Noche sin estrellas

Crazy in Love
 

E

s todo lo que puedo hacer para manejar a Fred a casa sin virar hacia los vehículos que se aproximan. Mis ojos están borrosos por las lágrimas. Mi mente sigue repitiendo la imagen de jessica y taeyeon juntas, y las voces en mi cabeza no se callaran.

Plain young: sabía que esto pasaría. Las chicas como tú siempre terminan perdiendo. Es por esto que no quería que te ilusionaras.

t.y.: ¡Oye! ¡Que se joda! Si no puede ver lo que se está perdiendo, entonces es su pérdida, ¿cierto? Hay muchos peces en el océano.

 

Mi celular suena, y casi me salgo de la vía tratando de sacar mi teléfono de mi mochila. Odio el himno nacional.

—¿Qué? —digo golpeando mis frenos cuando me doy cuenta que la luz ha pasado a rojo.

—¿tiffany?

Es taeyeon. ¡Qué descaro! ¿Pensará que puede conversar para salirse de esto? ¿Mantener un poco de tiffany a un lado y un saludable plato de jessica como entrada principal?

—¡Vete! —grito. Y tiro la tapa de mi celular.

Un segundo después suena de nuevo.

Reviso. Es taeyeon. Golpeo el botón de FINALIZAR, colgándole.

De nuevo, el himno nacional suena con estridencia. Esta vez callo mi celular y lo lanzo al asiento trasero. Jamás volveré a hablar con taeyeon kim de nuevo.

Estaciono a Fred en frente de la casa y corro por la acera. Todo lo que quiero hacer es llegar a mi habitación, donde puedo llorar en mi cama en privado. Es lo suficientemente temprano para que mamá y Sandy estén todavía en la práctica de básquet. Pero cuando abro la puerta, descubro que mi suerte se ha acabado en casa, también.

—¡tiffany, me alegro de que estés en casa temprano! —dice mama apurándose para encontrarme antes de que pueda incluso salir de mi abrigo—. Tu jefe en la tienda de pretzels llamó. Quiere que lo llames. Ha llamado dos veces ya.

Todo lo que necesito para completar mi día es una linda charla con el Jefe Pretzel.

—¿Puedo llamarlo después? Estaba a punto de…

—Mejor llámalo ahora mismo —me interrumpe mamá—. Sonaba bastante desesperado.

Tomo el número de mamá y hago la llamada desde mi cuarto. Trato de recordar si le he dicho a Robbie acerca de mis planes para perderme EL día. Tal vez dejó que 136 se le escapara al Jefe Pretzel, mandándolo a un pánico antes de Acción de Gracias. Robbie contesta el teléfono.

—The Twisted Pretzel. Robert habla.

—Soy tiffany, Robbie. Necesito hablar con el jefe.

—¡Vaya! Es la primera vez que me llamas. ¿Cómo estás, tiffany?

—¿El jefe, Robbie?

—Oh. Seguro.

Un minuto entero después el Jefe Pretzel está al teléfono, jadeando.

—¡Te necesito, tiffany! —grita.

—No trabajo en noches de escuela —le informo. Esto es sólo en parte cierto. He ido un par de veces después de la escuela para llenar el espacio de algunos de los otros trabajadores de medio tiempo. Pero ahora mismo, preferiría comerme mi juventud que girar pretzels.

—¡Tienes que venir! —suena como si estuviera bajo ataque.

El pensamiento de gastar tanto como un minuto en esa madriguera de pretzels me deprime incluso más de lo que ya estoy, estado que no habría creído posible.

—No lo creo —digo.

—¡Por favor! —Llora—. ¡Está alocado aquí! Nunca lo había visto así.

—Muy tentador —murmuro.

—Gina está fuera enferma. Orlando renunció. Ese otro chico, ¿Cuál es su nombre?

¿Ishwan? Se rompió el brazo y acaba de volver del hospital, y se rehúsa a venir. ¡Eres mi última esperanza!

—Agradable ser la primera en tu lista y todo, pero no hay forma de que trabaje esta noche.

—Te pagaré el tiempo extra. —Esta es una oferta que el Jefe Pretzel jamás le ha hecho a nadie.

Incluso en mi golpeado, rendido, exhausto estado de depresión, estoy empezando a darme cuenta de la gran oportunidad aquí. Este hombre está desesperado. Ahora que no tengo novia, amigas y absolutamente nada sucediendo en mi vida, una profesión en los pretzels suena apenas correcto. Debería pensarlo dos veces acerca de renunciar a mi trabajo. Además, ¿podría mi día posiblemente empeorar?

—Podría ir —hago una pausa dramática—, con una condición.

—¡Dilo!

—Tiempo extra. Y, obtengo el viernes de Acción de Gracias libre, como el día antes de Acción de Gracias.

—¿Qué? ¿EL día? ¡De ninguna manera!

—Buena rima —digo con calma—, pero mi hermana tiene un juego que no me puedo perder. Así que ese es el trato. Hoy o EL día.

Alguien está gritando en el fondo. Creo que escucho a Robbie gritar:

—Ayuda.

—¡De acuerdo! —Grita Jefe Pretzel dentro del teléfono—. ¡Sólo ven aquí ahora!

En el camino al centro comercial, ni siquiera puedo celebrar la victoria sobre el Jefe Pretzel porque estoy de camino a la Cocina Infernal, hogar del The Twisted Pretzel y del sombrero de tres picos. Gran victoria.

Cuando doy la vuelta hacia el centro comercial, puedo ver por qué el Jefe Pretzel estaba a punto de entrar en pánico. Nunca había visto el estacionamiento del Springmill tan lleno en una noche de semana. Le doy la vuelta a todo el complejo antes de tomar un puesto ilegal en el césped.

Cuando llego a The Twisted Pretzel, la línea serpentea todo el camino hasta Nordstrom’s.

—¡Oye! ¡La línea empieza allá atrás! —ladra una mujer de ciento ochenta kilos, señalando con un dedo regordete.

El último lugar en el que necesita estar es al frente de una línea de pretzels, pero me refreno antes de decírselo y me deslizo detrás del mostrador.

—¡Guantes! ¡Gorro! ¡Rápido! —Viene el caluroso saludo del Jefe Pretzels—. Tú y

Robbie necesitan atender a los clientes. Yo cubriré el horno.

Robbie se ve como si hubiera estado luchando contra cocodrilos. Su sombrero está torcido. Hebras de cabello cuelgan sobre su frente, y está cubierto de maza de pretzel.

No pregunto.

Empiezo a trabajar, y aunque nunca lo admitiría frente a un pelotón de fusilamiento, es bueno estar así de ocupada con trabajo sin sentido. Me impide pensar en taeyeon. Bien. Me impide pensar en él cada segundo.

Sorprendentemente, no cometo casi ningún error en la hora siguiente, y la línea baja a una docena más o menos.

—¡Tu celular está sonando de nuevo! —grita Robbie. El centro comercial se ha llenado de música navideña para ahogar el sonido de la multitud, pero he estado oyendo el timbre intermitente del himno nacional saliendo del bolsillo de mi abrigo desde que llegue. He escogido ignorarlo.

 

¡Deja que suene, deja que suene, deja que suene! —grito en sintonía con la música de Deja que nieve del momento. Si es taeyeon —y probablemente no lo es, porque sin duda no ha cambiado de platillo— no quiero hablar con él. No tengo amigos para que me llamen. Las únicas posibilidades restantes son el equipo de futbol o tal vez el club de matemáticas. ¿Quién los necesita?

La noche pasa y los gritones, quejosos clientes ayudan a que mi mente se aleje de las Malvadas Brujas del Oeste y de las chicas como taeyeon kim, quien necesita un cerebro, un corazón, o una gran dosis de coraje en su camino a través de Oz.

Finalmente, el Jefe Pretzel grita:

—¡Cerrando! —No creo que lo haya visto alguna vez tan feliz. Incluso me agradece por venir y me desea una buena noche.

Estoy colgando mi gorro y mi sombrero cuando Robbie se me acerca por detrás.

—¿Quieres salir conmigo esta noche? —pregunta. Pero suena tan cansado, que dudo que seguiría adelante con ello si dijera que sí.

No me arriesgo.

—No, Robbie. Gracias por preguntar.

Se encoge de hombros y se pone su acolchado abrigo naranja que sería útil si alguien decidiera cazar un venado en el centro comercial.

Me pongo mi abrigo y paso por debajo del mostrador. Cuando me paro del otro lado, me encuentro frente a frente con taeyeon kim.

—Vete —le digo aunque mi corazón esté agujereando en mi pecho.

—Tengo que hablar contigo, tiffany —dice. Está vistiendo su largo abrigo de tela negro que la hace ver mayor y…

—¡No! —No caeré por esto de nuevo. Las voces en mi cabeza me recuerdan lo mucho que ese chico me hizo sufrir, aunque t.y. está susurrando que se ve tan condenadamente bien en ese abrigo.

¿Por favor? —ruega—. He estado tratando de llamarte toda la noche. Intenté en tu casa, y tu mamá finalmente me dijo dónde estabas.

Robbie viene detrás de mí.

—¿Está todo bien aquí, tiffany? —pregunta. Puedo decir que está intentando hacer que su voz suene más profunda—. ¿Te está dando problemas esta chica?

Me giro y miro hacia la cara llena de granos de Robbie, distorsionada en su mejor ceño de chico duro, y me pregunto si así se sentirá tener un hermano menor.

—Gracias, Robbie —digo con sentimiento que es real—. Lo aprecio. En serio. —Me doy la vuelta hacia taeyeon—. Pero puedo manejar a esta chica por mi cuenta.

Creo que Robbie hace un suspiro de alivio.

—Bueno, si estás segura, entonces. —Y se va tomándose su tiempo para fulminar sobre su hombro a taeyeon.

Creo que amo a este chico.

—Me estoy yendo ahora, taeyeon —digo abotonando mi abrigo. He puesto el botón equivocado en el ojal equivocado y tengo que empezar de nuevo—. Mejor vete. No quieres que jessica te atrape.

—Me merezco eso —dice.

—Y mucho más —concuerdo—. Desafortunadamente, sólo no tengo tiempo. —Me muevo más allá de ella hacia la salida del centro comercial. Las luces dentro del centro comercial se oscurecen. La única otra cosa abierta es el cinema del otro lado del centro comercial.

—¡tiffany! —Llama taeyeon detrás de mí—. ¡Espera!

Entonces ruedo sobre ella.

—¿Espera? ¡Adivina que, taeyeon! ¡Estoy cansada de esperar!

¡Sí! ¡Deja que lo tenga! Plain young ruega en mi cabeza. Ella te hizo sentir como escoria de pantano. Y si vas a ser dejada, que por cierto ya lo fuiste, podrías al menos intentar llevarte un poco de dignidad contigo.

¿Qué soy yo de todos modos? —grito atropellándolo—. ¿Alguien a quien te escapas a besar cuando nadie está viendo? ¿Tienes alguna idea de cómo me hace sentir eso?

—No es así —protesta taeyeon—. Nunca fue así.

—Tal vez y tal vez no —digo—. ¡Pero no será así nunca más!

¡Exactamente! ¡Tú dile! me anima t.y., aunque todavía está pensando que se ve totalmente caliente en ese abrigo.

—¡Y otra cosa! —Grito cargando contra ella, blandiendo mi dedo—. La próxima vez que tenga una cita con una chica o chico, él o ella me invitará a una película, ¡justo cuando estrene! ¡No a su carro para una sesión secreta de besuqueo a espaldas de su novia! —Estoy en una buena racha. Soy una mujer. Escúchame gruñir—. ¿Qué tienes que decir a eso, señor taeyeon Mírenme-Soy-Tan-Genial kim?

Sus ojos se entrecierran, y las esquinas de sus labios suben. Se para más derecho y dice:

—tiffany, ¿irías al cine conmigo?

—Oh, seguro. Todo lo que tú… —Me detengo—. ¿Qué dijiste? —Mi mente se está poniendo borrosa. Las voces en mi cabeza están calladas.

—Te invité a ver una película conmigo —responde.

—¿Qué? ¿Cuándo? —Sé que hay otras preguntas más importantes que debería estar haciendo. Sólo que no puedo recordar cuales son.

—Aquí mismo. Justo ahora.

Frunzo el ceño.

—¿Por qué?

—Porque soy una chica libre. Porque he oficialmente terminado con la señorita jessica jung. Y porque creo que podría ser que me estoy enamorada de una señorita llamada tiffany young.

—Huh-uh.

Élla sonríe.

 

—Uh-huh.

La miro fijamente y reproduzco todo lo que acaba de decir. Ella es libre. Terminó con jessica. Se está enamorando de mí. Estas son las tres mejores razones que alguien jamás ha tenido. Para lo que sea. No tengo repuesta.

Cautelosamente, pone su brazo alrededor de mis hombros y empieza a caminar, jalándome con ella.

—Así que vamos a ver que están pasando.

No estoy segura de que haya dicho que sí a la idea de la película. No estoy segura de que mis piernas se estén moviendo. Pero nos estamos deslizando hacia el otro lado del centro comercial, hacia el Cinema Seven. Estamos caminando juntos, en pasos, sincronizados.

—Es una noche de escuela —ofrezco sin convicción como si algo tan ordinario y frívolo como la escuela pudiera tener alguna relevancia aquí.

—Soy consciente de ello. Te llevaré a casa a las diez. Tu madre se tomó el tiempo

de informarme sobre los toques de queda.

¿Mi madre? ¿Ella habló con mi madre?

—No creo que a ella le gusten las chicas que llaman a tu casa —observa él—. Así que entraremos en medio de alguna película que se acabe a tiempo para llevarte a casa. ¿Estás de acuerdo? Y aun así cuenta como una cita de película. ¿Cierto?

Ella está conversando sin mí. Esto es algo bueno porque apenas puedo formar palabras en mi cabeza, mucho menos dejarlas salir para el consumo público.

Tengo que conseguir controlarme.

Una pequeña línea está en frente de la taquilla, y reconozco a un par de chicos de Attila.

—¿No estás preocupado de que alguien te vea? —pregunto—. ¿Nos vea?

—Nop. Todo lo contrario. —Me guía dentro de la línea de entrada—. ¡Oigan, todo el mundo! —grita.

La gente de voltea y nos mira.

—¡Esta es tiffany! ¡Ella es mi novia!

Los chicos de Attila sonríen y asienten. Una pareja mayor delante de nosotros se ríe.

taeyeon lo grita aún más fuerte.

—¡tiffany young y taeyeon kim! ¡Juntas! ¡No hay secretos aquí!

Le codeo porque todos en la línea, incluyendo los vendedores de boleto, nos miran como si estuvieran considerando llamar a la seguridad del centro comercial.

—De acuerdo —susurro.

—¿De acuerdo? —Grita—. ¡De acuerdo! ¡Ella dijo de acuerdo, todos escucharon!

Dos chicas que se ven como si estuvieran en to grado y no tuvieran nada que hacer fuera en una noche de escuela se dan la vuelta y aplauden.

Las voces en mi cabeza se están volviendo locas:

t.y.: ¡Grandioso! ¡Esto es tan genial! ¡Eres una novia!

Pero Plain Young se rehúsa a unirse a la celebración: Cuidado. ahora. ¿Pero que está diciendo jessica sobre eso? Vas a salir tan lastimada de nuevo.

Rechazo a Plain young mientras taeyeon compra dos entradas para la única película que se acaba antes de las diez. Luego entramos a la sala de la mano. Novia y novia.

 

 

Let it ring, let it ring, let it ring! Al ritmo de la canción Let It Snow”.

 

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Comments

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yoonalim__ #1
Chapter 2: Hasta ahora, todavía no entiendo la historia.
yoonalim__ #2
Chapter 1: No comprendo
yoonalim__ #3
esta historia parece interesante
Dianasnsd
#4
Esta muy buena la historia, me dejaste picada, quiero saber cómo acaba.