18-11-2014
¿Cuándo....Desearías saberlo?Los siguientes dos días fueron horribles. Los medios de noticias locales divulgaron una noticia de que Yul había sido arrestada por el asesinato de Jessica, y que había reportes sin confirmar de una mujer cómplice. Sabía que todos en la escuela sabrían que la reportera se refería a mí. Cuando llegué a la escuela el lunes en la mañana los rumores volaban, y comencé a notar que más y más chicos me miraban con verdadero miedo en los ojos.
No podía creer que mi vida comenzara a girar fuera de control. Y los maestros tampoco no eran inmunes a los efectos de todos esos rumores. Para el cuarto período, me habían pedido que me sentara en la parte de atrás de la clase, bien lejos de los otros chicos, porque “causaba alboroto”. Si por eso la señora Napier (23-05-2036) se refería a que por entrar en clase, dejarme caer en mi asiento, y esconderme detrás del libro de texto mientras todos los chicos de la clase susurraban, entonces sí, estaba causando un gran alboroto.
Las cosas empeoraron al día siguiente. El martes en la mañana intenté acudir al director Lee por ayuda cuando encontré que mi casillero había sido llenado con crema de afeitar, pero él ni siquiera salió de su oficina. Oí a una de las secretarias decir que si quería la ayuda del director, la próxima vez tal vez no debería dejar que mi tío llamara y amenazara con demandarlo.
Eso me sorprendió. No me había dado cuenta que Heechul había llamado al director Lee, pero se había puesto furioso cuando descubrió que Lee permitió que los agentes federales me hablaran en su oficina.
Más tarde, el señor Eunhyuk me puso en detención por entrar a clase justo cuando la campana sonó. Sin importar que Amber Liu (04-11-2080) entró detrás de mí y no se metió en problemas.
A las tres y treinta cuando salí de detención, encontré que todos los rayos en ambas ruedas de mi bicicleta habían sido cortados y el asiento se encontraba cubierto de kétchup, mostaza, y papel higiénico. Era un poco demasiado para mí, así que dejé la bicicleta y caminé a casa. Una vez que llegué allí encontré a mamá arriba, tumbada en el suelo del baño. Sentí ese familiar golpe de alarma como cada vez que la encontraba boca abajo en el suelo, pero cuando me agaché para girarla, vi que respiraba con normalidad.
Tomó un tiempo, pero eventualmente me las arreglé para moverla sobre la cama y taparla con la manta. En la mesa de noche se hallaban dos botellas vacías de vodka, y una tercera por la mitad. La llevé al lavabo y tiré el líquido transparente por el drenaje, sabiendo muy bien que no iba a cambiar nada. Todavía irritada, bajé las escaleras y encontré en remojo la cazuela de la señora Im. La fregué hasta que brilló, y para el momento en que terminé, estaba un poco menos enojada. Mientras secaba la olla, mis pensamientos vagaron a Yul. Me sentía tan culpable por involucrarla, y tenía muchas ganas de ayudarla pero, ¿cómo?
Perdida en mis pensamientos, me moví a la mesa de la cocina y me senté, pensando y pensando en cualquier forma en que pudiera ser capaz de ayudarla. Me senté allí un largo tiempo, preguntándome cómo podía hacer para convencer a los agentes que les decía la verdad. Finalmente, el comienzo de una idea flotó en mi mente, y me pregunté si valía la pena intentarlo. Sacando mi nuevo celular, llamé a Heechul, pero como era normal fue directo al buzón de voz.
Después de dejarle un mensaje para que me llamara, tomé mi abrigo y el plato de la cacerola, y me dirigí a la casa de la señora Im. Comenzaba a oscurecer, y cuando llegué a la parte de la entrada donde podía tomar un atajo oí un bajo retumbar que resonó en algún lugar calle abajo. Entrecerré los ojos hacia la oscuridad —podía ver débilmente el contorno de una gran camioneta pickup, estacionada junto al camino en la calle sin salida al final de la calle. El motor de la camioneta estaba en marcha, pero las luces se encontraban apagadas.
Mi aliento se atoró, y me quedé perfectamente quieta. No sabía con seguridad si el conductor podía verme en la oscuridad porque me hallaba lejos del brillo de la luz de la calle, pero tenía la leve sospecha que me observaban. Recordando la camioneta que me había perseguido por el parque, me giré hacia la casa de la señora Im y continué hasta su camino de entrada hasta la puerta trasera, golpeando ruidosamente mientras miraba sobre el hombro. Incluso antes de que ella respondiera vi un destello negro pasar, y supe que la camioneta había acelerado.
Ella me recibió cálidamente y me invitó a entrar. —¡Oh, Dios, Tae! — exclamó, echando un buen vistazo a mi rostro—. ¿Te encuentras bien?
Asentí y
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