07-12-2014
¿Cuándo....Desearías saberlo?
Taecyeon se pegó a mi lado como pegatina. Me acompañó en la ambulancia pese a que escuché a alguien decirle que se quedara en casa y diera una declaración. Le había dicho al chico que se callara... o algo así. Había dicho que podrían encontrarlo en el hospital y tomar su declaración allí. Me encontraba tan agradecida que viniera conmigo. Sentí como si me hubieran molido a palos, tanto física como emocionalmente.
Cuando el doctor de la sala de emergencias le ordenó esperar en el lobby, lo miró con frialdad pero murmuró algo sobre necesitar dar su declaración de todas formas. Me prometió volver pronto, y se fue.
Tenía un largo corte en la palma de mi mano, un tajo en mi nuca que necesitaron puntos, y mi hombro necesitó radiografías. Luego pusieron mi brazo en un cabestrillo, pero el doctor no pensaba que habría más daño. Dijo que me darían de alta lo más pronto que encuentren a alguien que me lleve a casa.
Junté mis labios. No quería ir a casa más de lo que quería que mi brazo sanara de nuevo. Pero después de unos minutos, la cortina alrededor de mi cama fue corrida, y la señora Im yacía ahí, usando un abrigo sobre su bata y luciendo más preocupada de lo que alguna vez la he visto.
—¡Oh, Tae! — jadeó cuando me vio. Se apresuró a mi cama y envolvió sus delgados brazos a mí alrededor, abrazándome con suavidad antes de alejarse—. ¡Apenas puedo creer lo que el agente Taecyeon me contaba!
Mi mirada cayó a mi regazo. No sabía qué decir, porque la pesadilla todavía era muy reciente.
—Y aquel pobre policía — agregó la señora Im. Levanté mi barbilla, y me di cuenta que sus ojos brillaban.
—¿Está... muerto? —supuse. Y luego supe cómo Donghae había entrado a mi casa. Había matado al policía y entró por la puerta trasera.
La señora Im secó sus ojos.
—Me entristece tanto su familia, pero al mismo tiempo, estoy aliviada y agradecida que todavía estés con nosotros, Tae. — Elevó su mano y acarició mi cabello—. El agente Taecyeon dice que puedo llevarte a mi casa después que obtenga tu declaración. Pero si no estás lista, entonces le diré que espere hasta que hayas descansado.
Tragué con fuerzas, y tuve que secar mis propios ojos. — Gracias, señora Im. Creo que puedo hablar con él ahora.
Lucía como si quisiera convencerme de lo contrario, pero luego Taecyeon abrió la cortina y se situó junto a la señora Im.
—¿Cómo está ella? — le preguntó.
La señora Im me sonrió con orgullo y guiñó el ojo.
—Es la hija de su padre, agente Taecyeon. Y él tenía el corazón de un héroe. — Luego le dio una palmadita en el pecho, y dijo—: Mejor los dejo hablar. ¿Podría encontrarse conmigo en el lobby cuando Tae esté lista para irse?
—No nos demoraremos mucho tiempo, señora Im — prometió Taecyeon. Una vez que se fue, me sonrió también—. Es dura de roer, ¿eh?
Encontré las esquinas de mis labios curvarse. — Es bastante genial.
Taecyeon echó un vistazo a los alrededores y agarró un taburete justo afuera de la cortina. Acomodándola para sentarse, sacó una pequeña libreta y dijo—: Cuéntame qué sucedió esta noche, Tae.
Le conté. No me llevó mucho tiempo. Había estado sola con Donghae en mi casa por diez minutos. Sólo se sintió como una eternidad. Cuando terminé, tenía mis propias preguntas para Taecyeon.
—¿Cómo supo? — le pregunté—. ¿Cómo supo que tenía que ir a casa?
Taecyeon se encogió d
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