cap 9

Taeny

Manos cálidas subieron mi blusa de tirantes mientras el sol salía. Luego vinieron besos calientes en la parte baja de mi espalda, que enviaron escalofríos a lo largo de mi espina dorsal. Inmediatamente, se me puso la piel de gallina, a pesar de la verdaderamente horrible hora del día.

 

 

—tae, nena, date vuelta —susurró tiffany en mi oído.

 

 

— ¿Qué hora es?

 

 

Todos habíamos ido al estudio de grabación después de la cena para una “mirada rápida”. A media noche, Pam se había marchado, diciendo que Tyler podía llamarla cuando hubieran terminado. Nadie anticipaba que terminarían pronto, ya que habían abierto una botella de Bourbon. Yo me había recostado en el gran sofá de abajo mientras tiffany y Tyler perdían el tiempo, moviéndose entre el cuarto de control y el estudio.

 

 

Quería estar cerca de tiffany, para escucharla tocar la guitarra y cantar fragmentos de canciones. Tenía una voz hermosa. Lo que podía hacer con seis cuerdas en sus manos me sorprendía. Sus ojos sólo se concentraban en un punto lejano y se perdía. Era como si nada más existiera. A veces, realmente me sentía un poco sola acostada allí, sólo viéndola. Luego la canción terminaba y ella sacudía su cabeza, estiraba sus dedos, y regresaba a la tierra. Su mirada me encontraría y sonreiría. Estaba de regreso.

 

 

En algún momento me había dormido. No tenía idea de cómo había llegado a la cama. Tiffany debió haberme llevado. De una cosa estaba segura: podía oler el alcohol en su aliento.

 

 

—Son casi las cinco de la mañana —dijo—. Date la vuelta.

 

 

—Estoy cansada —murmuré, sin moverme de donde estaba.

 

 

El colchón se movió mientras se colocaba a horcajadas sobre mis caderas y colocaba los brazos a cada lado de mi cabeza, doblándose sobre mí, cubriéndome.

 

 

— ¿Adivina qué? —preguntó.

 

 

— ¿Qué?

 

 

Removió gentilmente el cabello de mi frente. Luego lamió mi oreja. Me retorcí, cosquillosa.

 

 

—Escribí dos canciones —dijo, arrastrando las palabras y un poco suave al final.

 

 

—Umm. —Sonreí sin abrir los ojos. Esperando que tomara eso como una señal de apoyo. No podía hacer nada más cuando tenía menos de cuatro horas de sueño. Simplemente no funcionaba de esa forma—. Eso es genial.

 

 

—No, no lo entiendes, no había escrito nada desde hace como dos años. Esto es muy bueno. —Acarició mi cuello con su nariz—. Y son sobre ti.

 

 

— ¿Tus canciones? —pregunté, pasmada. Y todavía aturdida—. ¿De verdad?

 

 

—Sí, yo sólo…—Inhaló profundamente y mordisqueó mi hombro, haciendo que mis ojos se abrieran de golpe.

 

 

— ¡Oye!

 

 

Se inclinó así podía ver su rostro, con su cabello rubio colgando. —Aquí estás. Así que, pensé en ti y de pronto, tenía algo que decir. No había tenido nada que quisiera decir en un largo tiempo. No servía para nada. Todo era siempre lo mismo. Pero tú cambiaste las cosas. Me arreglaste.

 

 

—tiffany, me alegro de que tengas la inspiración de vuelta, pero eres increíblemente talentosa. Nunca perdiste tu toque. Quizás sólo necesitabas algún tiempo de descanso.

 

 

—No. —Desde arriba, me frunció el ceño—. Voltéate. No puedo hablar contigo de esta manera. —Titubeé y palmeó mi trasero. La nalga no tatuada, para su suerte—. Vamos, cariño.

 

 

—Cuidado con las mordidas y los azotes, cariño.

 

 

—Entonces muévete de una vez —gimió.

 

 

—Está bien. Está bien.

 

 

Se bajó de encima de mí, hacia el otro lado del monumental colchón y me senté, subiendo las rodillas hasta mí pecho. Tiffany estaba sin camisa, mirándome fijamente con sólo el sujetador y pantalón puestos. ¿Cómo diablos se las arreglaba para estar siempre sin camisa? La vista de sus pechos desnudos me hacía babear. Y la de sus jeans aún más. Nadie lucía los jeans como tiffany. Y haber vislumbrado un poquito de ella sin ropa hacia que las cosas fueran peor. Mi imaginación se fue a un nivel ual frenético. No tenía idea de dónde habían venido las imágenes que llenaban mi cabeza, que eran sorpresivamente crudas y detalladas. Y estaba segura de que no era lo suficientemente flexible para lograr algunas de ellas.

 

 

Todo el aire dejó la habitación. La verdad era que la deseaba tanto. Todo de ella. Lo bueno, lo malo y los intermedios entre ellos. La deseaba más de lo que antes había deseado cualquier cosa en mi vida.

 

 

Pero no cuando había estado bebiendo. Ya habíamos pasado por eso, cometido ese error. No estaba muy segura de qué era lo que pasaba entre nosotras, pero no quería arruinarlo.

 

 

Por lo tanto, nada de o. Era una lástima.

 

 

Tenía que dejar de mirarla, por lo que respiré profundamente y me dediqué a estudiar mis rodillas; mis rodillas desnudas. Me había ido a dormir usando jeans, y ahora sólo llevaba las bragas y mi blusa de tirantes. Mi sujetador había desaparecido misteriosamente también. — ¿Qué sucedió con el resto de mi ropa?

 

 

—Se fueron —dijo, con su rostro serio.

 

 

— ¿Tú me la quitaste?

 

 

Se encogió de hombros. —No te habrías sentido cómoda durmiendo con ella.

 

 

— ¿Cómo rayos te las arreglaste para quitarme el sujetador sin despertarme?

 

 

Me dio una sonrisa socarrona. —No hice nada más, lo juro. Sólo… lo removí por razones de seguridad. Los arcos para las copas son peligrosos.

 

 

—Claaaaro.

 

 

—Ni siquiera miré.

 

 

Estreché los ojos hacia tiffany.

 

 

—Bien, es mentira —admitió, encogiéndose de hombros—. Tenía que mirar. Pero aún estamos casadas, así que mirar está bien.

 

 

— ¿En serio? —Era casi imposible enojarse con ella cuando me miraba de esa manera. Mis partes de chica tonta estaban mareadas.

 

 

— ¿Qué estás haciendo tan al borde de la cama? Eso no va a funcionar —dijo, totalmente inconsciente de mis despiertas y peligrosas hormonas.

 

 

Más rápido de lo que hubiera creído posible, debido a la cantidad de alcohol en su aliento, tomó mis pies y me arrastró a lo largo de la cama, mi espalda golpeó el colchón y mi cabeza rebotó contra la almohada. Tiffany se tendió sobre mí antes de que pudiera intentar otra maniobra de evasión. Su peso me presionó contra el colchón de la mejor manera posible. Decir no, bajo esas condiciones, no era sencillo.

 

 

—No creo que deberíamos hacer el amor en este momento —solté.

 

 

El lado de su boca se curveó. —Tranquila. No hay forma de que pueda hacerte mía ahora mismo.

 

 

— ¿No? —Diablos, realmente gimoteé. Mi patetismo no conocía fin.

 

 

—No. Cuando lo hagamos por primera vez ambas estaremos completamente sobrias. Confía en mí. No voy a despertarme en la mañana contigo de nuevo vuelta loca porque no recuerdas, porque has cambiado de opinión o algo por el estilo. Estoy cansada de ser la idiota aquí.

 

 

—Nunca pensé que fueras una idiota, tiffany. —O al menos, no exactamente. Una gilipollas a lo mejor, y definitivamente una ladrona de sujetadores, pero no una idiota.

 

 

— ¿No?

 

 

—No.

 

 

— ¿Ni siquiera en Las Vegas cuando empecé a maldecirte y a azotar puertas? —Sus dedos se deslizaron a través de mi cabello, frotándolo con dulzura y cuidado. Era imposible no presionarme contra su mano como una gatita feliz. Tenía manos mágicas. Incluso hacia las mañanas tolerables. Aunque las cinco de la madrugada eran demasiado.

 

 

—Esa no fue una buena mañana para ninguna de las dos —dije.

 

 

— ¿Y qué acerca de Los Ángeles con esa chica colgando de mí?

 

 

— ¿Planeaste eso?

 

 

Cerró un ojo y me miró. —A lo mejor necesitaba alguna defensa en tu contra.

 

 

No sabía que decir. Al principio. —No es mi problema a quién tienes colgando de ti.

 

 

Su sonrisa era una de inmensa autosatisfacción. —Estabas celosa.

 

 

— ¿Es necesario que hagamos esto ahora? —Empujé su cuerpo sin ningún resultado—. ¿tiffany?

 

 

—No puedes admitirlo, ¿verdad?

 

 

No respondí.

 

 

—Oye, no podría haberla tocado. No contigo ahí.

 

 

— ¿No lo hiciste? —Me calmé bastante ante esa afirmación. Las palpitaciones de mi corazón cedieron—. Me preguntaba qué había pasado. Regresaste demasiado rápido.

 

 

Gruñó y se acercó. —Verte con Sam…

 

 

—No sucedía nada. Lo juro.

 

 

—No, lo sé. Lo siento por eso. Estaba fuera de control.

 

 

Mis empujones se volvieron caricias. Qué divertido. Mis manos se deslizaron sobre sus hombros y alrededor de su cuello para jugar con su cabello. Sólo quería sentir el calor de su piel y mantenerla cerca. Me causó una avalancha emocional, haciéndome pasar de necesitada de sueño a cariñosa en menos de ocho segundos. —Es genial que hayas escrito algunas canciones.

 

 

—Mmm. ¿Qué me dices de cuando te dejé con Adrián y los abogados? ¿Estabas enojada conmigo en ese momento?

 

 

Resoplé. —Bien. Debo admitir que estaba un poco enojada por eso.

 

 

Movió la cabeza lentamente, sus ojos siempre fijos en mí. —Cuando regresé y me dijeron lo que había pasado, que te habías largado con Ryder, no pude más. Destrocé mi guitarra favorita, la usé para desmontar las cosas de Ryder. Aún no puedo creer que hiciera eso. Estaba tan enojada, celosa y rabiosa conmigo misma.

 

 

Podía sentir mi rostro arrugarse con incredulidad. — ¿Lo hiciste?

 

 

—Sí. —Sus ojos estaban completamente abiertos—. Lo hice.

 

 

— ¿Por qué me estás diciendo esto ahora, tiffany?

 

 

—No quiero que lo sepas por otra persona. —Tragó, haciendo que la línea de su garganta se moviera—. Escucha, no soy así, taeyeon. No volverá a suceder, lo prometo. No estoy acostumbrada a esto. Tú me afectas. Toda esta situación lo hace. No lo sé, estoy confundida. ¿Lo entiendes?

 

 

Mañana, podría no recordar nada de esto. Pero en este momento, lucía demasiado sincera. Mi corazón dolió por ella. Miré a sus ojos inyectados de sangre y sonreí. —Eso creo. No volverá a suceder nunca más.

 

 

—No. Lo juro. —El alivio en su voz era palpable—. ¿Estamos bien?

 

 

—Sí. ¿Tocarás las canciones para mi más tarde? —pregunté—. Me encantaría escucharlas.

 

 

—No están terminadas aún. Cuando lo estén, lo haré. Las quiero perfectas para ti.

 

 

—Está bien —dije. Había escrito canciones para mí. Era increíble, al menos que estas fueran del tipo insultante, en cuyo caso tendríamos que hablar—. No son acerca de lo mucho que te molesto en ocasiones, ¿verdad?

 

 

Osciló las manos en el aire. —Un poco. Pero en el buen sentido.

 

 

— ¿Qué? —me quejé.

 

 

—Confía en mí.

 

 

— ¿De verdad escribiste lo idiota que soy en estas canciones?

 

 

—No con esas palabras exactamente, no. —Se rio, su buen humor de regreso—. No quieres que mienta y diga que todo es siempre unicornios y arcoíris, ¿verdad?

 

 

—A lo mejor sí. Las personas van a saber que son acerca de mí. Tengo una reputación de constante encanto que proteger.

 

 

Gimió. —Santana, mírame.

 

 

Lo hice.

 

 

—Eres un constante encanto. Y no creo que alguien pueda alguna vez dudarlo.

 

 

—Eres terriblemente linda cuando mientes.

 

 

— ¿Lo soy ahora? Son canciones de amor, cariño. El amor no siempre es suave y sencillo. Puede ser desastroso y doloroso —dijo—. Pero no significa que deje de ser la cosa más increíble que te pueda pasar. No quiere decir que no esté loca de amor por ti.

 

 

— ¿Lo estás? —pregunté, emocionada.

 

 

—Por supuesto que lo estoy.

 

 

—Estoy loca por ti también. Eres hermosa por dentro y por fuera, tiffany Hwang.

 

 

Juntó su frente con la mía, cerrando los ojos por un momento. —Eres tan dulce. Pero, ¿sabes? Me gusta que seas dura también. Como fuiste en Las Vegas con mis amigas autoritarias. Me gustó que te impusieras, revelándote por esa chica camarera. Incluso me gusta un poco cuando me haces molestar. Aunque no todo el tiempo. Dios. Estoy hecha un lío de nuevo…

 

 

—Está bien —susurré—. Me gustas hecha un lío.

 

 

— ¿Entonces no estás enojada conmigo por haber perdido la calma?

 

 

—No, tiffany. No estoy enojada contigo.

 

 

Sin decir otra palabra, se bajó de mí y se acostó a mi lado. Me tomó entre sus brazos, colocando uno debajo y el otro por encima de mi cadera. — ¿tae?

 

 

— ¿Umm?

 

 

—Quítate la camisa. Quiero estar piel contra piel —dijo—. ¿Por favor? Nada más, lo prometo.

 

 

—Está bien. —Me senté y me saqué la camisa por la cabeza, luego me acurruqué de nuevo contra ella. Estar sin camisa era bastante bueno. Me metió debajo de su barbilla y la sensación de su cálido pecho era perfecta, emocionante y calmante a la misma vez. Cada centímetro de mi piel parecía despierto con la sensación. Pero estar así con tiffany suavizó la tormenta salvaje en mi interior o algo. Nunca me preocupé por mi vientre, mis caderas, ni nada de esos detalles.

 

 

No me importaba la persistente presencia del olor a alcohol en su piel, sólo quería estar cerca de mi esposa.

 

 

—Me gusta dormir contigo —dijo, con su voz acariciando mi espalda—. No creí que sería capaz de compartir una cama con alguien más, pero contigo se siente bien.

 

 

— ¿Nunca has dormido con nadie antes?

 

 

—No en un largo tiempo, necesitaba mi espacio. —Sus dedos jugaban con la liga de mis pantaloncillos, haciéndome retorcer.

 

 

—Oh.

 

 

—Estar contigo es una tortura, pero una buena tortura.

 

 

Todo fue silencio por unos minutos y pensé que se había quedado dormida. Pero no lo había hecho. —Háblame, me gusta oír tu voz.

 

 

—Está bien. Pasé un buen rato con Pam, es adorable.

 

 

—Sí, lo es. —Sus dedos recorrieron mi espina dorsal de arriba abajo—. Son buenas personas.

 

 

—Fue muy amable de su parte traernos la cena. —No sabía que decir. No estaba lista para confesar que había estado pensando acerca de lo que había dicho sobre mí convirtiéndome en arquitecto. Que había comenzado a cuestionar el descabellado plan. Decir que me daba miedo meterme en eso y de alguna manera arruinar las cosas entre nosotras no sonaba inteligente tampoco. A lo mejor el destino estaría escuchando y me jodería en el primer intento que tuviera. Dios, esperaba que no. Por lo que en vez de eso, elegí un tema trivial—. Me encanta cómo se puede escuchar el océano desde aquí.

 

 

—Mmm —tarareó en concordancia—. Mi amor, no quiero firmar esos papeles de divorcio el lunes.

 

 

Permanecí en un perfecto silencio, con mi corazón palpitando. — ¿No quieres?

 

 

—No. —Su mano se deslizó hacia arriba acariciando debajo de mi pecho, trazando la línea de mi caja torácica. Tenía que recordarme respirar. Pero no parecía ni siquiera estar consciente de lo que hacía, como si sólo estuviera haciendo garabatos sobre mi piel como lo haría sobre un papel. Sus brazos de apretaron a mí alrededor—. No hay razón por la que no pueda esperar. Podemos pasar un tiempo juntas, y ver cómo van las cosas.

 

 

La esperanza corrió a través de mí, caliente y emocionante. — ¿tiffany, estás hablando en serio acerca de esto?

 

 

—Sí, lo estoy. —Suspiró—. Sé que he estado bebiendo. Pero he estado pensando sobre esto. Yo no quiero que estés lejos de mí, ni siquiera me gustó tenerte fuera de vista las últimas horas, pero lucías como si necesitaras dormir. No quiero que firmemos esos papeles.

 

 

Apreté mis ojos con fuerza e hice una oración silenciosa. —Entonces no lo hagamos.

 

 

— ¿Estás segura?

 

 

—Sí.

 

 

Me apretó fuertemente contra ella. —Está bien. Está bien, eso es bueno.

 

 

—Estaremos bien. —Suspiré felizmente. El alivio me hizo débil. Si no hubiera estado acostada, hubiera aterrizado en el suelo.

 

 

De pronto, olisqueó sus hombros y sus axilas—. Rayos, apesto a bourbon. Iré a tomar una ducha. —Me dio un beso rápido y salió de la cama—. Patéame fuera de la cama la próxima vez que trate de acostarme oliendo así. No me dejes abrazarme contigo.

 

 

Amaba que estuviera hablando de nosotras estando juntas como si fuera una cosa de todos los días. La amaba, ni siquiera me importaba que tan difícil empezó lo nuestro….. Lo único que sabía era que la amaba.

 

 

Era amor verdadero.

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
Nathan59 #1
Holaa cerraste tu cuenta de Wattpad ? :(