Capitulo XXV

Tras el telon de pino

Tiffany se quedó parada ante el microondas, viendo cómo daba vueltas la bolsa de palomitas y preguntándose por enésima vez dónde se habría metido Taeyeon. Se había ido de casa antes de las diez, sin apenas despedirse. Echó un vistazo al reloj e intentó no preocuparse. Eran casi las cuatro. Seguramente habría llamado si estuviese en apuros.

Pero no lo estaba, eso ya lo sabía. Lo más probable era que Taeyeon la estuviese evitando, evitando la situación creada y el posible conflicto, igual que había hecho en el instituto.

—¡Maldita testaruda! —susurró.

Ojalá hubiese mantenido la boca cerrada, la noche anterior; sin embargo, la expresión que pudo ver en los ojos de Taeyeon, el anhelo que vio en ellos, estuvo a punto de romperle el corazón, y deseaba hablar con ella sobre el tema, averiguar qué era lo que le rondaba por la cabeza.

Y a la vez también temía eso que le rondaba por la cabeza a su amiga. Una cosa era darse cuenta de que la atracción que había sentido entonces por Taeyeon era más que amistad y que bordeaba... ¿bordeaba? la atracción ual, y otra muy distinta era verbalizar como adulta esos sentimientos, darles rienda suelta. Tiffany se aferró a la encimera de la cocina y cerró los ojos. Y si Taeyeon pensaba lo mismo, ¿qué sucedería? ¿Saldría a la luz de repente algo que debería haber sido discutido quince años atrás? ¿Sucedería de pronto algo que debería haber sucedido entonces?

El pitido del microondas la sacó de sus meditaciones. Abrió la puerta y sujetó con cuidado el borde de la bolsa. Vertió las ardientes palomitas en dos cuencos y los llevó hasta la sala. Lee Ann y Denny estaban en el suelo, con la mirada fija en la televisión. Tiffany se lo había permitido, porque Amie no solía dejar que los niños la viesen. Al tener Lee Ann casi siete años y ser Denny sólo trece meses más joven, sus gustos eran casi idénticos. Tiffany echó un vistazo al montón de películas Disney que había alquilado, esperando que les durasen toda la noche.

—Aquí tienen, palomitas.

No consiguió más que un «gracias tía» de Lee Ann. Denny tomó su cuenco sin decir palabra ni despegar los ojos de la pantalla.

Normalmente se habría sentado en el sofá y leería mientras ellos veían las películas, pero no conseguía relajarse. Como Taeyeon no apareciese pronto, se vería obligada a llamarla al móvil, algo que no deseaba hacer.

** *

Taeyeon condujo lentamente, dando largos rodeos por las calles de la ciudad. Le costaba regresar a casa de Tiffany, y por eso había permanecido fuera tanto tiempo como pudo.

Había estado en el aserradero, sólo por ver la actividad que había allí los sábados. También llegó a ir hasta la Poza Azul, en un arranque, recordando la época en que Tiffany  y ella se aventuraron a ir a nadar a aquel lugar prohibido. Era una antigua cantera de caliza que ahora estaba completamente vallada. En los viejos tiempos, aquella agua de un azul purísimo parecía llamarlas en las ardientes noches de verano. Nadie se atrevía a intentar penetrar en la propiedad durante el día, pero, por la noche, los chicos solían dejar el coche en el viejo camino de tierra y hacer autoestop para cubrir el kilómetro escaso que quedaba hasta la poza. El agua estaba límpida y fría. Y también muy profunda era raro el verano que no se ahogaba nadie en la Poza Azul.

Ahora regresaba, cruzando Pine Springs aquel día de finales de primavera, anormalmente cálido. Sin embargo, disfrutaba de aquella temperatura. En Monterrey, abril seguía siendo un mes muy húmedo, frío y neblinoso. Tenía que admitir que echaba de menos las flores y el verdor de East Texas.

La casa de Tiffany apareció ante su vista, y Taeyeon notó que un nerviosismo adolescente se apoderaba de ella. Quince años atrás no estaba preparada para hablarle a Tiffany de aquello, y ahora desde luego que tampoco. Sin embargo, desde la noche anterior, cuando admitió haber estado celosa de Eddie Ray, celosa de que él besase a Tiffany... después de que Tiffany admitiese que había tenido celos de Kyle, ya no había otra alternativa que hablar de ello. Y Taeyeon pensaba comportarse esta vez como una adulta. Se había acabado lo de esconderse.

—Sí, tan adulta que has estado conduciendo por todo el Este de Texas durante las últimas cinco horas —murmuró para sí misma.

Pero no, estaba decidida a contarle a Tiffany lo de su tonto enamoramiento cuando ambas eran adolescentes. Le contaría cómo... cómo fueron sus sentimientos por Tiffany los que la hicieron darse cuenta de que era lesbiana. Con un poco de suerte, esto no la pondría fuera de sí, y podrían hablar de ello, reírse juntas y seguir adelante.

Tiffany alzó la vista cuando oyó que se abría la puerta de la cocina. Con el ruido de la película no había oído subir la puerta del garaje. Taeyeon rodeó la barra, y se detuvo cuando sus miradas se encontraron.

Tiffany le dedicó una titubeante sonrisa.

—¿Todo bien?

—Sí, claro —contestó Taeyeon desviando la mirada—. Sólo... decidí conducir un rato.

Tiffany cerró la revista que había estado sosteniendo en la mano, no leyendo. Se puso en pie y fue hacia Taeyeon. Los niños no habían despegado los ojos de su película, pero Tiffany siguió hablando en voz baja.

—¿Has comido algo?

Taeyeon negó con un gesto.

—Con los niños, el menú habitual es pizza.

—Me vale.

Tiffany volvió a mirar hacia los niños y después le sujetó suavemente el brazo.

—He pensado que tal vez cuando estén atendidos podríamos hablar —dijo encogiéndose de hombros—. Podríamos ir a mi habitación y fingir que estamos viendo una película.

Sin dejar de mirarla a los ojos, Taeyeon sintió todo el nerviosismo que juraría haber dejado fuera de la casa. Asintió, intentando hacer caso omiso de la cálida mano posada sobre su piel. Sí, tenían que hablar.

—Bien. Deja que llame a la pizzería.

—Voy a darme una ducha rápida —dijo Taeyeon huyendo hacia su cuarto.

Se quedó apoyada contra la puerta durante varios minutos, intentando calmar el agitado latido de su corazón. Nunca conseguía estar junto a Tiffany sin desear tocarla... besarla.

«¡Dios santo, contrólate!»

—Lee Ann, ya sabes cómo funciona el mando a distancia —dijo Tiffany desde el umbral de su puerta. —Nosotras también queremos ver una película, y eres demasiado pequeña para verla tú —añadió con una amplia sonrisa, intentando calmar a los niños, pues le habían suplicado a su tita Tiffany que se quedase con ellos.

—¿Puedo tomar más pizza?

—Come toda la que quieras.

¡Oh, Amie iba a matarla!

Taeyeon estaba de pie junto al lecho, sin saber muy bien qué hacer, con los ojos abiertos como platos. Tiffany estuvo a punto de soltar la carcajada al verla tan nerviosa. ¡Jesús, cualquiera pensaría que le tenía miedo o algo así!

—Escoge un lado —dijo Tiffany, y a continuación le mostró dos DVD—. ¿Alguna preferencia?

—No, da igual.

Tiffany tomó uno al azar. Daba igual, si no iban a verlo. Iban a hablar, y Tiffany deseaba que hubiese algún ruido de fondo. Fue hasta su armario y, después de sacar dos almohadas más del estante alto, las tiró acto seguido sobre la cama.

—Cuando éramos pequeñas teníamos al menos seis almohadones —recordó.

Acercó las copas y la botella de vino hasta el lecho, antes de añadir

—Claro que entonces no tomábamos vino.

—Tomábamos Doctor Pepper —aclaró Taeyeon.

Tiffany se echó a reír.

—Sí, y te ponías bien gruñona si intentábamos servirte cualquier otra cosa.

Taeyeon ahuecó las almohadas tras ella, intentando relajarse. Se quitó los zapatos con un gesto brusco y escondió los pies, envueltos en calcetines, bajo los vaqueros. Se alegró de que su mano no temblase cuando Tiffany le sirvió vino en la copa.

—Por cierto, Amie no te ha hablado de Josh, ¿verdad?

—¿Qué quieres decir?

—Cuando vino a dejar a Denny, me hizo un montón de preguntas sobre cuáles eran mis planes para las próximas semanas. Creo que está tramando algo.

—Está convencida de que Josh es el hombre perfecto para ti.

—¿Perfecto? ¡Tiene veintisiete años! ¡Vive en Mississippi! ¿En qué está pensando?

—Tan sólo se preocupa por ti, Tiffany. Me dijo que odia verte tan sola.

—Y no es capaz de entender que es por elección y no por mala suerte —contestó Tiffany.

—¿Es cierto eso?

Tiffany asintió.

—He tenido varias propuestas. Y si me hubiese atraído alguno de ellos habría aceptado. Pero ninguno me provocó ni el más mínimo interés.

—¿Y Josh?

—Josh tampoco —replicó Tiffany.

A continuación se volvió hacia Taeyeon y esperó a que ésta la mirase a los ojos antes de preguntar:

—¿Por qué no me lo dijiste?

Taeyeon tragó saliva. Vaya, a la porra los temas intrascendentes.

—¿Y qué podría haberte dicho, Tiffany?

—De verdad, Taeyeon, nada ha cambiado. Sigues pudiendo hablar conmigo de esto.

Taeyeon movió la copa de un lado a otro y se quedó mirando cómo giraba el vino dentro de ella. Respiró hondo y cerró los ojos.

—Está bien, cuando estábamos en el instituto me enamoré de ti como una idiota. ¿Es eso lo que querías oír?

Abrió los ojos cuando notó que una cálida mano se entrelazaba con la suya.

—¿Por qué como una idiota?

—Porque al principio no sabía ni qué hacer con ese sentimiento, ni lo que significaba. Éramos amigas, se suponía que no debía sentir eso por ti. Cuando... cuando por fin acepté que era lesbiana, me dio miedo estar contigo.

—¿Tenías miedo de lo que podrías hacer?

—¡No! Ya te dije que nunca se me ocurriría tocarte, Tiffany —dijo Taeyeon desviando la mirada—. Tenía miedo de que te enterases, eso es todo, y de que tú me tuvieses miedo a mí. No podía soportar la idea de que dejásemos de ser amigas.

—Yo nunca habría dejado que eso sucediese, Taeyeon.

—Eso no lo sabes. Ahora puedes decirlo, pero entonces no éramos más que unas niñas. No sabes qué habrías hecho si yo te hubiese dicho que era lesbiana... y que me gustabas — concluyó Taeyeon en un susurro.

—¡Oh, Taeyeon!

Tiffany posó la mano sobre la rodilla de Taeyeon y la frotó suavemente.

—Tienes razón —continuó—. No sé qué habría hecho. Pero tal vez así hubiese entendido muchas más cosas entonces.

Tiffany  apretó la rodilla de su amiga, aguardando hasta que ésta alzó la vista hacia ella para seguir hablando

—Ayer noche, cuando me mirabas, tenías la misma expresión que vi tantas veces en aquella época.

—Lo siento.

—¿Por qué tienes que sentirlo, Taeyeon? Dijiste que tenías celos de Eddie Ray. Entonces no me di cuenta, pero ahora sí. Y yo también estaba celosa, de Kyle.

Ahora fue Tiffany la que apartó la vista y comenzó a juguetear con la copa de vino mientras hablaba

—Creí que tenía celos porque Kyle me estaba robando un tiempo que podría haber pasado con mi mejor amiga.

Tiffany alzó la vista, atreviéndose a mirar a Taeyeon a los ojos.

—Pero ese no era el verdadero motivo de mis celos —admitió en voz baja—. Estaba celosa porque era él quien estaba contigo.

Taeyeon no supo que decir, de modo que no dijo nada. Tiffany carraspeó y se humedeció los labios, que de pronto se habían quedado secos.

—¿Por qué nunca intentaste siquiera besarme? —consiguió preguntar en un susurro.

Cuando sus ojos se encontraron con los de su amiga, Taeyeon sintió que le costaba respirar. El corazón le latía con tal fuerza que estaba segura de que Tiffany podía oírlo. Bajó la mirada hasta aquellos labios que cuando era adolescente imaginó besar mil veces. Y allí estaban ahora, quince años más tarde, sentadas sobre la cama de Tiffany, y aquellos labios que había deseado tan desesperadamente, a sólo un suspiro de distancia. El deseo de Taeyeon estaba en pie de guerra, y tuvo que luchar duramente para mantener el dominio sobre sus sentidos. Su error fue dejar que los ojos de Tiffany se apoderasen de los suyos. En ese momento vio algo que no había podido ver de niña: en los ojos de su amiga brillaba un anhelo igual al suyo.

—¡Sí! —susurró Tiffany.

De los labios de Taeyeon se escapó un gemido ante la mera idea de besarla. Sin más palabras, se inclinó hacia ella, consciente de la entrecortada respiración de Tiffany, del pulso que podía ver latir agitadamente en su garganta. Comenzó a cerrar los ojos mientras...

—¿Tía Tiffany?

Se apartaron la una de la otra con gesto culpable, respirando tan agitadamente como si acabasen de participar en una carrera. Tiffany cerró los ojos un momento, con la mano apoyada en el pecho.

«¡Dios santo!»

Antes de que pudiese hablar, Lee Ann estaba ya encaramándose al lecho, entre ambas, ignorando por completo lo que acababa de interrumpir.

—La peli se acabó, y Denny se ha dormido.

—Ah, ¿sí?

Tiffany alzó la vista por fin y se atrevió a mirar a Taeyeon. El deseo que había visto en aquellos ojos casi había desaparecido, y su lugar lo había ocupado la aprensión... y tal vez el arrepentimiento.

Taeyeon se puso en pie y recogió sus zapatos.

—La verdad es que yo también estoy bastante cansada. Creo que voy a dar por terminada la velada.

Tiffany asintió, temerosa de hablar. No podía suplicarle a Taeyeon que siguiese levantada hasta que los niños se hubiesen dormido, rogarle que concluyese aquel beso apenas comenzado.

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Comments

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Karen-14213
#1
Chapter 35: Fue so cute!!!
Thiabel2128
#2
Chapter 35: awwwwwwww :3
LlamaAmerica #3
Encantada con tu histora! :)
gaby_tomala
#4
..por favorrrr ... epilogoo sii??
tiffany0108 #5
Chapter 35: Me encanto el fic, disfrute de cada capitulo
LectoraLemon #6
Chapter 35: Estuvo muy buena esta historia :).. pase toda la madrugada leyendo este hermoso fic .... Gracias <3
gaby_tomala
#7
x favorrrrrrrrrr!!! epilogooooo :)
geral53 #8
Chapter 35: Epilogo :c por fi(?)
mamurayamaken #9
Chapter 35: ........really?
no puedo creerlo
todavía lo intento procesar
loveable11 #10
Chapter 35: ....tan corto el final ?? epilogo ¡¡ ¡¡:3