" Nuevo día, nueva escuela, nuevos amigos..."
*Kim Taeyeon* ©-¡FANY! - Oh. Por. Dios. No otra vez.- Fany, juro que si no te despiertas voy a tener que meter tu sucio trasero en la sucia ducha por mí misma, y sabes muy bien que lo haré. - Abrí un ojo y vi a Sooyoung mirándome con sus manos en sus caderas.
- Hola - Saludé con una media sonrisa y volví a cerrar los ojos.
- Es en serio, sabes que este metro setenta puede patear tu trasero cuando quiera, levántate. Nuevo día, nueva escuela, nuevos amigos...-
- Misma yo - La interrumpí volviendo a poner mis sábanas en mi cabeza.
- Noooo... - Alargó con tono divertido sacando las sábanas de mi cabeza.
Maldito sea el día en que decidí vivir con Sooyoung.
- Nueva tú. No quiero negativismo, ni quejas. No quiero que mires mal a las personas y no quiero que estés de mal humor en las mañanas-
- Pues creo que va a ser imposible cumplir tus requisitos, mi queridísima Soo, ya que sería cambiar mi manera de ser y como tú siempre dices "Si no te gusto, vete a la mierda." - Finalmente caminé hacia el baño, ella me siguió.
- Eso sólo aplica a chicos con malísimo gusto, es decir, ¿A quién no le gustaría esta belleza? - Mientras abría la ducha, ella posó y yo la miré fijamente.
Tacones de aguja, que la hacían ver tres veces más alta, sus piernas eran largas y doradas. Llevaba un vestido estampado con flores de todos los colores, el pequeño collar que le había regalado cuando nos hicimos mejores amigas y su pelo castaño estaba perfectamente ondulado.
- ¿A la gente normal? - Ella me miró mal y salió del baño para dejarme ducharme. Quité mi ropa y la dejé en el cesto. Me metí en la ducha y automáticamente me relaje.
Esto es bueno. Esto es realmente bueno.
Luego de quince hermosos minutos bajo el agua caliente, salí y enrollé una toalla en mi cuerpo y otra en mi pelo. Caminé a la habitación y vi a Soo maquillándose en frente del espejo. Le sonreí a través de él y ella arrugó su nariz.
- Eres una exhibicionista, puedes ir presa por eso-
- Claro que no si estoy en mi propio departamento.- repliqué.
Tomé unos jeans ajustados, una camiseta suelta con el número '23' que dejaba al descubierto la mayor parte de mi espalda y saqué la toalla de mi cabello. La dejé tirada en el suelo y me metí de nuevo en el baño.
- ¡HEY! ¿Puedes dejar de ser desordenada por una vez en tu vida? Llevamos aquí tres meses y te he dicho más de mil veces que no tires las malditas toallas en el suelo-
Reí mientras me ponía mi ropa interior limpia.
- No soy desordenada, iba a levantarla luego. Llevamos aquí tres meses y tú no puedes dejar de darme órdenes sobre cosas que haré dentro de cinco minutos-
- Pues espero que en cinco minutos esa toalla no esté en el suelo, porque yo no pienso levantarla-
Mentira. Podría apostar a que ya lo había hecho.
Me sequé el cabello, me puse mi maquillaje liviano de t
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