20-06-2015... y más allá
¿Cuándo....Desearías saberlo?
—El camión de la mudanza está aquí, Tae — gritó mamá.
Me encontraba arriba pasando por viejos cuadernos de la escuela, tratando de averiguar cuáles mantener y cuáles tirar. La escuela nos había dejado salir unos días antes, y estaba harta de mirar el montón. Casi había olvidado que una nueva familia iba a mudarse a la casa de la señora Im.
—¿Tae? — gritó mamá de nuevo. Sonreí. Ya no gritaba por las escaleras con impaciencia, y ya no teníamos clientes yendo al cuarto de atrás. Mamá lo había convertido en una oficina para sí misma. Comenzó a tomar algunos cursos para volver obtener su certificado de enfermería, y pasaba mucho tiempo allí estudiando.
—¡Lo veo, mamá! — respondí después de levantarme y echar un vistazo a través de las cortinas.
—¿Por qué no vas y te presentas? — preguntó mamá.
Me di cuent a de que había subido las escaleras y me hablaba desde la puerta de mi habitación.
—¿Por qué no lo haces tú? — le pregunté en broma. En estos días me encantaba mirarla. Su piel brillaba ahora que había terminado con la bebida y los cigarrillos. Incluso había tomado clases de yoga y se había vuelto vegetariana. El centro de rehabilitación la había transformado por completo. De hecho, de acuerdo con la nueva fecha en su frente, 16-08-2065, en realidad le salvó la vida.
Ella sonrió.
—¿Yo? — dijo, mirándose—. Oh, cariño, ¡he estado en el patio y luzco horrible! — Había estado tratando de hacer algo con el jardín en el patio por días, pero gran parte de lo que sucedía era que una gran cantidad de malas hierbas hacía su camino al cubo de basura—. Ve tú primero y me dices si son agradables —insistió.
Tuve la sensación de que no iba a dejarlo ir hasta que le dijera que sí. Rodando los ojos, me rendí.
—Está bien, pero envíame un mensaje en diez minutos en caso de que no pueda escapar.
Mamá se echó a reír, y yo sonreí por reflejo, nunca me cansaba de escuchar su felicidad. Una vez afuera, me quedé cerca de la casa mientras caminaba hasta la puerta de entrada. Esperaba poder clasificar a los vecinos desde lejos antes de caminar hasta ellos. Escuché el sonido de una pelota de baloncesto rebotando en el pavimento, pero no podía ver quién jugaba con ella a través de los pinos que separaban nuestras propiedades.
Tomando una respiración profunda me moví más allá de los árboles y busqué la entrada. Lo que vi me congeló en el lugar. Había una chica apuntando a la canasta encima de la cochera de la señora Im. Estaba con una camiseta sin mangas, con una licra, su cabello suelto y largo con suaves rizos negros.
Me detuve, incapaz de moverme por varios segundos mientras ella lanzaba la pelota y esta caía justo por el aro sin tocar el borde.
—Buen tiro — escuché decir a alguien. Una voz que reconocí.
Giré la cabeza y vi al agente Taecyeon bajando las escaleras de atrás de la casa de la señora Im. Él me vio, y su sonrisa se ensanchó.
—¡Tae! — dijo alegremente—. Me encontraba a punto de venir a presentarte a mi hija.
Mi boca se abrió, pero las palabras no salieron. Tragué saliva y luego dije—: ¿Usted vive aquí ahora?
Taec se rió y le hizo señas a la chica con la pelota de baloncesto para que viniera.
—La compré
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