Por Casualidad

La Huésped (The Host)
Please Subscribe to read the full chapter
CAPÍTULO 2: Por casualidad

 

Las voces sonaban bajas y cercanas y, aunque ahora era consciente de ellas, parecían proceder de una conversación murmurada que había captado ya empezada.

 

—Me temo que ha sido demasiado para ella —sostuvo alguien cuya voz era suave pero profunda, la voz de un hombre—. Demasiado casi para cualquiera, ¡cuánta violencia! —El tono era de clara repulsión.

 

—Ha gritado una sola vez —replicó una voz femenina, más alta y aflautada, remarcando la afirmación con un cierto regocijo, como si estuviera ganando una discusión.

 

—Ya lo sé —admitió el hombre—. Es muy fuerte. Otros habrían sufrido un trauma mucho mayor con menor motivo.

 

—Estoy segura de que se pondrá bien, como ya le he dicho.

 

—Tal vez se haya confundido de vocación. —Había un cierto tono incisivo en la voz del hombre. Los bancos de memoria de mi cerebro destinados al lenguaje me informaron de que se trataba de un sarcasmo—. Quizá debería haberse hecho sanadora, como yo.

 

La mujer emitió un sonido divertido, una risotada.

 

—Lo dudo. Nosotros, los buscadores, preferimos otro tipo de diagnósticos.

 

Mi cuerpo conocía esa palabra, esa especie de título, «buscador». Sentí que un escalofrío de miedo me bajaba por la columna, una reacción prestada, puesto que no había duda de que yo no tenía motivos para temer a los buscadores.

—A menudo me pregunto si en su profesión hay alguien infectado, aunque sólo sea un poco, de humanidad —musitó el hombre, cuya voz aún sonaba amarga debido al disgusto—. La violencia forma parte de su opción vital. ¿Y si hay algo innato en su temperamento, algo que los lleva a disfrutar con el horror?

 

Me sentí sorprendida por la acusación, por su tono. Esta conversación era como... una disputa. Algo con lo que mi anfitriona estaba familiarizada, pero que yo no había experimentado jamás.

 

La mujer se puso a la defensiva:

 

—No es que escojamos la violencia. Nos enfrentamos a ella cuando no queda más remedio. Y pienso que es algo bueno para todos los demás que unos cuantos seamos lo suficientemente fuertes como para soportar lo desagradable. Vuestra paz se vería amenazada de no ser por nuestro trabajo.

 

—Eso era en otros tiempos. Vuestra vocación pronto se quedará obsoleta, o eso creo.

 

—El error implícito de esa afirmación queda patente en la paciente que tenemos aquí.

 

—¡Una chica humana sola y desarmada! Sí, claro, ¡menuda amenaza para nuestra paz!

 

La mujer comenzó a respirar pesadamente; luego suspiró.

 

—Pero ¿de dónde procede? ¿Cómo ha aparecido en mitad de Chicago, una ciudad civilizada desde hace tanto tiempo, a cientos de kilómetros de cualquier rastro de actividad subversiva? ¿Se movía sola?

 

Disparó las preguntas una tras otra sin que pareciera esperar respuesta alguna. Daba la impresión de habérselas planteado ya con anterioridad.

 

—Ése es vuestro problema, no el mío —repuso el hombre—. Mi cometido consiste en ayudar a esta alma a adaptarse a su nueva anfitriona, evitando cualquier trauma o daño innecesario, y usted está aquí interfiriendo en mi trabajo.

 

Como estaba tomando conciencia lentamente, aclimatándome a este nuevo mundo de sentidos, comprendí algo tarde que yo era el tema de la conversación.

 

Yo era el alma de la que hablaban.

 

Era una nueva connotación de una palabra que había significado muchas otras cosas para mi anfitriona. En cada planeta adquiríamos nombres distintos.

 

Alma.

 

Suponía que era una descripción adecuada para esa fuerza invisible que guía al cuerpo.

 

—Las respuestas a mis preguntas importan tanto como sus responsabilidades ante esta alma.

 

—Eso es discutible.

 

Oí moverse a la mujer y su voz se convirtió repentinamente en un susurro:

 

—¿Cuándo podrá responder? El efecto de los sedantes debe de estar a punto de desaparecer.

 

—Cuando esté lista. Déjela descansar, merece poder enfrentarse a la situación cuando se encuentre más cómoda. ¡Imagínese qué impresión debe de ser despertar dentro de una anfitriona rebelde y herida casi de muerte mientras intentaba escapar! ¡Nadie debería soportar un trauma como ése en tiempos de paz! —Su voz se había ido elevando según se volvía más emotiva.

 

—Ella es fuerte —aseguró la voz de la mujer con firmeza—. Mire cómo se ha desenvuelto con el primer recuerdo, el peor. Sea lo que fuera, ha podido con él.

 

—¿Y por qué tiene que hacer esto? —masculló el hombre, aunque no parecía esperar respuesta a esa pregunta.

 

La mujer, sin embargo, contestó:

 

—Si obtuviéramos las respuestas que necesitamos...

 

—«Necesitar» es el verbo que usted ha usado. Yo elegiría más bien «querer».

 

—Entonces, alguien debe abordar lo desagradable —continuó como si él no la hubiera interrumpido—, y por lo que sé de esta en concreto, creo que aceptará el reto cuando haya forma de interrogarla.

¿Cómo la ha llamado?

 

—Wanderer —contestó él con desgana tras una pausa.

 

—Muy apropiado —repuso ella—, porque, aunque no tengo ninguna estadística oficial, creo que debe de ser una de las pocas, si no la única, que han viajado tan lejos. Sí, Wanderer le irá bien hasta que escoja un nuevo nombre para sí misma.

 

Él permaneció en silencio.

 

—Claro que ella debe asumir el nombre de la anfitriona... No hemos encontrado registros de sus huellas digitales ni del escáner de retina. No puedo decirle su nombre.

 

—Ella no adoptará ningún nombre humano —murmuró el hombre.

 

La respuesta de la mujer fue conciliatoria:

 

—Cada uno se consuela como quiere.

—Nuestra «viajera» necesitará más consuelo que la mayoría, gracias al estilo peculiar con el que usted ejerce su vocación.

 

Se oyó el sonido agudo de unos pasos que marcaron un staccato contra el duro suelo. Cuando habló de nuevo, la voz de la mujer parecía venir del lado opuesto de la habitación.

 

—Usted habría reaccionado de manera bastante poco apropiada los primeros días de esta ocupación—comentó.

 

—Y quizá usted esté reaccionando de manera poco adecuada para la paz.

 

La mujer se echó a reír, pero su risa era falsa, porque no se correspondía con una diversión real. Parecía que mi mente se había adaptado bien a interpretar los significados auténticos de los tonos e inflexiones de voz.

 

—No tiene una percepción clara de lo que supone mi vocación. Paso muchas horas con mapas y archivos, y es principalmente un trabajo de oficina; no es precisamente el trabajo conflictivo y violento que usted cree.

Please Subscribe to read the full chapter

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
Aapark #1
Amazing
LlamaAmerica #2
Chapter 19: Jajajaja simpático?? Xd buenoooo por lo menos ya le habla no? XD
LlamaAmerica #3
Chapter 18: Wooow tanto tiempo!!! Gracias por el cap!!! Uffff pobre jamie y pobre de mi Tae :'(
shinee763 #4
no puedo esperar!!
LlamaAmerica #5
Chapter 16: Uhhhhhhhh me quedare con la intriga jajajjaa
LlamaAmerica #6
Chapter 15: Ahhhhh cuanto tiempo esperando espero actualices prontooooooo!!!
LlamaAmerica #7
Chapter 14: Haaaaaaaaaaaaaaaay hasta que me pude poner al corriente con esta historia ojalá actualices pronto *-*
LyndaM #8
Chapter 6: Omo, primero dios todo estara bien, animo te esperaremos
LlamaAmerica #9
Chapter 5: Haaaaaaaay joder Tae están ashjakska jajajaja sigueeee!!!!
saine1993
#10
Chapter 3: no e leído el libro pero si vi la película y es una de mis favoritas que bien que la adaptes me encantan actualiza pronto