Confesión

La Huésped (The Host)
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Capítulo 23 - Confesión

 

   El cuerpo de una sombra grande y sin contornos definidos se onduló cuando se arrastró hasta llegar a mi semblante. Pensé en gritar, pero el sonido se me quedó atrapado en la garganta, y todo lo que me salió fue un chillido sin fuerza.

 

  —Shh, que soy yo —murmuró Jamie.

 

  Tenía un bulto grande y redondeado apoyado en los hombros y lo soltó con un ruido sordo en el suelo. Cuando lo dejó en el suelo, pude ver con claridad su ágil sombra recortada contra la luz de la luna. Me llevé las manos a la garganta y conseguí hacer pasar por ella unas cuantas bocanadas de aire.

 

   —Lo siento —susurró, sentándose en el borde del colchón—, supongo que ha sido un poco estúpido por mi parte. Estaba intentando no despertar a Doc, y ni siquiera se me ocurrió que te asustaría. ¿Estás bien? Me dio unas palmaditas en el tobillo, que era la parte que tenía más cerca.

 

   —Desde luego —me enfurruñé, aún sin aliento.

 

   —Lo siento —masculló de nuevo.

 

   —¿Qué estás haciendo aquí, Jamie? ¿No deberías estar durmiendo?

 

   —Por eso es por lo que estoy aquí. El tío Jeb ronca que no te lo puedes ni imaginar. No lo soporto más.

 

   Su respuesta no tenía sentido para mí.

 

   —¿Pero tú no sueles dormir con Jeb?

 

   Jamie bostezó y se inclinó para coger el bulto de la esterilla enrollada y la extendió sobre el suelo.

 

   —No, generalmente suelo dormir con Taeyeon. Él no ronca, pero tú lo sabes.

 

   Lo sabía.

 

   —Entonces, ¿por qué no duermes en la habitación de Taeyeon? ¿Te da miedo dormir solo? —No le habría culpado por eso, la verdad es que desde que estaba aquí no me había dejado de sentir aterrorizada.

 

   —¿Miedo? —gruñó, ofendido—. No. Ésta es la habitación de Taeyeon, y la mía.

 

   —¿Qué? —jadeé—. ¿Jeb me ha puesto en la habitación de Taeyeon? No me lo podía creer. Taeyeon me mataría. No, primero mataría a Jeb y después a mí.

 

   —También es mi habitación. Y fui yo quien le dijo a Jeb que te pusiera aquí.

 

   —Taeyeon se pondrá furioso —susurré.

 

   —Yo puedo hacer lo que quiera con mi cuarto —masculló Jamie con ademán rebelde, pero sin embargo se mordía el labio—. No se lo diremos, no tiene por qué saberlo.

 

   Asentí.

  

  —Buena idea.

 

   —No te importa si duermo aquí, ¿a que no? El tío Jeb ronca muy fuerte...

 

   —No, no me importa, pero no creo que debas, Jamie.

 

   Él puso cara de pocos amigos, intentando mostrarse rudo para que no viera que se sentía herido.

 

   —¿Por qué no?

 

   —No es seguro. Algunas veces viene gente a verme por la noche...

 

   Se le abrieron unos ojos como platos.

 

   —¿Eso hacen?

 

   —Como Tae tenía el arma, se marcharon.

 

   —¿Quiénes?

 

   —No lo sé... Algunas veces Kyle, pero seguramente también otros que siguen aquí.

 

   Él asintió.

 

   —Pues más razón todavía para que me quede. Doc podría necesitar ayuda.

 

   —Jamie...

 

   —No soy un crío, Wanda. Puedo cuidar de mí mismo.

 

   Era obvio que discutir sólo serviría para que se pusiera más terco.

 

   —Al menos acuéstate en la cama —le dije, claudicando—. Yo dormiré en el suelo, es tu habitación.

 

   —Eso no es correcto. Tú eres la invitada.

 

   Resoplé en voz baja.

 

   —¡Ja! No, la cama es tuya.

 

   —Ni lo sueñes.

 

   Se tumbó en la esterilla, doblando con fuerza los brazos sobre el pecho.

 

   De nuevo comprendí que discutir no era el mejor camino para abordar a Jamie. Bueno, esta vez podría rectificar este asunto en cuanto se adormeciera, pues su sueño era tan profundo que parecía un coma. Tiffany lo llevaba donde quería una vez estaba dormido.

 

   —Puedes usar mi almohada —me dijo, palmeando la que estaba a su lado—. No hay necesidad de que estés tan incómoda aquí, pegada a la pata de la cama.

 

   Suspiré, pero me arrastré hacia la parte superior de la cama.

 

   —Mucho mejor —dijo con ademán aquiescente—. ¿Me puedes pasar ahora la de Taeyeon?

 

   Dudé incluso de cogerla, pero él se incorporó, se inclinó sobre mí y la cogió. Yo suspiré de nuevo. Nos quedamos en silencio un buen rato, escuchando el silbido sordo de la respiración del médico.

 

   —Doc ronca muy bien, ¿a que sí? —susurró Jamie.

 

   —Es bastante continuo —admití.

 

   —¿Estás cansada?

 

   —Sí.

 

   —Oh.

Esperé a que dijera algo más, pero se quedó callado.

 

   —¿Hay algo más que quieras saber? —le pregunté.

 

   No me contestó enseguida, pero noté cómo luchaba consigo mismo, así que esperé.

 

   —Si te pregunto algo, ¿me dirás la verdad?

 

   Era mi turno para dudar.

 

   —No lo sé todo —respondí, en un intento de salirme por la tangente.

 

   —Esto lo sabes seguro. Cuando íbamos caminando Jeb y yo... Bueno, él me estuvo contando unas cuantas cosas, eran ideas suyas, pero no sé si lleva razón.

 

   Tiffany de repente estuvo muy presente en mi cabeza.

 

   El susurro de Jamie apenas se oía, ya que era más tenue aún que mi propia respiración.

 

   —El tío Jeb cree que Tiffany sigue viva. Ahí, dentro de ti, quiero decir.

«Éste es mi Jamie», suspiró Tiffany.

 

   No respondí a ninguno de los dos.

 

   —No sé si es eso posible. ¿Lo es? —Su voz se quebró y comprendí que estaba luchando con las lágrimas. No era un niño ya para echarse a llorar, y ahora le había apenado por segunda vez el mismo día. Sentí un dolor general localizado en el pecho—. ¿Lo es, Wanda?

 

   «Díselo. Por favor, dile que le quiero».

 

   —¿Por qué no me contestas? —Jamie había empezado a llorar, aunque intentaba disimular los sollozos.

 

   Me deslicé fuera de la cama, arrastrándome por el duro suelo que había entre el colchón y la esterilla, y pasé el brazo por encima de su pecho tembloroso. Incliné la cabeza contra su pelo y sentí sus lágrimas cálidas contra mi cuello.

 

   —¿Está Tiffany viva todavía, Wanda? Por favor.

 

   Lo más probable era que el muchacho fuera un simple instrumento. El anciano podría haberle enviado precisamente para esto. Jeb era lo bastante listo para ver lo fácilmente que Jamie rompía mis defensas. Era posible que Jeb estuviera buscando confirmación para su teoría y no tuviera reparos en usar al chico para ello. ¿Qué haría el anciano cuando estuviera seguro de esa peligrosa verdad? ¿Cómo usaría la información? Dudaba que quisiera hacerme daño, pero ¿confiaría en mi propio juicio? Los humanos eran criaturas falsas y traicioneras. No podía prever su oscuro plan cuando era algo realmente increíble para los de mi especie.

 

   El cuerpo de Jamie tembló a mi lado.

 

   «¡Está sufriendo!», gritó Tiffany. Ella luchó en vano contra mi férreo control. Por eso, no podría culpar a Tiffany si esto se convertía en un gran error. Sabía quién era la que estaba hablando ahora.

 

   —Ella prometió que regresaría, ¿no fue así? —murmuré—. ¿Acaso rompió alguna promesa de las que te hizo?

 

   Jamie deslizó los brazos en torno a mi cintura y se apretó contra mí un buen rato. Después de unos cuantos minutos, susurró:

 

   —Te quiero, Fany.

 

   —Ella también te quiere. Está muy contenta de que estés aquí y a salvo.

 

   Se hizo un silencio lo suficientemente largo para que las lágrimas se secaran en mi piel, dejando por todo rastro un polvillo fino y salado.

 

   —¿A todo el mundo le pasa lo mismo? —murmuró Jamie al cabo de un rato, cuando yo ya pensaba que se había quedado dormido—. ¿Se queda todo el mundo?

 

   —No —le dije con tristeza—. No, Melanie es especial.

 

   —Es fuerte y valiente.

 

   —Mucho.

 

   —¿No crees...? —Hizo una pausa para sorberse la nariz—. ¿No crees que mi padre también puede haberse quedado?

 

   Tragué saliva, intentando deshacer el nudo que se había formado en mi garganta. Pero no funcionó.

 

   —No, Jamie. No lo creo, o al menos no como Tiffany.

 

   —¿Y eso por qué?

 

   —Porque hizo que los buscadores os persiguieran. Bueno, él no, el alma que residía en él. Tu padre no hubiera dejado que eso sucediera si aún estuviera dentro. Tu hermana jamás me dejó ver la ubicación de la cabaña y no me permitió saber nada de tu existencia durante mucho tiempo, todo el posible. Y no me trajo hasta aquí hasta que no estuvo segura de que no os haría daño.

 

   Era demasiada información. Sólo una vez que hube terminado, me di cuenta de que el médico había dejado de roncar. No se oía ningún sonido procedente de su respiración. «Estúpida», me maldije a mí misma para mis adentros.

 

   —Vaya —dijo Jamie.

 

   Susurré muy cerca de su oído, tan cerca que no había manera de que el doctor pudiera oír nada a hurtadillas.

 

   —Sí, ella es muy fuerte.

 

   Jamie se estiró para oírme frunciendo el ceño, y entonces miró ha

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Comments

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Aapark #1
Amazing
LlamaAmerica #2
Chapter 19: Jajajaja simpático?? Xd buenoooo por lo menos ya le habla no? XD
LlamaAmerica #3
Chapter 18: Wooow tanto tiempo!!! Gracias por el cap!!! Uffff pobre jamie y pobre de mi Tae :'(
shinee763 #4
no puedo esperar!!
LlamaAmerica #5
Chapter 16: Uhhhhhhhh me quedare con la intriga jajajjaa
LlamaAmerica #6
Chapter 15: Ahhhhh cuanto tiempo esperando espero actualices prontooooooo!!!
LlamaAmerica #7
Chapter 14: Haaaaaaaaaaaaaaaay hasta que me pude poner al corriente con esta historia ojalá actualices pronto *-*
LyndaM #8
Chapter 6: Omo, primero dios todo estara bien, animo te esperaremos
LlamaAmerica #9
Chapter 5: Haaaaaaaay joder Tae están ashjakska jajajaja sigueeee!!!!
saine1993
#10
Chapter 3: no e leído el libro pero si vi la película y es una de mis favoritas que bien que la adaptes me encantan actualiza pronto