Capítulo 10.

Amor entre telas. / Yeji & Lia

Lia se encontraba parada fuera de su casa, no sabía si llevaba media hora o apenas dos minutos plantada en ese lugar ¿por qué me cuesta tanto? se preguntó, estaba totalmente frustrada por sus niveles de cobardía cuando se trataba de hablar con su madre. 

Luego de darse el ánimo suficiente entró a la enorme casa, había decidido usar sus llaves para que así ninguna empleada anunciara su arribo, sentía que era innecesario el exceso de atención sobre todo porque una parte de ella deseaba no encontrarse con nadie y poder pasar desapercibida. 

 

    —Pensé que ya no te vería. —Lia cerró los ojos, quizá aquello le permitiría irse a un mundo en el que su madre no estuviera ahí parada frente a ella. Decidió abrir sus ojos, pensando que quizá Minah podría estar ocupada leyendo alguna revista de modas o firmando papeles que le harían no prestar toda su atención a su hija. Al abrirlos se encontró con la mirada fija y penetradora de su madre quien prestaba toda su atención a su hija.

    —Estaba donde Chaeryeong—.

    —Lo supuse. —La verdad no lo suponía, estaba más que enterada de los andares de su hija. Había pedido a Jinah que investigara sobre el paradero de su hija y su ayudante simplemente necesitó revisar sus redes sociales para enterarse de todo. 

    —Vine a buscar ropa, no te preocupes. —Lia estaba tres escalones lejos de su madre cuando la voz de la mayor la detuvo. 

    —¿Se puede saber qué estás haciendo? —Minah claramente no se refería a su actuar en el momento, sino a sus planes a largo plazo. Ya habían pasado muchos días sin hablarse y Minah creía que mientras su hija viviera bajo su techo y pague por su comida entonces lo mínimo que le debían era enterarse de los haceres de su hija.

    —Mira mamá, creo que lo mejor es que tenga espacio para mí. —El rostro de Minah insinuaba que no le gustaban las palabras de su hija. —Me iré a vivir con Chaeryeong.

 

Lia decidió no esperar por la réplica de su madre, simplemente le dio la espalda y siguió subiendo las escaleras hasta llegar a su habitación; por fin segura de todo. Descansó unos segundos apoyada contra la puerta cerrada de su pieza y luego de calmarse fue a por una maleta y comenzó a guardar ropa rápidamente, casi como si en vez de irse a vivir con su amiga se estuviera fugando de casa en medio de la noche. Sabía que seguramente se iba a arrepentir de la mitad de sus elecciones a llevar, pero no tenía tiempo ni ganas de elegir prenda por prenda lo que se iba a llevar a su nueva aventura. 

Se paró frente a su madre, con dos maletas y el rostro lleno de seguridad. Creía que nada la iba a detener, incluso las palabras de Minah. 

    —¿Necesitas espacio para ti? ¿Todo este tiempo en Europa no tuviste tiempo para ti? —Empezamos pensó Lia. Su madre siempre fue el tipo de persona que te regalaba algo o te decía palabras alentadoras para luego sacarlas en cara cuando fuera de beneficencia propia. 

    —Mamá, no me fui a Europa de vacaciones. Estuve estudiando y aprendiendo. 

    —Y yo pagué por todo eso. —Lia le devolvió una mirada de decepción. Estaba acostumbrada a tener encuentros con su madre, en la mayoría de ellos era la mayor quien hacía todos los reproches mientras que la menor asentía con la mirada en el suelo. Jisu llevaba tanto tiempo reprimiendo sus palabras que sentía que ese día no sería uno de ellos.

    —Bueno, discúlpame por ser una hija que necesite cosas. Si hubiera sabido que luego vendrías a ponerlo todo en mi cara entonces mejor no ofrecías nada—.

 

Ambas se quedaron mirando un buen tiempo, Minah creía que nunca había visto a su única hija con ese tipo de expresión ni mucho menos dirigiéndose de esa forma a ella. Su dura expresión se relajó, creía que quizá sus palabras habían sido demasiado duras sobre todo considerando que no eran el típico discurso que una buena madre usaría para referirse a su hija.

    —¿Los padres de Chaeryeong aceptaron que te quedes en su casa? —Jisu sabía que la conversación no llegaría a ningún lado y al parecer con el cambio de tema su mamá opinaba lo mismo.

    —Vamos a buscar un lugar para vivir las dos—.

    —¿Y con qué dinero lo piensas pagar? —La no-reacción de parte de Jisu la hizo sonreír y la joven no pudo hacer más que sentirse pequeña, casi como un bicho que era pisoteado por alguien con unos zapatos muy grandes. —Si esperas que pague por tus caprichos estás equivocada. Puedes irte si quieres. —Señaló con un elegante movimiento de brazos la puerta. —Pero si sales por esa puerta no volverás a ver dinero de mi parte ni mucho menos un sueldo ya que asumo que dejarás de trabajar en el taller—.

 

Para sorpresa de ella, su hija no se tomó ni la molestia de dedicarle una mirada antes de salir por la enorme puerta de la mansión. Arrastró sus pesadas maletas como si fueran un recuerdo de todo lo que tenía sobre sus hombros en ese momento. Apenas salió de la residencia se encontró con Seungcheol quien sin necesidad de escuchar algún tipo de historia envolvió a su amiga en un cálido abrazo para luego cargar sus maletas en su vehículo.

El viaje fue silencioso y ninguno inició algún tipo de conversación, Seungcheol creía que si Jisu quería contarle algo lo haría en su tiempo y sin la presión de nadie. Terminó por descargar las maletas fuera de la casa de Chaeryeong y luego de una corta despedida la menor se encontró en la pieza de su mejor amiga para por fin derramar todas las lágrimas que tenía guardadas.

 

.

.

.

 

Jisu estaba indecisa si aceptar o no la invitación a almorzar de parte de Yeji, sentía que su día había sido muy miserable y que sus ánimos no serían del gusto de la mayor en un día como ese pero Chaeryeong la convenció, —pese a su propio dolor— de que le serviría para distraerse y ver la vida de forma más buena. 

Chaeryeong estaba en lo cierto, apenas vio la sonrisa de la más alta notó como la imagen de la mañana se difuminaba y en todo lo que podía pensar era en lo hermosa que era Yeji y lo mucho que su corazón se aceleraba simplemente por tenerla a metros de distancia. 

Yeji se sentía confundida por la mayor, nunca estaba segura si sería un día en el que se besarían al encontrarse o si debía tomar prudencia y no ir más allá de la mejilla y uno que otro abrazo. Al parecer ese día era la segunda opción aunque no se quejaba ya que había aceptado que irían lento en cuanto a su relación.

 

Yeji no sabía si preguntar, pero notaba que el aura de la chica que comía frente a ella estaba muy apagada considerando que siempre tenía una personalidad burbujeante y alegre. Ella estaba consciente de que ninguna persona podía considerarse alegre las 24 horas del día ni mucho menos todos los días del año pero la inseguridad la comenzaba a atacar ¿sería que había hecho algo mal? Yeji creía que todos tenían defectos y estaba segura de que uno de ella eran la inseguridad y esa constante sensación de que había dicho o hecho algo que pudiera incomodar a alguien.

    —¿Está todo bien? —Preguntó tras darse una buena cantidad de valentía, creía que si las cosas se querían hacer bien entonces había que hacerlo desde un comienzo y sabía que algo estaba perturbando a Lia, necesitaba confirmar que no era culpa de ella.

    —Es complicado. —La mayor bebió de su soda antes de compartir miradas, de pronto Yeji notó que lo que sea que molestaba a la chica que tanto le encantaba iba más allá de ella o sus acciones y de pronto se sintió tonta por darse tanta importancia. Decidió verle con compasión, algo que hizo que la mayor se dispusiera a hablar más.

    —Mi madre y yo tenemos esta extraña relación. —Yeji asintió, haciéndole entender que era toda oídos.—Siempre fuimos las dos pero ella esperaba cosas de mí y cuando las logré pareciera que se arrepintiera de ponerme esas metas. —Aquello era difícil de comprender, Lia masajeó su frente intentando relajarse y aclarar sus palabras.

    —No me tienes que contar los detalles, las relaciones familiares suelen ser complicadas. —La chica asintió, tomó la mano de Yeji y comenzó a acariciarla suavemente. Yeji se sentía tonta porque por algún motivo sintió como si Lia la estuviera consolando a ella.

    —Decidí irme a vivir con Chaeryeong y no le gustó mucho. —Jisu se preguntó por qué usaba palabras tan suaves para referirse a todo lo que había ocurrido.

 

A veces los hijos y padres podrían ser los peores enemigos, ya sea por las expectativas que los mayores tienen por sus primogénitos o por las barreras que los menores sentían que sus padres les ponían. Jisu creía que era normal tener una especie de relación pasivo agresiva con su madre, ella se sentía una mujer competente en muchos aspectos de su vida y sería mentir el decir que no sería ni la mitad de lo que es si no fuese por su madre. Pero por otro lado últimamente se cuestionaba mucho si podría ser algo más si no fuera por Minah, no algo diferente sino algo más grande. Pese a que toda la situación le desgarraba el corazón también creía que era la gran oportunidad de demostrar lo que podía lograr por su cuenta, era el momento de probarse en cuanto a sus capacidades ¿Eran sus sueños lo suficientemente grandes como para probarle a su madre que se equivoca? 

 

En ese momento y saturada con todos los pensamientos algo se aclaró frente a sus ojos. Yeji se sonrojó al notar la extraña forma con la que Jisu le miraba.

 

    —¿Qué pasa? —Preguntó, volteandose para ver si había algo o alguien atrás de ella pero nada parecía llamarle la atención. 

    —¿Qué opinas de hacer nuestra línea con el resto de bocetos que viste? —Aquello le tomó por sorpresa, esperó unos segundos en espera de algo más de parte de la contraria pero no pasó nada. Lia estaba hablando seriamente y Yeji correspondió a su sonrisa con una igual de esperanzadora.

    —Me parece una excelente idea—. 

Lo que dos personas a punto de cerrar un trato así de importante sería darse la mano y firmar alguna especie de contrato pero aquí había dos cosas que lo impedían. La primera es que sus manos ya estaban entrelazadas y la segunda que sus labios ya estaban siendo acompañados por los de la otra respectivamente. Tenían un trato. 

 

.

.

.

    —Chaeryeong estás loca. —La voz de Jisu estaba acompañada de una mueca de diversión pese a la seriedad de la situación. Chaeryeong estaba viviendo una especie de fantasía de bienes raíces y se sentía buena en lo que hacía. El problema era que su amiga no estaba tomando en consideración lo que habían conversado unos días antes cuando la mayor le encargó buscar un departamento para ellas. Que no sea muy caro, mis ahorros apenas alcanzarán para un par de meses. Le había dicho Jisu, no podía ir por la vida continuando con su mismo estilo de vida cuando su madre había decidido dejar de darle dinero de un día para otro.

    —No hay forma de que pueda pagar alguno de estos. —Suspiró la mayor dejando de ver las hojas y viendo a su amiga sin intención de juzgarla. Chaeryeong vio los departamentos impresos y con el dolor de su alma los hizo una bola de papel y los tiró en su papelero. Si fuera por ella haría que sus padres pagaran todo, pero sabía que su amiga es muy orgullosa como para aceptar algo así y realmente lo comprendía. 

    —Mira. —Chaeryeong se sentó a su lado en la cama y sacó su móvil mostrándole distintos departamentos, completamente diferentes a los que antes habían visto. —Ryujin me recomendó esta aplicación donde salen departamentos muy baratos y con buena ubicación. Me dijo que así encontró el suyo. —Lia asintió, fascinada con la cantidad de nuevas opciones que ahora tenían. Todo hasta que el nombre que se había escapado de los labios de su mejor amiga le sonó en la cabeza. —¿Ryujin? —Preguntó, olvidando que hace unos segundos estaba completamente enfocada en los departamentos. Chaeryeong sólo asintió, intentando no hacer de eso un tema. Lia pensó en hacer algún tipo de broma, pero creía que su amiga ya estaba haciendo bastante por ella como para comenzar a molestarla por su nueva “amistad” con Ryujin. Después de todo quizá el hecho de que ellas dos se lleven bien harían que Ryujin deje de odiarla tanto. 

.

.

.

2 semanas después.

 

—Eres el mejor, en serio. —Lia tenía a Seungcheol abrazado por el torso y el mayor revolvió el cabello de su amiga casi de una forma paternal. Había pasado toda la mañana ayudando a Chaeryeong y Jisu a ordenar las cosas en su nuevo departamento. El lugar era bastante bueno y realmente justificaba su valor, tenía dos habitaciones de buen tamaño y un baño con todas las comodidades. La sala de estar era bastante amplia y pese a que la cocina era pequeña eso no es problema ya que ninguna era muy buena para la cocina. Todo el mundo aprecia las vistas panorámicas y naturales pero cuando eres una persona que pasa gran parte de su vida en una enorme ciudad, tu idea de gran vista significaba poder ver las luces nocturnas y la vida de la ciudad. Chaeryeong y Lia eran chicas de ciudad y el tener una terraza con vista a todo aquello era perfecto para ambas. 

 

Seungcheol las tuvo que dejar al tiempo después, al parecer las cosas eran algo caóticas en el trabajo y si bien Lia no quería enterarse de las cosas que hacían en el taller estaba claro que estaban muy ocupados ahí. 

Chaeryeong y Lia se tiraron en el sofá, completamente derrotadas por todo lo que había implicado la mudanza, sobre todo por Chaeryeong quien literal movió todo lo de su casa al departamento. De parte de Lia, todo lo que tenía eran las dos maletas que había logrado sacar de su hogar. Toda mi vida ahí y lo único que tengo son esas dos maletas. Sus pensamientos últimamente sólo la llevaban a lugares oscuros en los cuales no quería pasar mucho tiempo, sabía que no llegaría a ningún lado si se quedaba encerrada en aquello así que constantemente buscaba algo para distraerse. En su mayoría ese algo terminaba siendo Yeji. 

De un día a otro, se encontraron siendo totalmente indispensables la una por la otra. Cada noche pasaban horas hablando por teléfono y cuando podían verse ambas sentían que la inspiración florecía, sus ideas se complementaban de una forma perfecta. Jisu había aprendido que Hwang Yeji podría ser la mujer más dulce del planeta, la despertaba cada mañana con un mensaje de ánimo y constantemente le preguntaba sobre su bienestar. Cuando pierdes algo tan importante en tu vida y te encuentras con una persona que se preocupa por ti es imposible sentir que esa persona es la más importante en tu vida. Eso sentía Jisu, Yeji era su persona en los momentos más duros. 

 

Casi como si Yeji supiera de la necesidad que tenía Jisu por verle, el timbre del nuevo departamento sonó y Chaeryeong recibió a las dos amigas que en sus manos traían bolsas de comida.

    —¡Felicidades por el nuevo hogar! —Exclamó Yeji emocionada de saber que ahora las dos amigas tenían un lugar para quedarse, Ryujin entró y dejó las bolsas sobre un estante.

    —Yo quería traerles papel higiénico pero Yeji dijo que ustedes son un desastre en la cocina y no quiere que su mujer se muera de hambre. —Chaeryeong comenzó a reír, no tenía forma de defenderse ante las alegaciones, realmente ninguna de las dos tenía el don de la cocina. Jisu por otro lado ya estaba en los brazos de Yeji quien la recibió sin dudarlo, Chaeryeong decidió evitar ver aquello y concentrar su atención en Ryuji. 

    —Gracias por la comida, realmente iba a morir de hambre si no venías. —Desde el día en que Yeji conoció a Jisu sabía que era una chica especial, aunque si le preguntabas hace un mes si creía que Jisu podría ser el tipo de mujer que hablaba en tono de bebé y decía cosas infantiles probablemente no lo hubiera creído. 

 

Luego de comer y del pequeño tour al departamento, Lia y Yeji se sentaron en la terraza para tomar un poco de aire y beber té. 

    —Me gusta la vista. —Comentó la otra citadina, ambas se sonrieron agradecidas de ser similares en ese aspecto. Lia descansó su cabeza en el hombro de Yeji mientras bebía de su té en silencio.

    —Gracias por la comida, Yeji. —Susurró Lia, haciendo que la sonrisa de Yeji no se disipara todavía. —Estoy tan feliz de este lugar, siento como que estoy haciendo un comienzo desde cero. 

    —¿Qué hay de la universidad y de Foory? —Aquello le tomó por sorpresa, con todo el estrés de la mudanza y los problemas familiares Lia no había pensado que hacer con el enorme elefante en la habitación.

    —Todo eso puede esperar. —Lia quitó su cabeza del hombro ajeno y vio el edificio de enfrente esperando que algo inesperado ocurriera para que pudiera distraerle a ambas de la conversación. Quizá si hubiera una una montaña podrían admirar algún animal intentando conseguir una presa o el ruido del río les haría pensar en lo bien que se sentiría meter los pies en el agua. Pero no, estaban en la ciudad y lo único que escuchaban eran los ruidos de los vehículos que pasaban por la calle, por desgracia ya estaban acostumbradas a eso.

    —¿Renunciaste a todo? —La pregunta de la chica que tantos pensamientos le habían robado la hicieron reflexionar. Al menos el decir que ya no estaba en ninguno de esos lugares significarán contar parte de la verdad. Efectivamente ya no estaba en la universidad ni tampoco tenía trabajo.

    —Renuncié a todo. —Confirmó Lia, viendo a Yeji a los ojos justo a tiempo para recibir un suave beso en los labios.

    —No te preocupes por nada, yo estaré para ayudarte. 

Y si bien Jisu no dejaría de preocuparse, al menos ahora tendría a alguien a su lado. Alguien que quería y que le quería de vuelta. 

   

 

   

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
No comments yet