8-11-2014
¿Cuándo....Desearías saberlo?Ese fin de semana fue terrible. Yul se mantuvo distante y no llamó ni envió un mensaje durante todo el sábado. Aunque no lo noté, tuve mis manos llenas con mamá. Tuvo un día realmente malo buscando en línea, tratando de encontrar un trabajo, cuando no parecía haber nada bueno disponible. Luego la atrapé en el teléfono con Heechul, preguntándole si podía hacer algunas lecturas al mes y él se enfadó mucho. Podía oírlo gritándole desde el otro lado del cuarto. Después de algunos minutos, cortó la llamada de un golpe y se dirigió directo a su escondite.
—¡Ma! —espeté, cuando la vi llenando la gran taza de plástico. Ya no podía soportarlo—. Si vas a obtener un trabajo, ¿no crees que deberías intentar reducir un poco lo que tomas?
Me lanzó una dura mirada, y antes de saberlo nos gritábamos. Enojarse nunca alejó a mamá de la botella, pero no pude evitarlo. Grité y le grité a ella, y luego levanté mis manos y subí las escaleras. Cuando bajé unas horas más tarde me di cuenta que se había ido.
Revisé la alacena, y como esperaba, ya no quedaba más vodka, lo que implicaba que se fue para reponer las provisiones. Pero a las siete aún no regresaba, y tenía un mal presentimiento. Fui hacia la ventana principal y eché un vistazo. No había visto ese sedan negro en todo el día, parecía que mis agentes menos preferidos se tomaban los sábados libres. Luego, revisé la cochera, y por suerte el T-Bird vintage de papá aún seguía adentro. Ninguna de las dos podía manejarlo porque no podíamos pagar el seguro después de que mamá recibiera su segunda multa por manejar bajo la influencia del alcohol y perdiera su licencia, pero igual se negaba a venderlo aunque realmente necesitábamos el dinero. Ella y papá tuvieron su primera cita en el auto, y creo que se hallaba convencida de que algún día recuperaría su licencia y tendría el dinero del seguro y volvería a connducirlo.
Aun así, sabía que algunas veces, cuando realmente extrañaba a papá y no soportaba ir en autobús a todos lados, se escabullía y lo llevaba a dar una vuelta. Me asustaba porque mamá nunca se encontraba sobria. Se despertaba y lo primero que hacía era servir un poco de vodka en su café. Lo único que esos agentes tenían que hacer era llamar a la policía, e iría presa y el Servicio de Protección Infantil estaría de vuelta en nuestra puerta.
Heechul llamó a mi celular mientras pedaleaba por las oscuras calles buscándola. —No puedo encontrar a mamá —confesé en cuanto respondí la llamada.
Lo oí suspirar al otro lado de la línea. Sabía que se sentía muy cansado de conversaciones como estas, había mejorado en no llamarlo en los últimos años.
—¿Cuánto tiempo pasó desde que se fue?
Pestañeé con fuerza. No era sólo el frío nublando mi visión. —No estoy muy segura, pero creo que se fue antes de la una.
—¿Se llevó el auto?
—No. Aún está en la cochera.
—¿Dónde est ás?
Frené y me detuve. Me encontraba cerca del parque a casi un kilómetro y medio de mi casa. —Estoy buscándola.
Hubo una pausa, luego Heechul dijo—: Ni siquiera son las ocho, Tae. Probablemente esté en un bar, encontrará la manera de regresar a casa como siempre lo hace. Vuelve a casa y caliéntate.
Miré a ambos lados de la calle, mis ojos buscando a mamá en vano. Conocía todos los bares a los que le gustaba ir, todos a una o dos paradas de autobús de casa, pero fui a todos y no se hallaba en ninguno.
—¿Tae? —dijo Heechul—. ¿Estás ahí?
—No tiene su abrigo, Heechul. — Podía sentirme emocionándome, y tuve que tragar con fuerza sólo para hablar. Me sentía culpable por nuestra discusión, y tan cansada de esto. Quería que mamá viera qué tan casada me sentía. Cuan preocupada y asustada me sentía. Quería que eligiera cuidarme a mí para variar. Quería que dejara de hacer trucos como estos, porque sabía que ella sabía que eran muy duros para mí.
Heechul suspiró de nuevo. — Tae—dijo amablemente—. Estoy más preocupado por ti andando en la oscuridad de lo que estoy por tu madre. Ve a casa, cariño. Estoy en Jersey esta noche, pero iré por la mañana y hablaremos, ¿está bien?
Asentí, aunque no podía verme. Me sentía demasiado ahogada para cont estar. —Estaré allí alrededor de las diez y desayunaremos—me decía Heechul. En el fondo oí la voz de una mujer—. Escucha, tengo que irme.
Mientras que tu mamá no esté detrás de un volante, estará bien. Siempre lo está. Ve a casa, toma un baño, y caliéntate. Puedo oír tus dientes castañeando.
Y luego se fue. Metí mi teléfono en mi bolsillo y miré a ambos lados de la calle otra vez, y ahí es cuando noté algo extraño. Muy lejos por la calle podía oír el ligero retumbar de un motor, pero todos los autos estacionados a los costados tenían las luces apagadas.
La luz de la solitaria farola cerca de mí no me dejaba ver dentro de ningún auto, así que era imposible decir si había alguien dentro de alguno de ellos, pero tenía la punzante sensación de que me observaba alguien más además de Nichkhun y Taecyeon.
Cuando llegué a la siguiente int ersección, hice una pausa en la señal de detenerse y oí ese ligero ronroneo detrás de mí otra vez. Una rápida mirada hacia atrás reveló una gran furgoneta moviéndose hacia mí con sus luces apagadas. Mientras la observaba, la furgoneta se estacionó a un costado y se quedó allí al ralentí de nuevo, como si el conductor no quisiera pasarme antes de ver qué dirección iba a t omar.
Sentí cómo los pelos en la parte trasera de mi cuello se erizaban.
Moviéndome, giré hacia la derecha y pedaleé con fuerza por la calle empinada. Detrás de mí, oí el motor encenderse, y supe que la furgoneta se alejaba del costado y venía a por mí. Pedaleé fuertemente por la colina, y en la intersección giré la bicicleta con un giro reducido y me apresuré hacia la derecha para subirme a la acera.
Agachándome, pedaleé lo más rápido que pude y pasé rápidamente junto a la furgoneta, ganando impulso por la pendiente. Sólo percibí un borroso movimiento dentro de la cabina de la furgoneta mientras pasaba como una bala.
Volviendo a pedalear rápidamente al final de la colina, conduje mi bicicleta por la calle, pasando rápidamente a través del arco de metal que marcaba la entrada al parque. Mirando sobre mi hombro, vi a la furgoneta terminando su incómoda vuelta en la parte superior de la colina, y fue en ese entonces cuando se encendieron finalmente sus luces.
Sabía sin lugar a dudas que ahora me hallaba en problemas, porque la furgoneta rugió bajando la colina directo hacia mí. Miré hacia el frente y pedaleé tan rápido como pude, por fin pasando las barras de concreto que mantenían afuera a los vehículos y marcaban el comienzo del camino. Inmediatamente se sintieron los pozos, forzándome a concentrarme en la ligera luz de mis faros en el terreno.
Pero no me detuve. Porque tenía que concentrarme en el camino de tierra, no pude levantar la mirada para buscar la furgoneta, así que mantuve mis oídos atentos al rugido del motor, y aún podía oír su fuerte estruendo manteniendo mi ritmo en la distancia. Sabía que el conductor seguía mi escape, intentando interceptarme en el otro extremo final del parque. Mi mente zumbaba: ¿qué debía hacer? No había nadie en el parque para ayudarme, y si dejaba de pedalear para llamar a la policía, el conductor también podría detenerse, correr atravesando el césped, y atraparme antes de que siquiera pudiera terminar la llamada.
Luego tuve una repentina visión. Mientras comenzaba a pasar junto a un gran grupo de árboles de hojas perennes, estiré mi mano para apagar mis faros. Perdí de vista el camino y frené lentamente hasta que me detuve, acurrucándome junto al árbol más grande del grupo. Oyendo atentamente, escuché el ligero chirrido de unos frenos y luego el leve ronroneo de la furgoneta detenida. Reuní mi coraje y me bajé de mi bicicleta, llevándola en una línea recta directamente frente a los árboles, manteniéndolos entre la furgoneta y yo mientras me dirigía por el césped a la calle donde estuve cuando Heechul me llamó.
Fue entonces cuando oí el retumbar del motor levantarse y la furgoneta se movió a un ritmo rápido otra vez. Sólo quería subirme a mi bicicleta y pedalear por la calle, pero no podía ver el suelo claramente. Si chocaba con un tronco o una piedra, estaba frita. Me conformé con trotar rápidamente con la bicicleta por el campo abierto, tropezando algunas veces cuando mis pies se encontraban con terreno inestable.
Al final salí a la calle y monté rápidamente mi bicicleta para andar de nuevo. Al final de la calle, me moví justo hacia la primera casa por la que había venido y me acurruqué entre las sombras junto al garaje. En la entrada al parque la furgoneta apareció nuevamente, moviéndose lentamente mientras el conductor me buscaba en el parque. Después de que pasó, salí de las sombras y me apresuré en la dirección contraria, que también era hacia casa. Cuando estuve segura en la entrada, ni siquiera guardé la bicicleta; sólo la apoyé contra la cochera y corrí hacia la puerta trasera.
La dejé abierta porque no sabía si mamá podría meter la llave en la cerradura si volvía a casa, pero cuando atravesé la puerta, la cerré fuertemente y puse el pestillo, luego me recosté contra ella e intenté recuperar mi aliento.
Finalmente, me alejé de la puerta y me encontraba a punto de dirigirme hacia la ventana del frente, cuando tropecé con algo en el piso de la cocina. Oí un gruñido sordo. Retrocediendo a tientas en la oscuridad, mi corazón latiendo rápidamente, encendí las luces y vi a mamá tirada en el suelo, sus ropas en un montón a su alrededor. Murmuró algo incoherente, y luego roncó suavemente.
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