03-12-2014
¿Cuándo....Desearías saberlo?
Esperé en la Biblioteca Grand Haven por unas horas, luego, en una cafetería bajando la calle de las oficinas, mi rodilla rebotaba todo el tiempo. Estaba ansiosa por pasar la prueba, y mientras los clientes entraban, me encontré mirando a sus frentes, asegurándome de poder ver cada fecha de muerte. Yo podía, por supuesto, pero aun así me tranquilizaba a pesar de la naturaleza macabra de todo.A las dos y cuarenta y cinco me fui de la cafetería y me dirigí de nuevo a la oficina. La recepcionista me dijo que Taecyeon le había dicho que me llevara de regreso cuando llegara, así seguí detrás, a pesar de que me sabía el camino. Taecyeon estaba en el teléfono, de espaldas a nosotras, y por su postura, noté que estaba enfadado.
—Hyuna— gruñó—, ¡si ella quiere vivir conmigo, entonces puede vivir conmigo!
La recepcionista se quedó en silencio y miró a su alrededor, incómoda. Se aclaró la garganta, pero Taecyeon no pareció oírla. —Entonces conseguiré un lugar más grande — ladró—. ¡El acuerdo de custodia dice que tenemos la custodia física conjunta, y si ella ya no encuentra vivir contigo una experiencia placentera por lo que recuerdo, entonces por supuesto que puede vivir conmigo!
Miré alrededor. Por lo que vi, todo el mundo dentro de seis metros de nosotros podía oír a Taecyeon enfrentarse a lo que parecía ser su ex esposa, y todos cuidadosamente mantenían sus miradas alejadas, fingiendo no escuchar. Era una broma. La recepcionista se aclaró la garganta en voz muy alta, una vez más, y la postura de Taecyeon se puso rígida. Nos miró por encima del hombro y dijo—: Me tengo que ir. Hablaremos de esto más tarde. —Mientras colocaba el teléfono en el soporte pude oír la voz aguda de su ex gritándole a través del receptor. Sentí pena por su hija atrapada en el medio.
—Estás de vuelta — dijo como si no esperara que estuviera a tiempo. La recepcionista sonrió torpemente y dijo—: El agente Taecyeon la tomará desde aquí. — Luego hizo una rápida retirada por el pasillo.
—Si usted no está listo... —le dije.
—Está bien. Adelante. — Taecyeon me hizo señas para que siguiera adelante, y entré en su oficina, notando que la mayoría de los artículos en su escritorio habían sido eliminados.
Lo que había sido una superficie abarrotada de papel y archivos y marcos de cuadros, estaba ahora limpio, excepto el monitor de la computadora y una pila de papeles de varios centímetros de espesor. Sobre la primera hoja de papel había una copia a color de un hombre mayor, rodeado de globos. Parecía tener un ligero parecido con Taecyeon. En el lado opuesto de la habitación había varios álbumes de fotos, algunos parecían bastante viejos, y en un trípode había una cámara destinada al costado derecho del escritorio. Ignoré la cámara y me dirigí a la silla, pero Taecyeon levantó la mano.
—¿Tú teléfono, Tae?
Lo saqué de mi bolsillo trasero y se lo entregué. Entonces me quedé de pie con las cejas levantadas hasta que él hizo un gesto para que me sentara. Una vez que tomé mi asiento miré alrededor de la mesa.
—Necesito algo para escribir. Y algo en qué escribir.
Taecyeon se dirigió a la pantalla del ordenador caminando alrededor de modo que su espalda me estaba enfrentando antes de llegar a su escritorio y sacó un conjunto de notas adhesivas y un lápiz.
—Escribe la fecha en la nota adhesiva y colócala en la foto — instruyó. Luego levantó el teléfono y dijo—: ¿Quieres que cuente?
Tomando el lapicero y dejando el conjunto de notas adhesivas en frente de mí, no pude evitar sonreír un poco.
—Claro.
—Tres... dos... uno. Me puse a trabajar.
La pila era interesante. La mayoría de las páginas eran copias en color de lo que supuse eran fotos de familia. Algunos de ellos contenían más de una persona, pero dentro de ese grupo siempre había al menos una persona en círculos, y yo sabía que era en quien Taecyeon quería que me concentrara. No gasté más de cinco segundos por foto — eso es todo lo que tomó. Yo simplemente miraba y escribía la fecha. Cuando llevaba la mitad, vi que Taecyeon había intentado hacerme equivocar con un círculo sobre la foto de una mujer madura — tomada por lo menos varias décadas antes — quien todavía estaba viva. Y lo estaría por tres años más. Anoté su fecha, y junto a ella también escribí Buen intento.
Aparte de eso, sólo una foto realmente se destacaba. Era la imagen de un niño de unos diez u once años con una gran brecha entre sus dos dientes delanteros. Él estaba sonriendo de oreja a oreja y vestía una camisa con un collar de gran tamaño. Su fecha de muerte era 21-01-1974. Había algo extrañamente familiar en él, pero no pude poner averiguar por qué, y como era que estaba preocupada por el tiempo, me obligué a continuar. Después de terminar, dejé el lapicero y me levanté. Taecyeon parecía sorprendido. Miró su teléfono.
—Todavía tienes dos minutos.
Me encogí de hombros.
—No los necesito.
Él miró la pila de fotos con notas adhesivas perfectamente unidas, como si no supiera muy bien qué hacer a continuación.
—Esperaré en el vestíbulo mientras evalúa las fotos. — Y sin decir nada más salí de su oficina y me dirigí a la recepción.
Taecyeon me dejó sentarme allí por un tiempo muy largo; casi una hora y quince minutos pasaron antes de venir por el pasillo en mi busca, y cuando lo hizo, parecía aturdido. Tuve que ser muy cuidadosa para ocultar la sonrisa satisfecha que quería mostrar en mis labios. Dobló el dedo hacia mí, y lo seguí una vez más a su oficina. Luego cerró la puerta y se sentó. Me di cuenta que en la parte superior de la pila de fotos se encontraba la imagen del joven con la brecha entre los dientes.
—¿Cómo lo haces? — preguntó Taecyeon después de una larga pausa. Me encogí de hombros.
—Es algo que siempre he sido capaz de ver.
Me miró de soslayo, esos ojos tan centrados, como si quisiera averiguar el t ruco de magia.
—No es un truco —le dije—. Es real
Taecyeon se recostó en su silla y se pasó una mano por el pelo. — He estado en ello una y otra vez, y no hay forma de que pudieras conocer estas fechas — dijo—. Quiero decir, algunos de estos miembros de la familia murieron hace ochenta años en Irlanda.
Me encogí de hombros.
—He estado tratando de decirle.
Taecyeon tomó la foto del chico.
—¿Sabes quién es? Negué con la cabeza. — Es mi hermano pequeño.
Eso me impactó.
—Se ahogó cuando yo tenía trece años. Ni siquiera sabíamos que había ido al estanque ese día. Quería jugar al hockey como yo. Se ubicó en un poco de hielo fino y no lo sostuvo. Yo fui el que lo encontró.
Me retorcí en mi silla.
—Lo siento.
Él asintió con aire ausente y puso esa foto a un lado sólo para tomar la siguiente, que era la foto de la mujer que no había muerto todavía. — Esta es mi tía abuela Ginny. Vive en Dublín. Tiene noventa y siete, y siempre dice que quiere vivir para ver un centenar. Puso su muerte el dieciocho de marzo del dos mil diecisiete. Ese es el día después de su cumpleaños número ciento uno, y sería exactamente como si la tía Ginny revisara el segundo después de su cumpleaños. Ella hace eso en las fiestas, también.
No pude evitar la sonrisa que curvó los bordes de mis labios. — Así que ahora me cree, ¿verdad?
Taecyeon se rascó la cabeza, sin dejar de mirar las dos fotos en su escritorio — las de su hermano y su tía.
—Te vi como un halcón — dijo en voz baja —. Ni siquiera levantaste la vista. Pasaste por una pila de fotos de cuarenta personas que sé que nunca has oído hablar o visto antes, y que no podías posiblemente haber investigado ninguno de ellos, y aun así no fallaste una sola foto. Ginny tenía que hacerte equivocar, Tae. Y si no lo hacía, entonces saqué fotos de álbumes de fotos familiares de otros agentes, también. Incluso si hubieras investigado a toda mi familia, sé que no podrías haber imaginado al azar las fechas de estas otras personas. Taecyeon luego señaló a la cámara. — Tuvimos un experto en lenguaje corporal viéndote también — dijo—. Un investigador del FBI en Washington D.C., quien es el mejor en el negocio, dice que no puede explicar cómo puedes hacer eso, pero tu lenguaje corporal sugiere que no estás escribiendo estas fechas de memoria. Dice que pudo haber una pausa momentánea mientras pasabas cada foto para recordar la cara y la fecha de tu memoria y que no te detuviste ni una vez, excepto con tía Gin, y piensa que es porque te diste cuenta de que había intentado hacerte equivocar.
Taecyeon se agachó para sacar una carpet a y la dejó sobre la mesa. Abriéndola pude ver varias fotografías — muchas de ellas eran de Yul y de mí en el juego Jupiter.
—Nunca es lo bastante adecuado — dijo, rascándose la barbilla —. El agente Nichkhun y yo hemos estado dando vueltas y vueltas en esto. Desde la primera entrevista con la señora Byun, afirmó que en realidad nunca saliste y la amenazaste a ella o a su hijo, solamente que habías predicho que moriría la semana siguiente. »Y entrevistamos a varios otros clientes tuyos, también, Tae. Nos ha llevado un par de semanas compilar una lista de ellos, pero lo que realmente nos fastidió fue Pat Kelly. ¿Te acuerdas de él?
Asentí. Era un hombre del que había leído por sólo unos pocos días antes de que todo esto comenzara. Había sido muy bueno conmigo, incluso después de que le había dado la mala noticia.
—El dice que había venido a verte el doce de octubre. Su nombre estaba justo antes de Byun en tu cuaderno, por lo que estábamos interesados en hablar con él. Le preguntamos lo que habías dicho, y nos dijo cómo le habías predicho que moriría en mayo. Luego me dijo que acababa de llegar de su médico que le había dado seis meses de vida. Kelly juró que no te dijo o de cualquier manera indirecta que tenía cáncer de páncreas. Lo miré examinándolo, Tae, y no podía decir que estaba enfermo. El tipo parecía saludable como un caballo.
Mientras Taecyeon hablaba, no lo interrumpí. Simplemente dejé que lo entendiera, esperando el momento cuando por fin me dijera que me creía. Taecyeon giró una foto hacia mí, y vi que era de mí y Yul, sentadas en las gradas en el juego de Jupiter, ambas con una amplia sonrisa y pareciendo muy felices. Me di cuenta, que ya sea Nichkhun o Taecyeon habían tomado la foto desde sus asientos en las gradas, y sin darse cuenta habían capturado la últ ima vez que Yul o yo habíamos estado así sin preocupaciones.
—A decir verdad, Tae — continuó Taecyeon —, tú y Kwon no encajan en el perfil de dos asesinas en serie.
La admisión de Taecyeon me dejó aturdida.
—¿Entonces por qué has estado tan centrado en nosotras? — exigí. Suspiró profundamente y se pasó una mano por el pelo.
—Tenemos que seguir la evidencia —dijo—. Y había mucho que apuntaba a ustedes dos.
—Pero tiene que haber cosas que aleje las pistas de nosotras, también — insistí, y para dar énfasis agité mi mano en la pila de fotos que demostraba que había estado diciendo la verdad todo el tiempo.
Taecyeon se encogió de hombros, luego asintió.
—El mismo tipo en D.C. que te vio pasar por las fotos, me envió el perfil psiquiátrico esta tarde de la persona que él piensa que mató a Jessica Jung y Byun Baekhyun , y sólo tuve una oportunidad de leerlo—continuó Taecyeon, y alcanzó una carpeta de manila en el lado de su escritorio y lo abrió—. El informe dice que Jung y Byun fueron definitivamente asesinados por la misma persona, y esa persona era probable que fuera un hombre caucásico solitario entre los treinta y cincuenta y cinco. Un tipo con un montón de rabia reprimida. Un tipo con fantasías enfermas e inteligencia superior a la media. Es probable que sea hábil para guardar secretos, y es muy bueno acerca de cómo ocultarlos a la vist a. Él probablemente tiene un trabajo estable, uno que ha tenido durante años, pero que secretamente odia. Es alguien que tiene una visión distorsionada de sí mismo, un tipo que piensa que está por encima de la mayoría de la gente, y tiene dificultades para hacer duraderas conexiones sociales. Toma su rabia sobre los niños en la adolescencia, porque parece que tiene algún tipo de enfermiza venganza en contra de ellos. Representan una especie de detonante de su ira, y conduce esa ira contra ellos para torturarlos y matarlos. Mi perfilador termina el informe diciendo que es muy poco probable que usted o Kwon sean el asesino.
Sentí una oleada de alivio, pero no quise decir nada más para detener el ímpetu que Taecyeon estaba construyendo, así que simplemente le dejé continuar. Taecyeon puso el archivo hacia abajo y levantó otra foto.
—Sigo regresando a esto —dijo él. La imagen me mostraba entrecerrando los ojos a Jessica, una mirada de asombro en mi cara, y al lado de mí, Yul estaba mirando a la bella animadora con tímida fascinación y adoración. Sus mejillas estaban rojas, y tenía esa sonrisa esperanzada en el rostro. Lucía juvenil y dulce —no mal de la cabeza. Taecyeon golpeó la imagen de Yul—. Ella no se parece a nada más que un niña enamorada—dijo él, reflejando mis pensamientos—. Tuvimos un psicólogo hablando con ella, y nada sobre esa entrevista nos dio algún atisbo de violencia o rabia reprimida. Todo lo contrario, en realidad. De acuerdo a nuestro hombre, el coeficiente intelectual de Yuri es a nivel de genio, pero es humilde acerca de su inteligencia. Y aunque le cuesta un poco ser más social, no parece sostenerlo contra nadie. Así que, Kwon es la mayor joven estafadora que he conocido, o en realidad es una chica tímida, inteligente que intentó advertir a una chica guapa que tenía una cita con la muerte en su cumpleaños. Y tal vez también es una buena amiga que quiere que la gente crea en ti para que las madres no tengan que enterrar a sus hijos.
Me encontré asintiendo.
—Se lo juro —le dije—. Eso es todo lo que era, agente Taecyeon. Yul nunca le haría daño a Jessica o a baekhyun. Ella es la chica más dulce que he conocido. Estaba tratando de encontrar una manera de salvarlos a ambos.
Taecyeon alcanzó de nuevo en su cajón y sacó otro archivo, éste estaba fijado con una banda de goma gruesa.
—Tengo que enviar esto a tu tío hoy —dijo él—. Es toda la evidencia que hemos recogido en contra de Yuri. Una de las mayores piezas de evidencia que encontramos en la escena del crimen de Byun Baekhyu y Jessica Jung es un conjunto de tamaño de doce huellas de botas. Está bastante fangoso en las orillas del río Waliki, y encontramos esas huellas de botas por todo el lugar, que conduce a la carretera. »Siempre me molestó que Kwon llevara una talla nueve en zapat os, y buscamos en su armario. Posee cuatro pares de zapatillas y un par de mocasines de cuero. Sin botas. Pensé que la teníamos cuando encontramos las botas de su padre en el armario de su madre, pero son el tamaño incorrecto, t ambién, y la banda de rodadura equivocada.
Asentí; Heechul me había dicho lo mismo. Además, Yul nunca usaría cualquier zapato en los que no pudiera patinar. Se
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