Capítulo 14.

Amor entre telas. / Yeji & Lia

Los días continuaron avanzando tranquilamente para Jisu, ver a su novia por las noches era casi una rutina que esperaba con ansias. Cada tarde Yeji aparecía fuera de su departamento, Jisu la recibía con algo de comida y muchos besos además de las constantes preguntas de parte de la mayor en cuanto a su día y las cosas que había realizado mientras no estuvieran juntas.

Pese a todo eso, sus días solían ser solitarios. Chaeryeong estaba siendo bastante responsable con sus estudios y pese a lo sorpresivo que eso podía ser, Jisu se alegraba de ver a su amiga gustando de algo. Su hermana a veces iba a almorzar con ella pero tampoco podía ser todos los días y a Yeji no la veía hasta las tardes. El resto de la mañana y del día se la pasaba en el departamento trabajando en la línea de ropa que poco a poco comenzaba a tomar forma y verse realmente bien.

La media tarde de ese día se encontraba justamente trabajando en una de las cuantas prendas que había diseñado junto a Yeji, estaba concentrada en eso cuando notó la sangre corriendo por su anular. Rápidamente lo metió a su boca con intenciones de detener el sangrado y se puso de pie frustrada ante su torpeza. Estaba trabajando muy duro pero sus pensamientos se mantenían dando vueltas en la conversación que había tenido con su novia la noche anterior.

Lia estaba cortando unos patrones mientras Yeji trabajaba en unos bocetos que Jisu quería que revisara, no estaba conforme con la idea y creía que con los arreglos de su novia podría quedar perfecto.

Sin darse cuenta, la cabeza de Yeji descansó en su hombro mientras que sus manos se deslizaron a través de su cintura para poder abrazarla por detrás. La más alta aprovechó que la camiseta que usaba su novia exponía sus hombros así que besó suavemente la pálida piel que terminó por distraer a Jisu.

—Te siento estresada. —Las palabras de Yeji salieron lentamente, sabiendo que cualquier actuar brusco podría molestar a su novia.

—Estoy bien. —Suspiró Lia, volteándose lentamente para poder quedar frente a la delgada chica, sus manos buscando lugar tras su cuello.

—¿Has vuelto a hablar con tu familia? —Yeji era capaz de leer a Jisu, sabía que el trabajo con su línea la tenía feliz y el poder estar ocupada en hacer algo que tanto te gusta no te podía hacer mal. Estaba convencida de que lo que le transmitía esa aura oscura de parte de su novia se trataba de sus problemas familiares.

—La verdad no. —Yeji asintió, sabía que en todo ese tiempo Jisu no dejaba de pensar en lo que sea que la tuviera alejada de su familia.

—Cariño ¿tan grave es lo sucedido? —Jisu no supo cómo responder a eso "¿era tan grave el problema?" pensó, recordando las palabras que su madre le había dicho cuando dejó la casa, agregando las dolorosas frases que su padre había emitido cuando necesitó de su ayuda. Jisu asintió, efectivamente era grave. Al menos así lo sentía en su corazón.

—¿No hay nada que puedas hacer? Eres una persona tan respetuosa y tranquila, estoy segura de que puedes solucionar las cosas conversando. —La diestra de Yeji acariciaba suavemente la mejilla de su novia, intentando ser lo más delicada posible ya que según ella Jisu no merecía menos que eso.

—Podría intentar hablar con mamá. —Asintió Lia, sintiendo como Yeji la envolvía en confianza y valor. —Pero me da miedo terminar peor, que las cosas no mejoren y sea todo lo contrario. —Yeji comprendía eso, siempre existía ese porcentaje de probabilidad de que todas las cosas se arruinen un poco más.

—Eso está bien, amor. —Yeji continuó acariciando el bello rostro de la más baja, sonriendo para así hacerle saber que las cosas estaban bien. —Si las cosas empeoran, entonces será una señal para tomar tu distancia real y aceptar las cosas como son. —Yeji sabía que al empujar a su novia a enfrentar a su familia ella tendría parte de responsabilidad luego, de estar ahí para Jisu. —Yo no te voy a dejar sola. Estoy segura de que Chaeryeong tampoco y a veces los amigos pueden ser la mejor familia, lo digo por experiencia—.

Jisu continuó con el dedo en la boca, el sabor de su sangre ya había desaparecido pero su mente estaba muy ocupada recordando los hechos de la noche anterior como para darse el tiempo de quitarlo. Tal vez ya no tenía nada que perder, tal vez no era tan mala idea intentar hablar nuevamente con su madre. Las cosas ya no serían como antes, no solo por la cantidad de agua que ya había pasado bajo el puente sino porque Jisu no quería que las cosas fueran como antes. Lia le había tomado el gusto a la independencia, se sentía bien y no quería soltarse de eso. Pero tampoco quería vivir su vida sin saber que su madre no estaría ahí en caso de necesitarla o viceversa. Toda su infancia, adolescencia y hasta el momento Minah siempre estuvo para ella y ese soporte emocional era lo que extrañaba.

Su padre era un tema aparte, no tenía ganas de recuperar una relación que desde antes ya era inestable. No valía la pena, sobre todo porque lo único que le interesaba era tener una relación saludable con Yuna y por lo que había sucedido entendió que no necesitaba llevarse bien con su padre para poder estar con su hermana.

Revisó la hora en su teléfono, ya eran cerca de las seis de la tarde lo que significaba que no en mucho Yeji llegaría tocando por su puerta así que decidió llamarla.

—Hola, linda ¿todo bien? —Jisu se enrojeció ante la elección de palabras de su novia, creía no poder acostumbrarse prontamente a la dulce forma de hablar que tenía Yeji.

—Todo bien ¿ya vienes? —.

—Uhm, no. Me atrasé un poco en la universidad, debería salir en unos treinta minutos. —Jisu pensó que era casi como una señal.

—¿Te molesta si cancelamos hoy? Estaba pensando en ir a cenar con mi madre. —La mayor no lo veía, pero desde el otro lado del teléfono Yeji sonreía.

—No hay problema, pero mañana me debes una quedada a dormir conmigo ¿si? —Jisu comenzó a reír, ya era difícil para ellas pasar todo un día sin verse por lo que la idea le pareció perfecta.

—Me parece muy bien, nos vemos mañana. Te quiero—.

—Hasta mañana, te quiero. —Jisu cortó la llamada y comenzó a ordenar las cosas rápidamente, si quería encontrar a su madre a la hora de la cena entonces debía apresurarse. Tomó su cartera y sacó dinero suficiente como para poder tomar un taxi que la deje fuera de su antiguo hogar.

La casa se veía más grande de lo normal, quizá era simplemente un efecto óptico influenciado de los sentimientos nostálgicos de Jisu. Pasó por fuera del taller en el que seguramente quedaban un par de personas arreglando cosas para el desfile de la semana de la moda, apenas quedaban dos días para el gran evento.

Tenía en sus manos las llaves de la casa, pero dudó de usarlas. Se sentía extraño pero prefirió tocar la enorme puerta del hogar, luego de unos segundos la empleada de siempre le abrió la puerta, sorprendida de quién tenía frente a sus ojos.

—¡Señorita Jisu! —Su voz acompañaba su impresión, parecía que de todas las personas que podrían estar tocando la puerta jamás esperaría que fuera Jisu esa persona. —Adelante, adelante. —La puerta se abrio de par en par y Jisu entró, el lugar estaba como siempre exceptuando los atriles con fotografías de modelos que seguramente vestían la nueva temporada de FOORY. Seguramente Minah y Jinah estaban trabajando en el orden y demases.

—¿Mi mamá? —Preguntó, no había rastro de la mujer en el lugar y le perturbaba levemente el exceso de silencio de la mansión.

—Está en su habitación, tomando el té. —Jisu asintió y se dio paso al enorme pasillo que concluía en la habitación de su madre. La habitación de ella era probablemente de las más grandes de la casa, Minah se encontraba en una mesa ubicada en la esquina que daba al patio trasero. La vista del jardín era preciosa y a su madre le encantaba admirar aquello mientras bebía alguno de sus tés.

—Permiso. —Minah se volteó lo suficiente como para poder ver a su hija ingresar. No parecía sorprendida de verle ahí, seguramente la había escuchado hablar con una de las empleadas.  Lia continuó avanzando hasta tomar asiento en una de las sillas desocupadas cerca de la mesa.

—¿Quieres que pida un té para ti? —Habló la mujer, sin saludar ni expresar alguna emoción por ver a su hija ahí. Jisu negó sonriente, al menos su forma de hablar no era hostil.

—Estaba pensando que podríamos cenar juntas ¿te parece bien? —Minah asintió, dejando su té a medio beber sobre la mesa. Sus ojos recorrieron a su hija, se veía bien aunque un poco delgada.

—Pediré que pongan un puesto para ti en la cena. —Jisu agradeció, comenzando a sentirse nerviosa de estar ahí. —Te extraño. —No supo si las palabras las había dicho ella o su madre, pero luego al ver la forma en que su madre la veía notó que era Minah quien había hablado.

El rostro de su madre era triste, se veía incluso más pálida de lo normal. —Te extraño, Jisu. Y creo que te debo unas sentidas disculpas. —Las manos de Minah se estiraron para tomar las de su hija, quería que la menor se enterara de lo honesta que quería ser.

—Entiendo tus frustraciones, alguna vez las viví. —Jisu sintió que su único trabajo era escuchar, y lo hizo. —Yo no tuve a nadie que me ayudara, todo lo que logré lo hice con mi propio esfuerzo y soportando situaciones que la mayoría de las mujeres serían incapaces de soportar. Por un momento pensé que tenías que ser yo, que si no querías hacer las cosas como yo quiero entonces tenías que tomar tu propio camino. Por eso te dejé ir sin dudar dos veces. —Jisu comenzaba a entender, las cosas comenzaban a tomar sentido. —Pero en este tiempo sin estar contigo me di cuenta de que no podía hacerlo. Yo soy tu madre—.

Minah se tomó una pausa para beber un poco de su té, seguramente para poder refrescar su garganta. —Soy una persona egoísta, Jisu. Jamás fui justa contigo, comenzando por la relación que tienes con tu padre, eso es culpa mía. Y ahora con todo esto, creo que fui muy lejos. —La voz de su madre estaba llena de arrepentimientos. —Debería con orgullo aceptar que tienes tus propios sueños y utilizar todos los medios que tengo para ayudarte a cumplirlos, no hacerte el camino difícil. No lo mereces y pido mis disculpas—.

Jisu se quedó sin palabras. Ella tenía planificado venir, estar con su madre y hacer que las cosas sean pacíficas entre ambas. Jamás esperó que fuera Minah la que tomaría la iniciativa de iniciar el diálogo y mucho menos que sus palabras fueran para arreglar las cosas entre ambas. Jisu se puso de pie y su madre hizo lo mismo leyendo el lenguaje corporal de su hija. En nada estaban las dos abrazadas, Jisu comenzó a llorar y Minah acarició su espalda como si fuese una niña pequeña una vez más. Sabía que su hija era madura, pero también sabía que era una joven sensible y apasionada, las lágrimas eran sinceras.

—Te extrañé tanto. —El ligero llanto de Jisu hizo que las palabras salieran algo ahogadas, sin tomarle importancia a eso, Minah sonrió y se sintió aliviada de tener el perdón de su hija. Ella igual la extrañaba y además de eso estaba molesta por las formas en que se habían alejado.

Minah limpió las lágrimas en el rostro de su hija y la apretó con cuidado, eso siempre ayudaba a relajarse. —No merezco una hija tan comprensiva como tu. —Las palabras de su madre eran serias, pero eran muy reales. Jisu era el tipo de persona que perdonaba sin guardar rencores, algo que no había heredado de ella.

Su hija se encogió de hombros, quitándole importancia a las palabras de su madre, no le gustaba escuchar palabras así refiriéndose a ella. Le ponía nerviosa ser el centro de atención.

—Vamos a cenar ¿si? Así me pones al día con lo que has hecho. —Minah tenía los ojos brillantes, era clara la emoción que tenía de estar nuevamente con su hija.

La cena era una maravilla, cualquiera podría decir que la cantidad de comida que había en la mesa podría satisfacer por lo menos a una docena de personas. Pero eran solo Minah y Jisu ahí, compartiendo como solían hacerlo antes de que todo explotara.

—Entonces ¿Estás viviendo con Chaeryeong? —No estaba segura de cómo su madre se había enterado de eso, pero asintió. —Jamás pensé que esa niña dejaría su casa, realmente te debe amar mucho. Le daré un buen regalo de navidad este año. —Ambas rieron, Minah podría no tener la mejor de las relaciones con Chaeryeong pero también le tenía un gran cariño y estaba agradecida de que su hija tuviera a alguien tan incondicional a su lado.

—Al principio se volvió loca buscando departamentos lujosos, tuve que pedirle bajar un poco sus expectativas. —Las risas y la ilusión con la que hablaba Jisu llenaron de felicidad a Minah, también le quitaron preocupación al saber que su hija no la estaba pasando mal.

—¿Cómo estás con el dinero? —La pregunta iba acompañada del tono serio de una madre preocupada. Jisu comió en silencio, pensando si contarlo todo o no.

—Tengo algunos ahorros, no sabes lo que fue hablar con papá. —Por el cambio del rostro de Minah, la menor notó que su padre no le había contado lo sucedido. Tampoco le sorprendía, claramente no era algo de lo que se pudiera sentir orgulloso.

—Lo fui a ver, le quise pedir ayuda pero me negó todo. Realmente no quiero que entremos en detalles con eso pero debes saber que ya no hablo con él y por más que lo intentes ya no quiero arreglar las cosas con papá. —Minah asintió, luego hablaría con su ex esposo pero decidió no involucrarse, Jisu ya era lo suficientemente adulta como para tomar ese tipo de decisiones por su cuenta.

—Chaer me prestó dinero para un proyecto que estoy haciendo. —Minah le vio sorprendida, quería saber más y Jisu se dio cuenta rápidamente que el hablar sobre eso significaba tener que contarle sobre Yeji.

—¿Qué proyecto? —La pregunta terminó por confirmar su temor.

—Mamá, no quiero que te espantes ¿si? —Minah dejó la comida de lado y prestó su completa atención a Lia. —Estoy saliendo con alguien. En realidad no, soy la novia de alguien. —Se corrigió, sonriendo inmediatamente al recordar a su hermosa novia.

—¿Seungcheol? —Jisu casi escupió el jugo que había metido en su boca hace poco, al parecer su madre seguía pensando que ella tenía algo con uno de sus empleados. —¡Claro que no! —Negó Jisu, aumentando la intriga en Minah.

—Mamá, debes prometerme que no te vas a enojar ni nada. —Minah se comenzó a irritar por la cantidad de vueltas que se estaba dando su hija sin darle ningún tipo de información todavía. —Está bien, no me voy a enojar. —Le aseguró, sabiendo que si probablemente su hija hubiera hecho algo estúpido sería la primera en gritar.

—Tengo novia. —Dijo Lia, esperando la reacción inmediata de su madre.

—¿Estás con una mujer? —Preguntó Minah, para asegurarse de que había entendido bien. Jisu asintió y Minah volvió a comer. —Eso no es problema, sabes que eso no es tema para mi. —Eso fue sorpresa para Jisu. Pensó que su madre tendría algún reproche porque su única hija estuviera saliendo con alguien de su mismo o, pero seguramente era parte de su estado negativo. Su madre compartía con muchas personas homouales debido a su ambiente de trabajo y jamás había hecho de eso un tema ni mucho menos algo controversial.

—Gracias, mamá. —Fue lo único que pudo decir, sabía que para algunos padres podría ser complicado escuchar ese tipo de noticias, sobre todo en un país tan conservador.

—Hija, tu ualidad no es tema para mi. Yo realmente quiero que sin importar quién sea la persona con la que compartas tu vida, esa persona te haga feliz. —Y Yeji sin duda la hacía muy feliz, sabía que era joven y que las personas se ilusionan muy fácil cuando conocían a alguien que les emocionaba pero realmente Yeji podía ser la indicada.

—La conoces. —Jisu no dejaba de sonreír, todo estaba siendo demasiado perfecto.

—¡¿Chaeryeong?!—.

—¡Ew, no! —Jisu hizo una mueca divertida, jamás se le pasaría por la cabeza salir con su mejor amiga. —Es Hwang Yeji, una de las practicantes que está en el taller. Nos conocimos el primer día de trabajo. —La cabeza de Minah comenzó a dar vueltas en todos los nombres y los jóvenes que estaban trabajando para ella en ese momento. La vaga imagen de una chica de ojos rasgados y buen estilo de vestir se le vino a la cabeza.

—Es talentosa, bastante respetuosa. —Jisu sintió orgullo ante las palabras de su madre. —Y hermosa también. —No podría estar más de acuerdo con todo lo anterior, podría ser una de las mejores formas para describir a su novia.

—¿Y de qué proyecto me hablas? —De pronto Jisu recordó que antes de la conversación sobre Yeji ella le estaba hablando del proyecto que había iniciado junto a su novia.

—Con Yeji estamos trabajando en nuestra línea de ropa. Realmente me gustaría que la veas cuando esté terminada. Chaeryeong me prestó el dinero para iniciar, además de lo que puso Yeji. Una vez empecemos a vender y a crecer pienso devolverle todo. —Minah no pudo evitar recordar sus propios inicios, le parecía paradójico que su hija siguiera sus mismos pasos.

—Claro que quiero verlo, seguro es todo increíble. Le vas a devolver todo el dinero a Chaeryeong y el préstamo te lo haré yo ¿si? Me da igual lo que demores en tener el dinero de vuelta pero quiero sentir que te apoyé en algo. —Jisu decidió aceptar, sentía que al hacerlo estaría recibiendo el apoyo que siempre quiso recibir de parte de su madre.

Estaban en medio de la conversación cuando el distintivo sonido de los tacones de Jinah apareció en el comedor. —¡Jisu! —La voz de la eterna asistente de su madre sonaba a sorpresa, jamás esperó ver a la hija de su jefa en ese lugar, consciente de todo lo que había sucedido. —Me alegra mucho verte. —La joven le abrazó sin que Lia se pare de su asiento y acercó a Minah un binder.

—¿Es el orden final? —Preguntó Minah, dejando la carpeta a un costado para revisarlo luego.

—Así es, igual deberías revisarlo y me escribes si quieres hacer algún cambio—.

—Muchas gracias, Jinah. Ya te puedes ir a casa—.

—Está bien, fue bueno verte, Jisu. Espero que no vuelvas a desaparecer. —La joven dio unos suaves golpes en el hombro de la menor y se fue del lugar junto al ruido de sus tacones.

—Tranquila, Jinah. Nuestra Jisu ya no se irá a ningún lado—.

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La noche siguiente, Jisu se preparó para ir al departamento de Yeji. Estaba nerviosa ya que sería la primera vez que pasaban una noche juntas y además no sería en su propio hogar. Entró al departamento con una sonrisa que fue fácil de percibir por su novia.

—Me gusta cuando sonríes. —La abrazó de la cintura y besó rápidamente sus labios como forma de saludo. Jisu recibió los labios de su novia sin reproche aunque con las mejillas ardiendo, todo seguía siendo un poco nuevo para ella, para Yeji era adorable su forma de actuar ante ella. 

—Asumo que te fue bien con tu mamá. —La diferencia en el tono de los ojos de su novia le demostraba que las cosas eran distintas a la última vez que se habían encontrado. Jisu asintió y caminó hasta el sofá, descansando del pequeño tramo que tuvo que caminar para llegar hasta el departamento de la menor.

—Salió muy bien, de hecho. Quiere conocerte pronto. —Yeji se impresionó de que Lia no solo arreglara las cosas con su mamá sino que también le había comunicado sobre su relación, Lia era más valiente de lo que creía. Yeji continuó preparando las cosas para cenar, escuchando con felicidad la forma en que su madre decidió disculparse y aceptar que ella quería su privacidad.

—¿Y Ryujin? —De pronto Lia recordó que llevaba por lo menos treinta minutos en el lugar y todavía no había tenido que recibir los comentarios poco cariñosos de la mejor amiga de su novia. 

—Salió con una amiga, dijo que no volvía hasta mañana así que seremos las dos nada más. —Yeji terminó de decir eso con un guiño que asustó a su novia, a veces podía ser muy coqueta y definitivamente Lia no estaba preparada para todo eso. 

—¿No crees que ella y Chaeryeong se están llevando muy bien? —Yeji rió, hace poco había llegado la comida que habían pedido por lo tanto tenían tiempo suficiente para conversar. Yeji asintió, no era la única que notaba el extraño acercamiento de sus respectivas amigas.

—Por un lado es mejor, así nos dejan en paz. —Yeji lo dejó salir de su boca con tanta comodidad que encontró a Lia algo desprevenida, no lo había pensado así. No sabía si Chaeryeong estaba conociendo a Ryujin para obtener atención o si realmente le caía bien y gustaba pasar tiempo con ella.

—Chaeryeong no tiene muchos amigos así que me alegro que tenga a alguien nuevo en su vida. —Las dos chicas ya habían comenzado a cenar, compartiendo conversaciones tranquilas sobre la ropa que estaban creando y sobre temas triviales. 

Luego de comer, Yeji le propuso ir a la cama y ver una película. Era divertido verlas en sus pijamas, Yeji usaba una polera extra grande mientras que Lia usaba un conjunto de algodón que Yeji podría describir como de niña fresa. Sus estilos a veces eran bastante diferentes pero eso las hacía ver incluso más adorables juntas. 

Estar en los brazos de Yeji mientras compartían la cama y veían una película liviana era lo que Jisu definía como una noche perfecta. Su antigua pareja había sido muy bueno con ella, pero el sentido de seguridad que tenía con la mujer a su lado era diferente, se sentía único. Los dedos de Yeji continuaban acariciando la piel de sus brazos, Lia tenía todos los sentidos activados ante los pequeños detalles de su novia, sin importarle realmente la película que estaban viendo. 

No soportando más el rápido latir de su corazón, decidió acercarse un poco más a su novia y depositar un pequeño beso en su mejilla. Al no tener respuesta ya que Yeji estaba muy interesada en la película decidió dejar varios besos en su mejilla haciendo que finalmente Yeji volteara la mirada y viera a Jisu con una risa divertida.

—¿Qué pasa? —Preguntó Yeji, con voz baja y suave. Lia le vio con ojitos de cachorro y las mejillas enrojecidas, con un poco de fuerza interior decidió levantarse un poco y sentarse sobre Yeji. La reacción inmediata de la menor fue pausar la película y corresponder al beso que ahora iniciaba su novia. Las cosas comenzaron a tomar otra velocidad a medida en que los besos que compartían se volvieron más intensos.

Esa noche Yeji y Jisu dieron un paso adelante en su relación, uno que ambas deseaban dar y que definitivamente agrandaba la conexión que existía entre ellas. 

—Lia, Lia. —La voz de su novia la traía de vuelta a la realidad, se quejó un poco moviéndose de la cama para luego sentarse y cubrir su cuerpo desnudo con las sábanas. Su novia estaba en el umbral de la puerta de la habitación, el aroma a panqueques y café inundaba el lugar. 

—Ven, tienes que ver esto ahora. —Lia se puso la camiseta de Yeji entre movimientos torpes y finalmente se levantó para entrar al comedor que tenía las noticias locales. 

Pasó sus manos por sus ojos, intentando limpiarlos del sueño y poder leer de nuevo el título. —No puede ser. —Su voz salió en forma de suspiro, sin decir más corrió de vuelta a la habitación para ponerse torpemente las prendas que había utilizado la noche anterior.

—Amor, pero ¿no vas a desayunar? —La voz de Yeji fue calma pese al furor que tenía su novia para salir de ahí. —

—Tengo que irme, te llamo luego. —Yeji asintió, asustada también por lo que había visto en las noticias, sabía que pronto tendría que salir de ahí igualmente. Su mirada volvió al televisor, no creyendo todavía la imagen del taller de FOORY consumido por las llamas. 

 

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