capitulo 5

Taeny

La luz del sol entraba por las ventanas cuando me desperté a la mañana siguiente. Alguien estaba golpeando la puerta y girando la manilla, tratando de entrar. Me encerré después de la escena con tiffany anoche. Solo en caso de que ella tuviera la tentación de volver a intercambiar más insultos conmigo. Me llevó horas dormir con la música zumbando en el suelo y mis emociones salvajes. Pero el agotamiento ganó al final.

 

 

— ¡taeyeon! ¿Hola? —Gritó una voz femenina desde el pasillo—. ¿Estás ahí?

 

 

Me arrastré sobre la cama descomunal, colocándome la camiseta de tiffany. Lo que sea que usó para lavar en Las Vegas, no olía a vómito. La rubia tenía habilidades de lavandería. Suerte para mí, porque aparte de mí vestido de fiesta sucio y un par de blusas, no tenía nada más para ponerme.

 

 

— ¿Quién es? —pregunté, bostezando ruidosamente.

 

 

—Hanna. Soy la asistente personal de tiffany.

 

 

Abrí la puerta y asomé la cabeza. La morena elegante de la noche anterior me devolvió la mirada, nada contenta. Por tener que esperar o ver mi pelo con aspecto desordenado por la cama, no lo sé. ¿Todos en esta casa parecen que acababan de escabullirse de una portada de Vogue? Sus ojos se convirtieron en rendijas cuando vio la camiseta de tiffany.

 

 

—Sus representantes vinieron para reunirse contigo. Es probable que quieras ponerte en marcha. —La mujer giró sobre sus talones y se alejó por el pasillo, sus tacones chasqueaban con furia el suelo de baldosas de terracota.

 

 

—Gracias.

 

 

No me respondió, pero no esperaba que lo hiciera. Esta parte de L.A era claramente una colonia de idiotas maleducados. Corrí para ducharme, me puse unos vaqueros y blusa limpia. Era lo mejor que podía hacer.

 

 

La casa se encontraba en silencio mientras corría por el pasillo. No había señales de vida en el segundo nivel. Me coloqué un poco de rímel, até mi pelo mojado en una cola de caballo, pero eso fue todo. Era hacer esperar a la gente o ir sin maquillaje. La cortesía ganó. Si el café hubiese estado en la oferta, dejaría esperando a los representantes de tiffany por lo menos por dos tazas de café. Correr con cero cafeína parecía suicida, dadas las circunstancias estresantes. Bajé corriendo por las escaleras.

 

 

—Srta. Kim—llamó un hombre, saliendo de una habitación a la izquierda. Llevaba vaqueros y una camisa blanca de polo. Alrededor de su cuello tenía una gruesa cadena de oro. Entonces, ¿quién era? ¿Otro de la comitiva de tiffany?

 

 

—Siento llegar tarde.

 

 

—Está bien. —Sonrió, pero no podía creerle a pesar de sus grandes dientes blancos. La naturaleza claramente no participó en sus dientes o el bronceado—. Soy Adrián.

 

 

—taeyeon. Hola.

 

 

Entró en la habitación. Tres hombres en trajes esperaban sentados en una mesa de comedor impresionantemente larga. Arriba, otra araña de cristal brillaba con la luz de la mañana. En las paredes había hermosas y coloridas pinturas. Originales, obviamente.

 

 

—Caballeros, está es la Srta. Kim —anunció Adrián—. Scott Baker, Bill Preston y Ted Vaughan son los representantes legales de tiffany. ¿Por qué no te sientas aquí, taeyeon?

 

 

Adrián habló despacio, como si yo fuera una niña imbécil. Sacó una silla de la mesa para mí justo enfrente del equipo de las águilas legales, luego caminó alrededor del asiento para sentarse a su lado. Guau, seguro que me lo dijo. Las líneas se habían dibujado.

 

 

Froté mis sudorosas manos en los lados de mis jeans y me senté con la espalda recta, haciendo todo lo posible para no debilitarme bajo sus hostiles miradas. Sin duda podría hacer esto. Después de todo, ¿qué tan difícil puede ser conseguir un divorcio?

 

 

—Srta. Kim—comenzó el que Adrián identificó como Ted. Abrió una carpeta de cuero negro llena de papeles—. La Srta. Hwang nos pidió la elaboración de los papeles de anulación. Ellos cubren todos los temas, incluyendo los detalles de su acuerdo con la Srta. Hwang.

 

 

El tamaño de la pila de papeles era desalentador. Estas personas trabajaban rápido. — ¿Mi acuerdo?

 

 

—Sí —dijo Ted—. Tenga la seguridad que la Srta. Hwang ha sido muy generosa.

 

 

Sacudí la cabeza con confusión. —Lo siento. Qu…

 

 

—Nos ocuparemos de esto último —dijo Ted—. Te darás cuenta que el documento abarca todas las condiciones que se deben cumplir. Los principales temas incluyen el no hablar con ningún miembro de la prensa al respecto de este asunto. Esto no es negociable, me temo. Esta condición se mantiene hasta tu muerte. ¿Entiende plenamente el requisito, Srta. Kim? Bajo ninguna circunstancia podrá hablar con cualquier miembro de la prensa de su relación con la Srta. Hwang mientras esté viva.

 

 

—Así que, ¿puedo hablar con ellos después de que muera? —pregunté con una risita débil. Ted estaba poniéndome nerviosa. Después de todo, supongo que no había dormido lo suficiente.

 

 

Ted me mostró sus dientes. Ellos no eran tan impresionantes como los de Adrián. —Este es un asunto muy serio, Srta. Kim.

 

 

—Taeyeon —dije—. Mi nombre es taeyeon y me doy cuenta de la gravedad de este problema, Ted. Pido disculpas por ser impertinente. Pero, ¿podemos volver a la parte del acuerdo? Estoy un poco confundida.

 

 

—Muy bien. —Ted miró su nariz y me dio una gruesa pluma de oro con el papeleo en frente de mí—. Como dije, la Srta. Hwang ha sido muy generosa.

 

 

—No —dije, mirando los papeles—. No entiendes.

 

 

Ted se aclaró la garganta y me miró por encima de sus gafas. —No sería prudente de su parte tratar de presionar aunque dadas las circunstancias, Srta. kim. ¿Un matrimonio de seis horas en Las Vegas mientras ambas estaban bajo la influencia del alcohol? Hay muchos libros en base a anulaciones.

 

 

Los compañeros de Ted se reían y sentí mi rostro en llamas. Mi necesidad de accidentalmente patearlo debajo de la mesa creció y creció.

 

 

—Mi clienta no va a hacer otra oferta.

 

 

—No quiero que haga otra oferta —dije, alzando la voz.

 

 

—La anulación seguirá adelante, Srta. Kim —dijo Ted—. No hay duda de eso. No habrá reconciliación.

 

 

—No, eso no es lo que quise decir.

 

 

Ted suspiró. —Tenemos que terminar esto hoy, Srta. Kim.

 

 

—No estoy tratando de aferrarme a nada, Ted.

 

 

Los otros dos abogados me miraban con desagrado, apoyando a Ted de forma ruin, con sonrisas de complicidad. Nada me molestaba más rápido que un montón de gente tratando de intimidar a alguien. Los matones habían hecho de mi vida en la secundaria un infierno. Y realmente, eso es todo lo que esta gente era.

 

 

Adrián me mostró sus grandes dientes de forma paternal y falsa. —Estoy seguro de que taeyeon puede ver lo amable que está siendo tiffany. No va a haber ningún retraso aquí, ¿no?

 

 

Estas personas me dejaban alucinada. Hablando de eso, me preguntaba dónde estaba mi querida esposa. Demasiada ocupada teniendo o con modelos en bikinis para venir a su propio divorcio, pobre. Moví mi flequillo, tratando de averiguar algo correcto para decir. Tratando de manejar mi ira. —Espera…

 

 

—Todos nosotros sólo queremos lo mejor para ti dada esta desafortunada situación —continuó Adrián, obviamente, mintiendo a través de esos grandes y brillantes dientes.

 

 

—Genial —dije, mis dedos estaban inquietos debajo de la mesa—. Eso es… eso es realmente genial para ti.

 

 

—Por favor, Srta. Kim. —Ted golpeó su pluma imperiosamente al lado de los documentos y miré obedientemente, aunque no quería. Había un montón de ceros. Quiero decir, un montón. Era una locura. Ni siquiera en dos vidas podría ganar esa cantidad de dinero. Tiffany debe tener muchas ganas de que me fuese. Mi estómago rugió nerviosamente pero mis días vomitando habían terminado.

 

 

Toda la escena se sentía horrible, como algo sacado de una mala película de grado t o una telenovela. Una chica desde el lado equivocado de las vías secuestra a la y, rubia y la engaña para casarse. Ahora todo lo que quedaba para ella era usar su pueblo para perseguirme hasta el atardecer.

 

 

Bueno, tiffany ganó.

 

 

—Todo esto fue un error —dijo Adrián—. Estoy seguro que taeyeon está dispuesta a dejar esto como tiffany lo está. Y con este generoso acuerdo financiero ella se podrá mover hacia un futuro brillante.

 

 

—También no puedes ponerte en contacto con la Srta. Hwang nunca más, de ninguna manera. Cualquier intento de su parte para hacerlo se verá como un incumplimiento del contrato. —Ted sacó su lápiz, se echó para atrás con una falsa sonrisa y manos cruzadas sobre su vientre—. ¿Queda claro?

 

 

—No —dije, frotándome el rostro con mis manos. En realidad pensaron que me degradaría por conseguir ese dinero. Un dinero que no hice nada para ganar, no importaba lo tentador que era aceptarlo.

 

 

Por supuesto, ellos también pensaban que le vendería la historia a la prensa y acosaría a tiffany en cada momento libre por el resto de mi vida. Pensaban que era barata, una escoria inútil—. Creo que puedo decir honestamente que nada de esto está claro.

 

 

—taeyeon, por favor. —Adrián me dio una mirada decepcionada—. Vamos a ser razonables.

 

 

—Te diré lo que…—Me paré y saqué el anillo del bolsillo de mis jeans, arrojándolo al mar de papeles—. Le das esto a tiffany y le dices que no quiero nada. Nada de esto. —Gesticulé hacia ellos, la mesa, los papeles, toda la maldita casa. Los abogados se miraban nerviosamente entre ellos como si necesitaran más papeleo antes de que pudieran permitir que me fuese agitando los brazos.

 

 

—taeyeon…

 

 

—No quiero vender su historia, o acecharla, o lo que sea que esté enterrado en el numeral 98.2. No quiero su dinero.

 

 

Adrián tosió una carcajada. Que se pudra. El bastardo falso podía pensar lo que quisiera.

 

 

Ted frunció el ceño ante mi gran y brillante anillo descansando inocentemente entre el desastre. —La Srta. Hwang no mencionó un anillo.

 

 

— ¿No? Bueno. Por qué no le dices a la Srta. Hwang que se lo puede meter por donde mejor le quepa, Ted.

 

 

— ¡Srta. Kim! —Ted se quedó con la cara indignada—. Esto no es necesario.

 

 

—Voy a tener que estar en desacuerdo contigo, Ted. —Salí corriendo del comedor de la muerte y me dirigí directamente a la puerta principal tan rápido como mis pies podían llevarme. La fuga inmediata era la única respuesta. Si tan sólo pudiera llegar lo más lejos posible para tener el tiempo suficiente para recuperar el aliento y tener un nuevo plan para tratar esta ridícula situación. Estaría bien.

 

 

Un jeep negro se detuvo cuando avanzaba por los escalones delanteros.

 

 

La ventana se bajó para mostrar mi guía de la noche anterior, Ryder, sentado en el asiento del conductor. Sonrió detrás de sus gafas de sol negras. —Hola, pequeña novia.

 

 

Le mostré el dedo, y me fui corriendo por el largo y sinuoso camino hacia las puertas delanteras. Hacia la libertad y mi vida anterior o lo que quedaba de ella. Si nunca hubiese ido a Las Vegas. Si sólo hubiera intentado convencer aún más a jessica que una fiesta en casa estaría bien, nada de esto hubiese pasando. Dios, soy una idiota. ¿Por qué bebí tanto?

 

 

—taeyeon. Espera. —Ryder se detuvo junto a mí en su jeep—. ¿Qué pasa? ¿A dónde vas?

 

 

No respondí. Terminé con todo esto. Por eso, y porque tenía la sensación de que estaba a punto de llorar, maldición. Mis ojos se sentían calientes, horrible.

 

 

—Detente. —Colocó el freno y salió del jeep, corriendo detrás de mí—. Oye, lo siento.

 

 

No dije nada. No tenía nada que decirles a ellos.

 

 

Su mano se envolvió alrededor de mi brazo con suavidad, pero no me importaba. Levanté la mirada. Nunca había golpeado a nadie en mi vida. Aparentemente, no iba a empezar ahora. Esquivó mi puño volador con facilidad.

 

 

— ¡Espera! Está bien. —Ryder dio un paso hacia atrás, dándome una mirada cautelosa por la parte superior de sus gafas de sol—. Estás enojada. Lo entiendo.

 

 

Con las manos en sus caderas, miró hacia la casa. Ted y Adrián estaban en las escaleras, mirándonos. Incluso desde esta distancia, el dúo dinámico no parecía feliz. Bastardos malvados.

 

 

Ryder silbó mientras dejaba escapar un suspiro. —Estás bromeando. ¿Te arrojó al imbécil de Ted?

 

 

Asentí, parpadeando, tratando de permanecer bajo control.

 

 

— ¿Has tenido a alguien más contigo? —preguntó.

 

 

—No.

 

 

Inclinó la cabeza. — ¿Vas a llorar?

 

 

— ¡No!

 

 

—Mierda. Vamos. —Extendió su mano y la miré con incredulidad—. taeyeon, piensa. Hay fotógrafos y más cosas similares esperando en la puerta. Incluso si consigues pasarlos, ¿a dónde vas a ir?

 

 

Tenía razón. Tenía que volver, buscar mi bolso. Era tan estúpido de mi parte no haber pensado en eso. Tan pronto como me relajara y recuperara mis cosas, me largaría de aquí. Me abaniqué el rostro con las manos, tomando un gran respiro. Todo bien.

 

 

Mientras tanto, él movía su mano, esperando. Tenía un par de pequeñas ampollas situadas entre la unión del pulgar y el dedo. Curioso.

 

 

— ¿Eres el baterista? —pregunté, con un resoplido.

 

 

Por alguna razón se puso a reír, casi doblándose, aferrándose de su vientre. Quizás estaba drogado o algo así. O quizás era sólo otro lunático en este manicomio gigantesco. Batman habría tenido dificultades para mantener bien este lugar.

 

 

— ¿Cuál es tu problema? —pregunté, dando un paso lejos de él. Por si acaso.

 

 

Sus gafas de sol cayeron, haciendo ruido en el asfalto. Él las limpió y se las colocó otra vez. —Nada, nada en absoluto. Salgamos de aquí. Tengo una casa en la playa. Nos esconderemos allí. Vamos, será divertido.

 

 

Dudé, sacudiéndome mientras le daba una mirada letal. — ¿Por qué me ayudarías?

 

 

—Porque vale la pena ayudarte.

 

 

— ¿En serio? ¿Por qué piensas eso?

 

 

—No te gustará mi respuesta.

 

 

—No me ha gustado ninguna de las respuestas que he tenido desde la mañana, ¿por qué parar ahora?

 

 

Sonrió. —Me parece bien. Tiffany es mi mejor amiga. Nos hemos emborrachado y puesto fuera de control más veces de lo que puedo recordar. Ha tenido chicas intentando pescarla con un cebo por años, incluso antes de que tuviera dinero. Ella nunca ha tenido el más mínimo interés en el matrimonio. Nunca estuvo en su radar antes. Así que el hecho de que se casará contigo, bueno, me hace pensar que vales la pena. Vamos, taeyeon. Deja de preocuparte.

 

 

Era fácil para él decirlo, su vida no había sido atravesada por una estrella de rock.

 

 

—Tengo que recoger mis cosas.

 

 

— ¿Y quedar acorralada por ellos? Preocúpate de eso más tarde. —Sostuvo su mano, sus dedos hacían señas por la mía—. Vamos a salir de aquí.

 

 

 

 

Puse mi mano en la suya y nos fuimos………..

 

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Comments

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Nathan59 #1
Holaa cerraste tu cuenta de Wattpad ? :(