí que tu padre nos mataba!

—Bueno, al menos le guardamos una.

Se quedaron en silencio, recordando otras ocasiones en las que otras travesuras tramadas por Taeyeon las habían metido en apuros, aunque casi siempre frente a los padres de Tiffany, pues apenas pasaban tiempo en casa de Taeyeon.

—Y bien, ¿qué has estado haciendo en los últimos quince años, Tiffany?

Tiffany cambió de postura, incómoda, sin atreverse a mirarla a los ojos. De jovencitas podían hablar de cualquier cosa, compartir sus pensamientos, sus sentimientos. Pero habían pasado quince años. No le apetecía confesar los errores cometidos; prefería recomenzar donde lo habían dejado. Por eso decidió mentir.

—Nada interesante. Hace ya seis años que tengo la tienda. Me mantiene ocupada.

Taeyeon asintió.

—¿Y?

—¿Y, qué?

—¿Eso es todo? ¿No piensas contarme nada más? ¿Qué hiciste después del instituto? ¿Fuiste a la universidad?

Tiffany negó con un gesto.

—No, yo... trabajé en el café durante una temporada, y después... en fin, me casé.

—Ah, ¿sí? ¿Y quién fue el afortunado?

Tiffany la miró fugazmente a los ojos.

—La verdad es que prefiero no hablar de eso ahora, Tae, ¿vale?

—Por supuesto. Lo siento, sólo intentaba ponerme al día.

—¿Y qué hay de ti? —preguntó Tiffany para cambiar de tema—. Por cierto, he leído tus libros. Tienes mucho talento. Ni siquiera recordaba que escribieses cuando estábamos en el instituto.

Taeyeon enrojeció ligeramente. La verdad era que escribía desde siempre, pero nunca había compartido con nadie sus relatos, temerosa de que se riesen de ella.

—Era mi pasatiempo secreto —admitió—. Al empezar la universidad no sabía qué era lo que quería hacer para ganarme la vida, de manera que me apunté a clases de escritura creativa y allí encontré mi lugar. Tuve mucha suerte.

—¿Y qué hay de tu vida amorosa?

Tiffany se sorprendió a sí misma al formular aquella pregunta. Era algo en lo que había pensado a menudo al principio, cuando se enteró de todo.

Taeyeon sonrió.

—¿Quieres hablar sobre mi vida amorosa? ¿Qué pasa, es que acaso soy la única lesbiana que conoces?

—Pues la verdad es que... sí.

—¿No hay ni una misteriosa solterona en todo el pueblo? —bromeó Taeyeon.

—Bueno, ya sabes, la señorita Cutter nunca llegó a casarse. ¿Esa cuenta?

—¿Sigue viva? ¡Dios, debe de tener ya más de ochenta años!

—Cuando íbamos al instituto no tenía más de cuarenta y pico. De hecho, sigue dando clase.

—¿Y ha vivido sola todos estos años?

—Bueno, la verdad es que se va del pueblo bastante a menudo, los fines de semana.

—Ahí tienes: seguramente visita a escondidas desde hace tiempo a algún rollete depravado que tiene. Tal vez otra solterona de otro pueblo.

Ambas soltaron una carcajada. Amie se acercó y las tomó del brazo.

—¿Qué es eso tan divertido?

—Nada, sólo nos estábamos poniendo al día de las novedades —dijo Tiffany.

—Ajá. Pero no pueden quedarse aquí escondiditas toda la noche, parloteando. Dios, qué rabia me daba cuando estaban juntas. Se encerraban en el cuarto y me dejaban fuera, y yo las oía hablar y reír durante horas.

—Eran conversaciones de chicas, y tú no eras más que una renacuaja —dijo Taeyeon.

—¡No lo era! No me lleván más que cuatro años.

—O sea que ahora tienes veintinueve. Dios mío, Amie, ¿con veintinueve años tienes ya cuatro hijos? ¿Sabes a qué se debe, verdad?

—Muy graciosa. Pero estoy segura de que tú sí que no lo sabes —se burló Amie—. Además, mamá ya ha perdido la esperanza de que Tiffany le dé nietos, de modo que todos los demás hermanos estamos encargando uno extra.

—Muchas gracias, hermanita —le dijo Tiffany, dándole un cariñoso puñetazo en el brazo.

—¡Eh, no es culpa mía que no tengas mi instinto maternal!

—¡Niñas, vengan aquí y sean un poco sociables! ¡No hemos traído a Taeyeon aquí para que sólo la disfruten ustedes!

—Vamos; mamá se ha puesto firme.

—Quiero que Taeyeon me cuente todos los detalles de su vida en California. Seguro que es interesantísima.

Taeyeon se dio la vuelta y guiñó el ojo a Tiffany.

—¿Debería dejar aparte lo de mi vida amorosa?

Tiffany sonrió mientras contemplaba cómo su familia volvía a absorber a Taeyeon en su seno, y por primera vez en muchos años se sintió completamente feliz.

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Comments

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Karen-14213
#1
Chapter 35: Fue so cute!!!
Thiabel2128
#2
Chapter 35: awwwwwwww :3
LlamaAmerica #3
Encantada con tu histora! :)
gaby_tomala
#4
..por favorrrr ... epilogoo sii??
tiffany0108 #5
Chapter 35: Me encanto el fic, disfrute de cada capitulo
LectoraLemon #6
Chapter 35: Estuvo muy buena esta historia :).. pase toda la madrugada leyendo este hermoso fic .... Gracias <3
gaby_tomala
#7
x favorrrrrrrrrr!!! epilogooooo :)
geral53 #8
Chapter 35: Epilogo :c por fi(?)
mamurayamaken #9
Chapter 35: ........really?
no puedo creerlo
todavía lo intento procesar
loveable11 #10
Chapter 35: ....tan corto el final ?? epilogo ¡¡ ¡¡:3