Capitulo XXXIV

Tras el telon de pino

Tiffany alzó la vista del libro que estaba leyendo, sobresaltada por los golpes que había oído en la puerta principal. —¡Soy yo!

Tiffany suspiró, dejó una marca en el libro y lo arrojó sobre la mesita que había junto al sillón reclinable. ¿Qué demonios podía querer Amie a esas horas?

Abrió la puerta y se quedó allí, mirándola.

—¡Son las nueve y media!

Amie se señaló la muñeca.

—Tengo reloj, pero gracias.

—¿Qué haces aquí? ¿No tienes niños que cuidar?

—Los niños llevan una hora durmiendo, y acabo de acostar a Lee Ann. Cree que ya es mayor y que puede quedarse con nosotros hasta más tarde.

—¿Y tu marido?

—Greg está con la nariz metida en su ordenador, como siempre.

Tiffany siguió a Amie hasta la cocina y la vio servirse un vaso de té.

—Pues aquí estoy, porque ya no podía aguantarlo ni un segundo más —anunció Amie.

—¿De qué estás hablando? ¿De Greg? ¿Están teniendo problemas?

—¿Con Greg? No, estamos estupendamente —contestó, reforzándolo con un gesto de la mano—. Siempre ha querido más a su ordenador que a mí, en eso no ha cambiado nada. Me refería a ti.

—¿A mí?

—Sí, a ti, y no me digas que no tienes ningún problema, porque eso ya no funciona.

Tiffany dio media vuelta y regresó hacia la sala.

—No sé de qué me hablas.

—¡Y una mierda! Estás volviéndome loca con tanto silencio. Mamá está enferma de preocupación, Lee Ann cree que estás preparándote para morir o algo así, y Eric, mira tú, cree que es un asunto de pantalones.

—¿Un asunto de pantalones?

—Sí, se cree un gran psicólogo. Piensa volver a traerse a Josh dentro de quince días.

Tiffany se rodeó el cuerpo con los brazos y miró a Amie.

—Dile a Eric que me deje en paz con lo de Josh —dijo en voz baja—. Lo digo en serio, Amie.

Su hermana se le acercó.

—Por favor, Tiffany, dime lo que te ocurre.

—Nada.

—Maldita sea, Tiffany, llevas así desde que se fue Taeyeon. Sé que la echas mucho de menos, pero no es como si no fueses a volver a verla nunca más. Conociéndolas a las dos, seguro que hablán por teléfono a diario.

Tiffany negó con un gesto.

—No hablamos.

—¿Que no hablan? ¿Por qué no?

Tiffany se encogió de hombros. ¡Dios, no quería tener esa conversación con Amie! Pero tampoco era capaz de sacudirse de encima la depresión que la devoraba desde que Taeyeon se alejó de su vida. Incluso ahora, la sonrisa que intentaba fingir se negaba a dibujarse en su rostro. Se sentía completamente vacía por dentro.

—¿Por qué no quieres hablar conmigo, Tiffany?

—Porque no lo entenderías, Amie.

—¿Te sientes mal? O sea, ¿estás enferma?

Al oír aquello sí sonrió.

—No, Amie, no estoy enferma.

—Entonces, ¿qué? ¿Es sólo porque Taeyeon se ha ido?

Tiffany se quedó mirando fijamente a su hermana. Quería decírselo, necesitaba desesperadamente decírselo. Por fin asintió, incapaz de detener las lágrimas que le nublaban la vista.

—Sí, es sólo por Taeyeon —susurró.

Amie abrió ambas manos.

—¿Cómo? No comprendo.

—La quiero.

—Bueno... ¡Jesús, Tiffany! ¿Se supone que tengo que asombrarme por eso?

Tiffany negó con un gesto.

—No, Amie, te digo que la quiero... que estoy... enamorada de ella. He... he hecho el amor con ella. ¡La amo! —consiguió decir, antes de que las lágrimas le impidiesen decir más.

Después se quedó allí de pie, abrazándose a sí misma todavía, sin dejar de sollozar.

—¡Oh, Señor! —susurró Amie—. ¡Oh, Dios santo! ¿Que has hecho el amor con ella?

Tiffany notó que su hermana se le acercaba, notó el tímido abrazo con el que intentaba consolarla. Nunca en toda su vida había perdido el control ante Amie, ni siquiera cuando Eddie Ray la envió al hospital. Sin embargo ahora, el dolor de haber perdido a Taeyeon hizo que no pudiese evitar llorar desconsoladamente. Ya ni siquiera le importaba que su declaración pudiese conmocionar a su hermana. ¡Se sintió tan aliviada al poder pronunciar aquellas palabras en voz alta...!

—Por favor, Tiffany, no llores —le dijo Amie, al tiempo que le daba palmaditas en la espalda—. ¡Pero si tú nunca lloras!

—Lo siento.

Tiffany se apartó un momento para coger un pañuelo de papel que había junto al sillón reclinable. Se sonó y enjugó las lágrimas, aguardando el interrogatorio de su hermana.

—No sé qué decir, Tiffany. O sea... ¿qué ocurrió?

—Ocurrió Taeyeon, Amie, eso es todo. Ella ocurrió.

—Pero ¿lo dices en serio? ¿Te acostaste con ella? —musitó Amie, mirando a su alrededor como si fuese a oírla alguien.

—Te dije que no lo entenderías.

—Pero Tiffany, ¡tú eres heteroual! ¡Estuviste casada, por Dios santo!

—Oh, Amie, sólo me casé con Eddie Ray porque Taeyeon se había ido. ¿Es que no lo ves? No sabía lo que estaba sintiendo, no tenía ni idea de lo que era.— Tiffany comenzó a recorrer la sala de un lado a otro, intentando poner en palabras sus desordenados pensamientos. —Ni siquiera fui capaz de intuirlo cuando me enteré de que Taeyeon era lesbiana. Nunca creí que pudiese aplicárseme a mí esa etiqueta. La quería, simplemente, era mi mejor amiga, y creí que eso era todo. De modo que me casé con Eddie Ray, sí.

Tiffany dejó de caminar y miró fijamente a su hermana.

—¡Y fue horrible, Amie! ¡Era tremendamente... bruto conmigo! Apenas podía soportar que me tocase, ¿sabes? —añadió, notando que sus ojos volvían a llenarse de lágrimas—. Me... me violó varias veces, incluyendo esa última noche.

—¡Dios santo! —murmuró Amie—. ¿Por qué no nos dijiste, Tiffany?

—Decirles ¿qué? ¿Que no quería hacer el amor con mi marido, y que por eso recurrió a la violación?

—¡Tiffany, lo siento mucho! No tenía ni idea —dijo su hermana abrazándola de nuevo.

—¿Creían que tan sólo me pegaba?

Aquel era un tema del que nunca habían hablado, los malos tratos que le infligía Eddie Ray.

—Mamá y yo sospechábamos que te pegaba, sí. Pero te envió al hospital antes de que pudiésemos reunir el valor para hablar contigo. Al desaparecer él de nuestras vidas, no vimos la necesidad de sacar el tema.

—Se los agradezco. Y tenían razón, yo no quería hablar de todo aquello.

—A Taeyeon sí le contaste lo que sucedió realmente esa noche, ¿verdad?

—Sí.

Amie se aclaró la garganta antes de preguntar

—¿Cuándo se hicieron...? Ya sabes...

—¿Amantes?

Amie asintió, sonrojándose ligeramente.

—La verdad es que fue el domingo anterior a su marcha.

—Pero entonces, ¿por qué se fue, Tiffany?

—Se fue porque le dije que yo no podría llevar aquello abiertamente. Le dije que nunca sería capaz de contárselo a mamá o a ti. Estaba preocupada por mi negocio —suspiró—. No hacía más que darle vueltas a mil estupideces sin sentido.

—Seguro que comprendió perfectamente tu preocupación. Ella sabe bien que esto es Pine Springs, no California. Por Dios, ¿te imaginas lo que dirían en el pueblo si se convirtiesen en pareja?

—Si no me lo imaginase no estaría tan preocupada.

—Pero... ¿estás...? ¿De verdad estás enamorada de ella?

—Sí, mucho.

—¿Y ella lo está también de ti?

Taeyeon nunca se lo había dicho, eso era cierto. Pero ella sabía que sí. Lo sabía por la forma en que la miraba, por cómo la tocaba... por la forma en que gritaba su nombre al llegar al o.

—Me quiere, sí.

Amie movió la cabeza de un lado a otro.

—No acabo de entender todo eso de los homouales, Tiffany, lo siento. Ni siquiera soy capaz de imaginarme cómo es eso en la cama. O sea, ¿qué hacen?

—Por Dios, Amie, te estoy confesando que estoy enamorada de otra mujer, que llevo dos meses viviendo un infierno por estar sin ella... ¿y quieres que te dé detalles sobre cómo se hace?

—Lo siento, Tiffany, pero es que no soy capaz de hacerme a la idea.

—Lo sé, ya te dije que no lo entenderías. De todas formas no importa, Amie. Se ha ido — dijo, y volvió a recorrer la sala de un lado a otro—. Y estoy segura de que no querías enterarte de todo esto, pero me siento mejor después de habértelo dicho. Sienta bien poder decirlo en voz alta.

—¿Y ahora, qué?

—¿Ahora qué? Nada —contestó Tiffany moviendo la cabeza de un lado a otro.

—¿Nada? ¡Pero si acabas de decirme que la quieres!

—Y es cierto, Amie. Pero también es cierto que vivo aquí, en Pine Springs, donde tengo mi negocio y mi familia, y que ella está en California. Y esos dos mundos no son compatibles.

—No puedo creer que te haya dejado y ya está.

—No me ha dejado y ya está, Amie —dijo Tiffany, volviendo a abrazarse a sí misma—. Fui yo quien decidió que mi negocio y mi familia estaban por encima de ella.

—Pero Tiffany...

—Y ni una palabra de esto a mamá. Prométemelo, Amie. No podría soportar que mamá lo supiera.

—Por supuesto que no se lo diré. ¡Dios! ¿Te imaginas su reacción?

Tiffany no hubo de esperar mucho para enterarse. Exactamente a las nueve en punto del día siguiente, su madre entró en la tienda. «¡Amie, te mataré!»

—Tiffany, tenemos que hablar.

—No sé para qué. Está claro que Amie ya te ha puesto al tanto de todo —murmuró, mirando de reojo a la señora Cartwright—. ¡Y puedes decirle de mi parte que vaya preparándose para lo que le espera!

—Vayamos a tu despacho —dijo su madre, al tiempo que saludaba con un gesto a la señora Cartwright—. ¿Qué tal estás, Gladys?

—Muy bien, gracias. ¿Qué haces fuera de la cafetería?

—Oh, Amie lleva trabajando allí el tiempo suficiente para saber arreglárselas con los que faltan por desayunar. Mañana tienes que pasarte por allí a almorzar.

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Comments

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Karen-14213
#1
Chapter 35: Fue so cute!!!
Thiabel2128
#2
Chapter 35: awwwwwwww :3
LlamaAmerica #3
Encantada con tu histora! :)
gaby_tomala
#4
..por favorrrr ... epilogoo sii??
tiffany0108 #5
Chapter 35: Me encanto el fic, disfrute de cada capitulo
LectoraLemon #6
Chapter 35: Estuvo muy buena esta historia :).. pase toda la madrugada leyendo este hermoso fic .... Gracias <3
gaby_tomala
#7
x favorrrrrrrrrr!!! epilogooooo :)
geral53 #8
Chapter 35: Epilogo :c por fi(?)
mamurayamaken #9
Chapter 35: ........really?
no puedo creerlo
todavía lo intento procesar
loveable11 #10
Chapter 35: ....tan corto el final ?? epilogo ¡¡ ¡¡:3