cap 21

Taeny

A mis padres no les agradó.

 

 

Durante la mayor parte de la comida ignoraron la presencia de tiffany. Cada vez que descaradamente la pasaron por encima, abrí la boca para protestar y su pie pisaba el mío por debajo de la mesa. Me dio una pequeña sacudida de cabeza. Me senté enojada, mi ira crecía por momentos. Las cosas pasaron más allá de lo incómodo, aunque jessica hizo todo lo posible para cubrir los silencios.

 

 

Tiffany, por su parte, hizo todo lo posible, usando una y camiseta gris. Jeans y botas negras lisas completaron su vestuario para conocer a mis padres. Considerando que se negó a vestirse formal para un salón de baile lleno de la realeza de Hollywood, estaba impresionada. Incluso arregló su cabello en un estilo que definitivamente me encantó. En la mayoría de las chicas no me hubiera gustado. Tiffany no era como la mayoría. Francamente, parecía toda una diosa impresionante, incluso con los moretones desvaneciéndose debajo de los ojos. Y el modo amable con el que trató el pésimo comportamiento de mis padres sólo reforzó mi confianza en ella. Era mi orgullo que eligiera estar conmigo. Pero volvamos a la conversación de la cena.

 

 

Jessica estaba dando una sinopsis detallada de sus planes de clases para el próximo semestre. Mi padre asintió y la escuchó atentamente, haciendo todas las preguntas apropiadas. Yuri, enamorada de ella, estaba más allá de los sueños más salvajes de mis padres. Ella en realidad ha sido parte de la familia durante mucho tiempo. No podrían estar más encantados. Pero más que eso, parecía hacerlos mirar a su sobrina de forma diferente, notando los cambios en ella. Cuando jessica habló sobre el trabajo de Yul y sus responsabilidades, escucharon.

 

 

Mientras tanto, tiffany estaba sola en el otro lado de la mesa, pero la extrañaba. Había tanto que decir sobre eso que no sabía por dónde empezar. ¿Y todavía no habíamos hablado sobre nosotras? Entonces, ¿cuál era el problema? Tuve la extraña sensación de que algo andaba mal, algo se escapaba de mí. Tiffany se mudó a Los ángeles. Todo estaría bien. Pero no era así. Las clases comenzarán de nuevo muy pronto. La amenaza del plan aún colgaba sobre mi cabeza, porque lo permití.

 

 

— ¿taeyeon? ¿Pasa algo malo? —Papá se sentó en un extremo de la mesa, su rostro fruncido con preocupación.

 

 

—No, papá —dije, mi sonrisa con los dientes apretados. No habían dicho nada de mí por estar saliendo con tiff. Sospeché que fue anotado a la furia de chica con el corazón roto o algo similar.

 

 

Papá frunció el ceño, primero a mí y luego a tiffany. —Mi hija regresará a la escuela la próxima semana.

 

 

—Ah, sí —dijo tiffany—. Ella lo mencionó, Sr. kim.

 

 

Mi padre estudió a tiffany por encima de sus gafas. —Sus estudios son muy importantes.

 

 

Un pánico frío se apoderó de mí mientras el horror se desplegó delante de mis ojos. —Papá. Detente.

 

 

—Sí, señor kim —dijo tiffany—. No tengo ninguna intención de interrumpirlos.

 

 

—Bueno. —Papá juntó las manos delante de él, resuelto a dar una conferencia—. El hecho es que las mujeres cuando creen que están enamoradas tienen una terrible tendencia a no pensar.

 

 

—Papá…

 

 

Mi padre levantó una mano para detenerme. —Desde que era una niña, estaba planeando convertirse en arquitecta.

 

 

—Está bien. No…

 

 

— ¿Y si se va de gira, tiffany? —Preguntó mi padre, continuando a pesar de mi conmoción—. Como inevitablemente lo hará. ¿Espera que abandone todo y sólo la siga?

 

 

—Eso sería decisión de su hija, señor. Pero no planeo hacer nada para hacerla elegir entre la universidad y yo. Lo que sea que quiera hacer, tiene mi apoyo.

 

 

—Quiere ser arquitecta —dijo papá, con un tono absoluto—. Ésta relación ya le ha costado muy caro. Canceló una pasantía importante cuando toda ésta tontería sucedió. La hizo retroceder considerablemente.

 

 

Me eché hacia atrás, levantándome de la silla. —Es suficiente.

 

 

Papá me dio la misma mirada que intentó primero con tiffany, hostil y desagradable. Me miró como si no me reconociera.

 

 

—No permitiré que tires tu futuro por ella. —Tronó.

 

 

— ¿Por tiffany? —Le pregunté, horrorizada ante su tono. La ira fue acumulándose dentro de mí toda la noche, llenándome. No me extraña que apenas hubiera tocado mi cena—. ¿La persona con la que ambos han sido excesivamente groseros durante la última hora? Tiffany es la última persona que esperaría que tire cualquier cosa que me importara.

 

 

—Si se preocupara por ti, se alejaría. Mira el daño que ha hecho. —Una vena sobresalía en una parte de la frente de mi padre mientras se levantaba también. Todo el mundo miraba en un silencio atónito. Se podría decir que viví la mayor parte de mi vida retrocediendo. Pero todas esas cosas no habían sido importantes, no realmente. Esto era diferente.

 

 

—Te equivocas.

 

 

—Estás fuera de control —gruñó mi padre, señalándome con el dedo.

 

 

—No. —Le dije. Entonces me giré y le dije a mi esposa lo que debería haberle dicho hace mucho tiempo—. No, no lo estoy, porque soy la chica más afortunada en el mundo entero por tenerla a ella en mi vida.

 

 

Una sonrisa iluminó los ojos de tiffany. Chupó el labio inferior, tratando de ocultar la felicidad contenida en su rostro de la furia de mis padres.

 

 

—Lo soy —dije, lagrimeando y ni siquiera importándome por una vez.

 

 

Tiffany empujó su silla hacia atrás y se puso de pie, frente a mí en la mesa. La promesa de amor incondicional y apoyo en sus ojos fue toda la respuesta que necesitaba. Y en ese momento perfecto, sabía que todo estaba bien. Estábamos bien. Siempre lo estaríamos si nos manteníamos juntas. No había ni una sola duda en mi interior. En silencio, rodeó la mesa y se puso a mi lado.

 

 

La mirada en la cara de mis padres... guau. Siempre decían que era mejor quitar la curita rápido, a pesar del dolor, terminar con ello de una buena vez. Así que lo hice.

 

 

—No quiero ser arquitecta. —El alivio, diciéndolo finalmente, fue asombroso. Estoy casi segura de que mis rodillas colisionaron. No habría marcha atrás. Tiffany tomó mi mano entre las suyas, y le dio un apretón.

 

 

Mi padre sólo me miró, parpadeando. —No quieres decir eso.

 

 

—Me temo que sí. Era tu sueño, papá. No el mío. Nunca debí haber seguido con esto. Ese fue mi error y lo siento.

 

 

— ¿Qué vas a hacer? —Preguntó mi madre, levantando la voz—. ¿Hacer café?

 

 

—Sí.

 

 

—Eso es ridículo. Todo ese dinero que gastamos… —Los ojos de mamá brillaron con ira.

 

 

—Se los devolveré.

 

 

—Esto es una locura —dijo papá, su rostro palideció—. Esto es por ella.

 

 

—No. Esto es por mí, en realidad. Tiffany me hizo empezar a cuestionarme lo que realmente quería. Me hizo querer ser una mejor persona. Mentir acerca de esto, tratando de encajar en su plan durante tanto tiempo… me equivoqué al hacer eso.

 

 

Mi padre me miró. —Creo que deberías irte ya, taeyeon. Piensa en esto cuidadosamente. Hablaremos de ello más tarde.

 

 

Supuse que lo haría, pero no cambiaría nada. Mi condición de buena chica había tomado una zambullida de verdad.

 

 

—Olvidaste decirle que lo que sea que decida aún la amas. —yuri se puso de pie, sacando la silla de jessica por ella. Se enfrentó a mi padre con su mandíbula apretada—. Será mejor que nos vayamos también.

 

 

—Ella lo sabe. —Con el rostro arruinado en confusión, papá se puso a la cabeza de la mesa.

 

 

Yuri gritó. —No, no lo sabe. ¿Por qué crees que se mantuvo a raya durante tantos años?

 

 

Mamá retorció sus manos.

 

 

—Eso es ridículo. —Farfulló papá.

 

 

—No, Yul tiene razón —Le dije—. Pero supongo que todo el mundo tiene que crecer algún día.

 

 

Los ojos de papá se volvieron aún más fríos. —Ser adulto no se trata de darle la espalda a tus responsabilidades.

 

 

—Seguir tus pasos no es mi responsabilidad —dije, negándome a dar marcha atrás. Los días de mí haciendo eso se habían ido—. No puedo ser tú. Siento haber desperdiciado tantos años y gran parte de tu dinero descubriéndolo.

 

 

—Sólo queremos lo mejor para ti —dijo mamá, con la voz cargada de emoción.

 

 

—Ya lo sé. Pero esa es mi decisión ahora. —Me volví hacia mi y esposa, manteniendo un firme agarre en su mano—. Y mi esposa no va a ninguna parte. Tienen que aceptar eso.

 

 

Yuri caminó alrededor de la mesa, le dio a mamá un beso. —Gracias por la cena.

 

 

—Un día —nos dijo, mirándonos—, cuando ustedes tengan sus propios hijos, entonces van a entender lo difícil que es.

 

 

Sus palabras casi concluyeron las cosas. Mi padre seguía moviendo la cabeza y resoplando. Me sentía culpable por decepcionarlos. Pero no lo suficiente como para volver a mis antiguos caminos. Por fin había llegado a una edad en la que comprendí que mis padres eran gente también. No eran perfectos, ni omnipotentes. Eran tan frágiles como yo. Era mi trabajo juzgar lo que era correcto.

 

 

Recogí mi bolso. Era hora de irse.

 

 

Tiffany asintió a mis padres y me acompañó afuera. Un elegante Lexus hibrido nuevo color plata esperaba en la cuneta. No era un gran SUV como los que Derek y los otros guardaespaldas usaban. Éste venía en un tamaño más fácil de usar. Detrás de nosotras, Yul y jessica se subieron a su auto. Nada más se dijo. Mamá y papá estaban en la puerta abierta de la casa, las siluetas oscuras parecían de cuidado con la luz detrás de ellos. Tiffany abrió la puerta para mí y me metí en el asiento del pasajero.

 

 

—Lo siento por mi padre. ¿Estás molesta? —Le pregunté.

 

 

—No. —Cerró la puerta y caminó hacia el lado del conductor.

 

 

— ¿No? ¿Eso es todo?

 

 

Se encogió de hombros. —Es tu padre. Por supuesto que estará preocupado.

 

 

—Pensé que huirías por las colinas ahora con todo el drama.

 

 

Tiffany encendió el indicador y salió a la calle. — ¿En serio?

 

 

—No. Lo siento, fue algo estúpido lo que dije. —Vi mi viejo barrio, el parque en el que había jugado y el camino que una vez tomé para ir a la escuela—. Así que soy una desertora de la universidad.

 

 

Me dio una mirada curiosa. — ¿Cómo te sientes?

 

 

—Dios, no lo sé. —Sacudí mis manos, frotándolas—. Agitada. Los pies y manos se sienten con un hormigueo. No sé lo que estoy haciendo.

 

 

— ¿Sabes lo que quieres hacer?

 

 

—No. En realidad, no.

 

 

— ¿Pero sabes lo que no quieres hacer?

 

 

—Sí. —Le contesté sin duda.

 

 

—Entonces ahí está tu punto de partida.

 

 

Una luna llena colgaba pesada en el cielo. Las estrellas brillaban. Y acabo de cambiar drásticamente toda mi existencia. Una vez más. —Ahora estás casada oficialmente con una desertora de la universidad que hace café para ganarse la vida. ¿Te molesta?

 

 

Con un suspiro, tiffany encendió el indicador y se detuvo frente a una ordenada fila de casas suburbanas. Tomó una de mis manos, presionándola suavemente entre las suyas. — ¿Si quisiera dejar la banda te molestaría?

 

 

—Por supuesto que no. Esa es tu decisión.

 

 

—Si quisiera regalar todo el dinero, ¿qué dirías?

 

 

Me encogí de hombros. —Tú hiciste el dinero, es tu elección. Supongo que tendrías que venir a vivir conmigo entonces. Y te lo digo ahora, el apartamento que tendríamos con sólo mi sueldo sería pequeño. Minúsculo. Para que lo sepas.

 

 

— ¿Pero todavía me llevarías a vivir contigo?

 

 

—Sin lugar a dudas. —Cubrí una de sus manos con la mía, necesitando pedir prestada un poco de su fuerza justo en ese momento—. Gracias por estar ahí esta noche.

 

 

Pequeñas arrugadas alineadas en sus perfectos ojos azules oscuros. —Ni siquiera dije nada.

 

 

—No tenías que hacerlo.

 

 

—Me llamaste tu esposa. —Asentí, mi corazón atrapado en la garganta—. No te besé en el estudio hoy porque sentí que todavía había demasiado en el aire entre nosotras. No se sentía bien. Pero quiero besarte ahora.

 

 

—Por favor —dije.

 

 

Se inclinó hacia mí y me encontré con ella a mitad de camino. Su boca cubrió la mía, labios cálidos, firmes y familiares. Los únicos que quería o necesitaba. Sus manos acunaron mi rostro, apretándome a ella. El beso fue tan dulce y perfecto. Era una promesa, una que no se rompería ésta vez. Aprendimos de nuestros errores y seguiríamos aprendiendo toda la vida. Eso era el matrimonio.

 

 

Sus dedos se movieron en mi cabello y acaricié mi lengua contra la suya. Su sabor era tan necesario para mí como el aire. La sensación de sus manos sobre mí era la promesa de todo lo que venía. Lo que comenzó como una afirmación se convirtió en más a la velocidad de la luz. El gemido que salió de tiff. Santo infierno. Quería escuchar ese ruido para el resto de mi vida. Mis manos se arrastraron a su camiseta, tratando de acercarla más. Tuvimos un momento serio para compensarnos.

 

 

—Tenemos que parar —susurró.

 

 

— ¿Debemos? —Le pregunté, entre jadeos.

 

 

—Lamentablemente. —Se rio, empujando la punta de mi nariz con la suya—. Pronto, mi chica más afortunada del mundo. Pronto. ¿De verdad dijiste todas esas palabras ahí dentro?

 

 

—Realmente lo hice.

 

 

—Tus padres parecían listos para asesinarnos.

 

 

—Lamento mucho por la forma en que te trataron. —Pasé los dedos por su hermoso cabello castaño.

 

 

—Puedo lidiar con eso.

 

 

—No tendrías que hacerlo. No tienes que hacerlo. No estoy sentada aquí por eso y…

 

 

Calló mi alegato besándome. Por supuesto que funcionó. Su lengua jugó con mis dientes, burlándose de mí. Me desabroché el cinturón de seguridad y me subí en su regazo, necesitando tenerla más cerca. Nadie besaba como tiffany. Sus manos se deslizaron bajo mi top, moldeado las curvas de mis pechos. Los pulgares acariciaron mis pezones. Los pobres estaban tan condenadamente duros que dolían. Hablando de eso, podía sentir los suspiros entrecortados de tiffany. Mantuvimos nuestros labios bloqueados hasta que un coche lleno de niños pasó, tocando la bocina. Al parecer, nuestra sesión de besos era algo visible desde la calle a pesar de las ventanas empañadas. Elegante.

 

 

—Pronto. —Prometió, su respiración agitada contra mi cuello—. Maldición, es bueno tenerte a solas. Eso fue intenso. Pero estoy orgullosa de ti por defenderte tú misma. Lo hiciste bien.

 

 

—Gracias. ¿Crees que entenderemos cuando tengamos hijos, como mamá dijo?

 

 

Me miró, su hermoso rostro y ojos serios tan maravillosamente familiares que podría llorar.

 

 

—Nunca hemos hablado sobre los niños —dijo—. ¿Quieres tener?

 

 

—Algún día. ¿Y tú?

 

 

—Algún día, sí. Después de que hayamos tenido un tiempo solas que valga la pena, unos pocos años.

 

 

—Me parece bien —dije—. ¿Me vas a mostrar ese condominio tuyo?

 

 

—De nosotras. Absolutamente.

 

 

—Creo que vas a tener que sacar las manos de mi top, si estás planeando llevarnos allá.

 

 

—Mmm. Lástima. —Le dio a mis pechos un último apretón antes de sacar las manos de mi ropa—. Y vas a tener que saltar de nuevo en tu asiento.

 

 

—Está bien.

 

 

Sus manos envolvieron mis caderas, ayudándome a subir de nuevo a mi lado del vehículo. Aseguré nuevamente el cinturón de seguridad, mientras que ella tomó una respiración profunda. Con una mueca de dolor se ajustó a sí misma, obviamente, tratando de ponerse más cómoda. —Eres una terrorista.

 

 

— ¿Yo? ¿Qué hice?

 

 

—Sabes lo que hiciste. —Refunfuñó, saliendo de nuevo a la carretera.

 

 

—No sé de qué estás hablando.

 

 

—No finjas que no sabes —dijo, dándome una mirada con los ojos entrecerrados—. Lo hiciste en Las Vegas y luego en san francisco y en Los Ángeles también. Ahora lo estás haciendo en Lima, Ohio. No te puedo llevar a ninguna parte.

 

 

— ¿Estás hablando sobre las sensaciones que te provoco cuando estamos tan cerca de hacer el amor? Porque no soy yo la que controla tus reacciones hacia mí, amiga. Tú lo eres.

 

 

Soltó una carcajada. —Nunca he controlado mis reacciones hacia ti. Ni una sola vez.

 

 

— ¿Por eso te casaste conmigo? ¿Porque estabas indefensa contra mí?

 

 

—Me haces temblar de miedo, puedes estar segura. —La sonrisa que me dio me hizo temblar y el miedo no tenía nada que ver con eso—. Pero me casé contigo, taeyeon, porque tenía sentido para mí. Tenemos sentido. Estamos mucho mejor completamente juntas que separadas. ¿Te das cuenta de eso?

 

 

—Sí, realmente me doy cuenta.

 

 

—Bien. —Sus dedos acariciaron mi mejilla—. Tenemos que llegar a casa. Ahora.

 

 

Estoy bastante segura que rompió varios límites de velocidad en el camino. El condominio estaba sólo a un par de manzanas de café de Rubí. Estaba localizado en un gran edificio de ladrillo marrón viejo con mampostería Art Deco rodeando las puertas dobles de cristal. Tiffany presionó un código y me llevó a un vestíbulo de mármol blanco. Una estatua que parecía ser de madera flotante estaba ubicada en la esquina. Cámaras de seguridad escondidas en las esquinas del techo. Apurándome a atravesarlo, no me dio tiempo de mirar. Prácticamente tenía que correr para mantener su ritmo.

 

 

—Vamos —dijo, tirando de mi mano, arrastrándome dentro del ascensor.

 

 

—Todo esto es muy impresionante.

 

 

Presionó el botón para el último piso. —Espera a ver nuestro lugar. Te estás mudando conmigo ahora, ¿no?

 

 

—Correcto.

 

 

—Ah, tenemos algunos visitantes en este momento, por cierto. Sólo mientras grabamos el álbum y eso. Unas pocas semanas más, probablemente. —Las puertas del ascensor se deslizaron al abrir y caminamos en el pasillo.

 

 

Tiffany tomó mi bolso. Luego se inclinó y colocó su hombro en mi estómago, levantándome—. Aquí estamos.

 

 

—Oye —chillé.

 

 

—Te tengo. Es hora de dejar que te lleve en mis brazos sobre el umbral otra vez.

 

 

—tiffany, estoy usando una falda. —Me llegaba cerca de las rodillas, pero aun así. Preferiría no mostrar mis partes íntimas a sus invitados y miembros de la banda si podía evitarlo.

 

 

—Lo sé. ¿Todavía no te he agradecido por eso? Realmente agradezco tener ese fácil acceso. —Sus botas negras pisaban fuerte a lo largo del suelo de mármol. Tomé la oportunidad de tantear su trasero porque lo tenía permitido. Mi vida era endemoniadamente fantástica así.

 

 

—No estás usando nada de ropa interior. —Le informé.

 

 

— ¿En serio?

 

 

Sentí una mano en mi trasero. Encima de mi ropa, afortunadamente.

 

 

—Tú sí estás—dijo, en voz baja e irritada de la mejor manera posible—. ¿Qué estas usando, nena? Cacheteros por la sensación.

 

 

—No creo que hayas visto estos.

 

 

—Yeah, bueno, vamos a cambiar eso muy pronto. Confía en mí.

 

 

—Lo hago.

 

 

Escuché el sonido de una puerta abriéndose, y el mármol debajo de mí se convirtió en un piso de madera brillante, pintado de negro. Las paredes eran de un blanco inmaculado. Y podía escuchar voces masculinas, riendo y hablando tonterías cerca. Música se reproducía en el fondo, Nine Inch Nails, creo. Yuri había estado escuchando su música en el apartamento y eran una de sus favoritas. Por supuesto el condominio se veía increíble. Había sillas de comedor de madera oscura y sofás verdes. Un montón de espacio. Las cajas de las guitarras estaban esparcidas por el lugar. De lo que pude ver, se veía hermosa y hogareña. Lucía como un hogar.

 

 

Nuestro hogar.

 

 

—Secuestrando a una niña. Eso es increíble pero ilegal, tiff. Probablemente vas a tener que devolverla. —Mi cabello fue echado a un lado, Ryder apareció y se agachó a mi lado—. Hola allí, pequeña novia. ¿Dónde está mi besito de bienvenida?

 

 

—Deja a mi esposa sola, imbécil. —Tiffany le dio un puntapié y negligentemente lo empujó a un lado—. Ve a conseguirte una.

 

 

— ¿Por qué demonios querría casarme? Eso es para gente loca como ustedes dos, son buenas personas. Y mientras aplaudo su locura, no hay una maldita manera de que siga sus pasos.

 

 

— ¿Quién diablos podría quererte a ti Ryder? —La suave voz de Sam se movió junto a mí—. Hola, taeyeon.

 

 

—Hola, Sam. —Quité una mano fuera de los bolsillos traseros de los jeans de mi esposa y lo saludé—. tiffany, ¿tengo que quedarme boca abajo?

 

 

—Ah, claro. Es noche de cita. —Anunció ella.

 

 

—Lo capto —dijo Ryder—. Vamos, Sam. Iremos a encontrar a Benny-boy. Él iba a ir a ese lugar Japonés para un bocado.

 

 

—Correcto. —Las zapatillas de Sam se dirigieron hacia la puerta—. Hasta luego, chicas.

 

 

— ¡Adiós! —Le dije agitando mi mano.

 

 

—Buenas Noches, tae. —Ryder también se fue y cerró la puerta detrás de ellos.

 

 

—Solas al fin —suspiró tiffany y comenzó a moverse otra vez, caminando por un largo pasillo. Conmigo todavía sobre su hombro—. ¿Te gusta el lugar?

 

 

—Lo que puedo ver de él es encantador.

 

 

—Eso es bueno. Te voy a mostrar el resto más tarde. Primero lo primero, realmente necesito tenerte entre mis brazos por siempre.

 

 

— ¿En serio? —Solté una risita. Me dio una palmada en el trasero. Blanco relámpago caliente, aunque fue más bien de un choque que cualquier otra cosa—. Cristo, tiffany.

 

 

—Solo calentándote, chica divertida. —Giró en la última habitación al final del pasillo, pateó la puerta cerrada. Mi bolso fue arrojado a una silla. Sin una palabra de advertencia, me lanzó a una cama King-size. Mi cuerpo rebotó sobre el colchón. La sangre corrió hacia mi cabeza, haciéndola girar. Me quité el pelo de la cara y me levanté sobre mis codos.

 

 

—No te muevas —dijo, en voz gutural.

 

 

Ella estaba de pie en el extremo de la cama, desvistiéndose. La más asombrosa vista que existía. Podía verla hacer esto siempre. Se dio la vuelta y se quitó la camiseta, sabía en lo profundo de mis huesos que no era la chica más afortunada del mundo. Era la chica más afortunada del universo. Esa era la verdad. No sólo porque era más que preciosa y yo era la única que pudiera verla hacer esto, pero la forma en que me veía a través de los parpados caídos todo el tiempo. La lujuria estaba allí, pero también un montón de amor.

 

 

—No tienes idea cuantas veces te he imaginado acostada en esa cama esta última semana. —Se quitó sus botas tirándolas a un lado—. Cuántas veces casi te llamé el mes pasado.

 

 

— ¿Por qué no lo hiciste?

 

 

— ¿Por qué tú no lo hiciste? —preguntó, deshaciéndose del botón superior de sus jeans.

 

 

—No hagamos eso otra vez.

 

 

—No. Nunca. —Se metió en la cama, sentí sus manos abajo en los músculos de mi pantorrilla. Mis zapatos salieron volando y sus dedos se deslizaron debajo de mi falda, subiéndola más, más y más alto. Sin romper el contacto visual, arrastró hacia abajo mis cacheteros. Obviamente no estaba interesada en ver mis bragas después de todo. Mi chica tenía prioridades—. Dime que me amas.

 

 

—Te amo.

 

 

—De nuevo.

 

 

—Te amo.

 

 

—Extrañe tanto tu sabor —sus manos separaron mis piernas, exponiéndome a su mirada—. Simplemente podría pasar días con mi cabeza entre tus piernas, ¿vale?

 

 

Oh, Dios. Frotó su boca contra la parte interna de mi muslo, haciendo que mi piel picara con conocimiento. No podría hablar aunque quisiera.

 

 

—Dilo otra vez. —Tragué duro, intentando mantenerme en control—. Estoy esperando.

 

 

—T-te amo. —Tartamudeé, mi voz sonaba apenas ahí, jadeante. Mi pelvis casi se dispara fuera de la cama con el primer contacto de su boca. Cada parte de mí estaba dolorosamente apretada y temblorosa.

 

 

—Sigue diciéndolo. —Su lengua separó los labios de mi o, deslizándose dentro antes de profundizar en su interior. La dulce y firme sensación de su boca y la suave sensación de su piel.

 

 

—Te amo.

 

 

Sus manos se deslizaron debajo de mi trasero, sosteniendo en su boca. —Más.

 

 

Susurré algo. Debió haber sido lo suficiente. No se detuvo o habló otra vez. Tiffany me atacó. No había nada sutil en ello. Su boca me comió duro, llevándome a las nubes en cuestión de segundos. El nudo apretado dentro de mí creció mientras su lengua me lamía. Electricidad surcó por mi espina dorsal. No sé cuándo empecé a temblar. Pero la fuerza salió de mí y mi espalda golpeó una vez más el colchón. Apreté mis manos en su cabello, mis dedos agarrando sus cortos mechones.

 

 

Era casi demasiado. No sabía si debía acercarme o escapar. De cualquier manera, sus manos me sostenían hacia ella. Cada músculo en mí estaba tenso y mi boca se abrió en un grito silencioso. Los fuegos artificiales llenaron mi mente. Me vine una y otra vez.

 

 

—No puedo esperar.

 

 

—No. No lo hagas. —Apreté mis piernas en sus caderas. Una de sus manos seguía debajo de mi trasero, sosteniéndome fuerte. Con la otra, se dirigió dentro de mí. Ella tenía prisa. Ambas seguíamos a medio vestir, ella en la parte inferior y yo en la superior. No había tiempo que perder. Estábamos tan necesitadas como para no esperar y hacerlo piel con piel. La próxima vez.

 

 

Deslizó dos de sus dedos en mí tan lentamente que no podía respirar. Lo único que importaba era sentirla. Y Dios, la sensación de tenerla junto a mí era increíble. El sudor en sus pechos desnudos brillaba en la poca luz.

 

 

—Mía —dijo.

 

 

Yo sólo pude asentir.

 

 

Bajó la mirada en mí, viendo mis senos agitarse bajo mi blusa con cada caricia suya. Los dedos se apoderaron de mis caderas, duros. Me aferré en las sábanas, tratando de encontrar el agarre para que yo pudiera retroceder contra ella. Su expresión era salvaje, la boca hinchada y húmeda. Sólo esto era real, tiff y yo juntas. Todo lo demás podría ir y venir. Encontré por lo que valía la pena luchar.

 

 

—Te amo.

 

 

—Ven aquí. —Me sujetó fuera del colchón, sosteniéndome firmemente otra vez. Mis piernas estaban agarradas alrededor de su cintura, los músculos quemándose de lo duro que estaban siendo sostenidas. Enrollé mis brazos alrededor de su cuello mientras mi esposa me hacía suya.

 

 

—Yo también te amo. —Sus manos se deslizaron debajo de la parte trasera de mi blusa. Estábamos amándonos como nunca. Nuestras respiraciones furiosas se mezclaron en una sola. El sudor de ambas se resbalaba en nuestra piel, la tela de mi camisa se me pegaba. El calor se reunió dentro de mí otra vez. No tardé mucho tiempo en ésta posición. No con la manera en que ella me demostraba lo mucho que me amaba. Su boca recorría mi cuello repartiendo besos ardientes, y me estremecí en sus brazos, viniéndome otra vez. Los ruidos que hizo y como dijo mi nombre... nunca quería olvidarlo. Ni un momento de ella.

 

 

Finalmente, nos puso de vuelta sobre la cama. No estaba dispuesta a dejarme ir, así que cubrió mi cuerpo con el suyo. El peso de ella en la cama, la sensación de su boca en mi cara. Nunca deberíamos movernos. En el mejor de los casos, sólo nos quedaríamos así para siempre.

 

 

Pero en realidad tenía algo que debía hacer.

 

 

—Necesito mi bolso —dije, retorciéndome debajo de ella.

 

 

— ¿Para qué? —Se levantó sobre sus codos.

 

 

—Tengo que hacer algo.

 

 

— ¿Qué podría ser más importante que esto?

 

 

—Date la vuelta —dije, ya instándole en esa dirección.

 

 

—De acuerdo. Pero más vale que sea bueno. —Se relajó y me dejó darle la vuelta.

 

 

Gateé sobre colchón, tratando de tirar mi falda hacia abajo al mismo tiempo. Debió haber estado impaciente, porque tiffany vino a buscarme con los dientes apretados.

 

 

— ¡Ven acá, mi amor! —Ordenó.

 

 

—Dame a un segundo.

 

 

—Mi nombre luce bien en tu trasero —dijo—. El tatuaje ha sanado muy bien.

 

 

—Bueno, gracias. —Finalmente bajé del colchón y coloqué mi falda lápiz derecha. En el mes que estuvimos separadas, había ignorado mi tatuaje. Pero ahora, me alegré de que estuviera allí.

 

 

—Esa falda debe irse.

 

 

—Espera.

 

 

—Y esa blusa. Tenemos muchas cosas más por hacer.

 

 

—Sí, en un minuto. He extrañado tus abrazos.

 

 

Dejó mi bolso en la silla azul de terciopelo con cabecera de ala junto a la puerta. Quien sea que había decorado el condominio había hecho un increíble trabajo. Era hermoso. Pero lo vería más tarde. Ahora mismo tenía algo importante que hacer.

 

 

—Te compré un regalo hoy, después de que hablamos en el estudio.

 

 

— ¿Lo hiciste?

 

 

Asentí, buscando mi bolso por el tesoro. Bingo. La elegante pequeña caja estaba justo donde yo la había dejado. Escondiéndola en mi mano, caminé de vuelta hacia Britt, con una amplia sonrisa en mi cara. —Sí, lo hice.

 

 

— ¿Qué es lo que tienes en tu mano? —Se levantó de la cama. A diferencia de mí, se quitó sus pantalones de mezclilla. Mi esposa se paró ante mí, desnuda y perfectamente desarreglada. Me miró como si yo fuera todo. Mientras viviera, sabía que no querría a nadie más.

 

 

— ¿taeyeon?

 

 

Por alguna razón me sentí repentinamente tímida y rara. Podría no ser la gran cosa, la punta de mis oídos se pusieron rosas brillantes.

 

 

—Dame tu mano izquierda. —Me acerqué por su mano y me la dio. Cuidadosamente deslice el anillo con diamantes que compré con mis ahorros esa tarde, metiéndolo pasando su nudillo. Perfecto. Mis ahorros eran recompensados. Tiffany significaba más para mí que remplazar mi desagradable carro viejo. A pesar del dinero que ahora debía a mis padres, el futuro no era el más brillante. Pero esto era más importante.

 

 

Excepto que el anillo cubría la mitad de la última E de su tatuaje Live Free. Rayos, no había pensado en eso. Probablemente no iba a querer usarlo.

 

 

—Gracias

 

 

Mi mirada se fue hacia su rostro, tratando de juzgar su sinceridad. — ¿Te gustó?

 

 

—Lo amo.

 

 

— ¿En serio? Porque me olvidé de tu tatuaje, pero…

 

 

Me calló besándome. Me gustó su nuevo hábito de hacer eso. Su lengua acarició dentro de mi boca y cerré los ojos, cada problema olvidado. Me besó hasta que no quedó una sola duda en cuanto a si le gustó el anillo. Sus dedos soltando los botones de mi blusa, sacándola por mis hombros. Luego el broche de mi sujetador se aflojó.

 

 

—Amo mi anillo —dijo, sus labios, recorriendo mi mandíbula y debajo de mi cuello. Mi sujetador se deslizó por mis brazos y mis pechos estuvieron libres. Luego comenzó con mi falda, luchando con la cremallera y empujándola por debajo de mis caderas. No se detuvo hasta que yo estuve completamente desnuda como ella—. Nunca me lo quitaré.

 

 

—Me alegra que te guste.

 

 

—Lo hago. Y ahora necesito tenerte desnuda y mostrarte cuanto me gusta. Pero luego te daré un anillo de nuevo. Lo prometo.

 

 

 

—No hay prisa —murmuré, arqueando el cuello para darle mejor acceso—. Tenemos el para siempre.

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Comments

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Nathan59 #1
Holaa cerraste tu cuenta de Wattpad ? :(