Capítulo 5.

Amor entre telas. / Yeji & Lia

 

El golpe de calor que Jisu sintió al entrar al vehículo la obligó a quitarse la chaqueta apenas se sentó en el asiento para copiloto. Se acomodó y vio a Seungcheol quien tenía la mirada en ella y como esperando direcciones, de pronto la chica se quedó en blanco porque su plan no había llegado tan lejos. No podía volver a la casa de su padre porque no le avisó que volvería, no podía aparecer de la nada en su casa porque no quería ser interrogada por su madre. Tomó entonces su móvil y marcó a Chaeryeong un par de veces sin recibir respuesta. 

—¿Qué tan incómodo es tu sofá? —La cara de Seungcheol era algo muy divertido de ver, no sabía por qué la persona a quien consideraba una "jefa" le estaba haciendo ese tipo de preguntas. Mucho menos pensó que la niña rica que siempre parecía elegante y compuesta terminaría durmiendo en su sofá. Se quedó viendo el techo de su habitación con una sonrisa, en el fondo Jisu siempre le terminaba por sorprender con sus actitudes que para Seungcheol eran increíblemente inesperadas. Al día siguiente la menor le despertó al menos dos horas antes de lo que solía despertar habitualmente, el chico de cabello oscuro se bañó rápidamente y al salir de la ducha Jisu estaba sentada tomando un café y frente a ella habían unas tostadas algo quemadas y otra taza de café. —Te preparé el desayuno, pero no supe ocupar tu tostador. —La cara del chico se movió desde las tostadas negras al tostador, era un tostador eléctrico común y corriente ¿Qué rayos había hecho Jisu para arruinar unas tostadas. —No te preocupes, gracias por la comida. —Se sentó a beber del café que estaba sorprendentemente bueno, las tostadas mejoraron luego de agregarles los toppings. —¿Pasaste buena noche? —Jisu ya estaba vestida y se veía perfecta como siempre, al contrario del chico despeinado y con ojos de querer dormir unas cinco horas más. —El sofá fue sorprendentemente cómodo. —Ambos rieron y continuaron el desayuno en un cómodo silencio. El departamento de Seungcheol era pequeño pero tenía todas las comodidades que un joven de la edad de él podrían desear, Jisu agradeció que su madre fuera buena a la hora de ofrecer buenos contratos a sus trabajadores, seguramente Seungcheol tenía todo lo que quería y su trabajo era remunerado justamente. 

El vehículo se estacionó fuera del taller, la chica no sabía si pedirle a Seungcheol que la deje unas cuadras más lejos o que se fuera para que su madre no se diera cuenta de que venía llegando de pasar la noche con uno de sus trabajadores. Su cabeza estaba a mil por hora cuando los golpes en la ventanilla le hicieron saltar del susto.

—¡Mamá! —Abrió la puerta sin siquiera esperar a que el auto se apagara mientras su madre dividía las miradas entre su hija y el chico que se mantenía en el asiento del conductor.

—En la casa hablamos. —Le mostró la espalda a la joven y caminó con pie firme a la casa. Jisu se despidió de Seungcheol simplemente moviendo su mano para luego correr tras su madre. 

—¿Desde cuándo sales con Seungcheol? —No habían ni entrado a la sala de estar cuando comenzó el interrogatorio. Jisu negó rápidamente y se sentó en el sofá. Su madre tenía los brazos cruzados y le veía como si fuese una desconocida a la cual odiaba simplemente por verle.

—No estoy saliendo con Seungcheol. Salí y él me llevó a su casa porque se me hizo tarde. —Explicó en tono bajo y nervioso, prefería no continuar con las mentiras porque odiaba hacerlo y últimamente no sabía hacer otra cosa que no fuese crear mentiras.

—Te fuiste de fiesta en un día de semana y sabiendo que hoy debías estar temprano para el trabajo. —La voz de Minah era firme y no hacía más que intimidar a su hija.

—No me fui de fiesta, mamá. Además estoy aquí ¿no? Todavía falta una hora para abrir el taller, no entiendo la razón para que te pongas así. 

—¿Qué me ponga así? — Los ojos de la mayor estaban fijos en los contrarios, Jisu apenas aguantaba el contacto visual. —Jisu, todo esto será tuyo algún día ¿acaso no entiendes eso? Yo a tu edad no hubiera desperdiciado todas las oportunidades que tú tienes. Sería la primera en estar trabajando y aportando ideas. No inventaría estar enferma para faltar al trabajo ni me iría de fiesta sabiendo que hay mucho por hacer. —Jisu miró sus pies, pensaba que su madre no había notado la mentira de la enfermedad y odió a su padre porque seguramente él se había dado cuenta de aquello y se lo había comunicado a su ex esposa. —Estoy tan desilusionada, no te molestes en ir al taller hoy. Cuando reflexiones me vienes a ver. 

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Hay tantas cosas que las personas quieren decir, tantas palabras que se quedan atascadas entre el corazón y el cerebro en donde uno filtra lo que el otro desea decir con tanta fuerza. Era exactamente lo que sentía Lia en ese momento, si fuera valiente para enfrentar a su madre con todo lo que le quería hacer saber las cosas serían distintas. Seguramente su madre le vería con respeto y quizá  su posición con respecto al labor que podía hacer sería la que ella quería. Lia siempre comprendió que tenía un talento particular para la moda, más allá de la influencia de su madre ella sentía una enorme atracción a crear y diseñar cosas que otros no habían visto antes pero no entendía la razón por la cual no podía confiar lo suficiente en ella como para enfrentar a su madre.

¿Qué importa si estoy tres horas antes en el taller? ¿De qué sirven mis ideas si jamás las tomas en cuenta? Para ti todavía soy una niña que no tiene idea de moda. Ya nadie quiere vestir FOORY porque la ropa es anticuada y cuando te doy mis diseños no haces más que desecharlos. Eran algunas de las palabras que Jisu hubiera pagado por decir luego de que su mamá le reprochó todo lo que había pasado. Pero no, no dijo nada y ahora estaba tirada en su cama viendo el techo sin siquiera saber qué hacer. No era capaz de emitir ningún ruido, no era capaz de llorar ¿por qué soy tan inútil?  pensó, la desilusión que sentía de ella misma comenzó a crecer por múltiples razones. 

La llamada de Eric le despertó de los pensamientos oscuros, contestó y luego de mucho tiempo pudo escuchar la voz del chico que tantos suspiros le había robado mientras estaban en Europa.

—Al fin. —Fue lo primero que escuchó, es cierto, habían podido escribirse de vez en cuando pero poder coordinar una conversación en vivo había sido todo un desafío desde la llegada de la joven a su país natal. —¿Cómo estás? — Preguntó Lia, mientras rodaba en su cama para quedar recostada. 

—Todo bien, algo ocupado. —La voz de su novio era calmada, totalmente diferente a la del chico animado que le hablaba con tanto amor cuando estaban frente a frente. —Jisu, tenemos que hablar. Sabes que esto no está funcionando. —De pronto el corazón de la chica comenzó a latir fuerte, no por amor sino por nervios, Eric nunca le llamaba así y sin duda el tono de la conversación era extremadamente serio. 

—Lo sé. —Fue lo único que se atrevió a decir, el hecho de que ambos estuvieran de acuerdo hizo que un pesado silencio llene la línea telefónica. 

—¿Por qué no vuelves? —Aquello le sorprendió, no tenía planes de volver a Europa incluso con las ganas que tenía de no estar donde estaba actualmente. —Eric, sabes que no puedo hacer eso. —La respuesta estuvo acompañada de otro silencio, entre ellos siempre habían risas y palabras agradables pero ahora parecía que ambos estuvieran agotados en cosas por decir. 

—Mira, yo no quiero seguir así. —El chico parecía convencido. —Estoy muy enamorado de ti y todo el tiempo que pasamos juntos me sentí tan feliz y vivo. —Podía sentir la sonrisa de Eric por el otro lado del teléfono. —Pero ya no me siento bien de continuar recordando y no teniendo nada. —Jisu asintió como si el otro pudiera verle aunque seguramente la sentía. —No sé, lo siento. Quizá lo mejor sería separarnos, no es como si estemos juntos ahora ¿no? —Aquello fue doloroso de escuchar, sobre todo porque no era capaz de decir nada para defender lo poco y nada de relación que quedaba entre ellos. 

—No me pidas perdón. —Jisu sabía que todo esto no era culpa de ninguno, no todos tienen lo que se necesita para vivir de una relación con tanta distancia entre las dos personas. —Acepto que esto no es lo que queríamos, pero está bien. No quiero que nos terminemos odiando algún día por algo que no supimos cuidar. —Suspiró, se sintió aliviada de poder dejar salir aquellas palabras que terminaban por culminar su relación por mutuo acuerdo. 

—Te amo, Lia. Siempre serás mi primer amor y estoy seguro de que algún día nos volveremos a encontrar. 

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—Pensaba que ya no te vería. —La voz de Jisu era más baja de lo habitual, Yeji llegó a la sala de siempre, dejando un par de telas sobre el mesón. La recién llegada se sentó sobre el mesón y comenzó a revisar los patrones que Jisu ya había preparado. —Estaba ocupado allá afuera pero no me podía perder de verte continuar con el robo del siglo. —Ambas rieron, apenas llevaban un par de días pero los retazos de tela que habían coleccionado se veían prometedores para lo que querían hacer. 

—Lo pasé muy bien anoche. —Yeji decidió hablar, al parecer la mayor no tenía intenciones de hacerlo. —A mis amigas les caíste muy bien. —La respuesta de Jisu fue una ceja arqueada, Yeji de inmediato entendió. —Ryujin es un poco sobreprotectora, odia a la mayoría de personas que se acercan mucho a mí. —Terminó riendo por eso.

—A lo mejor le gustas. —La respuesta de Yeji fue una mueca de asco, ellas eran como hermanas. —Imposible, además esa chica tiene pésimo gusto en las mujeres, no como yo-

—¿Y cómo te gustan a ti? —Interrumpió Jisu, sin dejar que la otra terminara su oración. —Siempre me causó curiosidad eso sobre las chicas que gustan de otras chicas ¿Cómo sabes si te gusta románticamente o si simplemente te gusta pasar tiempo con ella? —

Yeji se acomodó en el lugar y pareció pensar unos segundos. —¿Cómo te diste cuenta de que te gustaba tu novio y que simplemente no querías pasar tiempo con él? —Jisu no esperaba recibir una pregunta como respuesta.

—Se siente diferente, el corazón y las mariposas. —Pausó. —Lo típico que dicen. Aunque ya no es mi novio. 

—Ahí tienes tu respuesta entonces. —Jisu se sintió tan tonta por haber preguntado, realmente tenía sentido que fuera así. —¿Cómo es eso de que ya no es tu novio? —La mayor se encogió de hombros, era todo demasiado reciente. 

—No tienes que darme los detalles. —Yeji notó la incomodidad ajena — Pero ya sabes, el amor va y viene a veces. Eres una linda chica, ya llegará otra persona con la que puedas pasar todo tu tiempo y además te provoque las mariposas y todas esas cosas. —Ambas rieron, Jisu notó que Yeji no le quitaba la mirada de encima y sus mejillas se sonrojaron, se sentía bien después de todo lo malo que había pasado durante el día. 

—Gracias, Yeji. Eres como una bocanada de aire fresco en un día como hoy. —Continuaron compartiendo miradas, se sentía tan cómodo pese a conocerse hace tan poco.

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Jisu se encontraba dando vueltas en el enorme patio que había entre su casa y el taller de FOORY, el aire fresco era rehabilitante para ella. Sentía el cuerpo cansado no solo por haber dormido fuera de su cama sino también por todos los extraños y dolorosos acontecimientos del día, era cierto eso de que el cuerpo sentía todo lo emocional y lo demostraba en dolores. 

—¿Cómo estás, chica rebelde? —La joven saltó del susto, Seungcheol se encontraba a su lado sin que ella se hubiera dado cuenta. —Tengo suerte de ser tan guapo, sino tu madre ya me hubiera despedido por pasar la noche con su princesa. —Ambos rieron y el mayor tomó la iniciativa de sentarse en el suelo; la menor le siguió.

—No era mi intención, pero escuché lo que te dijo tu madre. —La chica se sintió un poco avergonzada e incómoda. —Sabes Jisu, no soy quién para decir esto pero ella no tiene derecho de tratarte así, espero no te ofendas. —ella negó con la cabeza, dándole así un empujoncito a Seungcheol para seguir hablando. —Mira, tu madre conmigo se ha portado mejor de lo que tú crees y yo estoy muy agradecido. Pero se equivoca al hablarte así, haces tanto por ella ¿sabes? La gente le tiene miedo porque es una mujer exitosa pero deberías saber que te ama y que si le dices algunas verdades entonces puede que te escuche, después de todo tendrá que cenar contigo aunque esté molesta. —Eso le hizo reír, sus palabras tenían sentido.

—No sé, honestamente me gustaría decirle lo que pienso. —Hubo una pausa en sus palabras. —Pero tengo miedo. —Confesó finalmente. —¿Y si mi ayuda no es suficiente? —Seungcheol pensó que aquello era muy humilde de su parte, el comprendía la sensación pero Jisu tenía mucho talento y sobre todo buenas intenciones, cualquier ayuda sería suficiente para su madre y la empresa. —Eres genial, Jisu. Debes creer más en ti y verás que el resto comenzará a hacer lo mismo. —Aquellas palabras le quedaron dando vueltas en la cabeza un tiempo, pensó que iba a llorar pero por lo contrario decidió pasar sus brazos por el cuerpo del mayor y abrazarlo con fuerza. Eso le tomó por sorpresa al joven que luego de unos segundos reaccionó para corresponder al cálido abrazo que ahora compartían. —Eres un gran amigo, Seungcheol. —Suspiró la menor haciendo que el chico sonriera y le apretara con más fuerza. —Igual eres una gran amiga, ya verás que saldrán bien las cosas. —Era divertido como se conocían hace varios años y la mayoría del tiempo lo ocupaban para molestarse o para que el mayor le coqueteara, en el fondo aquello les había dado la confianza de poder estar así. Por primera vez en todos estos años ambos habían confesado lo importante que era la imagen del otro en sus vidas, eran amigos y Lia estaba demasiado agradecida de poder tener un amigo de verdad en su vida. Desde que Lia era adolescente que Seungcheol estaba presente en su vida y pese a ser un empleado de su madre la relación entre ellos siempre fue estrecha, él jamás le pedía nada y ella siempre se sentía segura en su presencia. Se tenían confianza y cariño, aquello siempre estaría allí pese a que su madre a la distancia viera el acto con recelo y desconfianza. 

—Bueno y, —Se alejó un poco, sin quitar su brazo de la espalda ajena. —¿Me dirás que es lo otro que te tiene tan deprimida? —A Jisu le dio risa la forma en que se refería a ella, volteó los ojos y finalmente decidió soltarlo. —Eric terminó conmigo o más bien decidimos terminar. —Seungcheol asintió, asumió que Eric era el chico con el que salió mientras estaba en Europa. Al chico le gustaba andar de chismoso con Jinah y ambos sabían que la hija de su jefa había tenido algún romance, simplemente no le habían puesto nombre al joven. —Sabía que no daría para más, pero me tiene triste igual. —Seungcheol asintió, volviendo a abrazar a la menor en forma de apoyo, seguramente el chico era su primer novio y aquello ilusionaba a cualquiera. —Quédate con los buenos recuerdos, seguramente lo pasaron bien ¿no? —Ambos se rieron mientras Lia asentía ¿quién no quería un romance Europeo? en el fondo la chica fue privilegiada con todo lo que vivió los últimos meses. —Además, mereces a alguien que quiera estar contigo todo el tiempo y sobre todo a alguien que confíe en tu talento. —El mayor se puso de pie, viendo a la chica desde su distancia ahora. —Y sé que ahora seguramente piensas en mí. —Lia comenzó a reír por el exceso de confianza de su amigo. —Pero nunca pasará porque soy gay. —La chica estuvo en tres tiempos de pie, Seungcheol parecía divertido por la reacción ajena.

—¡¿Todo este tiempo?! —Lia preguntó, totalmente impactada ante la confesión que le habían hecho, todos estos años de bromas y coqueteos tontos le habían nublado totalmente ante la realidad de su amigo. Seungcheol se reía entre movimientos de cabeza que asentían a sus declaraciones. 

—¿Por qué crees que un chico como yo terminó trabajando en una empresa de modas? Me encanta aquí, y aunque no tengo tiempo para salir con alguien tampoco me interesa ninguna chica. Soy súper gay. —Lia no podía creerse aquello y reía de pánico y también por la forma en que Seungcheol se refería a sí mismo. Se acercó para darle un último abrazo y susurrar al oído de Lia. —Y creo que tú también podrías serlo. —Terminó de decir antes de caminar en dirección al taller, seguramente tendría cosas que hacer. —¡Nos vemos, amiga! —Se despidió el mayor, dejando a la chica plantada en su lugar, no sabía muy bien explicar lo que pasaba por su cabeza ¿era posible recibir tanta información en tan poco tiempo? Cualquiera diría que no, pero para Lia esto comenzaba a ser pan de cada día y parecía no poder acostumbrarse muy pronto.

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—Jisu no tiene permitido ver a nadie hoy. —Chaeryeong no tuvo oportunidad de dar un paso dentro de la casa de su amiga sin toparse con la barrera de una de las empleadas informando que su amiga no iba a poder recibir visitas. 

—¿Perdón? —La trabajadora tragó saliva, si había algo que los "niños ricos" como le gustaba a las trabajadoras llamar a aquellos jóvenes privilegiados era que su aura les provocaba un poco de miedo, por no decir que iban con la cabeza en alto sin saber lo que era escuchar un "no", ellos podían conseguirlo todo. 

—La señora nos dejó instrucciones de no dejar pasar a nadie. —Respondió la mujer que no terminó de abrir la puerta, anticipando que la joven frente a ella podría entrar por la fuerza en cualquier momento.

—Déjala pasar. —La voz de su jefa le hizo abrir la puerta, haciendo que Chaeryeong entre no sin antes recibir una mirada de superioridad por parte de la chica de 22 años.

—Jisu está castigada. —Minah se encontraba en un sofá, revisando un cuaderno que seguramente incluía el avance de temporada que preparaban en FOORY. 

—Minah, Jisu es muy grande como para recibir castigos.

—Tus padres te malcriaron mucho. —Negó la mujer de forma despectiva, Chaeryeong nunca usaba honoríficos con ella pese a ser una adulta y madre de su amiga, Minah sabía bien que a la niña le habían criado libre y pese a los años de conocerse la mujer seguía recalcando eso a Chaeryeong. 

—Mis padres también me enseñaron a no dejar solas a mis amigas cuando me necesitan, por eso estoy aquí. —Minah dejó la revista de lado y finalmente miró a la joven a los ojos, cualquiera se hubiera sentido intimidado por eso pero Chaeryeong no tenía esa palabra grabada en su cabeza. —Está en su pieza. —Fue todo lo que dijo la mujer antes de recibir una sonrisa de parte de la joven que rápidamente se fue por las escaleras en dirección a la habitación de su primogénita. 

Jisu estaba sentada en el borde de la enorme bañera que tenía en el baño de su habitación, creía que un baño de burbujas sería ideal para poder quitarse el estrés de encima y finalmente poder irse a dormir relajada y dispuesta a que el día siguiente sea mejor. Estaba en eso cuando el golpe de su puerta le indicó que alguien había ingresado a su habitación, se puso de pie y volvió a su pieza para encontrarse con Chaeryeong quien rápidamente la tenía envuelta en sus brazos. Bastó apenas un par de mensajes de texto entre ellas para actualizar a Chaer de lo que había ocurrido y como la mejor amiga que era, no le tomó mucho tiempo dejar todo de lado para correr a hacerle compañía a su mejor amiga.

—Traigo champaña y chocolates. —Levantó su bolso que a simple vista podría estar lleno de las cosas típicas que una mujer podría llevar en ellos pero en Chaeryeong las cosas nunca eran el típico cliché. 

—Eres la mejor. —Lia no la soltó y su amiga suspiró un "lo sé", haciendo que ambas se rieran por todo aquello.

La botella de champaña pasaba de una boca a la otra, no se podían arriesgar a bajar por copas y que Minah les descubriera, ambas ya estaban bastante animadas y reían por lo mínimo.

—Los hombres no valen la pena, vas a encontrar a alguien mejor. —Le aseguró su amiga con la botella en la mano. —Además estás guapísima. —Continuó Chaeryeong piropeando a su amiga que ahora se encontraba sin ropa, luego de un rato recordó que su bañera estaba preparada por lo que se encontraban en el baño. Chaeryeong ya estaba dentro y luego de poco estaban ambas tapadas por el agua y las burbujas, era algo que solían hacer desde que eran unas niñas. Tomaban duchas juntas, compartían ropa, etc. Sus niveles de confianza eran altísimos prácticamente desde que se conocieron. 

La mayor tomó la botella y le dio un par de tragos para luego recordar la última noticia que había recibido. —¿Sabías que Seungcheol es gay? —Los ojos de Chaeryeong se agrandaron al escuchar la noticia pero finalmente se encogió de hombros. —Tanto ladrar y nada de morder lo delataba un poco. —Ambas rieron, era cierto que Seungcheol siempre les decía cosas pero siempre terminaba tomando su distancia y siendo un chico respetuoso y protector con las mujeres. 

—Todo el mundo es gay últimamente. —Jisu decidió dejar la botella de lado un rato, relajando su cuerpo en el agua caliente y cerrando los ojos para mantener la conversación de esa forma.

—¿Todo el mundo? —Chaeryeong parecía interesada.

—Las amigas de Yeji, todas lesbianas. —Sonrió al recordar la noche anterior. —Incluso ella. 

Hubo un pequeño silencio entre ellas, Jisu parecía no darse por enterada gracias al relajo que sentía con su nueva posición, Chaeryeon estaba un poco más interesada en saber sobre aquello. 

—¿Saldrías con una mujer? —La pregunta de su amiga le hizo abrir los ojos y volver a hacer contacto con la contraria. 

—¿Yo? —La pregunta era algo tonta considerando que habían dos personas en el lugar. —¿Qué hay de ti? —Chaeryeong comenzó a reír, ese hábito de dar vuelta las cosas de Jisu siempre la ponía en aprietos. 

—No sé ¿quién sabe? A lo mejor nunca resultó con los chicos que salí porque eran chicos. —Ambas rieron hasta que nuevamente llegó el silencio. Chaeryeong tomó la botella y se puso a beber para matar el tiempo.

—Yo no sé. —Jisu parecía pegada todavía en la pregunta. —Si tuviera que salir con una chica me gustaría que fuera como Hwang Yeji. —Chaeryeong arqueó las cejas, aquello era una extraña confesión y pareció interesada en el tema. 

—Ayer con sus amigas vi muchos tipos de lesbianas, creo que Yeji es mi favorita. —Reflexionó, recordando cómo cada una de las chicas tenía distintas personalidades pero de todas, Yeji fue la que más le cautivó además tenían una buena relación. 

—¿Y cómo es?—.

—Es amable, responsable, cuida de las personas que están a su alrededor, siempre me escucha y además es muy guapa. —Jisu recordó como Yeji le escuchaba cada vez que le veía preocupada y en su cabeza se reprodujo como le llevó hasta el auto de Seungcheol, había sido muy atenta.

—Suena a que te gusta. —La respuesta de Lia fue lanzarle agua y luego ambas reían, Chaeryeong dejó la botella vacía de lado y suspiró. 

—Igual debe ser difícil diferenciar entre que te guste una chica a que simplemente sea tu amiga. —Aquello le recordó la conversación que había tenido ese mismo día con Yeji. —Si besas a una chica y no sientes nada entonces supongo que no pasa nada, es igual que con los chicos. —Respondió Lia, intentando explicar lo que dijo Yeji a través de un ejemplo. Fue entonces cuando Lia tomó la iniciativa de moverse un poco hasta acercarse a Chaeryeong y besar sus labios de forma corta pero delicada. 

—Ves. —Continuó Lia, alejándose ahora de su amiga. —No pasó nada porque eres mi amiga y no estoy enamorada de ti. —Chaeryeong quedó plasmada en su lugar ante el atrevido actuar de Lia pero más aún por lo fuerte que estaba latiendo su corazón en ese momento. —Ci...cierto. 

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NA: ¡Hola! Quiero disculparme por la demora, estuve un tiempo desmotivada para escribir pero ya estoy volviendo al hábito. Tengo muchas ideas y espero pronto las puedan ver, gracias e intentaré no hacerles esperar tanto de nuevo. 

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