Perseguida

La Huésped (The Host)
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Capítulo 6  Perseguida

 

   Finalmente, la luz se desvaneció en el exterior de las ventanas. El día, caluroso para ser marzo, se había demorado como si no deseara marcharse y dejarme libre.

 

   Me sorbí la nariz y retorcí el pañuelo mojado en otro nudo más.

 

   —Seo, seguramente tendrá otras obligaciones. Yoon debe de estar preguntándose dónde está.

 

   —Él lo entenderá.

 

   —No me puedo quedar más tiempo, y no estamos más cerca de una respuesta que antes.

 

   —Los arreglos rápidos no son mi especialidad. Si sigues decidida a no tener una nueva anfitriona...

 

   —Sí.

 

   —Tratar esto, entonces, nos llevará probablemente algún tiempo.

 

   Apreté los dientes de pura frustración.

 

   —Iremos más rápido y será más fácil si cuentas con algo de ayuda.

 

   —Procuraré mantener al día mis citas, lo prometo.

 

   —Eso no es exactamente lo que quería decir, aunque espero que lo hagas.

 

   —¿Se refiere a una ayuda... que no sea usted? —Me encogí ante la idea de tener que revivir mi sufrimiento cotidiano con un extraño—. Estoy segura de que usted está muy cualificada como acomodadora, incluso más que otros.

 

   —No me refería a otro acomodador. —Cambió el apoyo de su peso en la silla y se estiró con rigidez—. ¿Cuántos amigos tienes, Wanderer?

 

   —¿Quiere decir gente con la que trabajo? Veo a otros profesores casi todos los días y converso con varios estudiantes en los pasillos...

 

   —¿Y fuera de las clases?

 

   La miré fijamente, sin entender.

 

   —Los anfitriones humanos necesitan interacción. Querida, tú no estás acostumbrada a la soledad, has compartido los pensamientos de todo un planeta...

 

   —Pues tampoco es que saliéramos mucho de juerga... —Mi intento de hacer un comentario jocoso falló por completo.

 

   Ella sonrió ligeramente y continuó:

 

   —Estás luchando con tanta fuerza contra tu problema que eso es en lo único que puedes concentrarte. Quizá una solución sería no concentrarse tanto. Dices que Tiffany se aburre cuando trabajas y que se queda más en estado latente. Quizá que desarrolles más relaciones con tus iguales también la aburra.

 

   Fruncí los labios pensativamente.

 

   Tiffany, entorpecida por el largo día de intentos de acomodación, no parecía muy entusiasmada con la idea.

 

   Seo asintió.

 

   —Intenta implicarte en la vida, más que con ella.

 

   —Eso tiene sentido.

 

   —Y luego también están los impulsos físicos que sufren estos cuerpos. Nunca había visto ni oído contar nada igual. Una de las cosas más difíciles que tuvimos que conquistar los de la primera oleada fue el instinto de apareamiento. Créeme, los humanos lo notan, aunque tú no. —Sonrió ampliamente y puso los ojos en blanco ante algún recuerdo.

 

   Como yo no reaccioné como ella esperaba, suspiró y cruzó los brazos con impaciencia—. Oh, vamos, Wanderer, tienes que haberlo notado.

 

   —Bueno, claro —murmuré. Tiffany se revolvió nerviosamente—. Es obvio, ya le he contado los sueños...

 

   —No, no me refiero sólo a recuerdos. ¿No has notado que en algún momento tu cuerpo haya reaccionado en el presente, a un nivel estrictamente químico?

 

   Sopesé su pregunta con detenimiento.

 

   —No creo. No he notado nada.

 

   —Confía en mí —replicó Seo con sequedad—. Lo has notado seguro. —Negó con la cabeza—. Tal vez sería mejor que abrieras los ojos y miraras alrededor buscando eso en especial. Te haría mucho bien.

 

   Mi cuerpo se encogió ante esa idea. También registré el disgusto de Tiffany reflejado en el mío propio.

 

   Seo leyó mi expresión.

 

   —No dejes que ella te controle cuando interactúes con los de tu propia especie, Wanderer. No dejes que te controle.

 

   Me temblaron las aletas de la nariz. Esperé un momento antes de contestar intentando dominar la ira, a la que no terminaba de acostumbrarme.

 

   —Ella no me controla.

 

   Seo alzó una ceja.

 

   La ira me hizo un nudo en la garganta.

 

   —Usted no va fijándose en nadie por ahí fuera de su pareja actual. ¿Es que esa elección no es también una forma de control?

 

   Seo ignoró mi enfado y consideró la cuestión reflexivamente.

 

   —Quizá —repuso finalmente—, es difícil saberlo; pero has puesto el dedo en la llaga. —Tomó una hebra suelta del dobladillo de su falda y luego, como si se hubiera dado cuenta de que estaba evitando mi mirada, cerró las manos con resolución y cuadró los hombros—. ¿Quién sabe cuánto proviene de un anfitrión determinado o de un planeta concreto? Como he dicho antes, probablemente con el tiempo encontrarás la respuesta, cuando ella se vaya volviendo cada vez más apática y silenciosa y te permita efectuar una elección diferente a ese Taeyeon, o..., bueno, los buscadores son muy buenos. Ya le están buscando y quizá recuerdes algo que les ayude.

 

   Me quedé inmóvil cuando comprendí las implicaciones de su afirmación. Ella parecía no haberse dado cuenta de que me había quedado congelada en el sitio.

 

   —Quizá encuentren al amor de Tiffany y podáis estar juntos. Si los sentimientos de él son tan fervientes como los suyos, la nueva alma probablemente estará bien dispuesta, casi con seguridad.

 

   —¡No! —No estaba segura de quién había gritado. Podría haber sido yo perfectamente, porque también estaba horrorizada del todo.

 

   Me puse de pie, temblando. Las lágrimas que antes habían acudido a mis ojos tan fácilmente ahora habían desaparecido, pero apretaba los puños con tanta fuerza que me temblaban de forma ostensible.

 

   —¿Wanderer?

 

   Me di la vuelta y corrí hacia la puerta, luchando para que las palabras no salieran de mi boca.

 

   Palabras que no serían mías.

 

   Palabras que no tenían sentido salvo que fueran suyas, pero que yo sentía también como mías. Y no podían ser mías. Así que no podían decirse.

 

   «¡Lo van a matar! ¡Quieren que deje de existir! ¡Yo no quiero a otro, quiero a Taeyeon, no a un extraño dentro de su cuerpo! El cuerpo no significa nada sin él».

 

   Mientras corría por la calle escuché a Seo llamándome por mi nombre a mis espaldas. No vivía lejos de la oficina de la acomodadora, pero me desorientó la oscuridad de la calle. Había pasado ya dos manzanas cuando me di cuenta de que corría en la dirección opuesta.

 

   La gente se quedaba mirándome. No estaba vestida como para hacer ejercicio y no corría de ese modo: iba huyendo claramente, pero nadie me molestó, sino que, educadamente, apartaron la mirada.

 

   Supongo que se darían cuenta de que era nueva en esta anfitriona, porque actuaba como un niño.

 

   Aminoré el paso hasta ir caminando. Giré hacia el norte de modo que pudiera rodear la zona sin pasar de nuevo por delante de la oficina de Seo.

 

   Mi velocidad era poco más lenta que si estuviera corriendo. Oía el golpeteo de mis pies sobre la acera, rápido, demasiado rápido, como si estuviera intentando acoplarme al tempo de una canción de baile. Tap, tap, tap. Los tacones sonaban contra el cemento. No, no era como el sonido del tambor, era más agresivo, más violento. Tap, tap, tap. Más bien como si golpearan a alguien. Esa horrible imagen me daba escalofríos.

 

   Podía ver la luz encendida sobre la puerta de mi apartamento. No me había llevado mucho tiempo cubrir la distancia entera. Sin embargo, no crucé la calle.

 

   Me sentía mareada. Recordaba cómo se sentía uno cuando iba a vomitar, pese a que nunca lo había hecho. Una fría humedad llenaba de gotitas mi frente, y el sonido hueco resonaba en mis oídos. Estaba bastante segura de que estaba a punto de tener esa experiencia de primera mano.

 

   Había un talud cubierto de hierba al lado del camino y, justo a su lado, una farola rodeada de un seto muy bien recortado. No tenía tiempo para buscar otro sitio mejor. Trastabillé hasta llegar a la luz y me agarré al poste para sostenerme. La náusea me daba sensación de vértigo.

 

   Sí, realmente iba a tener la experiencia de vomitar.

 

   —¿Wanderer, eres tú? ¿Wanderer, te encuentras mal?

 

   Me era imposible concentrarme en aquella voz vagamente familiar, pero el hecho de tener público sólo sirvió para estropear las cosas aún más, así que incliné el rostro hacia el arbusto y arrojé mi última comida violentamente.

 

   —¿Quién es tu sanador? —preguntó una voz; sonaba muy lejana a causa del zumbido de los oídos. Sentí una mano sobre mi espalda arqueada—. ¿Necesitas una ambulancia?

 

   Tosí dos veces y negué con la cabeza. Estaba segura de que ya había pasado, porque tenía el estómago vacío.

 

   —No estoy enferma —repuse mientras me incorporaba usando como apoyo el poste de la farola.

 

   Levanté la cabeza para ver quién era el testigo de mi momento de postración.

 

   La buscadora de Chicago sostenía el móvil en la mano con gesto indeciso, como si estuviera calibrando a qué autoridad debía llamar. La miré durante unos instantes y me incliné sobre las hojas otra vez.

 

   Tuviera el estómago vacío

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Comments

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Aapark #1
Amazing
LlamaAmerica #2
Chapter 19: Jajajaja simpático?? Xd buenoooo por lo menos ya le habla no? XD
LlamaAmerica #3
Chapter 18: Wooow tanto tiempo!!! Gracias por el cap!!! Uffff pobre jamie y pobre de mi Tae :'(
shinee763 #4
no puedo esperar!!
LlamaAmerica #5
Chapter 16: Uhhhhhhhh me quedare con la intriga jajajjaa
LlamaAmerica #6
Chapter 15: Ahhhhh cuanto tiempo esperando espero actualices prontooooooo!!!
LlamaAmerica #7
Chapter 14: Haaaaaaaaaaaaaaaay hasta que me pude poner al corriente con esta historia ojalá actualices pronto *-*
LyndaM #8
Chapter 6: Omo, primero dios todo estara bien, animo te esperaremos
LlamaAmerica #9
Chapter 5: Haaaaaaaay joder Tae están ashjakska jajajaja sigueeee!!!!
saine1993
#10
Chapter 3: no e leído el libro pero si vi la película y es una de mis favoritas que bien que la adaptes me encantan actualiza pronto