Capítulo 3.

Amor entre telas. / Yeji & Lia

Como siempre Jinah fue la última en dejar el taller, si había algo que Minah amaba de Jinah era aquello. La mujer apenas tenía veintiocho años pero para la dueña de FOORY su profesionalismo era de esos que solo se encontraban en los trabajadores antiguos, era su empleada más preciada y por todos los años que llevaba también se consideraba parte de la familia. Antes de irse, Jinah decidió pasar a la casa en la parte frontal del terreno. Saludó a la empleada para informarle que pasaría a ver a Jisu, excusándose con la preocupación que le causó escuchar que estaba indispuesta. Luego de tantos años trabajando para Minah, ya conocía la mansión como la palma de su mano. Subió las largas escaleras y tocó la puerta de la única joven del hogar. Escuchó la aprobación para entrar y se dispuso a confrontar a Jisu. Apenas entró pudo leer la expresión de la joven, al parecer no esperaba el encuentro. Al pasar los años Jinah comenzó a ver a Jisu como la hermana menor que nunca tuvo. —¿Cómo te sientes? —Consultó la mujer que con confianza se sentó en el borde de la cama, encontrando a Jisu sentada en su escritorio. La menor dejó su bolígrafo sobre la mesa y giró su silla para que así pudieran estar una frente a la otra. —Estoy bien, unnie. —La voz de Jisu era exageradamente baja, conociéndola, Jinah pudo entender que la menor se arrepentía de algo o bien tenía algo guardado en la garganta. —Nunca contestaste mi mensaje así que me vi en la obligación de venir a preguntar. —La joven que llevaba una cola de caballo mordió su labio inferior, había sido atrapada en su extraña mentira.

—Te diría que lo puedo explicar, pero realmente no sé. —Jinah se quedó inexpresiva, no estaba comprendiendo nada. 

—Entendí que cuando estabas en Europa tus amigos te decían Lia ¿o no? —Jisu asintió y Jinah entendió que la menor no tenía muchas ganas de continuar con aquella conversación. —¿Por qué Hwang Yeji dijo que estuvo trabajando toda la mañana contigo? ¿Es eso cierto? —Nuevamente Jisu asintió, la personalidad de Jisu era extraña. Con el tiempo y debido a la dura personalidad de su madre, la joven tenía problemas para expresar sus pensamientos al igual que sus sentimientos, a veces Jinah quería meterle las manos en la boca y obligarla a decir algo. —Jisu, necesito que me digas más. Yo supuse que eras tú, pero realmente necesitas explicarme qué estás planeando. —Finalmente Jisu suspiró, poniéndose de pie para dar algunos pasos dentro de su habitación, el desorden en su caminar provocaba cierto orden en su cabeza.

—Los bocetos que te mostré, ¿los recuerdas? —Hicieron contacto visual por lo que Jinah asintió. —Por algún motivo Hwang Yeji los vio y entré en pánico. —Jisu recordó su reacción agresiva e incluso lo confrontacional que había sido con la otra. —Me dio vergüenza decirle quién soy… Realmente admiró mi trabajo y dijo cosas positivas. —La menor le vio con los ojos brillosos, era emoción. —No quería admitir que todos mis trabajos vivirán en esas libretas y jamás se harán realidad. No quería que se sintiera incómoda y que me viera como su par. ¿Crees que una empleada de mi mamá diría que mis bocetos son feos? Eso no pasará jamás, las personas nunca son sinceras cuando saben quién soy. —Por un momento Jisu pensó que iba a llorar, odiaba que Jinah siempre le llevaba al borde de sus sentimientos haciéndola hablar de aquella forma.

—Yo siempre soy sincera contigo. —Respondió la mayor, quien en cuestión de segundos ya la tenía en sus brazos.

—Jinah, eres familia. No eres una empleada, ni mucho menos. —Suspiró Jisu humedeciendo la tela de la ropa ajena. Jinah abrazó a la menor con más fuerza, acariciando su espalda con cuidado y haciéndola sentir acompañada. —Mira, si todo este juego con esa niña te hará sentir bien entonces tienes mi apoyo. —La alejó un poco para que así pudieran verse de frente, Jisu sonrió. —Le puedo decir que efectivamente eres una de las practicantes pero que por ahora estás a prueba y sólo puedes estar en la zona de cortar telas. —El plan era realmente improvisado y existía una gran posibilidad de que se hundiera al día siguiente. —A Minah no la podemos embobar, tu mamá no es fácil de engañar. —Jisu sabía que era cierto, de todos modos las cosas eran tan inciertas en cuanto a lo que pasaba con su madre que creía lo que iba a hacer. —Yo me preocuparé de ella. Gracias unnie, eres la mejor. —Jinah asintió para finalmente soltarla y secar las lágrimas bajo sus ojos. —Jisu, en todos los años que he trabajado para tu madre jamás vi a alguien con tanto talento. Ella realmente no sabe de lo que se está perdiendo pero en algún momento vas a tener que tomar una decisión que favorezca tu trabajo. No quiero que se pierda todo el talento que tienes, ¿si? —Jisu asintió y luego de que la mayor la pudo calmar, se despidieron. 

Luego de aquella conversación, Jisu rodó sobre su cama, ¿será que algún día iba a tener la fuerza para enfrentar a su madre? Extrañaba tanto estar en Europa y ser libre de mostrar su personalidad, no creía volver a sentirse así antes de compartir aquella mañana con Yeji. Tomó el papel arrugado de su bolsillo, el número seguía ahí pero temía dar el paso. Sacó su móvil y comenzó a escribir el número, cuando estaba a punto de enviar un mensaje su puerta se abrió de par en par. Entrando en pánico bloqueó el teléfono y metió su papel bajo la almohada. —¡Jisu! —Aquella dulce y emocionada voz retumbó en su habitación y sin pensarlo dos veces Jisu se puso de pie, abrazando a la delgada chica con fuerza. —¡¿Qué haces aquí?! —Exclamó la más baja, su corazón latía fuerte de emoción. —¡Quería sorprenderte! —Exclamó su amiga cuando finalmente se soltaron, Jisu mantuvo sus manos tras la cintura de su amiga. —Chaer, estás hermosa. —Ambas acostumbraban a decirse cosas bellas apenas estuvieran juntas. —¿Y tú? ¿Te has visto? Te ves guapísima. —Sabían que aquel modo de conversación era poco compartido por las personas a sus alrededores pero ellas eran felices así. 

—¿Cuándo llegaste? —Preguntó Jisu, ambas se sentaron sobre el sofá que se encontraba en la esquina de la habitación de la chica, se encontraba al lado de una ventana con vista al taller de FOORY.

—Llegué en la mañana, almorzamos en familia y cuando por fin me soltaron corrí acá. —Ambas se veían emocionadas, sin dejar de mirarse a los ojos. 

—Me has hecho tanta falta, me debes contar absolutamente todo de tu viaje. No puedo creer que estuvieras en Europa cuando yo ya estaba de vuelta. —La mayor sonaba molesta, pero obviamente no había seriedad en dicha expresión. Se tomaron de las manos y Chaeryeong sintió un leve ardor en sus mejillas. 

—Estuvo hermoso, realmente era lo que necesitaba. Compré tanta ropa. —Ambas rieron, si había algo que compartían era el ver las compras como una especie de rehabilitación. —¡Y la comida! Creo que engordé como cinco kilos. —Las risas invadieron la enorme habitación de Jisu, hacía tanto que no ocurría aquello. —Estás preciosa, qué dices. —Se quejó Jisu, sabiendo la sensación de querer comer todo lo que ofrecía la cocina Europea. —No más que tú, mi Jisu. —Chaeryeon se acurrucó en los brazos de su amiga y se quedaron en silencio un rato, absorbiendo sentimientos. 

—Entonces… ¿Ya decidiste qué vas a hacer durante el año? —Chaeryeong le vio ofendida pero finalmente asintió. 

—Me inscribí para estudiar publicidad. —Jisu reaccionó con una expresión divertida, ambas habían estudiado juntas desde los cinco años y luego de terminar la escuela Chaeryeong había estudiado psicología, periodismo y economía. Al ser la única hija mujer de la familia y además ser la menor, los padres de Chaeryeong la mimaban en exceso por lo que no les interesaba que cambiase de carrera universitaria año tras año.  —Espero te guste, Chaer. Realmente necesitas algo que te apasione además de comprar ropa por el mundo. —Había sinceridad en sus palabras, pese al exceso de felicidad que irradiaba de la menor, Jisu sabía que su amiga no se sentía bien con aquel vacío de no saber a qué dedicar su vida. Desde que eran niñas ambas habían tenido todos los lujos, Chaer por ser la niña mimada de papá y Jisu por ser la única para Minah. —Gracias Jisu, eres la mejor. —La menor se soltó para luego ponerse de pie, caminando lentamente hacía la cama de su amiga. —Entonces… —Continuó sentándose en el lugar. Jisu pudo leer su expresión y rápidamente se puso de pie e intentó alcanzar a su amiga antes de que hiciera lo que sabía que haría. —¡Oh, Choi Jisu! —Exclamó Chaeryeong mientras ambas peleaban por robarse el papel que antes se encontraba guardado bajo la almohada de la menor. —¡Yah! Suelta, es mío. —Tanto tironeo terminó haciendo que el papel se cortara en dos. Ambas vieron su pedazo de papel con seriedad, arrepentidas de haber actuado de forma tan infantil. —¿Por qué tienes un número de teléfono guardado bajo tu almohada? ¿Acaso estás de infiel? Seguro lo aprendiste en Europa, oí que son todos unos ertidos.—Jisu mordió su labio, odiaba que nunca podía ocultar algo a su amiga. 

...

—¡Corre, corre, corre! —Ryujin tenía algo de sudor en su frente, su diestra clickeaba con rapidez mientras que su zurda se concentraba en hacer los movimientos correctos en el momento adecuado. —¡Debes poner la bomba, yo te cubro! —La voz resonó en su oído, de inmediato se concentró en presionar los botones que le permitieron hacer lo indicado. —¡Listo! ¡Al túnel de la izquierda y detonamos! —Una sonrisa de orgullo se coló en sus labios cuando su personaje se detuvo dentro del túnel, a los pocos segundos llegó su compañera y un botón hizo que sus parlantes se movieran con el sonido de una bomba. "YOU WIN" la pantalla en negro y las letras blancas le hicieron saber que se había acabado y que habían logrado su propósito. —Woah, eso fue difícil. —Sintió que su cuerpo se relajaba, no había notado lo tensa que estaba. Arregló su cabello y observó el chat que había en la pantalla secundaria. "Eres genial", "Son la mejor dupla", "Espero nunca dejen de transmitir", "Ryudaeng es la mejor", "Dubu y Ryudaeng son increíbles". Ryujin levantó sus brazos para hacer corazones con sus dedos. —¡Muchas gracias por sus comentarios! Más de un millón de comentarios y cien mil espectadores. —La voz de Dahyun sonó y Ryujin no hizo más que sonreír sin dejar de leer los comentarios positivos. —Dubu, yo creo que rompimos nuestro récord. —Pudo ver en su tercera pantalla que Dahyun asentía. —Bueno chicos, es hora de despedirnos. Transmitimos por cerca de 5 horas y Dubu y yo tenemos que descansar. ¡Nos vemos en la próxima transmisión! —Exclamó Ryujin, omitiendo las despedidas de Dahyun ya que quería quitarse los audífonos por un momento. Masajeó su cuello y luego notó que su amiga ya había cortado la transmisión. 

—Estuviste genial, Dahyun. —Habló ahora más fuerte ya que al no tener el micrófono de sus audífonos tuvo que ocupar uno de los que tenía sobre su cabeza. 

—Ni lo digas, por un momento pensé que no lo lograríamos. —Dahyun seguía con los audífonos puestos, observando la cámara para así visualizar mejor a su amiga. Hace un par de años Dahyun y Ryujin habían decidido iniciar un canal de youtube para hacer gameplays y transmisiones en vivo, lo que había comenzado como un hobbie las llevó a ser unas de las youtubers más vistas. "Ryudaeng y Dubu" eran estrellas en el mundo de los videojuegos, ganaban tanto dinero que Ryujin pudo comenzar a pagar su universidad sin tener que pedirle dinero a sus padres además de poder pagar por la renta del departamento que compartía con su mejor amiga. Por otro lado Dahyun ocupaba su dinero para coleccionar juguetes únicos y pagar su universidad, además de un piso bastante cómodo. —¿Vas a cenar ahora? —Preguntó Ryujin mientras se concentraba en cerrar las aplicaciones y dejar descansar su computadora principal. —Ajá, Momo preparó unos sándwiches para cenar. —Los ojos de Ryujin se clavaron en la pantalla que mostraba a su amiga, estaba evitando el contacto visual probablemente ocupada en lo mismo que hacía ella antes. —¿Estás con Momo? —Un gesto algo picarón se formó en el rostro de la chica de  veintitrés años, Dahyun le seguía evitando. —Si, pasó la noche acá y todavía no se va. —Contestó Dahyun dándole atención finalmente a ella. —Ya sé lo que vas a decir, no lo digas. —Ryujin levantó sus manos con un gesto que significaba que no iba a decir nada, aunque no se aguantó.  —Dahyun, no puedes seguir haciéndote esto. Ustedes dos ya no son niñas, a lo mejor podría resultar algo serio entre ustedes. —Notó cómo su amiga descansaba sobre su cómoda silla de gamer y negó con la cabeza. —Ya tuvimos la conversación, Momo está concentrada en su carrera y honestamente yo también. No hay por qué complicar las cosas. —Ryujin sabía que las cosas ya eran complicadas entre ellas, sabía que Dahyun llevaba años amando a Momo incondicionalmente. Desde que eran niñas eran amigas, de hecho Ryujin y Yeji se hicieron cercanas a Momo gracias a la amistad de Dahyun y Ryujin. Todo ese tiempo Dahyun soportó novios, novias y amores de Momo sin importarle nada, ella siempre era la persona a la que Momo volvía y hace unos años que las dos amigas habían iniciado esa extraña relación sin nombre. Una relación donde el o no faltaba, las quedadas a dormir, los besos en las noches de borrachera pero nunca pasaba nada mas. Ryujin pudo hacerse la teoría, luego de la fiesta en su departamento y los tragos, Momo debe haberle pedido a Dahyun pasar la noche con ella y obviamente Dahyun no fue capaz de negarse. Seguramente habían tenido o en la noche, quizá en la mañana igual y ahora iban a cenar para que luego Momo la dejara sola, sola y triste. —Bueno, no te diré nada más. Cuídate, ¿si? —Dahyun asintió y la conversación terminó.

...

—¿No me vas a responder? —Lia seguía viendo los cuatro números en el resto de papel que tenía en su mano, estaba algo decepcionada por eso además de nerviosa por las preguntas que recibía de su amiga. 

—No es lo que piensas, jamás sería infiel y no soy una ertida. —Volvieron a observarse, Lia sabía bien que era una chica con principios por lo que su dedo amenazante frente al rostro de su amiga seguramente le había dejado las cosas claras. —Ni mucho menos con otra mujer, pensé que me conocías. 

—Está bien. —Chaeryeong le devolvió su pedazo de papel, esperando que todavía sea entendible. —Me explicas entonces. Te has puesto demasiado nerviosa cuando te pregunté por el número, de pronto me dices que es de una chica y luego te pones toda secreta. — Lia suspiró y finalmente decidió contarle toda la historia, absolutamente todo lo ocurrido aquella mañana. Cuando por fin terminó, Chaeryeong ya estaba de pie dando vueltas en la habitación de su amiga, un hábito que se habían pegado entre ellas y que ninguna recuerda quién comenzó.

—¿De verdad Jinah aceptó? —Lia asintió, sabía que todo eso era extraño pero no quería renunciar a la idea de hacer una amistad distinta, con alguien que no la viera de la forma en que todo el mundo la veía. 

—Mira, si bien me encanta todo el misterio no creo que funcione. —Lia sabía aquello, pero no le importaba que dure poco, podía soportar que la linda sensación que tuvo aquella mañana dure apenas unos días. Al menos serían días especiales. —Lo sé, pero también siento que va a valer la pena. —Chaeryeong asintió. Si había alguien que comprendía por todo lo que estaba pasando Jisu, esa era Chaer. La menor se acercó, arrebatando los pedacitos de papel de la mano de su amiga quien ahora no peleó por ellos, estaba rendida. Con cuidado Chaeryeong los juntó para hacer que el número se viera completo. Tomó su teléfono y comenzó a teclear el número para luego guardarlo. —¿Qué haces? —Preguntó Lia con confusión, Chaer puso su mano frente a ella para indicarle que no se mueva ni haga nada. Terminó por usar ambas manos y finalmente dejó su teléfono sobre el colchón. —Le escribí a Yeji. —Lia liberó un agudo grito y tomó el móvil de su amiga para ver el mensaje Disculpa por desaparecer así, Yeji-ah. Tuve un inconveniente ¿nos vemos mañana? Soy Lia por si no lo has notado. Jisu releyó el mensaje un par de veces, vio a su amiga sin creer lo que había pasado. —¿Por qué hiciste eso? —Chaeryeong sabía que su amiga sonaba algo molesta, por eso decidió explicarle su razón. Jisu jamás se armaría del valor de escribirle, por eso lo había hecho ella además que Chaeryeong tenía su teléfono con protección para que no pudieran ver su nombre ni su imagen de avatar. —Tranquila, jamás sabrá que el teléfono no es tuyo. —Lia masajeó su su frente, intentando batallar contra el dolor de cabeza que sabía estaba por aparecer. —“Pensé que jamás me ibas a escribir, realmente espero nos veamos mañana. Descansa bien, Lia”. Mh, al menos es educada. —Chaeryeong leyó en voz alta el mensaje al que contestó con un emoji de corazón. Al menos eso calmó a la mayor, por ahora no se veía sospechosa, lo malo es que ya no había escapatoria, sí o sí se verían al día siguiente. —¿Salimos a cenar o qué? —Preguntó Chaeryeong, con un tono de voz que realmente tranquilizó a Lia, su amiga realmente sabía cómo romperle los huevos pero al mismo tiempo la contenía y mimaba como ninguna otra persona. —Relájate, va a estar bien. Yo invito la cena. 

...

Lia estaba frente al espejo de cuerpo completo, parecía reflexionar frente a su reflejo. De alguna forma logró que su madre la dejara quedarse otro día en casa, argumentando que seguía indispuesta lo cual terminó en una pequeña pelea, Minah no estaba de acuerdo con su irresponsabilidad de salir a cenar con Chaeryeong cuando se encontraba mal del estómago y la obligó a visitar a su padre en la tarde. La joven seguía pensando cómo haría que su progenitora no se diese cuenta de que todo ese tiempo iba a estar en el taller mientras fingía estar en cama recuperándose, suspiró ya que realmente ese era el menor de sus problemas. —Es ahora o nunca. —Habló consigo misma en voz alta, tomó su libreta y caminó por los pasillos de su casa esperando no encontrarse con nadie. Usó una de las puertas traseras que daban con su patio, el lugar realmente estaba muy cuidado ya que su madre tenía paisajistas que habitualmente arreglaban la armonía del lugar además de un jardinero que a diario cuidaba cada detalle del lugar. Sabía que si alguien la veía caminando sobre el césped sería reprochada, por suerte nadie la vio y sin problemas llegó al taller. Se agachó para no ser visible por ninguna de las ventanas, finalmente llegó a la que quería y la deslizó con cuidado. Sus ojos se fijaron para comprobar que no había nadie y con un pequeño salto logró meterse por la ventana de uno de los baños. Arregló su camisa y se escabulló hasta llegar a aquella sala trasera en donde sabía que estaría segura, al menos de ser encontrada por su madre. Apenas entró notó la silueta de la chica con la que sabía que se encontraría. La joven se dio media vuelta y finalmente quedaron de frente.

—Lia, pensé que no vendrías. —Yeji llevaba un pantalón oscuro, algo suelto para su delgada figura y un sweater del mismo tono del pantalón. Su cabello estaba trenzado, Lia notó una pequeña cadena en su cuello. —Te dije que vendría, cumplo mis promesas. —Yeji sonrió, la menor se veía bastante diferente al día anterior. Usaba jeans y una camisa blanca algo suelta además su cabello estaba tomado en una cola de caballo ajustada. —Tuve que pedirle a Jinah que me dejara venir acá de nuevo. Pensaron que estaba loca por querer pasar otra mañana cortando telas en la zona de castigo. —Lia sonrió, aquello realmente era muy considerado por parte de la mayor. —También me dijo que solo tomabas práctica en la mañana por un problema con tu horario, lamento oír eso. —Jisu anotó en su cabeza que le debía algo muy costoso a Jinah a cambio de todas esas mentiras. —Así es, ya sabes como son las clases. —Eso no era mentira, Jisu había vivido en carne propia lo que eran horarios jodidos que arruinaban planes. —En todo caso no me quejo, así tengo mucha más libertad de hacer lo que quiero aquí. —Yeji cuestionó aquello pero no lo dijo. En ese lugar solo podían cortar telas y hacer lo que Jinah les indicaba. 

Ambas se encontraban realizando el trabajo indicado. —¿No crees que este color se vería muy bien para el vestido que diseñaste? —Lia tomó la tela en sus manos, cerró los ojos y comenzó a imaginar aquel inerte pedazo de tela transformado en el vestido que ella misma había diseñado. —Es cierto, creo que se vería bien. —Asintió la menor, doblando la tela y dejándola en un costado de la mesa. —¿Qué haces? —Preguntó Yeji. —Es un retazo nada más, nadie va a notar su ausencia. —Aseguró Lia, la mayor se sintió un poco nerviosa ya que por algún modo lo sentía como robar pero decidió quedarse callada. —¿Quieres hacerlo? El vestido —Agregó antes de que su compañera asintiera. —¿Te gustaría hacerlo conmigo? —Yeji se tomó un momento para pensarlo, no era su primera práctica por lo que sabía que el labor de ellos era simplemente acatar las instrucciones de sus jefes, armar las estructuras indicadas y de vez en cuando aportar con ideas que muchas veces eran desechadas. ¿Hacer tu propio diseño? Casi impensado, es por eso que la idea de su compañera le revoloteó en la cabeza. —Podemos hacerlo, pero nadie se tendría que enterar. —Jisu asintió, sería su secreto. —Tenemos un trato, pero primero debemos conseguir un poco más de tela que aquello. —Señaló el retazo solitario en la esquina, ambas acordaron que cuando veían algo de un buen tamaño que no fuese necesitado afuera lo usarían para su diseño. 

—Jinah dijo que eras un fantasma. —La atención de Jisu se fue de inmediato a ella, estaba muy concentrada en su trabajo con las telas por lo que para poder escucharla bien dejó todo de lado. —La primera vez que le pregunté por ti, incluso las niñas con las que me junté pensaron que eras todo un misterio.—Lia no pudo evitar las risas, realmente siempre se vio como una persona tan sencilla que ser considerada un misterio le hacía sentir especial. Lia se acercó a Yeji, puso su mano sobre la ajena y le dio un suave apretón. —¿Si fuera un fantasma sentirías eso? —Preguntó sin soltar el agarre. Yeji se sintió nerviosa, por alguna razón su pulso tomó un ritmo irregular y su corazón comenzó a latir algo más fuerte. —No, definitivamente no eres un fantasma. —Contenta con su respuesta, Lia volvió a su trabajo dejando a Yeji petrificada algunos segundos en su lugar. 

—¿Vives muy lejos de acá? —Lia estiró sus dedos, luego de varios minutos cortando y doblando telas debía hacer algo para aliviar los típicos dolores articulares. —Mh, a unos cuarenta y cinco minutos en bicicleta, comparto departamento con una amiga. ¿No te da curiosidad que la dueña de la empresa viva aquí? Pensé que alguien con su fortuna viviría en las afueras de la ciudad o algo así. ¿Qué hay de ti? —Aquel comentario lo había escuchado antes, a decir verdad la fortuna familiar era enorme debido a la grandeza de la empresa y así mismo su padre tenía un muy buen empleo. A su mamá siempre le gustó tener control sobre todo es por eso que quería tener su taller principal lo más cercano a ella. El taller, y así mismo la casa se encontraban cercanas al centro de la ciudad y destacaba bastante aquella residencia en dicho lugar. —Mh, como a dos horas pero una amiga me trae. Vivimos juntas. —El remordimiento le comió el estómago, odiaba mentir pero todo se sentía tan bien, no quería confesar aún. —Mh, supongo que a Minah le gusta estar pendiente de todo lo que ocurra en su taller. —Yeji se sentó sobre el mesón para así dedicarle toda su atención a Lia. —Eres muy irrespetuosa, ¿eh? —Ambas rieron, Lia no había tenido problema de mencionar a su madre por su nombre pero sabía que Yeji no lo haría, después de todo se supone que era su jefa de la que hablaban. —¿Tienes novio, Lia? —La menor decidió imitar sus acciones y sentarse a su lado, asintiendo ante su pregunta.

—Bueno, algo así. —Yeji volteó su rostro para poder continuar con el contacto visual, a decir verdad su respuesta le había apenado un poco pero todavía había algo de oportunidad. —Mh, ¿un amigo con beneficios? —De inmediato Lia negó totalmente avergonzada ya que ella jamás haría algo así y últimamente había recibido muchos comentarios sobre su ertismo inexistente. —Es una relación a larga distancia. —La boca de Yeji formó una "O" y Lia sonrió. —No estamos pasando por el mejor momento, es difícil mantenernos en contacto y me comienza a afectar. —Hasta este punto, Lia jamás había hecho públicos sus problemas con Eric, aquello le sirvió para aceptar que efectivamente había problemas entre ellos. —Espero lo puedan solucionar. —La mano de Yeji fue la que ahora se posó sobre la ajena, ambas sonrieron ante lo bien que se sintió. —¿Qué hay de ti, Yeji? ¿Algún chico en el corazón? —Yeji de inmediato negó, hace ya mucho tiempo había aceptado que los chicos no eran para ella y era bastante pública con respecto a eso. —No me gustan los chicos. —De pronto Lia consideró retirar su mano pero no quería hacer sentir a Yeji como que no la aceptaba por lo que se arrepintió, dejándola ahí. —¿Tienes novia? —Yeji volvió a negar, ya llevaba un tiempo soltera y tampoco sentía atracción por nadie. —Estoy soltera y planeo estar así hasta graduarme, no quiero que nada interrumpa mis sueños. —

—Me parece genial. ¿Volvemos a trabajar? Nos quedan unos minutos antes de que me tenga que ir. —Yeji se bajó de la mesa ante la propuesta de Jisu y ambas se pusieron a trabajar. 

—Espero que puedas arreglar las cosas con tu novio, pero si hay algo que aprendí con el tiempo es que si hay cosas que están destinadas absolutamente nada se impondrá en el camino. Las cosas se darán de alguna forma u otra. —La atención de Lia se fijó en el perfil de Yeji, sus palabras sabias la hacían ver incluso más hermosa de lo que ya era. 

—Lo tendré en cuenta, gracias, Yeji. Disfruto mucho de tu compañía—.

—Yo adoro conversar con un fantasma. —Las risas nuevamente inundaron el lugar, era tan cómodo y alegre entre ellas. 


 

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