Capítulo 11.

Amor entre telas. / Yeji & Lia

La casa del Doctor Choi se sentía excesivamente grande luego de vivir unas semanas en su nuevo departamento con Chaeryeong. Lia intentaba no mal interpretarse pero en ese poco tiempo había notado que la mitad de las cosas que tenía en su antigua casa eran totalmente innecesarias luego de comenzar a vivir con lo justo. Estando ahí, en medio del comedor atiborrado de decoraciones extranjeras todo se sentía como mucho. 

Jisu odiaba estar sola en la casa de su padre, aquello le daba tiempo de observar sus alrededores en exceso y así mismo comenzaba a cuestionarse algunas cosas. Notó una fotografía de Yuna junto a su padre usando traje de buceo y se preguntó si ella sería buena para bucear ¿Hubiera sonreído igualmente su padre si en vez de Yuna estuviera ella? 

 

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el inesperado abrazo que le dio su hermana menor, no había avisado su visita por lo que le había tomado por sorpresa a la menor.

    —Cuando me dijeron que estabas aquí no lo pude creer. —Era poco común para ellas reunirse en la casa de Yuna, básicamente porque Lia siempre se sintió extraña en ese lugar. Habitualmente su hermana menor solía ir a casa de Jisu o sencillamente optan por juntarse en algún lugar público. Ver a Lia ahí sin previo aviso era por lo bajo peculiar. 

    —¿Está papá en casa? —Esa pregunta terminó por aumentar su curiosidad, ya era extraño ver a Jisu en su hogar pero todavía más extraño era verla ahí en búsqueda de su padre y no por querer compartir con su hermana. 

    —¿Pasó algo? ¿Está todo bien? Debería llegar pronto. —Yuna se preocupó de inmediato, pero su hermana se veía bien y si bien llevaban un tiempo sin hablar no creía que nada extraño pudiera estar pasando.

 

Ambas se sentaron en el sofá que estaba en la sala de estar y Jisu sonrió, haciendo que aquello calmara los pensamientos de su hermana menor.

    —Necesito hablar con papá, quiero pedirle un favor, ugh. —Ese último ruido de reproche salió de sus labios sin realmente pensar y sin duda llamó la atención de Yuna.

    —¿Ugh?—.

    —Ya sabes, es difícil para mí hablar con él. —A veces para Yuna entender que la visión del mismo hombre que era su padre podría ser diferente. Realmente nunca habían hablado del tema pero a medida en que la más alta comenzó a crecer, también comenzó a entender y notar ciertas cosas. No había tenido la oportunidad de hablarlo con su padre o con la misma Lia pero se daba cuenta.

    —¿Pasó algo? Estoy segura de que te dará todo su apoyo. —La sonrisa de la menor la calmó ya que seguramente para ella no era fácil toda la situación.

    —Me fui de casa. —La boca de Yuna formó una perfecta “O” al ser incapaz de emitir una reacción en palabras. De hecho, cuando estaba apunto de responder fue interrumpida por la voz masculina y fuerte de su padre.

    —Y ni idea qué estabas pensando cuando tomaste esa decisión—.

 

Ambas levantaron sus cabezas para ver a su padre quien tomaba asiento en uno de los sofás individuales, su mirada fija en la mayor de sus hijas.

    —Padre ¿Tú sabías? —Preguntó Yuna, quien estaba asombrada de ser la única en esa habitación que pareciera desconocer lo que sucedía con su hermana. Su padre asintió y Yuna se sintió algo decepcionada de que nadie tuviera la dignidad de contarle que su hermana estaba pasando por dificultades.

Yuna pensó en salir de ahí y dejarlos solos para conversar, pero la mano de su hermana seguía tomada a la suya y tomó aquello como una señal de que la quería ahí por lo que decidió quedarse y escuchar en silencio lo que fueran a decir.

 

    —Tu madre me llamó apenas se lo comunicaste, ambos pensamos que no lo ibas a hacer y que volverías al par de días con ella. — Jisu sabía que sus padres dudaron de su capacidad de irse a vivir sola, después de todo solía ser una chica bastante predecible. —No lo entiendo, Jisu. Tu madre siempre te da todo lo que necesitas y la lastimas así. —Lia pensó seriamente en tomar sus cosas e irse de ahí ¿Quién era él para decirle aquello? 

Yuna podía sentir como la mano de su hermana se tensaba, notando que las palabras de su padre causaban conflicto en la mayor. 

    —Si vienes aquí para pedir dinero no te lo voy a dar, discúlpame pero no quiero tener problemas con Minah. —La menor de las hermanas parecía perpleja, no reconocía a su padre y el enojo que sentía de parte de Jisu comenzaba también a traspasarse a ella.

    —Entonces supongo que no tengo nada que hacer aquí. —La más baja se puso de pie y no se dio el tiempo de despedirse ni de volver a mirar a su padre, sentía que probablemente sería la última vez en que se verían por un largo tiempo. 

 

Decir que Lia tenía el corazón roto era poco y las lágrimas que corrían por su rostro a medida en que caminaba por las calles de la ciudad lo demostraban. Nunca esperó mucho de su padre, pero tenía el orgullo herido y llevaba ya un tiempo arrastrando ese tipo de sentimientos. Antes sentía que no tenía derecho a sentirse mal, después de todo era una niña privilegiada a la que nunca le faltó nada. En ese momento se dio cuenta de que dichos pensamientos estaban completamente errados, a Lia nunca le faltaron las cosas materiales pero habían tantas cosas que necesitó durante su infancia y posterior adolescencia que ahora no podía evitar sentirse vacía, sentir necesidad. 

Continuó caminando pensando en cuál podría ser su destino, lo primero que pensó fue en los brazos de Yeji y ese calor que la envolvía cada vez que tenía a la más alta a su lado. Rápidamente desechó la idea, no quería ser un peso para ella cuando lo que sea que tuvieran estaba recién comenzando. Eso sin mencionar que probablemente tendría que hablar más de lo que estaba preparada, tenía muy claro que no había sido totalmente honesta con ella y se sentía incapaz de recibir otra mirada de desilusión, sobre todo de parte de la chica que no hacía más que mirarle con amor.

 

Finalmente decidió volver a casa, a su nueva casa. Rogó no encontrarse con Chaeryeong porque sabía que seguramente su mejor amiga correría a enfrentar a su padre para decirle unas cuantas verdades en la cara. Lia quería estar sola y no escuchar a nadie más opinar sobre su vida ni mucho menos quería recibir compasión de parte de nadie. Por suerte para ella el departamento estaba vacío al llegar, dejó sus cosas tiradas en algún lugar y se encerró en su habitación para continuar llorando por fin sin nadie que le viera. 

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Yuna se encontraba sentada en uno de los bancos en su patio debatiendo sobre si hablar o no con su padre. Todavía no podía comprender la forma fría y hostil con la que el hombre se comunicó con su hermana, ella jamás había escuchado a él hablándole de esa forma y realmente creía que jamás lo escucharía hablarle así. Para ella su padre era un hombre amoroso y alegre, nunca habían salido de su boca malas palabras sobre su hermana ni incluso sobre su ex esposa. Yuna era consciente de que el pasado de su padre no era el mejor, sabía bien que su madre antes de ser su esposa era la amante y que de alguna forma había roto la familia de su hermana. Pese a todo eso nunca se habló del tema en su casa, ella tampoco lo había conversado con su hermana básicamente porque para ellas no era problema.

Desde que Yuna era pequeña su hermana estuvo presente en su vida, nunca tuvieron oportunidad de compartir en exceso pero siempre que estaban juntas sentían una conexión que le gritaba al mundo que eran hermanas. A medida en que Yuna fue creciendo su hermana se hizo más presente en su vida, ahora no necesitaban de la excusa de un cumpleaños o un evento especial para juntarse. Ahora podían salir cada vez que alguna quisiera y hacer planes por su cuenta, cada día se volvían más unidas. 

Todo ese amor no hacía más que agrandar el debate en su cabeza. Yuna amaba a su padre, pero no era ciega y sabía que hace unos minutos ese hombre amoroso le había roto el corazón a su amada hermana.

 

Los toques en la puerta de su oficina distrajeron al señor Choi, el ver la imagen de su hija asomarse por el borde le hizo sonreír y quitarse las gafas para prestarle toda su atención. 

Yuna tomó asiento en el sofá frente a su escritorio y jugó con el borde de su blusa pensando en las palabras que quería usar.

    —No me gustó la forma en que trataste a Jisu ¿Por qué la odias tanto? —El corazón de Jaejin se estremeció ante la pregunta de su hija menor ¿Odiar? ¿Era así cómo se sentía Jisu?

    —¿De qué hablas? No me parece bien que hables de cosas que desconoces. —La voz del hombre era calmada, totalmente diferente al tono que utilizó hace poco con su otra hija. 

    —Tu hija vino aquí a pedirte algo porque te necesita y no te diste el tiempo de escucharla ¿También harías eso conmigo?—. 

    —Jamás te negaría la ayuda. —Su padre no dio espacio para la duda lo cual le hizo cuestionar de inmediato la diferencia que él hacía sobre sus dos hijas. 

    —Pero a Jisu se la negaste, se la negaste sin siquiera escuchar sus razones. —Por primera vez Jaejin cortó el contacto visual con hija, sus palabras le dolían sin todavía entender la razón. —Yo sé. —Se pausó un segundo para pensar mejor en su elección de palabras. —Los dos sabemos que Jisu no se metería en problemas serios, también sabemos que tiene contactos y que no la va a pasar mal. —Yuna volvió a pausar para luego ponerse de pie, pidiéndole a su padre que la vuelva a mirar a los ojos. —Yo creo que mi hermana vino aquí buscando a su papá, vino aquí buscando una figura paternal que la contuviera y tú simplemente pensaste que quería dinero, que necesitaba algo material. —Los ojos de Yuna estaban rojos, pero no quería llorar. —Le diste la espalda a tu hija y eso me rompe el corazón, estoy muy desilusionada de ti —.

 

No le dio tiempo a su padre de responder, no quería escucharlo porque no estaba segura de que diría lo correcto.

 

Choi Jaejin se quedó clavado en su asiento por una buena cantidad de minutos, las palabras de su hija no dejaban de resonar en su cabeza y cada vez que se repetían caían más lágrimas de sus ojos, le había dado la espalda a su hija. 

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Chaeryeong cada día comprendía mejor en qué se había inspirado Katy Perry cuando escribió I Kissed a Girl. Todo comenzó con el estúpido beso a su mejor amiga, pero continuó a medida en que sus sesiones de besos con Ryujin se volvieron rutina. No estaba segura en qué se estaba metiendo pero también creía que no era algo dañino, más bien le divertía y los únicos momentos en que podía olvidar a Lia era cuando sus labios estaban humedecidos gracias a los besos de Ryujin.

    —Ya te dije que no te pases. —Regañó Chaeryeong a la chica bajo ella. Si bien ya llevaban un tiempo haciendo eso, Chaeryeong no quería que nada serio pasara entre las dos es por eso que ya estaba acostumbrada a golpear a Ryujin cada vez que sus manos la tocaban de más. Ryujin no hacía más que voltear los ojos y continuar con sus sesión de besos. 

Shin Ryujin no estaba segura de la razón por la que aceptó que la menor viniera a su departamento cada vez que quisiera besar a alguien pero tampoco se quejaba, además mientras se besaban podía mantener callada a Chaeryeong por alguna razón no era muy del gusto de sus temas, sobre todo porque siempre involucran compras o cosas de niña rica, o peor, a Lia. 

    —Estoy aburrida. —Se quejó Chaeryeong luego de estar por lo menos treinta minutos encima de Ryujin robando sus labios, normalmente aquello significaba que debía irse pero cada vez comenzaban a pasar más tiempo juntas. 

    —Podemos jugar algo. —Por la expresión de Chaeryeong, Ryujin notó que aquello no era muy del gusto de la menor. 

Se sentaron incómodamente una al lado de la otra como si estuvieran a 3 metros de distancia entre ellas. 

    —Creo que estoy enamorada de Lia. —Ryujin volteó la mirada para ver a Chaeryeong, aquello le había tomado por sorpresa y sin duda no era lo que esperaba oír de parte de la persona que llevaba besando un buen rato. Por otro lado, Chaeryeong se sentía libre de por fin poder decir aquello en voz alta.

    —Lo lamento. —Ryujin le dio unas divertidas palmadas en la espalda como si estuviera consolando a una niña pequeña, para su sorpresa la menor descansó su cabeza en su hombro y suspiró, molesta con ella misma.

    —¿No puedes decir algo mejor? —Se quejó. —Realmente solo sirves para besarme. 

    —Te podría hacer otras cosas. —Chaeryeong se alejó, golpeando la cabeza de la mayor.

    —ertida. —Su voz era seria pero luego ambas comenzaron a reír, haciendo del ambiente menos pesado, especialmente después de la confesión.

    —Deberías olvidarlo. —Aconsejó Ryujin. —Ella y Yeji definitivamente serán algo serio, no pasará mucho tiempo antes de que Yeji le pida noviazgo. Lo puedo presentir. 

 

Chaeryeong no dijo nada, no era tonta y sabía muy bien que las mejores amigas de ellas estaban a puertas de comenzar una relación oficial. Pero aquello no evitaba que Chaeryeong sintiera cosas por Jisu y se odiaba por eso. También odiaba un poco a Jisu y por qué no a Yeji y realmente comenzaba a sentir odio por Ryujin.

    —Me estoy convirtiendo en una mujer odiosa y amargada. —Ryujin se quedó en silencio, tampoco lo podía negar. —Ugh ¿por qué empezamos a hablar? Era mejor cuando me dabas besos. 

Ryujin comenzó a reír y se encogió de hombros. —Dijiste que estabas aburrida. —Chaeryeong sabía eso, a veces Ryujin podía ser un poco odiosa también por hacerle caso en todo lo que decía.

    —No puedo creer que van a terminar juntas, después de todo. —Chaeryeong continuó hablando, necesitaba soltar cosas y realmente con todo lo que tenía dando vueltas en la cabeza poco a poco comenzó a olvidar la presencia de la chica de al lado. —No puedo creer que yo la convencí de hablarle. —Ryujin no comprendía nada, pero prefería dejarla hablar. —Ni siquiera puede ser sincera ¿sabes? Lia está en serios problemas—.

 

Si Ryujin fuera representada por un animal en ese momento, probablemente sería un perro cazador. Un perro sigiloso y atento a sus alrededores, un perro que ante cualquier movimiento extraño levantaba las orejas en señal de alerta. Las palabras de Chaeryeong fueron su señal de alerta.

    —¿A qué te refieres? —Aquello le recordó lo ocurrido en el elevador hace un tiempo, igualmente Chaeryeong había dado a entender algo extraño en Lia pero con los besos lo olvidó y ahora nuevamente hablaba de algo similar.

Chaeryeong maldijo rápidamente su poco poder de filtrar cuando se sentía molesta. —Olvidalo. —Fue lo único que dijo antes de ponerse de pie y comenzar a recolectar sus cosas para salir lo más rápido posible de ese lugar, lamentablemente no se iba a librar tan rápido de Ryujin quien bloqueó la puerta con su cuerpo evitando que Chaeryeong pudiera ir más lejos.

    —Dime. —Su voz fue firme, un poco aterradora para alguien de su tamaño. —¿A qué te refieres con que Lia no es sincera? —Chaeryeong intentó sin resultado poder quitarse a Ryujin de encima y finalmente estiró sus manos en derrota.

    —Mira, no soy quien debe hablar pero Lia tiene un par de verdades que decirle a Yeji, pero nosotras no tenemos por qué meternos en su relación—.

 

Ryujin la dejó ir pese a forcejear un poco más. Al llegar a su departamento su mejor amiga ya estaba dormida, o eso creyó. Igualmente no tenía ganas de verla después de todo lo ocurrido.

Estaba a punto de de irse a dormir cuando la vibración de su teléfono la despertó de su momento de relajación.

    —Mierda. —Fue lo único que pudo decir al leer el mensaje que había recibido. 

 

Yeji: Hola Chaer, soy Yeji. Mmm, Ryujin me comentó que tenías algo importante que decirme ¿te parece almorzar juntas mañana? Espero tu respuesta, buenas noches. 

 

 

N/A: ¡Hola! ¿Qué les parece la historia? Este capítulo fue un poco corto pero me parece uno de los más importantes además disfruté mucho escribirlo. Realmente me interesa saber sus opiniones para saber si estoy haciendo un buen trabajo. De todas formas gracias por leer, hasta el próximo cap.

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