- ¿Y sólo desaparecieron? ¿Cómo si nada? – Soo me miró insinuando que estaba loca. Yo sólo me enrollé más en mi misma y me tapé con la manta que había en el sillón.

 - Sí. Como si se hubieran tele-transportado o algo parecido. – Miré a Soo que tenía sus ojos entrecerrados y una mueca en sus labios. - ¿En qué piensas?-

- En que estás loca y todo eso era tu imaginación. – Me miró fijamente y luego se fue caminando hacia su habitación.

Yo no estaba loca y eso no había sido mi imaginación. Me paré indignada y caminé hasta su habitación, Soo estaba sacando los libros de su bolso. Probablemente pensaba hacer su tarea.

- ¿Por qué lo inventaría Soo? Eso no tiene sentido. – Por debajo de la manta, que todavía estaba en mí, puse mis manos en mi cintura.

- Probablemente lo hiciste porque estas convencida de que esa chica tiene algo mal. – Subí mis cejas.

- ¿Cómo voy a saberlo si sólo la conozco desde hace un día? – Ella revoleo los ojos y agarro sus libros mientras se sentaba en la cama. – Es más, ni siquiera la conozco. Sólo sé su nombre porque la otra chica la menciono-

- ¿Estás segura que se llama así? Porque tal vez también lo inventaste, junto a lo demás. – La miré mal.

- ¿Acaso ahora eres psicóloga? ¿O tienes poderes mágicos? ¿Cómo estás tan segura de que lo invente? – Ella me miró rindiéndose.

- No lo sé. Simplemente estoy diciendo que tal vez, tu subconsciente te traicionó y tu imaginaste todo eso Fany. ¿Por qué te acosarían esas chicas que ni siquiera conoces? ¿O por qué ella te defendería si tampoco te conoce? – Me miró con sus ojos como diciendo “pobrecita la loca lunática tengo que meterla a un loquero antes de que empiece a escribir las paredes” y me quedé callada unos segundos, pensado.

 Sólo por un instante, y nada más que por un instante, consideré lo que estaba diciendo. Es decir, no era la primera vez que me pasaba. Una vez, cuando era más pequeña en el orfanato, había soñado que me había adoptado una familia y al otro día cuando me desperté hice mis maletas y me despedí de Soo como si de verdad fuera verdad, estuve todo el día esperando a que me llamen y ni siquiera fui a las clases, cuando llegó la noche fui a la oficina principal y me dijeron que eso nunca había pasado.

Pero esto no era de esa manera, es decir, no me podría haber dormido yendo al salón de Biología. Tal vez si desmayado… Pero nunca he escuchado un caso de alucinación en medio de un desmayo. La gente se desmaya y no sueña, es la ley de la vida, ¿no? Pero, en el hipotético caso de que hubiera sido un sueño, fue tan real. Sentí el tacto de las dos chicas en mí y su respiración cerca de mí, su calor corporal, los ojos de Taeyeon viéndome. Los escalofríos que me recorrieron el cuerpo cuando ella habló mientras me miraba a los ojos.

Sacudí la cabeza. No había sido un sueño, no sabía cómo ni por qué, pero estaba muy segura de eso.

- No lo sé Soo, ¿de acuerdo? – Contesté a su pregunta. – Pero no fue un maldito sueño. Y tampoco lo inventé. – Salí de su habitación y sentí sus gritos detrás de mí.

- ¡NO TE ENOJES CONMIGO, SÓLO SON HIPÓTESIS! – Cerré la puerta en un gran portazo y me tiré en mi cama mientras veía el techo.

Jeonju, maldito pueblo. Vas a volverme loca.

(…)

Al día siguiente me desperté por mí misma gracias a la alarma de mi celular, me bañe y me cambié sin ningún tipo de grito, ni exigencia por parte de mi mejor amiga. Abrí la puerta y me preparé el desayuno. Sólo a mí. Porque sí, seguía enojada con Soo. Yo estaba en crisis y ella lo único que hacía era llamarme loca y decirme que tenía alucinaciones

Pues disculpa, supuesta mejor amiga, pero yo estuve ayer allí cuando me contaste sobre el maldito Siwon y lo bueno que era.

Tomé una cucharada de cereal y la metí a mi boca con mucha brutalidad. Hice el doble del ruido normal que hacen los adolescentes cuando comen cereal porque estaba enojada y me estaba desquitando con mi preciada comida.

Tiffany, la comida siempre ha estado para ti, no le hagas esto.

Sólo por ese pensamiento relaje mi mandíbula un poco. Soo entró en la cocina luego de unos veinte minutos. Seguía en pijama y apostaba a que ni siquiera se había bañado. Me miró sorprendida.

- Esperó que esto pase todos los días. Es decir, es un milagro que no haya tenido que gritarte para que te despiertes. Lo has hecho antes que yo. – Yo metí otra gran cucharada de cereal en mi boca y hable como si la leche no estuviera esparciéndose por toda mi cara.

- No estés tan segura, tal vez te contagié la locura y ahora estás teniendo una alucinación. – Ella revoleó los ojos y tocó mi hombro mientras se acercaba.

- No seas tonta Fany… - Tomó una servilleta de papel y me la dio.- La locura no se contagia-

Abrí mi boca con indignación, dejando que todo mi desayuno se esparciera por mi ropa mientras veía caminar a Soo hacia el baño.

Maldita perra que tengo de mejor amiga.Ahora debía cambiarme de nuevo.

Me cambié, otra vez, y tomé mi desayuno tranquilamente mientras Soo tardaba media hora en hacer todo lo que hacía por las mañanas. Agradecí a Dios por poder haberme despertado temprano porque si no llegaríamos tarde. Aunque eso no sería nada impropio de mí, a decir verdad.

(…)

- Vuelve a repetirme por qué tu pequeño noviecito no puede llevarnos a la escuela con su auto. – Dije mientras pateaba una roca que caía en frente de Soo, rogué que la pateara para que yo pudiera seguir con mi