cap 11

Taeny

Pasamos la tarde de regreso en el estudio de grabación con Tyler y Ryder. Cuando tiffany no tocaba, me atraía a su regazo. Cuando se concentraba en la guitarra, escuchaba con admiración su talento. No cantó, así que me quedé en la oscuridad sobre la letra. Pero la música era hermosa en bruto, rock 'n' roll de algún modo. Ryder pareció complacido con el nuevo material, sacudiendo la cabeza al ritmo de la música durante todo el rato.

 

 

Tyler sonrió de alegría detrás de la espléndida dirección de botones y diales. —Toca ese “” otra vez, tiff. —Mi esposa asintió y movió los dedos sobre la guitarra, haciendo magia.

 

 

Pam había estado ocupada mientras nosotros estuvimos arriba, comenzando a desempacar la colección de cajas. Cuando dijo que tenía intención de regresar al trabajo, fui con ella. Invitada o no, no era justo que tuviera que lidiar con las tareas ella sola. Además, satisfizo mi necesidad interna de organización. Me colé en la planta baja de vez en cuando a medida que pasaban las horas, robando besos, antes de regresar para ayudar a Pam de nuevo. Tiffany y compañía quedaron inmersos en la música. Se acercaron buscando comida o bebida, pero regresaban de inmediato al estudio.

 

 

—Esto es lo que se siente cuando están grabando. Pierden la noción del tiempo, quedan atrapados en la música. ¡No creerías el número de cenas que Tyler se ha perdido porque simplemente lo olvidó! —dijo Pam, con las manos ocupadas desempacando la última caja.

 

 

—Es su trabajo, pero también es su primer amor —continuó, desempolvando un cuenco de estilo asiático—. ¿Sabes que una antigua novia siempre está dando vueltas por aquí, llamándole borracha a todas horas y pidiéndole poder venir?

 

 

Me eché a reír. — ¿Cómo lidias con no ser la número uno?

 

 

—Tienes que encontrar un equilibrio. La música es una parte de los músicos que tienes que aceptar, cariño. Luchar contra ello no va a funcionar. ¿Alguna vez has sido realmente una apasionada de algo?

 

 

—No —contesté con toda sinceridad, echando un vistazo a otro instrumento de cuerda del que nunca vi algo parecido. Tenía talla intrincada rodeando la boca de la guitarra—. Disfruto de la universidad. Me encanta ser una barista, es un gran trabajo. Me gusta mucho la gente. Pero no puedo servir café durante el resto de mi vida. —Me detuve e hice una mueca—. Dios, esas son palabras de mi padre. Olvida que dije eso.

 

 

—Puedes totalmente servir café para el resto de su vida, si así lo deseas —dijo—. Pero a veces toma tiempo encontrar lo tuyo. No hay prisa. Yo era fotógrafa nacida y criada.

 

 

—Eso es genial.

 

 

Pam sonrió, su mirada volviéndose lejana. —Así es como Tyler y yo nos conocimos. Me fui de gira durante un par de días con la banda en la que él tocaba en ese momento. Terminé dando vueltas por Europa con ellos. Nos casamos en Venecia al final de la gira y hemos estado juntos desde entonces.

 

 

—Es una historia maravillosa.

 

 

—Sí —suspiró Pam—. Fue un momento maravilloso.

 

 

— ¿Estudiaste fotografía?

 

 

—No, mi padre me enseñó. Trabajó para National Geographic. Puso una cámara en mi mano a los seis años y me negué a devolvérsela. Al día siguiente me trajo una vieja de segunda mano. La llevaba donde quiera que fuera. Todo lo que veía era a través de su lente. Bueno, ya sabes lo que quiero decir... el mundo tenía sentido cuando lo miraba de esa manera. Mejor que eso, lo hizo todo bello, especial. —Sacó un par de libros de una caja, añadiéndolos a los estantes empotrados en una pared. Ya habíamos conseguido llenar la mitad de ellos con varios libros y recuerdos.

 

 

—Sabes, tiffany ha salido con muchas mujeres en los últimos años. Pero es diferente contigo. No sé... la forma en que te mira, creo que es adorable. Es la primera vez que ha traído a alguien aquí en seis años.

 

 

— ¿Por qué el lugar estuvo vacío tanto tiempo?

 

 

La sonrisa de Pam se desvaneció y evitó mis ojos. —Ella quería que fuera su lugar para volver a casa, pero luego las cosas cambiaron. La banda acababa de pegar a lo grande. Supongo que las cosas se complicaron. Ella podría explicártelo mejor.

 

 

—Cierto —dije, intrigada.

 

 

Pam se sentó con las piernas flexionadas, mirando alrededor de la habitación. —Escucha las tonterías que digo. Hemos estado en esto durante todo el día. Creo que nos merecemos un descanso.

 

 

—Apoyo la moción.

 

 

Teníamos casi la mitad de las cajas abiertas. Los contenidos para los que no podíamos pensar en un lugar inmediato para llevarlos se alineaban en una pared. Un grande y lujoso sillón negro había sido entregado. Se ajustaba a la casa y a su dueña perfectamente. Con varias alfombras, cuadros e instrumentos esparcidos por el lugar casi empezaba a parecerse a una casa. Me preguntaba si tiffany lo aprobaría. Fácilmente, podría imaginarnos pasando el tiempo aquí cuando yo no fuera a clases. O tal vez los feriados nos iríamos de vacaciones. Nuestro futuro era hermoso, deslumbrante, lleno de promesas.

 

 

Sin embargo, en el aquí y ahora, todavía no había contactado a jessica. Un hecho que me causó un gran sentimiento de culpa. Explicar esta situación no me parecía una buena idea y tampoco confesar mis sentimientos que crecían rápidamente por tiffany.

 

 

—Anda, vamos a comer algo en el camino. El bar hace las mejores costillas que he probado jamás. Tyler se vuelve loco por ellas —dijo Pam.

 

 

—Esa es una idea brillante. Voy a hacerle saber que vamos. ¿Necesito cambiarme? ― Tenía puestos unos jeans negros, una camiseta sin mangas y un par de converse. Los únicos zapatos que fui capaz de encontrar entre las compras de Hanna que no contaban con tacones de más de diez centímetros. Por una vez, lucía casi relacionada al rock 'n' roll. Pam llevaba vaqueros y una camisa blanca, un pesado collar turquesa alrededor de su garganta. En teoría, se veía casual, pero Pam era una mujer muy atractiva.

 

 

—Luces bien —dijo—. No te preocupes. Es muy tranquilo.

 

 

—Está bien.

 

 

El sonido de la música todavía se desplazaba desde el piso de abajo. Cuando bajé allí la puerta se encontraba cerrada y la luz roja brillando. Podía ver a Tyler con los auriculares puestos, ocupado en la consola. Olvidé cargar el teléfono con toda la reciente excitación. Pero no tenía el número de teléfono de tiffany, así que no podría haberle enviado mensajes de texto de todos modos. No quería interrumpir. Al final, dejé una nota en el banco de la cocina. No nos iríamos por mucho tiempo. Tiffany probablemente ni siquiera se daría cuenta.

 

 

El bar era un paraíso de madera tradicional con una gran máquina de discos y tres mesas de billar. El personal saludó a Pam mientras entrábamos. Nadie siquiera parpadeó hacia mí, lo cual fue un alivio. El lugar estaba lleno. Se sentía bien estar de vuelta entre las personas, sólo parte de la multitud. Pam llamó con antelación, pero el pedido aún no estaba listo. Al parecer, la cocina estaba tan ocupada como el bar. Agarramos un par de bebidas y nos sentamos a esperar. Era un lugar muy agradable, muy relajado. Se oía muchas risas y la música country resonaba desde el tocadiscos. Mis dedos golpeando suavemente todo el rato.

 

 

—Vamos a bailar —dijo Pam, me agarró la mano y me sacó de un tirón de la silla. Ella bailaba y se balanceaba mientras la seguía hacia la pista de baile llena de gente.

 

 

Se sintió bien soltarse. Sugarland se convirtió en Miranda Lambert y levanté los brazos, moviéndome al ritmo de la música. Una tipa vino detrás de mí y me agarró las caderas, pero retrocedió un paso cuando sacudí la cabeza con una sonrisa. Me la devolvió y se mantuvo bailando, sin alejarse. Un hombre hizo girar a Pam y gritó de alegría, permitiéndole abrazarla débilmente. Parecían conocerse.

 

 

Cuando el chico a mi lado se acercó un poco más, no me opuse. Mantuvo las manos para sí mismo y era lo suficientemente amable. No conocía la siguiente canción, pero poseía un buen ritmo y seguimos moviéndonos. Mi piel se humedeció con sudor, mi cabello pegándose a mi cara. Entonces Dierks Bentley sonó. Tuve un terrible enamoramiento por él desde los doce años, aunque todo se trataba de su hermoso pelo rubio y no tenía nada que ver con su música. Mi amor por él era algo vergonzoso.

 

 

El tipo Uno se alejó y una pelirroja tomó su lugar, deslizando un brazo alrededor de mi cintura y tratando de presionarme contra ella. Planté las manos en su pecho y la empujé hacia atrás, dándole la misma sonrisa y el movimiento de cabeza que funcionó en el último chico que me había invitado a bailar. Podría haber sido de mi estatura, a pesar del enorme sombrero, pero era fornida y apestaba a cigarrillo.

 

 

—No —dije, tratando de empujarla lejos de mí—. Lo siento.

 

 

—No lo sientas, cariño —me gritó al oído, golpeándome en la frente con el ala de su sombrero—. Baila conmigo.

 

 

—Suéltame.

 

 

Sonrió y me dio una palmada con fuerza en las nalgas. La idiota comenzó a frotarse contra mí.

 

 

— ¡Oye! —Empujé contra ella, sin conseguir nada—. ¡Suéltame!

 

 

—Cariño. —La ertida se inclinó para besarme, pegándome en la nariz con el ala de su sombrero de nuevo. Dolía. Además, la odiaba. Si tan sólo pudiera realizar alguna maniobra de lucha sería capaz de igualar el campo de juego. O dejarla retorciéndose en el suelo, llorando por su mami. Un resultado con el que me sentía bien.

 

 

Metí mi pie entre los dos de ella, cada vez más cerca de mi objetivo. Más cerca...

 

 

—Suéltala. —tiffany milagrosamente apareció entre la multitud al lado de nosotras, un músculo saltando en su mandíbula. Oh, mierda. Parecía dispuesta a matar.

 

 

—Espera tu turno —gritó la pelirroja, empujando su pelvis contra mí. Dios, era repugnante. Podría vomitar. No sería menos de lo que merecía.

 

 

Tiffany gruñó. Entonces agarró el sombrero de la chica y la envió volando entre la multitud. Los ojos de la pelirroja se volvieron redondos como platos y sus manos se alejaron de mí.

 

 

Salté hacia atrás, por fin libre. —tiffany…

 

 

Me miró y en ese momento, la pelirroja se balanceó. Su puño golpeó la mandíbula de tiffany. La cabeza de tiffany voló hacia atrás y se tropezó. La pelirroja se lanzó hacia ella. Aterrizaron duro, tendidas en la pista de baile. Los puños volaban. Patadas. Apenas podía ver quién hacía qué. La gente formó un círculo al alrededor de ellas, observando. Nadie hizo nada para detenerlas. La sangre brotó, rociando el suelo. El par rodó y se empujó, y tiffany quedó encima. Entonces igual de rápido, cayó a un lado. Mi pulso latía detrás de las orejas. La violencia era sorprendente. Choi solía meterse en peleas con regularidad después de la escuela. Lo odiaba. La sangre y la suciedad, la furia sin sentido.

 

 

Pero no podía quedarme allí, sin hacer nada. No lo haría.

 

 

Una mano fuerte me agarró del brazo, deteniendo mi impulso hacia adelante.

 

 

—No —dijo Ryder.

 

 

Después, él y un par de personas intervinieron. El alivio se apoderó de mí. Ryder y Tyler sacaron a tiffany de debajo de la pelirroja. Otros contenían a la imbécil con la cara ensangrentada que gritaba sin cesar sobre su sombrero. Maldita idiota.

 

 

Empujaron a tiffany fuera del bar, arrastrándola hacia atrás. A través de las puertas delanteras y bajando las escaleras se marcharon, mientras seguía pateando, tratando de volver adentro. Y siguió luchando hasta que la arrojaron contra el gran Jeep negro de Ryder.

 

 

— ¡Ya basta! —Le gritó Ryder en la cara—. Se acabó.

 

 

Tiffany se desplomó contra el vehículo. La sangre fluía de un orificio nasal. Su pelo castaño colgaba en su rostro. Incluso en la penumbra se veía hinchado, deforme. Ni la mitad de malo como la pelirroja, pero aun así mal.

 

 

— ¿Estás bien? —Me acerqué para comprobar la magnitud de sus heridas.

 

 

—Estoy bien —dijo, los hombros aún agitados mientras miraba al suelo—. Vamos.

 

 

Moviéndose en cámara lenta, giró y abrió la puerta del lado del pasajero, subiendo adentro. Con un murmurado adiós, Pam y Tyler se dirigieron a su propio coche. Un par de personas permanecían de pie en las escaleras que conducían al bar, mirando. Una chica sostenía un bate de béisbol como si esperara más problemas.

 

 

—tae. Entra en el coche. —Ryder abrió la puerta del asiento trasero y me indicó entrar—. Vamos. Los policías podrían venir. O peor.

 

 

Peor era la prensa. Sabía eso ahora. Estarían en todos lados en muy poco tiempo.

 

 

Me metí en el coche rápidamente………..

 

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Comments

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Nathan59 #1
Holaa cerraste tu cuenta de Wattpad ? :(