Capítulo 2

 

Dara dejó caer los papeles al suelo inmediatamente, levantando las manos en señal de rendición. Su mano derecha aún agarraba la pistola, pero no se atrevía a tirarla.

 

“Por favor, no me hagas daño. Solo busco a mi hermano, no quiero hacer nada raro.”

 

Cerró los ojos con fuerza y maldijo mentalmente la situación. Se había preocupado tanto por los infectados que no había pensado en las personas. Sus nervios aumentaban a cada segundo que pasaba y el notar el cañón de la pistola en su piel no ayudaba en absoluto. La persona detrás de ella, una mujer por la voz, rio por lo bajo.

 

“Eso es lo que dicen todos, bonita. ¿Cómo quieres que te crea? Si quieres que no te mate tendrás que darme algún motivo para no hacerlo.”

 

Notó cómo le empezaban a escocer los ojos e intentó parar las lágrimas, lo que le faltaba era ponerse a llorar ahí en medio. Con el índice de la mano izquierda señaló lentamente la mochila que había dejado junto al archivador anteriormente.

 

“Eso es todo lo que llevo, puedes registrarlo si quieres, o quedarte con todo, me da igual.”

 

La falta de respuesta le dio a entender que la mujer se lo estaba pensando, pero tampoco quería confiarse, ya había hecho eso demasiadas veces ese día.

 

“Deja la pistola en el suelo despacio, y cuando te avise ve hacia la mochila y vacíala para que vea lo que lleva dentro.”

 

Dara asintió sin rechistar y tal como le había pedido, se agachó despacio y dejó la pistola. Rápidamente subió las manos de nuevo para que no se pensase que fuese a hacer nada raro.

 

De nuevo lentamente, dio varios pasos hasta situarse junto a la mochila. La cogió y se giró para poder enseñar las cosas. Levantó la mirada y observó por primera vez a quien le amenazaba.

 

Le sorprendió ver que no era nada más que una chica. Tenía toda la pinta de ser menor que ella, bastante de hecho. Era asiática como ella y llevaba el pelo rojo y un poco por encima de los hombros. Aun así su mirada era fría y decidida, no podía subestimarla por su edad.

 

Abrió la mochila y sacó con cuidado la comida y la ropa entre las otras cosas que había guardado, como una linterna y baterías de sobra.

 

Una vez terminó volvió a mirar a la chica, que aunque seguía apuntándola, tenía la vista puesta en los objetos. Parecía estar sopesando si merecía la pena llevarse algo o no. Teniendo en cuenta lo preparada que parecía estar, Dara supuso que tendría provisiones de sobra.

 

Sin hacer movimientos bruscos, se puso de pie. Se sentía más que inquieta. Su vida dependía de lo simpática que se sintiese la chica. El silencio le hacía sentirse aún más nerviosa, así que decidió tentar a la suerte un poco e interrumpirlo.

 

“Bueno, ¿me crees ahora? Como puedes ver no llevo mucho…”

 

La chica levantó una ceja y volvió a fijar su mirada en Dara, como si se hubiese olvidado de que seguía allí.

 

“Nada me asegura que no tengas a ninguna otra persona dando vueltas por aquí.”

 

Dara estuvo a punto de chillar de la frustración. ¿Cómo podía demostrarle que estaba diciendo la verdad? Se frotó la cara con las manos, la cabeza estaba empezando a dolerle ya. Estaba harta de la situación. Levantó la cabeza decidida a decirle un par de cosas cuando de repente pudo ver la cara de un infectado justo detrás de la chica.

 

Podría haber gritado, o simplemente podría haber dejado que atacase a la chica y así librarse de ella, pero Dara no era así. Su profesión era curar personas y llevaba haciéndolo todos los días durante casi cuatro años, así que su primer instinto fue saltar hacia la chica.

 

Estaba claro que no se lo esperaba. Se limitó a abrir los ojos de la sorpresa y a ser empujada por Dara. La pistola se le escapó de la mano y acabó a varios metros.

 

Había conseguido apartarla del trayecto del infectado, pero eso significaba que ahora ella estaba a su alcance. Tirada en el suelo, tanteó con las manos su alrededor, sin apartar la mirada de la criatura. Cuando sus manos no encontraron nada, comenzó a asumir que esta vez sí iba a morir. Había estado en peligro muchos momentos durante ese día, pero este parecía ser el definitivo.

 

Sin poder apartar la mirada de su enemigo, Dara pensó en Sanghyun. Al menos ahora podría reencontrarse con él. O eso esperaba. En cuanto notó el aliento del infectado en su cara, cerró los ojos con fuerza, esperando el dolor.

 

Sin embargo este nunca llegó.

 

Escuchó un ruido húmedo y notó como unas gotas le salpicaban la cara. Tras unos segundos se atrevió a abrir los ojos y se encontró a escasos centímetros del infectado, el cual tenía un cuchillo atravesándole el cráneo.

 

Subió la mirada y ahí estaba la chica, mirándola con seriedad. Con un movimiento seco sacó el cuchillo de la cabeza de la criatura y lo sacudió para limpiarlo un poco. En ese momento Dara se dio cuenta de que lo que le había salpicado la cara era la sangre del ser.

 

Antes de que pudiese decir nada, la chica la agarró del brazo y tiró de ella para que se levantase.

 

“Está anocheciendo ya, ese infectado era más rápido de lo normal. Tenemos que salir de aquí ya.”

 

La chica habló con fuerza, dejándole claro que no había otra posibilidad. Dara se limitó a asentir y a colgarse la mochila. Recogió su pistola, fijándose en que ella había cogido la suya también. Una vez tuvo todo la miró y volvió a asentir.

 

“Es posible que el ruido haya atraído a más infectados, así que tenemos que ir con cuidado. Yo iré delante, tú sígueme y vigila que no aparezca ninguno por detrás de nosotros. Vamos a salir y a rodear el almacén. Conozco un sitio seguro cerca de aquí. ¿Todo claro?

 

La chica miró a Dara expectante, esperando a que le respondiese.

 

“Sí, todo claro.”

 

Al obtener su respuesta, se giró para ponerse en marcha, pero antes de eso Dara le tocó el brazo, consiguiendo que volviese a mirarla.

 

“Me… Me llamo Dara.”

 

La chica levantó la ceja, aunque por unos segundos su cara pareció indicar que había encontrado graciosa la interrupción.

 

“Minzy. Ahora vámonos, no podemos perder más el tiempo.”

 

Esta vez las dos se pusieron en marcha de verdad. Tal y como Minzy había dicho que hicieran, ella se ocupó de abrir camino mientras que Dara vigilaba la retaguardia. Por suerte no parecía que hubiese muchos infectados por la zona, y Minzy tan solo tuvo que utilizar su cuchillo un par de veces. Dara se alegró mentalmente de no tener que enfrentarse a nada, creía que había quedado bastante claro a lo largo del día de que aún no estaba preparada para ello. Aunque debería mentalizarse pronto, no podía seguir así.

 

Salieron del almacén y lo rodearon escondiéndose detrás de los coches, agachándose y caminando despacio cada vez que era necesario. Minzy se movía con la seguridad y agilidad de alguien que hacía eso a menudo. Sus movimientos eran fluidos y elegantes. Dara no puedo evitar pensar que en otro universo en el que no existiesen los infectados, Minzy podría haber sido una gran bailarina.

 

Al llegar a la espalda del edificio, Minzy le señaló un camino que llevaba a otros edificios más pequeños.

 

“Tenemos que ir por ahí. El camino es estrecho así que no hay mucho donde cubrirse. Tenemos que ir con más cuidado, y si aparece un grupo de infectados, tenemos que correr.”

 

Minzy pareció darse cuenta de lo desplazada que Dara se sentía en esos momentos. Se notaba que no tenía práctica ninguna. Chasqueó los dedos para conseguir la atención de Dara de nuevo.

 

“Eh, ya falta poco, ¿vale? En nada de tiempo estaremos seguras y podrás descansar un poco. Parece que te hace falta.”

 

Sin esperar a que contestase, le hizo un gesto a Dara para que la siguiese. Dara fue detrás de ella sin quejarse, consciente de que Minzy era su única oportunidad de sobrevivir a la noche.

 

Sanghyun le había contado historias de sus expediciones, algunas más siniestras que otras, pero nada se comparaba a vivirlo en persona. El respeto que ya de por si le tenía a su hermano aumentó, y deseó poder llegar a decírselo en persona algún día.

 

Dejaron atrás los coches y salieron corriendo hasta llegar a los edificios. Una vez allí se apoyaron contra la pared y volvieron a caminar despacio, atentas a todos los posibles caminos por donde los infectados podían aparecer.

 

Minzy le señaló con la mano el último edificio, más pequeño que el resto. Dara asintió entendiendo lo que Minzy quería decir. Tenían que llegar hasta allí.

 

Estaban empezando a acelerar el paso cuando escucharon unos pasos que se acercaban a gran velocidad a donde estaban. Minzy frunció el ceño y enfocó la vista en el origen del ruido, pero la oscuridad no le dejaba ver nada. Tampoco era necesario, sabía perfectamente lo que era.

 

“¡Mierda! Nos han encontrado. ¡Corre!”

 

Cogió el brazo de Dara y le dio un tirón. Ambas comenzaron a correr con todas sus fuerzas, pero los pasos y gemidos del infectado se escuchaban cada vez más cerca.

 

Dentro de que todos los infectados eran más fuertes y rápidos de noche, algunos de ellos destacaban sobre el resto. Algunos pensaban que esto se debía a que ciertas personas tenían mejores habilidades físicas que otras y esto se mantenía al ser contagiados y convertidos en infectados, pero tampoco había sido confirmado. Nada lo estaba.

 

Dara notaba como el pecho le dolía del sobreesfuerzo, y poco a poco se quedaba atrás. Le gustaba el ejercicio y a de vez en cuando salía a correr por la Comunidad, pero llevaba mucho tiempo sin dormir en condiciones y llevaba un día agotador tanto mental como físicamente.

 

Se concentró en seguir adelante e intentar mantener el ritmo. Intentó ignorar el ruido que aumentaba a cada instante cuando un reflejo a lo lejos llamó su atención.

 

Antes de que pudiese descubrir lo que era, notó como algo pasaba casi rozando su cara y explotaba contra el infectado que las perseguía. Jadeando, giró la cabeza y vio como el cuerpo sin cabeza caía al suelo. Volvió a mirar hacia el frente y suspiró de alegría al ver la puerta del edificio a pocos metros de ellas.

 

Minzy llegó antes y abrió la pu