19-10-2014
¿Cuándo....Desearías saberlo?
Desde la ventana de mi habitación, vi estacionarse el Mercedes junto a nuestra casa y me di cuenta que estábamos a punto de tener compañía. No muchos Mercedes se dirigen a nuestro lado de la ciudad.
—¿Taeyeon? —gritó mamá desde el piso de abajo—. Creo que tenemos un cliente.
Cerré mi libro de Álgebra II con un suspiro y me recosté en la cama donde estuve trabajando a través de las ecuaciones por la última hora. El señor Lee (09-08-2039) nos dio una tonelada de tarea e, irónicamente, realmente luchaba con las matemáticas.
—¿Taeyeon?—gritó mamá de nuevo—. Cariño, ¿estás ahí arriba?
—¡Ya voy!
Rodé fuera de la cama y me tomé un minuto para hacer mi cabello hacia atrás y me quité mi sudadera, cambiándola por un suéter.
Cuando llegué al rellano, mamá se hallaba al final de las escaleras esperando por mí.
—Ella está atrás —dijo después de que bajé. Alisando mi cola de caballo con su mano, agregó—: Parece una dama agradable. Dice que solo necesita una fecha, así que creo que será fácil. Además, mantendré t u cena caliente en el horno.
Podía oler la pizza desde la cocina. Estoy tan cansada de la pizza que podría gritar. Ahora mamá rara vez cocina, así que todo lo que parecíamos tener eran empanadas rellenas de queso y carne, pizza para microondas, nuggets de pollo o cualquier otra cosa que viniera en una caja—Tengo que ir a la tienda por algo de leche —dijo mamá mientras me dirigía a la parte trasera de la casa—. Pero esperaré hasta que termines.
Mamá nunca me dejaba sola en casa con un cliente, lo que era bueno, pero sabía que estaba ansiosa por ir a la tienda. Leche era su código para vodka. El alcoholismo de mamá dejó de quemar un agujero en mi estómago cuando me di cuenta que era incapaz de detenerla. Muy dentro de mí realmente me importaba, pero intentaba no dejar que se mostrara.
Cuando entré en el cuarto de atrás, lo primero que noté sobre mi clienta fue que era realmente bonita, regia incluso, vestida con pantalones de gamuza color chocolate y una blusa de seda color crema. Un grueso, lujoso abrigo de piel colgaba del respaldo de la silla. Supe de inmediato que era de Parkwick. Tenían mucho dinero en Parkwick. Me dirigí hacia la silla opuesta a ella y me senté.
—Hola, Taeyeon—dijo con una cálida sonrisa.
—Hola—respondí, tirando de mi suéter. Me sentía un poco autoconsciente ante su elegante presencia.
—¿Cómo te encuentras esta t arde? Parpadeé. Nadie nunca se preocupó por preguntarme cómo estoy.
—Uh... bien.
La dama sonrió de nuevo. —Soy Soyou Byun—me dijo, ofreciéndome su mano. La sacudí, sorprendida por su manera relajada y sencilla—. Lamento mucho llamarte durante la hora de la cena —continuó la señora Byun—, pero fue el único momento en que pude escaparme del hospital, y apenas me las arreglé para reunir el valor de venir a verte esta noche.
Me enfoqué en ella un segundo. 21-07-2068. Eso me hizo relajarme. Si preguntaba por sí misma, probablemente le gustaría la respuesta.
—Está bien —le dije, refiriéndome a la hora de cenar—. Solo comeremos pizza otra vez.
La señora Byun se recostó y lanzó su linda sonrisa hacia mí. —Solía amar la pizza cuando tenía tu edad. Debes tener quince o dieciséis, ¿verdad?
—Dieciséis —le dije. Continuó estudiándome curiosamente. Noté que tenía un enorme diamante en su dedo anular izquierdo. Me pregunté si era pesado.
—Eres muy joven para tener tal regalo y ser capaz de compartirlo con las personas. Sonreí.
—Sí, soy una Santa Claus ordinaria.
Las cejas de la señora Byun se elevaron, y abrí la boca para disculparme —salió un poco sarcástico— pero se rio y me guiñó. Fue como si acabáramos de compartir un secreto.
—Bueno, no quiero demorarte demasiado—dijo después—. ¿Tu madre me dice que necesitas una fotografía para mirar?
Asentí y sacó su monedero. Era de cuero oscuro y parecía suave como la mantequilla. La señora Byun lo abrió y volteó una fila de imágenes. Tenía tres niños. Después de una leve vacilación, giró la foto de arriba y dijo—:Esta es mi CeeCee. Por favor dime cuánto tiempo tiene.
Le eché un vistazo a la foto. La niña en ella tenía tal vez cinco o seis, y era calva. Su rostro se encontraba todo hinchado, pero llevaba una banda con un pequeño lazo rosado en la cabeza y tenía una sonrisa enorme. Los números flotaron justo bajo la cinta. —Diecisiete de junio, dos mil ochenta y nueve —dije.
Por un momento, la señora Byun no se movió ni habló, pero sus ojos se llenaron de lágrimas. Me hallaba acostumbrada a que la gente se pusiera emocional. Normalmente lo ignoraba, pero me gustaba esta señora y pude sentir un pequeño nudo formándose en mi garganta. Moví una caja de pañuelos desechables que mamá dejó en la mesa hacia ella. Tomó uno y golpeó ligeramente sus ojos. — ¿Mi bebé realmente va a vivir tanto? —preguntó con un susurro ahogado.
Asentí. Sí, señora. El día de su muerte es el diecisiete de junio del año dos mil ochenta y nueve.
La señora Byun tragó con fuerza y limpió recatadamente sus mejillas. —Gracias, Taeyeon—dijo—. Me has ayudado más de lo que posiblemente puedes saber. CeeCee tiene leucemia, y no lo está haciéndolo muy bien en este momento. Su médico quiere que participe en este ensayo de drogas experimentales, pero los efectos secundarios son horribles, y no quiero que mi niña pase a través de eso si no hay esperanza. —La señora Byun se detuvo para mirar la foto, pasando un dedo sobre la imagen de su hija. Pasó un momento antes de que hablara de nuevo—. Como madre, uno nunca quiere que sus hijos sufran a pesar de que no podamos soportar la idea de una vida sin ellos. Si no hubiera posibilidad de que mi bebé sobreviviera más allá de seis meses, iba a decir que no al ensayo. Me has dado esperanza, y no puedo agradecerte lo suficiente.
Le sonreí pero de pronto me sentí tímida, y dejé caer los ojos a la mesa. Mi mirada aterrizó en la cartera mientras la señora Byun la cerraba, y fue ahí cuando vi algo que hizo que mi respiración se atorara. Me extendí y puse una mano sobre su brazo. —Espere—dije, entrecerrando los ojos hacia las imágenes. Había dos niños más ahí. Uno era un chico algo mayor que yo, t al vez de dieciocho o diecinueve años, con cabello negro, brillantes ojos verdes, y realmente apuesto. El otro era un chico un poco menor que yo, tal vez de trece o catorce años con cabello más claro pero los mismos ojos y la misma cara hermosa. Los números del chico más grande eran similares a los de su hermana, 19-11-2075, pero los del hijo del medio eran una historia completamente diferente.
—¿Él también está enfermo? —pregunté, apuntando hacia su foto.
La señora Buyn me miró enigmáticamente y giró la billetera—.¿Baek? —preguntó—. No, cariño. Está perfectamente bien.
Mi corazón comenzó a latir rápidamente. Nunca antes vi números tan cercanos en alguien tan joven y saludable. Por un minuto, no supe qué hacer. No preguntó por su hijo menor, pero, ¿cómo podía no decirle, cuando la fecha del niño se encontraba tan cerca? Decidí decirle, quizás esta vez cambiaría las cosas. Apuntando hacia la foto nuevamente, dije—: señora Byun , el día de su muerte no es como el de sus otros hijos. Es mucho más cercano.
Sus ojos se agrandaron, pero mantuvo su tono de voz. — ¿Oh? ¿Qué tan cercano?
—Es la próxima semana. Jadeó. Luego sacudió la cabeza. —No —me dijo—. No. Eso no es posible. Baek está bien. Perfectamente saludable. Miré fijamente la imagen para estar segura. Mordiendo mi labio, la miré de nuevo.
—No estoy equivocada. Palideció y se inclinó hacia adelante. — ¿Cómo? Y ahí estaba. Esa pregunta que no podía responder. Sacudí la cabeza, sintiendo el peso de la muerte de papá caer sobre mis hombros. Al mismo tiempo, los ojos de la señora Byun se estrecharon.
Miré de nuevo la foto de Baek. Sus números se mantuvieron obstinadamente fijos. Sabía que tenía que tratar de convencerla. —No sé cómo. ¿Tal vez un accidente? No estoy segura. Pero algo malo va a pasarle, y si no hace algo, morirá la próxima semana.— Fue la incertidumbre y la imprecisión de mi respuesta lo que se asentó en ella. Me malinterpretó como una mentirosa. Lo vi en su expresión cuando empezó a negar con su cabeza, y su mirada se alejó de la mía mientras cerraba su billetera.
Desesperada por hacer que me creyera, dije—: Puedo decirle la fecha...— ¡Detente!—ordenó, intrrumpiéndome. Con su boca presionada en una delgada línea, se levantó, recogió su bolso de diseñador, y metió su billetera en él—. Tú y t u madre deben pensar que son muy listas —dijo, viéndome como si esperara una confesión completa. Cuando no dije nada, agregó—: ¡Oh, sabía que esto era una farsa! Sentí arder mi estómago.
—No es una farsa.
—¿En serio? ¿No estabas a punto de decirme que mi hijo ha sido objeto de algún tipo de maldición mortal y por un cargo adicional estarías feliz de removerlo? La miré fijamente. Ella me vio con desprecio. Entonces, observé sus ojos dirigirse a un punto sobre mi hombro derecho. Mamá puso un cartel ahí con grandes letas en negrita. ¡ABSOLUTAMENTE SIN DEVOLUCIONES!
La señora Buyn resopló desdeñosamente. —Disfruta tu pizza, Taeyeon. — Luego tomó el abrigo de la silla, causando que esta se cayera. No la levantó. En cambio, salió de la habitación sin mirar atrás. Me senté ahí por unos buenos diez minutos viendo la mesa. Se sentía como si hubiera sido golpeada en el estómago. Finalmente mamá asomó su cabeza. —Tu cena está sobre la mesa.— Después miró la silla volcada—. No lo tomó muy bien, ¿eh? Sacudí la cabeza. —Oh, cariño —dijo mamá, acercándose para apretar mi hombro—. Tienes que recordar que eres solo la mensajera. No eres responsable por la fecha o la manera en que tus clientes toman las noticias. Y cómo reaccionó esa mujer aquí es solo su primera reacción. Dale algo de tiempo para recuperarse de la sorpresa, y llegará a un acuerdo con eso.
Tragué duro. No quería decirle lo que sucedió, porque podía conducir a una discusión. Así que simplemente murmuré—: Lo sé, mamá. — Y la seguí fuera de la habitación para cenar, pero no hice más que picotear mi pizza.
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